¡Válganos San Juan(1) el Precursor, válganos el Pescador San Pedro(2)! ¡Qué cambio, para las ciencias, en un(3) siglo, en un cuarto de siglo! ¡Cuánta máquina inservible ya, cuánto desvencijado(4) trasto, cuánto escombro!
Alborozadas manos jóvenes han ido echando a la pira:
Dos parejas de viejas balanzas desequilibradas, con el fiel torcido y los platillos mohosos. Se llamaban «ley de conservación de la materia» y «ley de la conservación de la energía».
Un taxímetro evolucionista(5), apabullado y abollado por sabios puños americanos y holandeses, a fuerza de «mutaciones bruscas».
Varios paquetes de neuronas.
Grandes cestos de ropa sucia, de las histéricas de La(6) Salpetrière y de las hipnóticas de Nancy.
El «hombre terciario», empajado y emplumado, el protoplasma en(7) un estuche, y el batibio de Haeckel en una pecera.
Varios restos fósiles, que luego han resultado ser caracolas(8) para ornato de consolas, obtenidos por medio de cupones(9)-prima.
La doctrina de las localizaciones cerebrales.
La doctrina de la afasia.
La doctrina de la histeria.
EL «totemismo».
La «Ciencia social», del sieur Le(10) Play, y la «Ecole des Roches(11)», del sieur Demoulins.
La «ley de los tres estados» y la «evolución de lo indiferenciado a lo diferenciado»; el «criminal nato» y la «epilepsia larvada».
El paralelismo psico-fisiológico(12) y la conciencia-epifenómeno.
Casi toda la Psicología de laboratorio.
Toda la Economía política.
La generación espontánea y las virtudes del alcanfor.
La triaca de Brown-Sequard y el elixir de larga vida de Metchnikoff.
La metáfora del «hambre origen del conocimiento(13)», acuñada en 1860 y tantos, y puesta nuevamente en circulación en la Barcelona del Novecientos(14). La sinécdoque del «amor, origen del conocimiento(15)», acuñada en 1873; juntas las dos con varias camisetas(16) de punto sistema Rassurel(17) y con varias regaderas sistema Kneipp.
El Positivismo.
La Ciencia experimental, con mayúscula(18).
¿Y eso(19), tan grave, que acaba de arrojar a la hoguera aquel gran melenudo(20)? A vuestro lado dicen, Dios les(21) perdone, que esto es la Física de Newton. Yo no lo creo(22).
Pero, no rechazo(23) las manos que, en este momento, agarran las mías(24), para empujar a una(25) ronda gaya, entorno de la(26) purificadora hoguera encendida.