volver
Eugenio d'Ors
presentación | vida | obra | pseudónimos | retratos y caricaturas | galeria fotográfica |dibujos |entrevistas| enlaces       
SERIES DE PRENSA DEL GLOSARIO
ESTILO Y CIFRA en La Vanguardia
Eugenio d'ORS, «Estilo y Cifra», La Vanguardia Española, Barcelona (24-III-1943—25-IX-1954)
LEALTAD AL 18 DE JULIO

(La Vanguardia, 18-VII-1943, p. 2; recogido, con el título «Lealtad», en Nuevo Glosario, vol. III, pp. 1.028-1.030)

Me complace ver estos días tratado por la Prensa española el áureo tema de la moral de la lealtad. Es tema, en mis comentarios, muy antiguo. Lo introdujo décadas atrás en el «Glosario», la publicación de una obra del filósofo Josiah Royce, titulada La filosofía de la lealtad. A la cual se atribuía allí valor substantivo… Independientemente del propio de la causa servida, el hecho de servirla fielmente tiene el suyo; como lo tiene en las artes la belleza de la representación, sin atender a la calidad de la cosa representada. Una pintura de Rembrandt no se desdora porque, si ayer al Rey David, hoy tome por asunto a un buey descuartizado. Así consideraba yo, a escuela en esto de Royce, que el legitimismo español del XIX había tenido su precio, aparte inclusive de la justificación que a su existencia otorgara la profesión de los nobles ideales de catolicidad y de tradición.
De esa teoría, que un filósofo formulaba en lo teórico, un erudito cartista, que fue a su vez uncapitán valiente, daba en la práctica el ejemplo más puro. Profesional de la inteligencia, hijo de un ministro francés y heredero de un patriciado ilustre, Augustin Cochin, autor de tratados justicieros sobre la Revolución y de ensayos donde se contiene, en potencia, una verdadera filosofía de la historia, hubiera podido, no digo, es claro, eludir el tomar armas en 1914, pero, siquiera en las ocasiones de caer herido —y fueron varias—, no obstinarse en volver al frente, en agravación de su sacrificio. Él volvía, empero. ¿Por un sentimiento de patriotismo tal vez? Conscientemente reaccionario en su ideología, Augustin Cochin dijo siempre no querer saber nada de lo que, por obra de la Revolución, había cristalizado en torno de los dos mitos, el nacionalista y el democrático… Si el capitán Cochin volvía al frente, era en obediencia, no a un espíritu nacionalista, sino a un espíritu feudal. Puesto que él tenía derecho a mandar a sus hombres, a sus soldados, éstos, a su vez,«tenían derecho» a que él los mandase. Derecho que conservaban mientras ello fuera para él humanamente posible. Desconocerlo representara una violación de la santidad de un vínculo: una deslealtad.
Ni siquiera, cuando entre dos partes existe un vínculo así, la violación que haya cometido una de las partes, deja en libertad a la otra; por la misma razón que hace que, a los unidos sacramentalmente, la falta del uno, si puede sancionarse con el castigo de la separación, no por ello justifica la liberación desleal significada por el completo divorcio. También en el ejercicio de la lealtad se produce un proceso de «impregnación». La causa que el servidor leal ha servido sigue presente en él, ocurra lo que ocurra, y le imposibilita en lealtad de servir cualquiera otra.
Todos los españoles dignos de llamarse tales caen bajo el deber de una lealtad a lo angélico, a lo superiormente normativo de una fecha: el 18 de julio. No hablo ya de aquellos que un juramento obliga… No hablo de aquellos que libremente manifestaron elegir su signo y que voluntariamente a la ley de este signo se sujetaron. Me refiero a cualquiera nada más a su amparo acogido, o que le ha acompañado simplemente con su presencia. Una alta obligación moral les ha caracterizado ya para siempre. Y no pueden salir, en términos éticos, de la univocidad de esta caracterización… Los periódicos que estos días andan exaltando el principio de lealtad, recuerdan algo que debe ser obvio para cualquier elemental nobleza de conducta. No por eso menos digno de insistencia en la recordación. Por lo mismo que, cada día, le recordamos en nuestra oración, a la lealtad del Padre —en los términos que a su Capitán los soldados de Cochin hubieran podido hacerlo—, que cada día necesitamos del pan.


Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 21 de enero de 2009