Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
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"UNA CONVERSACIÓN CON EUGENIO D'ORS. EL ‘GLOSARIO’ SE ENSANCHA EN ‘ORBIS PICTUS’"
(La Gaceta Literaria, Madrid, 1-I-1930, p. 11)
Lanzada la noticia de la próxima iniciación de la publicación de las obras de Eugenio d'Ors, y por si este solo hecho no revistiese ya un máximo interés, el título añade un nuevo incentivo a la devota curiosidad del lector español. La circunstancia de que, al decidirse a la publicación de sus obras, el autor de La bien plantada las agrupe bajo la misma denominación Orbis Pictus, pintura del orbe, que adoptó Comenius para sus libros, los primeros en que se empleó en pedagogía la enseñanza gráfica, desvela la ávida apetencia y la pluralidad temática que desde un principio adquirió la obra de Ors, proyectada hacia todas las inquietudes del espíritu.

Por todo ello, rindiendo tributo tanto a la actualidad como a la categoría, nos ha parecido oportuno hacer algunas preguntas a Eugenio d'Ors en relación con este próximo acontecimiento editorial.

Van adjuntas sus respuestas, extractadas hasta donde cabe, y conservando, hasta donde es posible, su sabrosa enjundia:

—¿Qué motivos le han llevado a realizar la iniciativa de la publicación de Orbis Pictus?

—En realidad, y deseo hacerlo constar con toda justicia, la iniciativa se debe a Pedro Sáinz, tan alejandrino en el gusto por la síntesis compiladora, como Heraclio en la tarea de la fundación esforzada. Yo le hablaba únicamente de la publicación de la continuación del Glosario; él presentó las cosas con la alternativa de un todo o nada, y yo, no sólo cedí, sino que me fui aficionando a esta idea y a su gustoso placer.

—¿Entonces se trata de la publicación de las obras completas?

—La idea de "Obras completas" confieso que me asusta un poco. Parece incluir una cierta actitud provecta y tiene más de mirada al pasado que de proyección sobre el futuro. No se aviene con mi disposición actual, no considerando terminada mi obra, sino en plena función dinámica. Por eso he soslayado el calificativo de obras completas para darme a mí mismo tiempo de irme acostumbrando. Aparte de esto siento un gusto especial por estas tareas de revisión que aumentan la idea de conciencia y, por tanto, de lucidez. Además, como la colección Orbis Pictus está pensada de tal suerte que en ella lo nuevo se irá ligando a lo antiguo, yo no veo en ella un aire de estante de biblioteca o vitrina de museo, sino que la considero como un organismo vivo donde las adquisiciones del futuro se injertan en el caudal constituido por el pasado.

—¿Qué grandes direcciones abarcará la colección?

—Puede decirse que, en realidad, no escribo, ni he escrito más que tres obras: una en la que quisiera exponer mi pensamiento reducido a unidad, es decir, a sistema de filosofía y voy dándola en lecciones; cada lección, un capítulo. Contrariamente la segunda obra se encara, no con una exigencia de unidad, sino con la libre diversidad del mundo y de la vida; este es el Glosario. La tercera obra se refiere a una lucha, que podríamos llamar pública, por la Cultura, y que iniciada en Cataluña se ha extendido ya, en sus andanzas y aventuras, por otras tierras.

—¿En Orbis Pictus se incluirán obras relativas a cada una de estas cardinales orientaciones de su labor?

—Naturalmente; se alternará en dicha colección la varia labor, procurando que el conjunto recoja los distintos aspectos a que ha respondido mi esfuerzo tantos años.

—¿Qué criterio se guardará respecto a obras de usted aún no publicadas en castellano?

—Un aspecto especial, dentro del problema de la ordenación de la unidad del conjunto, viene dado por las obras no escritas originariamente en castellano y también por aquellas otras que, aún habiéndolo sido, se han visto exclusivamente publicadas en lengua extranjera, con el original, que nunca ha pasado en ellas de manuscrito, perdido, extraviado, disperso y, por decirlo así, consumido... Más de uno de mis trabajos ha podido recordar, en este detalle singular de su elaboración, lo que, en el oficio de las fundiciones, se llama reproducción a cera perdida, donde el modelo perece abrasado, en beneficio de la estatua en bronce. Este es el caso, por ejemplo, de la reciente Vie de Goya, publicada exclusivamente en francés por la Nouvelle Revue Francaise, de cuya versión, debida a M. Carayon, un hispanista emérito, se están ahora sacando las diferentes traducciones a otras lenguas europeas. Los primeros capítulos de esta obra habían sido traducidos por Valery Larbaud, que tuvo la idea de que fuese yo quien escribiese el libro y que, a principios del año pasado, simultaneaba su trabajo de versión con la del laberíntico Ulysse, de Joyce... Por cierto, que nunca le perdonaré a Joyce el haberme privado de tan selecto intérprete. Porque culpa de Joyce fue, y de su enrevesada manera de escribir, la enfermedad que al pobre Larbaud sobrevino, hija de la fatiga extrema que el penosísimo trabajo sobre un texto, que sólo hasta cierto punto puede llamarse inglés, le procuraba... Sí, culpa de Joyce, y no mía. ¡Lo mío, por más que se ande diciendo y bromeando por ahí, era de claridad meridional! No digo ya al lado del Ulysse, sino de cualquiera de los relatos biográficos incluidos en la colección de la N. R. F. La prueba es que, con una unanimidad verdaderamente demostrativa, todos los críticos extranjeros que han hablado del citado libro y de los míos anteriores, vertidos a lengua francesa, han creído hallar ocasión de encomio ante la nitidez de la interior economía de esas obras y de la expresión en que el pensamiento se revelaba.

—¿Son muchas las obras que le han sido traducidas a otros idiomas?

—Estas traducciones han empezado por las obras relativas al Arte, iniciada por la de Tres horas en el Museo del Prado, que tradujeron y prologaron con gran conocimiento de causa Juan Sarrailh y Madame Sarrailh. Actualmente, M. Sarrailh profesa en Madrid con la misma elegancia y conocimiento de causa que él y Madame Sarrailh pusieron en la traducción de mi obra.
—¿Y en el aspecto filosófico...?

—A la traducción de las obras de estética ha empezado a seguir la de las filosóficas, iniciándose ésta por la de aquellos trabajos que más cercanamente tocan a cuestiones políticas o al estudio teórico y polémico de la Cultura... La primera publicación de este orden ha sido, pocos meses ha, la de Coupole et Monarchie por los Cahiers d'Occident de París. El combate por la universalidad y la pugna contra las estrecheces nacionalistas han hallado expresión, también en Francia, con la publicación de los Jeux de Rome et de Babel, por la Revue des Vivants. Esta revista me ha designado para formar parte del Jurado en el concurso para el gran premio internacional que ofrece a la mejor memoria para el estudio de la organización de los Estados Unidos europeos. Por cierto, que el plazo del concurso acaba de cerrarse, y he de ver ahora, en París, cómo se entiende que el Jurado entra en funciones.

—¿En este mismo aspecto qué otras actividades de usted han tenido repercusión en el Extranjero?

—Los trabajos sobre teoría de la Cultura han hallado sobre todo traductor en Alemania. Allí se imprime estos días, a cargo de la Europaeische Revue, un trabajo sobre las Perspectivas de la Cultura en el siglo XX y otro, traducido por el doctor Sthothoefer, de Francfort, sobre el concepto de Nación.

—¿Se trata de esfuerzos coordinados con alguna organización cultural...?

—El movimiento de las Uniones Intelectuales ha prestado apoyo a muchas de estas concepciones, por las cuales -añade con cierta pulida vehemencia- quizá un sentir español se derrama en el ancho mundo. Ya sabe usted, por otra parte, que esta manera de pensar no es en mí reciente ni hija del favorable ambiente que encuentra en el actual espíritu europeo. En la hora menos propicia, en medio de la atroz ruptura de la Gran Guerra, recuerda usted que hube de fundar, solo entre la indiferencia y hasta los denuestos, el grupo de los que llamé entonces "Amigos de la unidad moral de Europa", y elaborar su programa.

—¿Otras traducciones?

—En este momento se prepara, en algún núcleo universitario, el trabajo de traducción y comentario acerca de otros grupos de los que forman el acervo de mis especulaciones de filosofía y hasta de lo relativo al sistema, sobre el cual trabaja, adoptando la forma fecundísima del diálogo, el ardor nunca bastante alabado de Frederic Lefevre... De la labor propiamente literaria están a punto de aparecer las primeras muestras, un Jardin des Plantes, compuesto de narraciones traducidas admirablemente por Jean Cassou. Esto es lo primero en libro; antes habían venido, publicadas en revistas, la Oceanografía, por Francis de Miomandre; el Caboche, por M. Legrand; los Bodegones, por Valery Larbaud... Una antología, que ha de publicarse en Italia, corre a cargo del excelente escritor Mario Puccini.

Noticiosos de la labor que como profesor y conferenciante va a reanudar Eugenio d'Ors, abordamos este tema, y aludiendo a las facilidades de comunicación a que ha llegado con gentes de varias lenguas y países, nos dice algo por este estilo:

—Siempre tengo presente a este propósito, el que dicen milagro de nuestro San Vicente Ferrer, quien era de alma tan ardorosa que, predicando en tierras extrañas y ante gentes de distinto origen y lenguaje, no sólo parece que se daba a entender a la vez de todos, sino que se asegura era tal comprensión tan completa que, el sermón terminado, cada uno aseguraba y porfiaba haber sido la suya propia la lengua que había hablado el santo. Lo que no he afrontado aún, en estas conferencias, son públicos de lengua inglesa. Acaso pronto me atreveré, aunque, por muchas razones, me asustan las invitaciones que proceden de los Estados Unidos. ¡Pero Cuba, donde también debo profesar, está tan cerca de éstos! Lo de la Habana no ha de ser conferencia, sino un curso sistemático. También tiene carácter de curso lo que doy a la "École du Louvre", donde el año pasado expliqué la escultura policromada española, y el que viene pienso explicar la evolución de la crítica de arte.

Finalmente, recordando la condición académica del autor del Glosario, nos atrevemos a preguntarle si prepara ya su discurso de ingreso en la Real Academia Española. Como todas las suyas, también es rotunda su respuesta a nuestra pregunta.
—Sí, y versará sobre el tema: "Dialecto, lenguaje y sobrelenguaje".

Respecto a él, nos hace el Sr. d'Ors muy jugosas e interesantes anticipaciones; pero ello nos parece adecuado para ser conocido en otro momento, más próxima la entrada en el vasto recinto académico de este escritor de tan varias y universales apetencias.

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Última actualización: 3 de abril de 2006