Eugenio d'Ors
CORRESPONDENCIAS
A ALFONSO REYES (1)
1.- TARJETA POSTAL (2)
Entre la exuberancia del indiano arabesco
Conserva, Alfonso Reyes, tus normas de latino.
Tú, cuyo nombre es ya tan plateresco,
No pases más allá del manuelino.
Madrid, II/1931        Eugenio d'Ors
 
 
2.- EPISTOLARIO (3)
1. EL COLOR DE TOLEDO
«… esa continua asistencia de la memoria, signo de la más alta nobleza. Noble es el que se acuerda. Noble es lo que se acuerda.

Yo debo de serlo menos, puesto que las palabras citadas por usted en su Ventanillo de Toledo se me habían olvidado ya. Al verlas reproducidas ahora, a la vez que el aura tibia de la emoción, se ha despertado en mí un vientecillo seco de exigencia en la precisión minuciosa. Según sus impulsos —y siempre en vanidad de mis capacidades para mirar y para discernir ópticamente: videns gloriosus como soy, ya que no miles gloriosus— me parece imposible que yo haya manifestado ganas de "bañar todo Toledo en purpurina". Debe de haber aquí una ligera confusión, porque lo que yo sí tengo presente es haber experimentado varias veces, en presencia del colorido total y único de Toledo, precisamente en esta hora del mediodía en que, según dice usted muy bien, la ciudad se pone ceniza, es la sensación, de conjunto, de estar ante una variedad concretísima del dorado —el matíz oro-gris, un poco verdoso— propia de lo pintado con purpurina, en contraste con el otro matiz oro-pan-de-oro que dan otros panoramas de ciudades españolas, el de Salamanca por ejemplo.

"Voici —una vez más— des détails exacts"— (STENDHAL en Roma). Quizá no estaría de más recogerlos, puesto que goza usted de órgano impreso propio, en aras de la vindicación de mi honor, gravemente comprometido por algo que, en mi sentir, significa acusación peor que la del crimen: la de tener unos ojos que en estas cosas se confundan. Quizá sabe usted que el más grave sambenito que mi rencorosa revisión ha impuesto a la sombra del siglo XIX consiste en el de haber sido una época en que el común de los hombres miró tan mal, que se pudieron vender en el comercio, so color de "marcos dorados", marcos pintados con purpurina».
Madrid, 9-IV-1932,
Eugenio d'Ors,
Jorge Juan, 37
2.– A Eugenio d'Ors, pensando en su carta, en el centenario de Goethe y en la taracea toledana de oro y acero.

Xenia a Xenius

La xenia, Xenius, te diga
Lo que callar no está bien
(Videns gloriosus también,
Juan Lope de Goethe obliga):
—Todo ese oro con liga
De Toledo la ciudad
No engasta en promiscuidad
Un solo acero de olvido
Que ese oro está vencido
Al oro de tu amistad.
3.- MERCEDES A MONTERREY (4)
  Mercedes a MONTERREY,
Si, con probidad amiga,
Mi fama de veedor
Salva queda y sin mancilla.
Y que nos valga Tu Nombre,
Siracusana Lucía:
«La vista y la claridad»,
La claridad y la vista.
 
Xenius 
Jorge Juan 37, – Madrid

(1) Vid. Eugenio d'Ors, «Correveydile (Oro, donaire, coplas y clasicismo)», El Debate, 27-VIII-1933, Suplemento, p. 2 (12).
(2) Publicada en Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, julio de 1931, nº 5 (Ed. facsímil en Revistas Mexicanas Modernas, F.C.E., México, 1980, p. 146).
(3) Publicada en Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, julio de 1932, nº 9 (Ed. facsímil en Revistas Mexicanas Modernas, F.C.E., México, 1980, p. 180).
(4) Publicada en Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes, Río de Janeiro, marzo de 1933, nº 10 (Ed. facsímil en Revistas Mexicanas Modernas, F.C.E., México, 1980, p. 188).


Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 27 de febrero de 2007