Eugenio d'Ors
COLABORACIONES A TRAVÉS DE LA AGENCIA SERCO      
PINTURA NUEVA EN PARÍS Y EN MASNOU
 
(Nueva Rioja, jueves 19-VIII-1954, pp. 1 y 6; Diario de Burgos, viernes 20-VIII-1954, p. 6;
El Norte de Castilla, sábado 21-VIII-1954, p. 6)
[2-VIII-1954, original en el ANC, caja núm 43]

Es un apuro escribir antologías del género a que pueda pertenecer un tratado de la poesía contemporánea o de la pintura contemporánea. Dada la situación vernal de estas actividades estéticas, la renovación de la nómina y de su selección, han de mudar a cada instante. Nosotros nos hemos aplicado a cumplir la tarea, respecto de la pintura actual. La dábamos por terminada hace pocos meses. Ahora, hemos de abrirla de nuevo. Para dar cabida a lo que pide nuestra conciencia. A bien que, para no volver infinito el campo de nuestro remordimiento, nos limitaremos a dos pintores. Los dos, paisanos, y no queremos decir, para no entrar en cuestiones delicadas, compatricios. El paisanaje no involucra la residencia. Uno de nuestros pintores nuevos vive en París. Otro, en la costa marítima catalana. También la cronología los coloca aparte sin adscribir ninguno a la categoría de los novicios. Lo que sí los distingue fundamentalmente es la extensión de la zona a que alcanzan los hábitos de su arte: zona estrechísima, aunque no pobre, la del paisajista Miguel Villá; zona amplísima, y casi aventurera, la del polimorfo Antonio Clavé, que, para colmo de extrañeza, resulta que son dos: él, Antonio, y su madre.

A la vez que su maestría, da carácter a la obra de Villá, su voluntaria limitación exclusiva. Carácter tal, que más de una vez hemos estado en la tentación de decir —y hemos caído en la tentación con gusto— que hoy las dos muestras de pintura más interesantes que había producido España eran la del andaluz Zabaleta y la de nuestro catalán. En cuanto a Clavé, había aparecido a la más dilatada publicidad, luego, más tarde. Es cosa, para nosotros, del año pasado. Y cosa, además, en cierto sentido, novelera. Novelera, por lo que decíamos antes. Porque viene complicada con el golpe de la aparición de su Señora Madre, que es anciana y pertenece a la categoría de los «pintores del domingo»; es decir, de los indotados de preparación didáctica alguna, al modo de los gloriosos a su manera, llamados Rousseau, el equívocamente bautizado de «aduanero», y también Beauchant, el tanto más bárbaro en los estilos, como clásico y aún pedante en los asuntos.

El mayor esfuerzo de diversidad cumplido por la obra de Miguel Villá es, aproximadamente, el reemplazar las ancas de unas mulas por las de unas vacas. La cocina, invención hasta ahora cifrada para él como única, ha sido lo que puede considerarse el mayor apartamiento anecdótico. Lo demás, paisajes, cuya sola diferencia consiste anecdóticamente en sustituir el Masnou por la isla de Mallorca.

Pero, a cambio de semejante estrechez anecdótica, ¡qué riqueza en los relieves! Esa es tal, que incluso se ha hecho al pintor de Masnou el reproche de que su pintura puede confundirse con las cualidades de la escultura; y, desde luego, ampararse del estructuralismo de la arquitectura, por lo cual, la monotonía relativa de sus paisajes está compensada por la abundancia eficaz de sus planos… Ahora, lo que es abundante en el caso de Clavé, son sus géneros de invención y sus creaciones diversas. Este artista parece que empezó con el dibujo de carteles. Ha recorrido luego, después, todos los géneros de la ilustración y de la decoración. Ha sido ornamentador, atrecista, escenógrafo. Una de las fuerzas con que ha conquistado la celebridad en París, le muestra como ceramista y ornamentador fantástico. Corre por París la reputación de que Clavé tiene infinitas cuerdas dentro de su arco. Lo primero que a mí, su desorientado pero siempre aprobador panegirista, me ha sido enseñado de su obra, eran unas diapositivas sobre transparente cristal. En ellas el artista se mostraba locamente fértil en los efectos cromáticos y brillantes. A su lado, los pintores elogiados por el colorismo parecen de un apagamiento monótono.

Nunca se puede decir con más justicia, que respecto de nuestra pintura y de nuestros pintores, aquel famoso: «¡Hay muchas auroras que no han nacido todavía!»


Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 18 de enero de 2006