Eugenio d'Ors nos escribe. Un «run-run» sincero sobre tan original escritor, traído y llevado en los escenarios, ha merecido la carta que a continuación publicamos, retrasada, pero no inoportuna. Cuando se dispone de una pluma feliz, todos los momentos son buenos para manejarla.

Y conste, por tanto, que no resucitamos actualidades enojosas, para nosotros bien muertas y mejor enterradas. La firma de Eugenio d'Ors, el colaborador de «ABC», tiene suficientes méritos para determinar ella sola un interés agudo. Razona, critica, se defiende y zahiere por su cuenta, sin que necesite para nada del criterio del periódico en donde actúa; y siempre atrae la atención de los buenos catadores y siempre adopta los rasgos característicos de la autoridad y de la independencia.

Aquí se ha dicho todo lo que había que decir. El respeto a las personas ha sido en todas las ocasiones para nosotros tan sagrado como la libertad de las ideas. Pero «Xenius» llama para agradecer y para opinar fuera de su marco de colaboración corriente; y se le abre, y se le saluda y se le ofrece una columna en blanco, la misma que podría utilizar otro día cualquiera de sus ilustres adversarios.

Pero ya sabemos que no se trata de polémicas. Lo pasado, como pasado, dicen los escolásticos que todavía nos quedan. El caso es decir unas cosas, cambiar un poco de ambiente… Pase, Sr. D. Eugenio d'Ors. En persona o en envío literario. Éste es un noble refugio liberal y entra en él todo el mundo, sin hablar al portero.