Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
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FRANCISCO MADRID, "CONVERSACIÓN CON XENIUS"

(Color, año I, núm. 3, 15-II-1922)
Anuncio de interview
Encuentro a Eugenio d’Ors en el Ateneo Barcelonés. Acaba de traspasar el umbral y nos saludamos en el pasillo, al pie de la escalera que conduce a la Biblioteca.
Xenius
—Diga usted, Madrid…
—Necesito que me dé usted hora para una interview.
—¡Hombre!…
—Sí, ya sé lo que me va usted a decir: que está harto de someterse al cuestionario pobrísimo y vulgar de los periodistas… Pero, usted es amigo mío y yo necesito hacerle una interview.
Xenius calla un momento y dice:
—Mañana por la mañana le espero en mi casa.
—Bien. Gracias…
—Buenas tardes…
En casa de Xenius
Entro en el bureau de Xenius, atiborrado de libros y papeles.
Xenius me hace sentar en un sillón bajo y largo de enea, cubierto con un edredón de cretona.
Empieza la interview
El viaje a América. — Inconvenientes. — “Sólo he vivido para el pensamiento”…
Como quiera que mis palabras serían pobres y pálidas ante las de Xenius, callo yo para que hable él, solo él. He aquí las notas taquigráficas de las declaraciones de Xenius.
El único inconveniente del cumplimiento de una misión así, es en longitud. A mi vuelta, después de una ausencia de casi medio año, he encontrado muchas de mis tareas de aquí con apremios de urgencia, que me obligan ahora a un refuerzo de actividad, como expiación de los meses de apartamiento. En cambio, he podido disfrutar en ellos de unas condiciones de trabajo, que me han permitido desarrollarlo en una sola dirección, acaso, por primera vez en mi vida. Puedo decir que mientras he estado en Argentina y en Uruguay sólo he vivido para el pensamiento y para la enseñanza filosóficos
La juventud intelectual americana
—¿…?
—En realidad, no puedo decir que conozca estos países: por una vez, y cualquiera que sean mis preferencias teóricas habituales sobre el diálogo que es dar y recibir, he tenido que dar nada más, darme —casi me atrevería a decir en holocausto— a la joven y ávida voracidad intelectual de estos países, a su sed formidable de saber moderno e independiente. Claro que el pensamiento, en lo profundo, continuaba siendo diálogo, es decir, dualidad, participación, colaboración, pues ya sabe usted que profeso la teoría de que sin esto no hay creación alguna de cultura; pero la forma no podía ser otra que la docente, puesto que, por más de setenta veces, en cuatro meses, he debido profesar conferencias. Además, lo numeroso del público, que en ocasiones se cifraba a miles de personas y lo complejo de la composición, excluían cualquier posibilidad de comunicación que no fuese la oratoria.
Estructuración del pensamiento orsiano. —Doctrina de la Inteligencia.— Cinco años de trabajo en el Seminario de Filosofía.— He profesado en todas las Universidades…
—En toda esta tarea, mi mayor esfuerzo se ha dirigido a la estructuración de mi pensamiento filosófico, a su organización en sistema. Demasiado tiempo, hemos pasado en España y en América, con la obra dispersa del ensayo, del fragmento, de la introducción. Ya sabe usted que mi Glosario es una larga obra de variedad, un homenaje voluptuoso, sentido cotidianamente durante quince años, a los encantos múltiples de la Diversidad, sirena del mundo. Me acuerdo de un comentarista de este trabajo que decía, hace ya tiempo: “Como un Sultán en su harem, así se mueve Eugenio d’Ors en medio de sus definiciones”. Era hora de sustituir esta embriaguez o por lo menos de centrarla, con un solo amor constante, monogámico y fecundo…
—¿…?
—He querido formular por fin los principios capitales de lo que llamo “Doctrina de la Inteligencia”, con una palabra “inteligencia”, que empleo aproximadamente en el mismo sentido que he dado a la catalana seny. Mis cinco años de trabajo en el Seminario de Filosofía de Barcelona, del cual ya sabe usted que hoy ha sido miserablemente retirado cualquier auxilio oficial, fueron como el noviazgo con esta doctrina; las nupcias se han celebrado solemnemente en las repúblicas del Plata. He profesado en todas las Universidades de la Argentina y del Uruguay y he procurado que el conjunto de esta docencia obedeciese a un plan riguroso.
El pensamiento orsiano en América. —Las lecciones de ‘Xenius’. —El cestito de los intelectuales españoles en los países americanos.
—¿…?
—El curso fundamental fue el de Córdoba, primera Universidad que me había invitado, conjuntamente con Nicolai, el fisiólogo de Berlín, y como coronamiento de la obra de reforma universitaria, que intrépidamente han llevado allí a término los estudiantes y los jóvenes profesores, mal avenidos con el adormecimiento secular de aquel centro de estudios. En veinticinco lecciones, profesadas en los meses de agosto, septiembre y octubre, he dado allí a conocer las líneas fundamentales de la “Dialéctica”,  primera parte de la “Doctrina de la Inteligencia”. Los anticipos de la segunda y la tercera parte, es decir, de la “Filosofía del Espíritu” y de la “Filosofía de la Naturaleza”, o, si quiere usted, en términos usuales, de la Psicología y de la Física, fueron enseñados, respectivamente, en la Universidad de Montevideo y en la Universidad argentina del litoral. El curso de la Universidad de la Plata, más breve, versó sobre la Teoría de la Cultura, sobre la ciencia nueva que los alemanes llaman Kulturwissenchaft, que me parece la conclusión de la Psicología. El curso de Buenos Aires se refirió a la doctrina de las probabilidades y al encadenamiento de las nociones fundamentales en las ciencias. Expuse en él, el pensamiento del gran filósofo francés Cournot, que aquí es casi desconocido y en el cual encuentran su precedente todas las filosofías de la contingencia. Más que una exposición fiel del pensamiento curnociano era este curso una reconstrucción, para ponerlo en contraste con la Doctrina de la Inteligencia.
—¿…?
—Dí este último curso como profesor de la Institución Cultural Española, cuya cátedra he ocupado este año y cuyo esfuerzo en llevar a América a los profesores españoles desde Menéndez Pidal hasta el físico Blas Cabrera, resulta en alto grado meritorio y ha sido admirablemente fecundo desde el punto de vista de nuestro crédito intelectual en los países americanos.
La labor admirable de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. —En América ya no hay influencia francesa. —Los nobilísimos trabajos del señor Levillier por la aproximación iberoamericana.— Homenaje al señor Marcos Avellaneda.
—¿…?
—Sí. El esfuerzo de esta Asociación al lado de algunos argentinos admirables y el de algunos artistas, entre los cuales deben situarse en primer término el de los señores Guerrero Díaz de Mendoza, cuyo genio de organización es admirable, han hecho variar en aquellos países, en menos de quince años, la cotización del nombre de España. Hace quince años la influencia francesa era exclusiva allí. Hoy probablemente el más alto lugar, es concedido a los valores españoles. Mucho ha influido en esto igualmente la conducta perfectamente cordial para España, del actual gobierno argentino y de sus representantes. En tal sentido Levillier ha llevado a término en Madrid una obra admirable: sus trabajos históricos, sus investigaciones en el Archivo de Indias ha sido una contribución de primer orden para la investigación de un pasado cuyo perfecto conocimiento ha de desvanecer muchas leyendas y calumnias. Por otra parte, el señor Levillier ha continuado en Madrid la tradición de cordialidad en los medios literarios, ya iniciada con el embajador, Marcos Avellaneda; pero la ha llevado a término tal vez con mayor modernidad de gusto y con más fina percepción de los valores.
Lo mismo que en Argentina, en Uruguay se quiere mucho el pensamiento de España. — Promesa
—¿…?
— También en Uruguay se quiere mucho el pensamiento de España y a su literatura. La Universidad de Montevideo está a punto, lo espero firmemente, a tomar un gran vuelo. Pronto es probable que existan allí enseñanzas de filosofía y de ciencias puras, sobrepasando el marco estrecho de la enseñanza de orientación exclusivamente profesional, único que hasta ahora no ha practicado.
—¿…?
—También en Montevideo existe una institución cultural española, y sobre su actuación, que presenta aspectos muy curiosos, hemos de hablar con mayor detenimiento otro día.
Cuatro conferencias de ‘Xenius’
—¿…?
—A las invitaciones de las Universidades se añadieron las de las Asociaciones de la Prensa. En Buenos Aires y en el local del gran cotidiano La Prensa, dí una de las cuatro conferencias sueltas, que pude incluir en mi cuadro de trabajos. Las otras fueron dadas en la Wagneriana de la misma ciudad, la misma víspera de mi embarque de regreso, y en Rosario, en la Biblioteca de esta ciudad y en su Club español. Las dos fueron de carácter social, la primera sobre el feminismo; la segunda sobre Las naciones sin tierra, tocando entre otros, el problema sionista.
—Sentí profundamente que el apremio de tiempo no me permitiera dar la conferencia de adiós que había prometido al Círculo de la Prensa de Córdoba. Este círculo y los de Buenos Aires y La Plata, me concedieron la distinción de nombrarme su miembro de honor. En la recepción organizada con este motivo en Buenos Aires, pronunció un discurso magnífico el director de La Prensa y otro el gran escritor Leopoldo Lugones.
La estela de ‘Xenius’. —Preocupaciones del filósofo ante la obra a hacer.
—¿…?
—Algunos excelentes resúmenes han aparecido ya de mis lecciones. En La Nación, de Buenos Aires, publicó un sumario estructural muy bien hecho su crítico, señor Torrendell. Otra exposición clara y metódica se encuentra en el nuevo libro de José Gabriel, La educación filosófica, aunque se refiere más principalmente a mis trabajos anteriores a los cursos de 1921, demostrando un admirable conocimiento de aquéllos. También los nuevecentistas de Buenos Aires, que ya sabe usted están constituidos en Colegio, preparan un número de sus cuadernos dedicado a estos cursos. La Revista Filosófica, de Ingenieros, ha dado el texto de una de mis lecciones y los discursos de salutación y despido de los profesores de Córdoba, Desiderio Roca y Saúl Taborda. Del curso de Córdoba sé que en estos momentos se está imprimiendo en Buenos Aires una colección de las reseñas-resúmenes de la prensa local, distribuida en cuatro volúmenes que formará los tratados Introducción a la Filosofía, De las Ideas, De los Principios y Del Saber.
—¿…?
—Pero, en fin, todo esto no son más que referencias. La reducción de los textos de estos cursos constituye ahora mi preocupación y mi tormento. Imagine usted, amigo Madrid, que para su reducción definitiva, he calculado que no pueden necesitarse menos de dos mil horas, es decir, un año entero de trabajo intenso, a seis horas diarias y sin santificar las fiestas. ¿Cómo encontrar, en la vida de un hombre atareado, un año así?
Sonreímos.
La continuidad del Seminario de Filosofía
—¿…?
— Sí, seguirán mis trabajos del Seminario. Que hayan querido destruirlo, no quiere decir que lo hayan destruido. Continuaremos nuestras reuniones y nuestros esfuerzos. Seremos mucho más pobres, pero trabajaremos más.
Los nuevos libros de ‘Xenius’
—¿…?
—Aparte de estos trabajos filosóficos, tengo a punto de salir el tercer volumen de la serie de El nuevo Glosario, que se titula Hambre y sed de verdad y en prensa Poussin y el Greco. Además he terminado dos volúmenes sobre crítica artística que verán la luz este año.
Final
Aquí terminan las palabras del Maestro a la juventud intelectual de Cataluña. Sería impropio que añadiera yo un comentario. No lo necesitan. Como tampoco necesita Xenius que dibuje una silueta de su alta mentalidad y por eso no la he añadido a la interview.

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Última actualización: 28 de octubre de 2009