PEIRCE, CHARLES SANDERS

Paul Weiss (1934)

Traducción castellana de Martha Rivera Sánchez (2006)



Este texto corresponde a la entrada “Peirce, Charles Sanders” del Dictionary of American Biography, D. Malone (ed.), Scribner, New York, 1934, vol. 14, pp. 398-403, escrita por Paul Weiss. Se trata del primer perfil biográfico relativamente completo sobre C. S. Peirce y merece todavía ser leído con atención. Su autor visitó Milford y llegó a conocer personalmente a Juliette, viuda de Peirce. Para más información puede consultarse la entrevista con Paul Weiss que realizó Richard Bernstein: "Paul Weiss's Recollections of Editing the Peirce Papers. An Interview by Richard Bernstein", Transactions of the Charles S. Peirce Society, VI (1970), pp. 161-188.


PEIRCE, CHARLES SANDERS (10 de septiembre de 1839 - 19 de abril de 1914), filósofo, lógico, científico, el fundador del pragmatismo nació en Cambridge, Massachusetts, segundo hijo de Benjamin Peirce y Sarah Hunt (Mills) Peirce, hija de Elijah Hunt Mills. Era hermano de James Mills Peirce. Su padre, el matemático americano más eminente de su tiempo, un profesor genial y nada convencional, y hombre de carácter enérgico e intereses amplios, supervisó la educación del muchacho hasta tal punto que Charles pudo decir más tarde, "él me educó y si yo hago alguna cosa será trabajo suyo". Charles había aprendido a leer y escribir sin el programa usual de instrucción. Había recurrido de forma independiente a enciclopedias y a otras obras de información sobre temas poco comunes. Mostró un gran interés en los acertijos, en complicados trucos de cartas matemáticos, problemas de ajedrez y lenguajes en código, algunos de los cuales se inventaba para entretenimiento de sus compañeros de juego. A los ocho años empezó a estudiar química por su propia voluntad, y a los doce montó su propio laboratorio de química, experimentando con botellas de análisis cuantitativo de Liebig. A los trece había leído y más o menos dominado Elements of Logic de Whately (1826). Su padre lo entrenó en el arte de la concentración. De tiempo en tiempo, jugaban juntos juegos rápidos de dummy, desde las diez de la noche hasta la salida del sol, y el padre criticaba severamente cada error. Quizá, en años posteriores, ese entrenamiento ayudó a Charles, aunque enfermo y con dolor, a escribir sin que disminuyera su energía hasta muy avanzada la noche. Su padre también lo alentó a desarrollar su poder de discriminación sensorial, y más tarde, habiéndose puesto a sí mismo bajo el tutelaje de un sommelier a su propia costa, Charles llegó a ser un experto en vinos. Sin embargo, el principal empeño de su padre estaba orientado hacia la educación matemática de Charles. Raramente le revelaba algún principio general o teorema al hijo. En lugar de eso, el padre le obsequiaba con problemas, tablas o ejemplos, y le animaba a resolver los principios por sí mismo. Charles también fue enviado a colegios privados locales y luego a la Cambridge High School, donde fue notable por sus declamaciones. Después de un período en el colegio E. S. Dixwell, donde se preparó para la universidad, ingresó en Harvard en 1855. En la universidad tuvo nuevamente el beneficio de la instrucción de su padre. Alrededor de esa época, empezaron a tener, también, frecuentes discusiones entre ellos; en las cuales, yendo y viniendo por la habitación, se ocupaban de problemas de matemáticas, más allá incluso del alcance de su hermano mayor, destinado a ser un matemático. Charles se graduó de Harvard en 1859, uno de los más jóvenes de su clase. Pero su expediente escolar fue pobre. Fue el número setenta y uno de noventa y uno, durante los cuatro años; y, en el último año, ocupó el septuagésimo noveno lugar. Aparentemente, era demasiado joven y de una mente demasiado independiente para distinguirse bajo el rígido sistema de Harvard de aquellos días.

Su padre quería que él fuera científico. Peirce vacilaba. No sólo estaba indeciso sobre si debería consagrarse a una vida con tan pocos beneficios materiales, sino que también le atraía la filosofía. En la universidad había leído ya Aesthetic Briefe de Schiller, y había sido llevado a un estudio de la Kritik der Reinen Vernunft de Kant, que conocía "casi de memoria". En julio de 1861, se incorporó a la United States Coast Survey, en la que permaneció durante 30 años, viviendo donde fuera que sus investigaciones lo condujeran. Por ese tiempo, también, empleó seis meses estudiando la técnica de clasificación con Agassiz. En 1862, recibió un Master of Arts en Harvard y el año siguiente el título de Science Bachelor en química, summa cum laude, el primero en su género. Pero su interés en la filosofía persistía. En 1864-1865, disertó en Harvard sobre filosofía de la ciencia; y, como miembro de un grupo selecto, que incluía a Ralph Waldo Emerson, George Park Fisher, James Elliot Cabot y John Fiske, dio las conferencias universitarias en filosofía del curso 1869-70. El siguiente año, fue conferenciante universitario sobre lógica. Mientras tanto, de 1869 a 1872, trabajó como asistente en el Observatorio de Harvard; e hizo allí, desde 1872 a 1875, las observaciones astronómicas contenidas en Photometric Researches (1878), el único libro suyo publicado en vida. Ese libro contiene aún material de valor. En 1871, tenía un cargo temporal en la Coast Survey y al año siguiente fue nombrado asistente, manteniendo esta posición hasta 1884. En 1873, le hicieron contador asistente para el almanaque náutico y fue colocado a cargo de las investigaciones sobre la gravedad. Dos años más tarde, en 1875, fue enviado al extranjero para hacer investigaciones sobre el péndulo, y para asistir a la conferencia geodésica internacional como primer delegado americano. Su informe allí de que los experimentos del péndulo estaban sujetos a una inexactitud no descubierta hasta entonces, suscitó gran discusión y mucha oposición. Sin embargo, volvió dos años más tarde, después de que otros delegados hubieran tenido la oportunidad de investigar sus resultados, para recibir un voto de aprobación del congreso. Plantamour y Cellérier habían reconocido su deuda con él, y su originalidad en el trabajo sobre el péndulo ha sido señalada por Helmert. En ese año (1877), fue elegido miembro de la American Academy of Arts and Sciences y miembro de la National Academy of Science. Tenía el cargo de pesos y medidas de la United Coast and Geodetic Survey en 1884-85; fue miembro de la comisión de ensayos de 1888; participó en la comisión internacional de pesas y medidas; y, de 1884 a 1891, fue contratado como asistente especial en investigación sobre la gravedad. Pero, en 1891, ya sea porque sus experimentos habían demostrado ser demasiado caros o sus operaciones demasiado lentas, o por su descontento con la dirección de la Survey, dejó de trabajar para el gobierno, y terminó su carrera científica activa. Fue él quien primero intentó usar la longitud de onda de un rayo de luz como una unidad estándar de medida, un procedimiento que desde entonces ha jugado un papel importante en la metrología moderna. Aunque han sido reportadas algunas inexactitudes, su trabajo científico, en su mayor parte, ha sido alabado por hombres competentes debido a su precisión.

Peirce decía que había sido educado en un laboratorio, pero siempre se llamó a sí mismo un lógico. Llevado originalmente al estudio de lógica por sus problemas filosóficos, pronto vio la filosofía y otras materias casi enteramente desde una perspectiva lógica. En 1847, George Boole, el fundador de la lógica moderna, publicó The Mathematical Analisis of Logic, que fue seguido, en 1854 por su trabajo definitivo An Investigation of the Laws of Thought. Estos trabajos, destinados a revolucionar toda la ciencia de la lógica y liberarla de la esclavitud del silogismo aristotélico, pasaron prácticamente desapercibidos en América hasta que Peirce, en 1867, en un corto pero importante artículo leído ante la American Academy of Arts and Sciences (Proceedings, Mar. 12, 1867, vol. VII, 25º-61; Collected Papers, vol. III) se refirió al trabajo de Boole e hizo una cantidad de mejoras vitales y permanentes en el sistema booleano. Se propuso, en ese tiempo, publicar un artículo original de lógica cada mes, pero pronto abandonó el intento porque no se mostró el suficiente interés en su trabajo publicado. Sin embargo, durante casi 50 años, desde 1866 hasta el final de su vida, mientras estaba en la Survey y después de que la dejara, se ocupó de la lógica en todas sus ramas. Sus artículos técnicos de 1867 a 1885 le consagraron como el lógico formal más grande de su tiempo, y la más importante fuerza individual en el período desde Boole hasta Ernst Schröder. Estos artículos son difíciles, inaccesibles, dispersos y fragmentarios; y su valor podría no haberse conocido nunca, si no hubiera sido porque Schröder basó una gran porción de su Vorlesungen uber die Algebra der Logic (3 vols., en 4, 1890-1905) en ellos, y llamó la atención sobre el elevado carácter de las contribuciones de Peirce. Modificó, extendió y transformó radicalmente el álgebra booleana, haciéndola aplicable a proposiciones, relaciones, probabilidad y aritmética. Prácticamente sin ayuda, siguiendo a De Morgan, Peirce puso los fundamentos de la lógica de relaciones, el instrumento para el análisis lógico de las matemáticas. Inventó la cópula de inclusión, el símbolo más importante en la lógica de clases, dos nuevas álgebras lógicas, dos nuevos sistemas de gráficos lógicos, descubrió el vínculo entre la lógica de clases y la lógica de proposiciones; fue el primero en dar el principio fundamental para el desarrollo lógico de las matemáticas, e hizo contribuciones sumamente importantes a la teoría de la probabilidad, la inducción y la lógica de la metodología científica. Completó un elaborado trabajo de lógica pero no consiguió publicarlo. Era demasiado especializado para los editores, quienes preferían libros de texto elementales y, quizá, los escritos de un hombre en una cátedra académica. Nunca publicó muchos de sus escritos más importantes sobre lógica, entre los cuales están sus detallados artículos acerca de su nueva ciencia de la semiótica y la apreciación última de toda su fuerza e importancia como lógico espera la asimilación de sus artículos póstumos.

Benjamin Peirce, en un discurso público a finales de los sesenta, decía que esperaba que Charles fuera más lejos que él en matemáticas. Se dice que a principios de los ochenta, J. J. Sylvester, el gran matemático de la época, dijo de Charles que era "un matemático mucho más grande que su padre". Sin embargo, Charles publicó sólo unos pocos artículos sobre matemática pura. Le interesaba más el problema más difícil y fascinante de sus fundamentos. En 1867, en su artículo "Upon the Logic of Mathematics" (Proceeedings of the American Academy of Arts and Sciences, Sept. 10, 1867, vol. VII, 402-12; Collected Papers, vol. III), anticipó claramente el método para la derivación y definición del número empleado en el trascendental Principia Matematica (3 vols., 1910-13) de A. N. Whitehead y Bertrand Rusell. Editó, con notas importantes y un apéndice (Collected Papers, vol. III), el Linear Associative Algebra de su padre (en American Journal of Mathematics, julio, Sept. 1881), habiéndose interesado su padre en ese trabajo originalmente en los sesenta. Mostró, entre otras cosas, que cada álgebra asociativa puede ser representada por una cuyos elementos son matrices. Hizo también una cantidad de contribuciones, durante un período de años, a la teoría de agregados y a la aritmética transfinita, anticipándose a menudo su trabajo o corriendo paralelo con el destacado trabajo de Richard Dedekind y Georg Cantor. Muchos de sus estudios no publicados sobre cuestiones tales como el análisis situs fueron posteriormente repetidos por otros investigadores independientes. Si todos sus artículos matemáticos hubieran sido publicados en vida, él habría sido un factor más importante en la historia de las matemáticas de lo que es hoy en día. Su trabajo en problemas lógicos y filosóficos de las matemáticas, permanecen, sin embargo, entre los primeros de su campo.

El pragmatismo, creación de Peirce, tuvo su origen en las discusiones, en Cambridge, de un "club metafísico" quincenal fundado en los setenta. Eran miembros Oliver Wendell Holmes, el jurista, John Fiske, y Francis E. Abbot. Pero más importantes para la historia del pragmatismo fueron Chauncey Wright, un filósofo de influencia con quien Peirce tenía frecuentes discusiones, acaloradas pero provechosas; William James, amigo de toda la vida y benefactor de Peirce, en cuyo honor parece que adoptó más tarde el segundo nombre de "Santiago" ("San Jaime" en español), y Nicholas St. John Green, un abogado y seguidor de Bentham que tenía tendencia a interpretar doctrinas en términos de sus efectos en la vida social. Había sido el énfasis de Kant en la lógica formal lo que estimuló a Peirce a dedicarse a esa materia, cuya historia estudió con su detenimiento característico. Su interés en la historia de la lógica, a su vez, fue en gran manera responsable de su contacto con los escolásticos. En 1871, se convirtió a la versión del realismo de Duns Scoto, una postura que sostuvo durante toda su vida. En el mismo artículo en el que Peirce, por primera vez, exponía su realismo escotista y criticaba el nominalismo de Berkeley, esbozó de un modo general la postura pragmática (North American Review, Oct. 1871, pp. 449-72). La primera declaración definida de Peirce o el principio pragmático, como se llama de otra manera, no se dio, sin embargo, hasta 1878. Está contenida en un artículo escrito originalmente en francés en 1877, mientras estaba de camino a la conferencia geosética internacional, traducido más tarde por él al inglés y publicado en el Popular Science Monthly en enero de 1878, bajo el título "How to Make Our Ideas Clear". Era el segundo de una serie de seis artículos que trataban principalmente de problemas de lógica (nov. 1877, enero, marzo, abril, junio, agosto 1878; Collected Papers, vol. V, libro II; vol. II. libro III, B; vol. VI, libro I). Se publicó en la Revue Philosophique (Dic. 1878, enero 1879) junto con el primer artículo de esa serie, que tradujo al francés. En ese artículo, formulaba, como el recurso más importante para hacer las ideas claras, el principio de que debemos "Considerar qué efectos, que podrían concebiblemente tener comportamientos prácticos, concebimos que tiene el objeto de nuestra concepción. Entonces, nuestra concepción de esos efectos es la totalidad de nuestra concepción del objeto" (Popular Science Monthly, enero 1878, p. 293; Collected Papers, vol. V, par. 402). Esta fórmula ha sido ridiculizada por su difícil y un poco desconcertante repetición, pero Peirce sostenía que eligió cada palabra deliberadamente, deseando enfatizar que tenía que ver con conceptos y no con cosas y que era un principio de método más que una proposición de metafísica. Como de costumbre, no tuvo reconocimiento por su trabajo hasta que otro hombre llamó la atención sobre él mucho más tarde. En 1898, por primera vez, William James utilizó públicamente el término "pragmatismo" y reconoció la prioridad de Peirce en la creación de la doctrina y el nombre que llevaba. El pragmatismo de Peirce, sin embargo, no es el mismo que el de James; tiene más en común con el idealismo de Josiah Royce, desarrollado de forma algo independiente y con las opiniones posteriores de John Dewey. De hecho, cuando James escuchó a Peirce dar una conferencia sobre pragmatismo en 1903 confesó que no podía entenderle. Por otra parte, Peirce se rebeló pronto contra los giros característicos que James y otros dieron al pragmatismo. En 1905, acuñó el término "pragmaticismo", que era "suficientemente feo como para estar a salvo de los secuestradores" (Monist, Abril 1905, p. 166; Collected Papers, V, par. 414), para caracterizar sus propias opiniones; éstas incluían mucho de lo que los otros pragmatistas estaban dispuestos a descartar (tal como la idea de un Absoluto y una creencia en los universales). Tenía, sin embargo, pocos partidarios para su versión de la doctrina y la mayor parte de estos no estaban en América.

Peirce compartía, sin embargo, muchas de las opiniones características de la escuela pragmática, desarrollándolas a su propia manera independiente. Creía firmemente en la dependencia de la lógica respecto a la ética, ya en 1868 argumentaba en contra del individualismo y el egoísmo, y desarrolló teorías sociales de la realidad y la lógica. Sin embargo, sus contribuciones filosóficas publicadas más importantes son aquellas que encarnan su cosmología. Están contenidas en una serie de cinco artículos escritos para The Monist (enero 1891-enero 1893; Collected Papers, vol. VI). Ahí, se opuso enérgicamente a la filosofía mecánicista, defendió la realidad del azar absoluto y el principio de continuidad, intentando resolver el consagrado problema de la relación de mente y cuerpo, explicar el origen de la ley, dar cuenta de la imposibilidad de verificar de forma exacta las leyes de la naturaleza y desarrollar su teoría de un universo evolutivo. Dewey, James y Paul Carus, entre otros, estuvieron prestos a reconocer su importancia. El último, que era el editor de The Monist, atrajo a Peirce a la controversia, proporcionándole algo del espacio necesario para una mayor clarificación de su postura. Aunque el tijismo de Peirce, o la teoría del azar absoluto, recibió más consideración y una atención favorable, fue su sinejismo, o doctrina de la continuidad, la que él consideraba su contribución real a la filosofía, sosteniendo que era, sin embargo, un principio regulador más que una doctrina metafísica absoluta y definitiva. Parece que sus peculiares opiniones metafísicas no fueron aceptadas sinceramente por ningún filósofo conocido durante su vida, aunque James, Royce y Dewey han reconocido inequívocamente su influencia.

Peirce no tuvo oportunidad de enseñar durante más de ocho años a lo largo de toda su vida. Su conexión académica más prolongada fue con la Johns Hopkins University, donde fue catedrático de lógica desde 1879 a 1884. Aparte de sus tempranas conferencias en la universidad de Harvard en 1864, 1869 y 1870, disertó tres veces en el Lowell Institute: en 1866 sobre lógica, en 1892 sobre historia de la ciencia, y en 1903 sobre lógica. Además de eso, el único contacto oficial o semioficial que parece que tuvo con estudiantes fue a través de una conferencia sobre el número en Bryn Mawr en 1896; tres o cuatro conferencias sobre "temas sueltos" dictadas en la casa de Mrs. Ole Bull en Cambridge en 1898, sus siete conferencias sobre pragmatismo en Harvard en 1903, y dos conferencias sobre el método científico ante el club de filosofía de Harvard en 1907. Sin embargo, era un profesor inspirador. Demasiado avanzado, quizá, para los estudiantes corrientes, fue un factor formativo vital en las vidas de los que más progresaban, quienes lo recordaban más tarde con afecto y reverencia. Él los trataba como iguales intelectualmente y los impresionaba por tener un profundo conocimiento de su materia. De su pequeña clase de lógica en Johns Hopkins, cuatro, una de las cuales fue Christine Ladd Franklin, hicieron contribuciones perdurables a la materia en un libro que él editó y al cual contribuyó (Studies in Logic. By Members of the Johns Hopkins University, 1883). Su amor por la precisión hizo imposible que atrajera de forma popular, y no tenía capacidad para hacerse claro a sí mismo ante grandes grupos. Este defecto quizá hubiera sido considerablemente superado si hubiera tenido la oportunidad de estar más en contacto con estudiantes que pusieran en tela de juicio sus declaraciones y exigieran explicaciones. Hay algo de justicia en la observación de James de que las conferencias de Peirce eran "destellos de luz brillante sobre un fondo de oscuridad tenebrosa" (Pragmatism, 1907, p. 5), aunque las conferencias sobre pragmatismo, que se suponía que esta frase caracterizaba, son lúcidas cuando se sitúan frente al fundamento de todo su sistema. Peirce sostenía sus ideas con un vocabulario técnico, creando nuevos términos extraños en su intento por articular nuevas ideas, tratando de abarcar vastos campos en un espacio limitado. A veces mostraba un repentino don para la expresión clara, pero carecía de la habilidad de saber dónde era necesaria una explicación más amplia.

Estaba ansioso de enseñar, pero las dificultades personales obstaculizaban su camino. Se había descrito a sí mismo, cuando era estudiante de último año en la universidad, como vanidoso, esnob, descortés, atolondrado, perezoso y de mal genio. Ciertamente, no era perezoso fuera de la universidad. Pero siempre estuvo un poco orgulloso de su linaje y de sus conexiones, altivo con aquellos que se ponían en su camino, indiferente a las consecuencias de sus actos, rápido para sentirse ofendido, altamente emocional, fácilmente embaucado, y, como él mismo dice, "con una reputación de no encontrar la cosas". Era irregular en su horario, olvidadizo de sus compromisos, y más tarde, descuidado de su apariencia personal. Este hombre de barba negra, de figura fornida y estatura mediana, con cuello corto y brillantes ojos negros podía, sin embargo, ser encantador en reuniones sociales, declamar con destreza y conversar encantadoramente; estaba singularmente libre de los celos académicos y podía trabajar veinte horas de un tirón en un tema para el que no había logrado encontrar editor durante años. "Ser extraño", lo llamó James. El mismo Peirce sentía que había algo peculiar en su herencia y ponía énfasis en el hecho de que era zurdo. Sin embargo, podía escribir con ambas manos: en realidad era capaz de escribir una pregunta con una mano y simultáneamente la respuesta con la otra. En sus años de joven promesa, sus rasgos peculiares no eran ciertamente obstáculos serios para una carrera académica; pero, no solamente su padre, como se lamentaba, había descuidado enseñarle auto-control moral, de manera que más tarde "sufrió indeciblemente", sino que también tenía dificultades domésticas. El 16 de octubre de 1862, cuando tenía 23 años, se casó con Harriet Melusina Fay, tres años mayor que él, nieta del obispo John Henry Hopkins. Ella se unió a él en su temprano trabajo científico, era respetada en los círculos de Cambridge y se distinguió, después, como organizadora y escritora. Se divorció de ella el 24 de abril de 1883, en Baltimore, alegando que ella le había abandonado en octubre de 1876. Al poco tiempo, escribe que se casó con Juliette Froissy de Nancy, Francia, con quien vivió por el resto de su vida y quien le sobrevivió. Parece que las dificultades con su primera esposa fueron un factor importante en su pérdida de posición académica y en el parcial alejamiento de sus parientes y amigos.

Habiendo heredado algún dinero, se retiró en 1887, cuando tenía sólo cuarenta y ocho años, al "condado más salvaje de los estados norteños", cerca de Milford, Pensilvania; allí, consiguió una casa y un terreno, y en la fortaleza de su amplia y selecta biblioteca de obras científicas y filosóficas, muchas de los cuales eran de considerable valor, se dedicó a sus escritos sobre lógica y filosofía. Al mismo tiempo, escribió todas las definiciones de lógica, metafísica, matemáticas, mecánica, astronomía, astrología, pesos, medidas y universidades para el Century Dictionary (6 vols., 1889-91), y un número gradualmente creciente de reseñas de libros sobre una gran variedad de temas para The Nation. Indica que escribía alrededor de 2000 palabras por día. Lo hacía con cuidado y con letra clara. Con una extraordinaria capacidad para la autocrítica, de la que se enorgullecía, trabajaba sobre esa copia, reescribiéndola tantas veces como una docena, hasta que estuviera tan precisa y tan meticulosamente redactada como era capaz de hacer. La mayoría de las veces, el manuscrito final, que podría haberle llevado semanas de trabajo, no sería publicado, sino que permanecería sobre su mesa junto con todos los borradores precedentes y los diversos fragmentos accesorios a su escritura. Inmediatamente, con el mismo entusiasmo, empezaría otra formulación o comenzaría un nuevo tema, que estaría sujeto al mismo tratamiento. Se ha caracterizado a sí mismo como teniendo la persistencia de una avispa en una botella.

De joven tenía poco control sobre su dinero; fue siempre extravagante. Por su retiro de la Survey, se había interrumpido su salario del estado de 3.000 dólares, y tuvo que vivir de lo que podía reunir por sus conferencias ocasionales, ventas de libros, traducciones, tutorías privadas, colaboraciones en diccionarios, trabajo como consultor, y donaciones privadas. Construyó un ático en su casa, donde podía trabajar tranquilo; o, izando la escalera, escapar de sus acreedores. Aunque había sido contratado por J. M. Baldwin en 1901 para escribir la mayor parte de los artículos sobre lógica para el Dictionary of Philosophy and Psycology (3 vols. In 4, 1901-05) para 1902, estaba endeudado y al borde de la pobreza, haciendo sus propias tareas domésticas y gastando sus energías en pequeñas labores para obtener fondos inmediatos. Entonces solicitó ayuda a la Fundación Carnegie para conseguir publicar sus trabajos. Nueve años antes, había planeado una obra de doce volúmenes sobre filosofía, que tuvo que abandonar por escasez de suscriptores, a pesar del gran respaldo de personas importantes. Entonces, se propuso presentar 36 memorias, "cada una completa en sí misma, formando un sistema unitario de lógica en todas sus partes". Estas memorias tenían que ser presentadas de una en una y pagadas cuando fueran aprobadas. Aunque sus memorias propuestas se hubieran ocupado de cuestiones vitales, y aunque su solicitud estaba acompañada de elogiosas cartas de los hombres más grandes de la época, su solicitud fue rechazada, siendo la razón oficial que la lógica estaba fuera del ámbito de la fundación, por no ser una "ciencia natural". Para 1906, había dejado de hacer reseñas para The Nation y había perdido la mayor parte de sus otras fuentes de ingreso. El año siguiente estaba prácticamente en la miseria. Por medio de James, obtuvo un pequeño fondo, escasamente suficiente para mantener vivos a Peirce y a su esposa, por medio de peticiones a viejos amigos y estudiantes comprensivos. Publicó, durante tres años artículos sobre lógica, pragmatismo, epistemología y religión que están entre los mejores que jamás escribió. En 1909, era un hombre muy enfermo de setenta años, obligado a tomar diariamente un grano de morfina para evitar el dolor. Con una persistencia no disminuida, elaborando sus cartas con gran dificultad, a juzgar por la temblorosa, concienzuda escritura, continuó escribiendo o más bien reescribiendo, puesto que, para ese tiempo, finalmente había dejado de ser original. Cinco años más tarde, murió de cáncer, un hombre solitario, frustrado, trabajando aún en su lógica, sin un editor, sin apenas un discípulo, desconocido por el público en general.

Después de su muerte, el Departamento de Filosofía de Harvard compró sus manuscritos a su esposa (para su publicación, ver bibliografía). Hay cientos de ellos, sin fechas, con hojas perdidas, no enumerados y desordenados; existen duplicados y fragmentos, repeticiones y reafirmaciones. Sus intereses no se restringieron a lógica, pragmatismo, metafísica, matemáticas, geodesia, religión, astronomía y química. También escribió acerca de psicología, pronunciación de griego clásico e inglés antiguo, investigación psíquica, criminología, historia de la ciencia, historia antigua, egiptología y Napoleón, preparó un diccionario y un manual del editor, e hizo traducciones del latín y el alemán. James llamó a Peirce el pensador más original de su generación; Peirce se situó a sí mismo, en algún lugar, cercano a la categoría de Leibniz. Todo eso es actualmente cierto; es el más versátil y original de los filósofos americanos y el lógico más grande de América.

[Durante años se hicieron vanos intentos de organizar los papeles de Peirce, que él mismo no había sido capaz de ordenar. En 1927, sin embargo, Charles Hartshorne y Paul Weiss pensaron que veían una conexión sistemática en muchos de ellos, y prepararon una selección de diez volúmenes, ahora en proceso de publicación como Collected Papers of charles Sanders Peirce ( 5 vols., 1931-34). El esbozo precedente se basa principalmente en esos escritos, notas autobiográficas, y cartas y recuerdos de sus parientes, amigos y alumnos. Ver también R. S. Rantoul, Essex Institute Hist. Colls., XVIII (1881), 161-76; artículos en Jour. Of Philosophy, Psycologhy and Scientific Methods, dic. 21, 1916, por Josiah Royce, Fergus Kernan, John Dewey, Christine Ladd Franklin, Joseph Jastrow, y M. R. Cohen; Chance, Love and Logic (1923), por M. R. Cohen, que contienen algunos de los articulos filosóficos publicados de Peirce, una introducción, y una bibliografía casi completa; F. C. Russell, "In Memoriam Charles S. Peirce", Monist, julio 1914. E. W. Davis, "Charles Peirce at Johns Hopkins", Mid-West Quart., Oct. 1914; Harvard College. Records of the Class of 1859 (1896); F. C. Peirce, Peirce Genealogy (1886); necrología en Boston Evening Transcript, abril 21, 1914.]


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Fecha del documento: 6 noviembre 2006
Ultima actualización: 16 enero 2008

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