Eugenio d'Ors
ARTÍCULOS DE PRENSA
RUN-RUN
(El Liberal, 4-V-1928)
¡Ya está bien!
Por una vez, porque en estas cosas no conviene insistir demasiado, diremos que ya van pasando de la cuenta las caricaturas picadas de reiteración y de mal gusto, insidias sin el verdadero espíritu de la insidia, que es la picardía ingeniosa, dedicados desde el proscenio a un escritor tan impopular quizá, pero tan culto y sensible a todas las manifestaciones del pensamiento ,como el «Xenius» de ayer y el Eugenio d'Ors de hoy.

No es justo ni tolerable proceda la befa de un prestigio tan indiscutible como el de D. Jacinto Benavente, o venga de quien ha heho de sus chanzas, como el Sr. Muñoz Seca, la razón de su vida artística y social, que cada vez que haya de aludirse a un intelectual en escena, para hacer reir a la gente, se acuerden los autores del autor de las «Glosas» y le abrumen con la triple acusación de borrosidad, eufemismo y anfibología. Alguien había de salir a defenderle, y este alguien, por casual simpatía, es el autor de nuestros «runrunes» intrascendentes.

El Sr. d'Ors no es un intelectual de escaparate. Ha estudiado filosofía en las Universidades más importantes del mundo y ha intervenido en Congresos de alta cotización espiritual. Su «Glosario» de «La Veu de Catalunya» fue durante muchos años gala y deleite singular del barcelonismo estudioso. Hay en el Instituto de Estudios Catalanes pruebas inequívocas del trabajo y de la fina percepción de «Xenius». Sus libros y sus palpitaciones periodísticas de ahora pintan al escritor generoso y universalista, que al igual que Juan Maragall, ha sabido tener un lenguaje para las intimidades literarias y hogareñas de su juventud primera, y otro para las expresiones doradas de su madurez.

Ni d'Ors es un escritor con clave, ni cuenta absurdos, ni merece la rechifla de los escenarios.

Políticamente combatimos a veces a «Xenius», y no pocas veces llegamos a mortificarle con toda la razón posible.

Pero no es airoso eso de llevar nuestra complicidad hasta el extremo de echar tierra encima de lo poco bueno que nos queda, para que se destaque en la superficie la serenidad insulsa de todas las majaderías pintorescas que dan de comer a algunos y divierten, por coplacencia morbosa, a muchos más.

Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 19 de octubre de 2006
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