Karl Otto Apel convierte la filosofía en semiótica


Mariluz Restrepo*


Karl Otto Apel lleva la propuesta peirceana hasta sus últimas consecuencias. Apel pretende superar el cientificismo propio del Siglo XX desde una propuesta hermenéutica que no deje de lado la preocupación filosófica por la ciencia y encuentra en la filosofía peirceana muchos principios que le permiten conjugar raíces ontológicas con presupuestos epistemológicos dentro de una concepción normativamente relevante para el ser humano.

Podemos sintetizar el pensamiento apeliano como la propuesta por una filosofía trascendental hermenéuticamente transformada que debe partir del a priori de una comunidad de comunicación que es idéntica al género humano. Así cada individuo en su autocomprensión puede anticipar el punto de vista de una comunidad ideal de comunicación que debe construirse en comunidad real. La filosofía se constituye en juego trascendental de lenguaje como pre-estructura posibilitada por el a priori de la comunidad de argumentación. Apel afirma: "por su radical dependencia con respecto al lenguaje ordinario, irrebasable aunque reconstruible, la comunidad ilimitada de argumentación constituye el núcleo y el presupuesto de una auto-comprensión hermenéutico-trascendental de la filosofía. A mi juicio, en ello radica la unidad sintética de la transformación de la filosofía..."1.

La Filosofía debe, entonces, presentarse como juego lingüístico trascendental que cumpla con las pretensiones de validez de todo enunciado, de corrección y de rectitud como fundamento normativo y metodológicamente relevante para la ciencia. Se trata de reconocer las posibilidades de constitución y validez del sentido.

Apel considera que su propuesta constituye el fundamento de un nuevo paradigma de prima philosophia. "Como nuevo paradigma, la semiótica trascendental puede reemplazar los dos paradigmas precedentes de prima philosophia que son de una parte la ontología o metafísica en sentido aristotélico y de otra, la crítica del conocimiento o filosofía de la conciencia en el sentido de Kant (y así en el sentido de la filosofía moderna de Descartes a Husserl) y digo puede reemplazarlos y al mismo tiempo los puede 'suprimir' y conservar en el sentido hegeliano"2.

Apel fundamenta la hermenéutica trascendental como crítica del sentido en el modelo de 'ser-signo' peirceano. Puesto que no hay conocimiento sin mediación sígnica, la crítica del sentido puede entenderse como la superación de la crítica del conocimiento kantiana. A mi juicio, Apel hace justicia a Peirce estableciendo el 'giro semiótico' como paradigma de la filosofía. Si Peirce fundamenta ontológicamente la teoría de la significación, haciendo de la semiótica una parte de la filosofía, Apel va más allá: convierte la filosofía en semiótica.

Para Apel el conocimiento es un problema de sentido y este sólo se va dando, se va construyendo en el tiempo mediante la intersubjetividad. Considero que Apel apropia creativamente el sentido de intersubjetividad sugerido por la concepción peirceana de 'comunidad como horizonte en donde se inscribe la verdad', dándole el sentido de 'comunicación' y otorgándole toda la densidad ética que Peirce deja planteada muy ambiguamente. Aquí Apel toma ideas solamente sugeridas y construye sobre ellas.

Peirce desarrolla la Teoría General del Sígno desde el análisis del proceso de conocimiento –de significación– en relación con la acción del ser-humano-en-el-mundo, pero sin hacer énfasis en su condición de 'comunicación' con otro. Sin embargo, en sus últimos escritos personales Peirce define el signo como "Medio para la comunicación de una Forma (...) forma como aquello que es comunicado sobre el objeto, a través del signo, al interpretante (...) el signo tiene el poder de comunicar la forma a un interpretante"3. En este sentido, el lenguaje puede entenderse principalmente como función de comunicación intersubjetiva en donde se reconoce el sentido de las palabras y el ser de las cosas. Aquí podrían encontrarse bases para el desarrollo de una teoría de la comunicación desde el signo mismo.

Esta no es la preocupación de Apel; él sitúa la comunicación en su sentido social-normativo como propia del consenso de la comunidad4. Sí retoma el pragmatismo peirceano referido al sentido del ser humano-en-el-mundo y no como simple descripción de disposiciones conductuales o de consecuencias fácticas como lo pretende el behaviorismo. Apel reconoce la dimensión trascendental del pragmatismo en tanto fundamento lógico normativo que nos pone en el contexto de unas reglas meta-científicas del acuerdo sobre el sentido.

Aunque Peirce no tematiza el concepto de 'comunidad', sí lo menciona como horizonte posibilitador de verdad y de sentido. El conocimiento científico se valida en la 'comunidad de investigadores' y el conocimiento de 'la' realidad "consiste en el acuerdo al que eventualmente llegará toda la comunidad"5. Apel retoma la noción de comunidad y la hace trascendental: la comunidad es la condición de posibilidad del conocimiento y de la verdad. El fundamento aquí es J. Royce y no sólo Peirce. Apel mismo hace un análisis de la filosofía de Royce en su conferencia "Cientificismo o Hermenéutica Trascendental" desde donde propone el concepto de 'comunidad de interpretación como comunidad ilimitada de interacción'6.

Para Apel, entonces, la comunicación está basada en la interacción y la intersubjetividad; es lo que permite avanzar en la comprensión mediante el consenso que está fundamentado en el acuerdo previo de la comunidad ilimitada e ideal de comunicación. El consenso es el garante de la objetividad del conocimiento y funciona como principio regulativo, como principio ético de compromiso y esperanza. La comunicación entendida como un proceso dialógico, intersubjetivo supone la pre-comprensión del acuerdo de la comunidad ilimitada de comunicación y permite el desarrollo del hombre en la historia mediante el proceso de construcción que se va generando in the long run. Solo 'a largo plazo' el hombre podrá ir alcanzando en el consenso, ese acuerdo que le precede como pre-comprensión de todo conocimiento. Es la comunidad ideal e ilimitada de comunicación la que se va realizando como comunidad real de comunicación mediante la interacción. La comunidad ideal de comunicación es la estructura cuasi-trascendental como condición de posibilidad y validez del conocimiento y por ende de la praxis humana y a su vez es el horizonte posible hacia donde tiende el hombre como fin último7. Apel parte del 'yo represento', 'yo significo' de Peirce para definir el sujeto como "comunidad real de experimentación e interpretación"

 



Notas

* Maestría en Filosof’ia U. Javeriana (Bogotá). Estudios de Doctorado en filosofía. Autora, entre otros, de Ser signo interpretante, filosofía de la representación de Charles S. Peirce. (E-mail: mrestrepo@rmeducare.org)

1. K-O Apel. La transformación de la filosofía, Vol I, p. 71. Las itálicas son de Apel.

2. K.O. Apel."La semiotique trascendentale et les paradigmes de la prima philosophia " en Revue de metaphysique et de morale (1987), Año 92(2). La traducción es mía.

   Para una mayor profundización en el trabajo de Apel y, también, la influencia de Peirce, Ver Adela Cortina, Razón comunicativa y responsabilidad solidaria. Salamanca: Ed. Sígueme, 1985

3. MS 793.1-3, c1905 en el Microfilm Edition of the Charles S. Peirce Papers, 1977. Houghton Library, Universidad de Harvard. Las mayúsculas son de Peirce, Es evidente como la noción de 'forma' implica la significación construida en la semiosis, en la acción del signo.

4. Probablemente Apel no conocía estos manuscritos ya que no han sido publicados y sólo fueron accesibles al público a finales de la década del 70.

5. CP 5.331: "Grounds of Validity", 1868. El acuerdo puede entenderse como el sentido de completud, como terceridad, ley que da sentido a la obra humana.

6. Conferencia pronunciada en el Congreso Nórdico de Filosofía, Trondheim, 1969 en La transformación de la Flilosofía, Tomo II, pp. 169-208.

   J. Royce (1855-1916) filósofo americano, graduado en la universidad de California (1873), se traslada a Cambridge (1882) y enseña en Harvard desde 1892, cuando ya Peirce se había retirado a Arisbe. Entre sus libros están: The World and the Individual (1900-1901) y The Philosophy of Loyalty (1908). Como idealista plantea que el mundo cognoscible existe para la mente humana. El orden natural del mundo debe ser un orden moral. La obligación ética del hombre 'toma la forma de lealtad a la gran comunidad'.

7. Este es el punto de confluencia con Habermas quien acude a Peirce durante su discusión y análisis sobre las posibilidades y condiciones de la ciencia. Ver Conocimiento e interés. Madrid: Taurus, 1982, en especial Cap. 5 y 6. pp. 96-148.

   En su desarrollo posterior referido a la trilogía de la comunicación: competencia comunicativa, comunidad de comunicación y acción comunicativa, pienso que están las huellas de la filosofía peircena ya tamizadas por Apel. Insisto aquí, en que el sesgo ético normativo de la significación intersubjetiva es más un desarrollo 'desde' Peirce. Las implicaciones del ser-signo-para una Teoría de la Comunicación están aún por trabajarse.


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Fecha del documento: 6 de mayo 2009
Ultima actualización: 6 de mayo 2009

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