RECENSIÓN DE WHAT IS MEANING? Y THE PRINCIPLES OF MATHEMATICS


Charles S. Peirce (1906)

Traducción castellana de María Fernanda Benitti (2006)


Recensión de V. Welby, What is Meaning?, Macmillan, 1903 y de B. Russell, The Principles of Mathematics, Vol. I, Cambridge University Press, Cambridge, 1880. Publicada en The Nation el 15 de octubre de 1906, págs 143-145. Fuente original: Contributions to "The Nation", K. L. Ketner y J. E. Cook (eds.), Texas Tech Press, Lubbock, 227.

Son estos dos trabajos sobre lógica realmente importantes; o, en todo caso, merecen serlo, si es que los lectores contribuyen a tal fin. Pero nombrarlos juntos es casi ridículo ya que su carácter es completamente distinto. Éste no es el lugar para hablar del libro del señor Russell, al que no se puede denominar literatura en absoluto. El hecho de que continúe con estos trabajos tan rigurosos y escolásticos durante tanto tiempo, indica agallas y diligencia, así como una gran inteligencia, por la que más de uno de sus ancestros han sido célebres. Quien desee obtener una introducción adecuada a las destacadas investigaciones sobre la lógica de la matemática que se han hecho durante los últimos sesenta años y que han echado una luz completamente nueva tanto sobre la matemática como sobre la lógica, hace bien en elegir este libro. Pero no le va a resultar fácil de leer. De hecho, el contenido del segundo volumen probablemente consiste, al menos nueve décimas partes del mismo, en hileras de símbolos.

El pequeño volumen de Lady Victoria Welby no es lo que uno entendería por un libro científico. No es un tratado y no tiene ni una pizca de pedantería o pretensión. Personas diferentes estimarán su valor de forma muy distinta. Es un libro femenino y una mente demasiado masculina podría considerar que algunas partes son penosamente débiles. Le recomendamos al lector hombre que lea detenidamente los capítulos XXII al XXV antes de leer el libro completo de forma consecutiva, ya que merecen una segunda lectura. La cuestión que se discute en estos capítulos es cómo los hombres primitivos llegaron a creer alguna vez en sus supersticiones absurdas. En general, se ha supuesto que ésta es la más simple de las cuestiones. Lady Victoria no se digna mencionar la bonita fábula de La Fontaine (la sexta del noveno libro; vale la pena releerla completa si es que la ha olvidado) sobre el escultor y su estatua de Júpiter:

"El artesano expresó tan bien el carácter del ídolo, que la gente pensaba que a Júpiter nada le faltaba sino la palabra.

Se decía incluso que cuando el artesano había terminado la imagen, se le había visto estremecerse y temer su propia obra.

Era como un niño: la única cosa que ocupa el alma de los niños es la preocupación continua por que su muñeco no se enfade.

El corazón sigue fácilmente a la mente. De esa fuente proviene el error campesino que puede apreciarse en muchas naciones. Todo el mundo convierte sus fantasías en realidades. El hombre es de hielo en lo que se refiere a la verdad, es todo fuego en lo que se refiere a las mentiras".

La teoría de La Fontaine es un tanto compleja y permite al impulso artístico más de lo que lo han hecho los etnólogos modernos. Ellos hacen mitología más que un intento de explicación filosófica de los fenómenos. Pero la escritora demuestra por medio de un análisis muy minucioso que todas esas teorías –la de La Fontaine al igual que las vigentes hoy en día– son totalmente incompatibles con aquellos tratados sobre la mente primitiva que quedaron grabados en Tylor, Spencer y los etnólogos en general. En su lugar, ofrece una hipótesis propia y se recomienda con tanta fuerza que el lector se ve tentado a perder la paciencia con ella hasta que Welby presenta otro punto de vista y uno debe admitir su plausibilidad.

El mayor servicio que el libro presta es traer a esta tierra la pregunta que conforma su título, una pregunta de lógica muy fundamental, que en general ha recibido respuestas superficiales y formalistas. Su vital y amplia significación ha sido incluso más ignorada que lo que ocurre normalmente con temas de interés universal y consabido. El propósito fundamental de este trabajo es que se comprenda que el tema requiere que se lo estudie tanto en su parte teórica como en su parte práctica. Pero al hacerlo, la escritora sin darse cuenta contribuye a responder esta pregunta cuando señala los tres órdenes de significación. Prudentemente, se abstiene de intentar cualquier definición formal de estos tres modos de significación. Sólo nos dice lo que quiere decir en el sentido más inferior de los tres. El hecho de haber ido más lejos la hubiera desviado en una discusión larga e innecesaria.

Aunque ella no lo dice, uno puede ver que sus tres clases de significado se corresponden en líneas generales con las tres etapas de pensamiento de Hegel. Además, su distinción coincide en parte con lo que se decía hace mucho tiempo, que entender una palabra o fórmula podía consistir en tres cosas. En primer lugar, en estar familiarizado con ella de tal manera que uno pueda aplicarla correctamente. En segundo lugar, en un análisis abstracto de la concepción o comprensión de sus relaciones intelectuales con otros conceptos. En tercer lugar, en un conocimiento del posible resultado fenoménico y práctico de la afirmación del concepto. Podríamos señalar otras filiaciones interesantes de su pensamiento, suficientes para demostrar que va por buen camino.

Lady Victoria, sin embargo, no desea que el tema se discuta sólo en el terreno de los lógicos. Insiste en que la gente no toma lo suficientemente a pecho la ética del lenguaje. Piensa que las concepciones modernas exigen una imaginería moderna del discurso. Pero tememos que no se da cuenta de qué profundamente debería hundirse el puñal en el cuerpo del discurso para hacerlo realmente científico. Tendríamos que formar palabras como las que usan los químicos –si es que se las puede llamar palabras. En particular, ella recomienda hacer que la lógica (ella la llama "significs", pero sería lógica) sea la base o el centro de la educación. Todos esos ideales merecen ser considerados. En el libro abundan ejemplos tomados de obras contemporáneas.


Fin de: Recensión de V. Welby, What is Meaning? y de B. Russell, The Principles of Mathematics. Traducción castellana de María Fernanda Benitti, 2006. Original en: Contributions to “The Nation”, K. L. Ketner y J. E. Cook (eds.), Texas Tech Press, Lubbock.

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Fecha del documento: 12 de diciembre 2006
Ultima actualización: 18 de mayo 2011


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