NOTA SOBRE KATIA
Katia es una escultora, que trabaja la madera. A estilo de Zadkine o, más bien, de Lipnitchz, a estilo de otros entre los que se llamaron cubistas hace veinte años, Katia trata de esculpir en su material ciertos juegos que, sin ser puramente geométricos ya, no caigan en la fidelidad de la representación humana… Parece extraño que no vea que ese género de formas, la mejor que se pudiera lograr es la del árbol.
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A veces he visto trabajar a Katia. Días y días le da a un pedazo de madera con un escoplo y un martillo. Causa grima advertir cómo el pedazo va cada día perdiendo un poco de su belleza.
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Como la fe en la pluralidad de las potencias es universal, Katia y las amigas que con ella toman el té y que dicen «no creer en los santos», se dividen en dos clases: la una cree en los duendes, la otra en las vitaminas.
N.S.
Asfixiado por la agitación de sus senos, —disuelto en el calor angosto de sus entrañas —todavía buscó en ella, —el Orden.