Eugenio d'Ors
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ENIGMAS BIOGRÁFICOS

  Doctorado en la Facultad de Derecho
Temas para la nueva jornada I. La idea imperial
(publicación original todavía no localizada; recogido en «Crónica de una heliomaquia», Nuevo Glosario, vol. III, Aguilar, Madrid, 1949, pp. 595-597)
En pleno dominio de los pensamientos liberales, un joven estudiante de Madrid elaboraba una tesis doctoral sobre el imperialismo, defendiendo ésta como concepción generosa derivada de la idea de paternidad, en la cual, según el autor de la tesis, se postulaba la desigualdad entre los pueblos, concediendo a los unos una función de responsabilidad sobre los otros.
Hoy, en San Sebastián, un as de nuestro periodismo me interroga sobre este lejano trabajo mío y sobre la inspiración en que se hubiese fundado en su día.

—A esta teoría liberal de la libertad, yo [no] había querido ya oponer una teoría de la paternidad; es decir, que había Estados y pueblos, que por muy cargados de deberes estaban muy cargados de derechos, y que tenían una autoridad tutelar sobre los demás, para imponerles deberes. [En] la tesis doctoral de la Facultad de Derecho a que usted se refiere, y esto se remonta a 1906, llevaba por título El Estado héroe y sustentaba la teoría siguiente: así como Carlyle consideró entre los hombres, algunos con funciones representativas, y por consiguiente conductores totales de los demás, a los cuales llamó él «héroes», yo quería aplicar esto a los pueblos, considerando que entre los pueblos había «pueblos-héroes» que tenían la representación de los demás, y por consiguiente, la función de guiarnos al lado de los otros pueblos. La nota de «Provincia», propia de estos últimos, no es una humillación, porque yo siempre he creído que, contra el dicho corriente, vale más ser «cola de león que cabeza de ratón», porque la cabeza de ratón participa de la vileza de la naturaleza ratonil, mientras la cola de león participa de la nobleza de la condición leonina. Por eso, la palabra «Provincia», me parece llena de significación y de nobleza. Lo opuesto a la dignidad no es ser «Provincia», sino «Ínsula».

Recuerdo que esta tesis fue leída en la clase de don Gumersindo de Azcárate, del cual yo era alumno oficial aquel año 6, y éste se horrorizó ante esta teoría. Pero a Azcárate, que era un hombre cortés, la pareció respetable, aunque condenable, la teoría, y me dio todos los lauros académicos, aunque abominase políticamente de esta teoría del Imperio.

—¿Qué razones de actualidad, entonces, le condujeron a esta manera de ver?
—Porque, en este momento, todo el mundo era nacionalista liberal, y por consiguiente antiimperialista. De suerte que, tenga presente que aparte de la idea aristocrática fundamental ya citada, sólo puedo citar, como bibliografía en mis trabajos, algunos libros relativos al Imperialismo inglés y a los conatos de Imperialismo americano. Aparte de ellos, los trabajos históricos de Bryce, sobre el Sacro Romano Imperio, que por cierto me fue prestado por el mismo don Gumersindo, me proporcionó en parte, en contra de este último trabajo, la armadura doctoral necesaria para la identificación entre el Imperio y Roma. Sin embargo, debe también decirse que una obra inglesa, Oceana, de Froude, picaba también el interés de un español, animado por una sorda hostilidad instintiva contra el pueblo que, dos siglos antes, había llevado a la ruina al Imperio español.

Añadiré que también el sentido de la variedad interior española proporcionaba aquí inspiración. Siempre he creído que lo único que podía superar la variedad, impidiendo que se convirtiese en anarquía, era la idea de Imperio. Por esto, desde el momento de esta tesis, no he dejado de propugnarla, sobre todo en el Glosario, y a través de otros varios medios. Últimamente, por fin, encontré un gran apoyo para esa teoría imperial en el principio de esta Ciencia de la Cultura, en que ya sabe usted trabajo hace años
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Los sinópticos V. Aguilar Paz
(Arriba, 3-IX-1944, p. 3; recogido en Novísimo Glosario, Aguilar, Madrid, 1946, pp. 352-353)
 

[…] ¡Ah! Y don Gumersindo de Azcárate no «rechazó», como tal tesis, «La genealogía ideal del Imperialismo». Sobre la lectura de un capítulo en clase aconsejó suavemente que no se escribiera. El alumno no siguió el consejo; pero tampoco insistió en el trámite.


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Última actualización: 28 de mayo de 2007