Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
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INTERVIÚ A D. EUGENIO D'ORS
(Juventud, Madrid, año I, núm. 6, 15-V-1928, pp. 3-4)
Acompañado de nuestro director fui a interviuvar al gran literato.

Inmediatamente nos recibió con gran simpatía y amabilidad.

Su despacho se ve lleno de libros y papelotes. Las paredes cubiertas de varios dibujos y con estantes para libros dan el aspecto de sala de trabajo.

Entre las numerosas obras que el Sr. D'Ors tiene encuentro: la Historia del mundo en la Edad Media, Vida de Benvenuto Cellini, Platonism, por More, La Filosofía de la Lealtad, por Royce, Historia Literaria de Hollam's, Leonardo Vinci, Jacques Callot y después novelas del día por Pérez de Ayala, Pío Baroja, Azorín, Ciges Aparicio, Gómez de la Serna, Blasco Ibáñez y muchísimos más.

Empecé a interrogarle.

—¿Entre los Museos nacionales, qué lugar cree que ocupa el Prado?

—Es sin duda uno de los primeros del mundo y habrá pocos que sean tan sostenidos por el interés de la gente. Un domingo cualquiera, nos dice, si visitáis el Museo fijaos en el suelo, debajo de la vitrina que hay en la sala, a la izquierda de la entrada; como por la mañana el Museo ha sido limpiado, se ve la diferencia de aquel pedazo con los demás por las huellas que ha dejado el tránsito.

—¿Qué opina sobre el cubismo pictórico?

—Cuando vosotros lleguéis a mayor edad ya no quedarán rastros del cubismo, que ha sido como <…> una etapa de la pintura que era demasiado alegre. Como un Carnaval.

—¿Cuáles son los libros más recomendables para ir formando la cultura de un muchacho?

—Yo diré lo que me fue más útil a mí, que fueron unos tomos de ilustraciones antiguas; la cultura hay que irla buscando, dejando mucha parte al azar, y en esto vale siempre aquella parábola bíblica: del que salió a buscar los borricos de su padre y volvió con un reino.

—¿Cómo ganó su primera peseta?

—Es una historia bastante curiosa. La gané con otras cuarenta y nueve, haciendo una litografía para cubierta de una pieza de música, porque resultó que le gustaba a un señor mejicano que había compuesto un baile que llamaba «¡Hua hua zumba!»

—¿Tiene usted aficiones políticas?

—Sí, pero me aguanto.

—¿Recuerda alguna anécdota con relación a sus estudios?

—En un examen de Historia del bachillerato me tocó la de Polonia. Pero yo sólo recordaba que cierto rey había muerto como tantos reyes han muerto en el mundo. Como esto me pareció poco, inventé en el acto mismo del examen una frase sublime muy heroica, asegurando que este señor la había pronunciado al morir. En premio al heroísmo del rey me dieron sobresaliente.

—¿Cuál es el momento de la Historia de España en el que reconoce mayor esplendor?

—Ocurre al recorrer en excursiones el territorio de España que uno advierte que la mitad de las losas antiguas que en Españan subsisten han sido hechas en el siglo XVIII. Este siglo en España ha hecho los caminos, los puentes, los arsenales, las salinas, los trajes populares, la mitad de las canciones populares, las Academias, las Sociedades de amigos del país y los toros.

—¿De no haberse dedicado a la vida intelectual, como obrero, qué oficio prefiere?

—La alfarería. No hay nada tan admirable como modelar una jarra y tornearla.

—¿Entre las capitales que conoce, cuál es la que ofrece mayor encanto al turista?

—Para trabajar las de Holanda, para descansar las de Andalucía, para combinar el trabajo con el descanso París.

—¿Qué deporte prefería a nuestra edad?

—Nadar, viajar y hacer cuadros sinópticos.

—¿Qué le parece nuestro periódico?

—Vuestra revista está muy bien, pero no deberíais publicar la relación de crímenes y sí perseguir hasta el último extremo los adornos tipográficos de mal gusto. A las imprentas no hay que dejarlas vivir, quitando cosas, siempre quitando cosas; mientras menos adornada esté una cosa más elegante es. Hay un verso admirable de Rubén Darío que dice:

«¡De desnuda que está brilla la estrella!»

Dí por terminada mi labor, saludé muy cordialmente a D'Ors dándole mis más expresivas gracias, no sólo por haber constestado a mis preguntas, sino por dedicarme una obra suya.

Puede estar seguro D. Eugenio D'Ors que siempre tendré un recuerdo muy agradable de nuestra entrevista.
Rafael Gasset y Dorado (alrededor de 13 años)

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Última actualización: 16 de febrero de 2006