TRICOTOMÍA

Charles S. Peirce (1888)

Traducción castellana de Uxía Rivas (1999)



MS 1600 [No publicado previamente.] Escrito (probablemente para una presentación oral) a principios de 1888, muy poco después de completar el ítem 19, este escrito mecanografiado de tres páginas (encontrado en uno de las trece cajas de MS 1600) es una especie de resumen de algunos de los principales puntos de "Una respuesta al acertijo." Además, incluye una discusión de las categorías de Peirce aplicadas a los signos (un tema que había sido proyectado para el segundo capítulo no escrito de "Respuesta") y una comparación de sus opiniones sobre el asunto de la expresión dramática y de los principios del ser con los del dramaturgo de Nueva York y director de teatro Steele MacKaye. El título del artículo es una de las alternativas que Peirce había considerado para su proyectado "Uno, dos, tres," que después resultaría ser "Una respuesta al acertijo."


TRICOTOMÍA es el arte de hacer divisiones triádicas. Tal división depende de las concepciones de primero, segundo y tercero. Primero es el comienzo, aquello que es fresco, original, espontáneo, libre. Segundo es aquello que está determinado, terminado, acabado, que es correlativo, objeto, necesitado, reacción. Tercero es el medio, lo que llega a ser, lo que se desarrolla, lo que se produce.

Una cosa considerada en sí misma es una unidad. Una cosa considerada como correlato o dependiente, o como un efecto, es segunda con respecto a algo. Una cosa que de algún modo pone en relación una cosa con otra es un tercero o medio entre las dos.

La Primeridad o frescura puede tener múltiples variedades, o más bien la arbitrariedad y la variedad son su esencia, pero es absoluta y no es susceptible de diferencias de grado. Puede estar presente más o menos, pero no tiene diferentes órdenes de complicación en sí misma. La Segundidad, por otro lado, puede ser genuina o degenerada. La segundidad degenerada tiene dos variedades, ya que un objeto singular considerado como segundo de sí mismo es un segundo degenerado, y un objeto considerado como segundo con respecto a otro con el que no tiene una conexión real, de tal modo que si ese otro se considerara aparte tendría aún esos mismos caracteres que estaban implicados en la relación, es también un segundo degenerado. La segundidad genuina es una conexión dinámica; la segundidad degenerada es una relación de razón, como un mero parecido. La Terceridad tiene dos órdenes diferentes de degeneración. La terceridad genuina es donde, de los tres términos A, B, C, cada uno está relacionado con cada uno de los otros, pero con una relación que subsiste solamente en virtud de un tercer término, y cada uno tiene un carácter que le pertenece solamente en tanto que los otros realmente lo influencian. No sería suficiente decir que la conexión entre los términos es dinámica, ya que la fuerza sólo subsiste entre pares de objetos; deberíamos mejor usar la palabra "vital" para expresar el modo de conexión, ya que donde quiera que hay vida, generación, crecimiento, desarrollo, ahí y sólo ahí hay una terceridad genuina. La terceridad del primer orden de degeneración se da cuando dos de los tres términos son idénticos, de tal forma que el otro únicamente media entre dos aspectos del mismo objeto o donde de alguna manera no hay una conexión vital entre A, B y C, sino sólo una conexión dinámica entre A y B, y otra entre B y C, produciendo entonces una conexión dinámica entre A y C. El segundo orden de degeneración se da cuando ni siquiera hay una conexión dinámica entre los términos o por lo menos cuando la terceridad no consiste en eso [aunque podría ser necesario para el establecimiento de la terceridad] sino cuando los tres términos son virtualmente idénticos o están conectados por simples relaciones de razón.

La expresión es una clase de representación o significación. Un signo es un tercero que establece una mediación entre el objeto representado y la mente dirigida a él. Si la terceridad es no-degenerada la relación del signo con la cosa significada es tal que sólo subsiste en virtud de la relación del signo con la mente intencional; es decir, el signo se relaciona con su objeto en virtud de una asociación mental. Los modos convencionales de expresión, y otros modos que dependen de la fuerza de asociación, entran ampliamente en todos los campos de estudio. Ellos constituyen el grueso del lenguaje. Si la terceridad es degenerada en el primer grado, el signo media entre el objeto y la mente en virtud de conexiones dinámicas con el objeto por un lado y con la mente por otro. Esta es la única clase de signo que puede demostrar la realidad de las cosas, o diferenciar entre cosas exactamente similares. Como si yo camino solo en una noche oscura, y repentinamente un hombre salta de una esquina con un "¡Jop!" y entonces hace que me dé cuenta de su presencia de una manera particularmente viva. Sería imposible seguir una prueba geométrica sin las letras que están vinculadas a las diferentes partes de una figura y que de este modo dirigen la atención a la fuerza al objeto correcto. De igual modo el dramaturgo consigue a menudo el efecto mental deseado en la audiencia a la fuerza al afectar directamente el sistema nervioso, sin apelar a la asociación; o puede despertar la atención de la audiencia, igual que el sacerdote que anuncia a voz en grito el comienzo de una nueva sección en su sermón, o puede dirigirse a una parte particular del escenario, como lo hacen los malabaristas. Si la terceridad es degenerada en el segundo grado1, la idea en la mente intencional, el objeto representado y su representación están conectados sólo por un parecido mutuo. El signo es una semejanza; y este es el principal modo de representación de todo arte. Aquí no hay una nítida discriminación entre el signo y la cosa significada, la mente flota en un mundo ideal y no se pregunta o se preocupa de si es real o no. Este carácter da lugar a una notable diferencia entre esta clase de representación y la segunda; y ésta es la razón por la cual el uso del segundo modo de representación es tan poco artístico. De nuevo, el tercer modo de representación es no analítico, presenta al objeto total tal como existe en las relaciones y puntos concretos y no meramente abstractos de ese objeto; y esto constituye un marcado contraste con respecto al primer modo de representación; y esto es lo que hace que el primer modo de representación sea no artístico. El sr. Mackaye divide la expresión dramática en pantomima, voz y lenguaje2. Una persona a primera vista haría la división en habla y gesto, y esto, sin duda, respondería mejor a algunos propósitos. Pero con referencia al valor de los diferentes instrumentos a nuestra disposición es importante hacer una división que corresponda tanto como sea posible a las diferentes clases de representación. Entonces el lenguaje se encuentra en la representación principal por la fuerza de la asociación; implica el análisis de lo que se transmite [tanto por lo que respecta al oyente como por lo que respecta al autor] y la expresión separada de los aspectos abstractos. La voz, por otro lado, despierta la atención, la dirige a canales particulares, llama a los sentimientos y modifica generalmente la conciencia de un modo principalmente fisiológico; y, por lo tanto, es un modo de expresión del segundo tipo. La pantomima sola es principalmente representación de tipo puramente artístico, que se contempla sin análisis y sin discriminación entre el signo y la cosa significada. La pantomima misma puede dividirse, según el mismo principio, en tres variedades; la pantomima artística que simplemente muestra al hombre, su disposición general y lo que hay de más notable en él en ese momento, y se contempla sin análisis; la pantomima dinámica, como cuando se señala con el dedo o se mueve o se muestra el dedo para reforzar lo que se está diciendo, o como cuando se amenaza con el puño, o se derriba al interlocutor; y el lenguaje de signos, en su mayor parte de carácter imitativo (debido a la peculiar naturaleza de la pantomima) pero implicando aún análisis y siendo realmente más lenguaje que propiamente pantomima.

LA CONCIENCIA tiene tres elementos, la conciencia Singular, la conciencia Dual y la conciencia Plural. La conciencia Singular o Simple es la conciencia tal como puede existir en un instante singular, la conciencia de todo lo que está inmediatamente presente, ya que todo lo que no está inmediatamente presente es un absoluto espacio en blanco. Esto es la Sensación pura que forma la urdimbre y la trama de la conciencia, o en palabras de Kant su materia3. En esta clase de conciencia el sujeto y el objeto no son discriminados de ninguna manera, de hecho no hay discriminación, ni partes, ni análisis, ni se considera una cosa con respecto a otra, ni hay relación, ni representación, sino simplemente un quale puramente indescriptible que desaparece con el parpadeo de un ojo y que no guarda ningún parecido con ningún recuerdo de él. Es precisamente la cualidad de lo inmediatamente presente, que fluye por nosotros continuamente, siempre aquí pero que nunca se detiene para ser examinada. Es siempre fresca, siempre nueva, luciendo una multiplicidad sin límites. La conciencia dual es un sentido de otro, no presente, un sentido de golpear y de ser golpeado, de acción y de reacción recíproca, de energía. Ésta es la clase de conciencia más despierta; enfrenta enérgicamente al objeto contra el sujeto, al contrario del distraído fracaso a reconocer la situación característico de la Sensación. La conciencia Dual incluye la Voluntad, pero ha sido demostrado por experimentos concluyentes que la conciencia de golpear y [la] de ser golpeado no difieren, y el Sentido en su referencia directa a un objeto es de igual manera conciencia de acción y reacción. Es el carácter energético y real de la conciencia dual la que principalmente lo distingue. Consiste en un sentido de "poder" que es al mismo tiempo un sentido de "no poder". La fuerza implica resistencia, y el poder limitación. Hay siempre un opuesto, siempre un pero, siempre un segundo en la conciencia dual. No tiene nada que ver con el poder ser; está siempre allí. La conciencia plural o sintética no es la mera sensación de lo que está inmediatamente presente, ni siquiera el mero sentido de carencia de algo, sino que es el darse cuenta del puente que une lo presente y lo ausente, de un Proceso como tal. Zenón mostró cómo el movimiento es imposible si renuncias a abrir los ojos de la conciencia sintética. Es la percepción del movimiento y del cambio. Estoy profundamente dormido y las ropas de mi cama empiezan a arder. Al principio, el calor simplemente tiñe mi conciencia, por decirlo así; eso es pura Sensación; entonces me vuelvo energéticamente consciente de algo y me levanto sobresaltado sin saber lo que es; ésta es la conciencia Dual, el Sentido con Voluntad; por último comienzo a sosegarme, soy consciente de un proceso de aprendizaje, coloco las cosas en orden; esto es la Percepción y la conciencia Sintética, que reúne lo presente y lo ausente en un todo.

La conciencia Dual, debido a que es conciencia de un segundo, tiene dos grados, la forma dinámica y la forma estática o degenerada. La conciencia dual dinámica consiste en la acción y reacción externa, el Sentido Externo y la Volición; la conciencia dual estática consiste en la acción y reacción interna, la autoconciencia y el autocontrol. La conciencia Plural, debido a que es conciencia de un tercero, tiene dos grados de degeneración. La conciencia sintética genuina, la conciencia de lo que tiene su ser en su terceridad, es Razón. La variedad dinámica es una conciencia de coordinación entre los actos del sentido y la voluntad, es mirar a los fenómenos del sentido y la voluntad como racionales, lo que podríamos llamar Deseo, aunque eso no lo define exactamente. La variedad estática es la comparación de sensaciones, y puede ser llamada comprensión estética.

La división del sr. Mackaye de los principios del ser tiene un notable parecido con ésta. Lo que él llama el principio vital o pasional, que sostiene la vida, parece ser casi lo que yo llamo la simple conciencia de la Sensación; lo que él llama el principio afectivo o impulsivo es mi conciencia dual más el Deseo y menos el Sentido; lo que él llama Reflexión es probablemente la Razón con la comprensión estética4.

Las funciones del Sistema Nervioso son tres, correspondientes a las tres clases de conciencia. Son, primero, la Irritabilidad, ya que la capacidad de una célula nerviosa para entrar en condición de excitación es indudablemente la base fisiológica de la sensación; segundo, el poder de transmitir perturbaciones nerviosas a las fibras nerviosas, ya que es por esta propiedad de los nervios por la que estamos en relación con el mundo exterior; y tercero, el poder de adquirir hábitos, que es la base de nuestra capacidad de aprender.

Las propiedades del protoplasma en general son tres, primero, su capacidad de entrar en un estado en el que es más líquido y tiene al mismo tiempo una cohesión más fuerte y una tensión en la superficie; segundo, la tendencia de esta condición a extenderse por toda la masa; y tercero, su poder, cuando entra o sale de esta condición, de asimilar nueva materia, siempre que ésta se presente de tal modo que esté sujeta a las mismas fuerzas que producen el trastorno, -en otras palabras, el poder de crecimiento con todo lo que esto implica.

Traducción de Uxía Rivas


Notas

1. En el original pone "tercero."

2. La referencia aquí, al igual que en la página 284, es a Steele MacKaye (1842-1894), un autor de teatro neoyorkino, actor, director de teatro e inventor, y un amigo de los Peirce ( junto con su mujer). Las divisiones de MacKaye de la expresión dramática y de los principios del ser fueron hechas probablemente o en un discurso público o en una revista o periódico, que no ha sido identificada.

3. Ver cap. 1 de la Estética Transcendental, Crítica, A19-22 (B33-36).

4. Ver nota 2.




Fin de: "Tricotomía". Traducción castellana de Uxía Rivas (1999). Original en: MS 1600

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Fecha del documento: 11 de agosto 1999
Ultima actualización: 27 de febrero 2011


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