LAS REGLAS DE LA RAZÓN
MS 600


Charles S. Peirce (c. 1902)

Traducción castellana de Miguel Ángel Fernández (2006)


Este texto corresponde al MS 600 breve, un manuscrito escrito por Peirce alrededor de 1902 del que sólo se conservan tres páginas sueltas. Guarda relación con los manuscritos 596-600.


(p. 5) Preguntémonos pues, ¿Qué cosas tenemos derecho de juzgar? Tenemos derecho de juzgar nuestras propias intenciones; o, en otras palabras, todo aquello que podamos controlar en el futuro. Esto no se puede discutir; ya que no juzgar nuestras propias intenciones sería no actuar intencionalmente; y negar nuestro derecho a actuar intencionalmente sería exigirnos tener la intención de no tener ninguna intención. Por lo tanto, en el momento que tenemos la idea de intención ya tenemos el derecho de juzgar, al menos, algunas de nuestras intenciones. Podríamos, uno puede pensar, ir más lejos y decir de cada intención controlable que no es meramente nuestro derecho, sino nuestro deber, controlarla y, por lo tanto, criticarla. Esto, sin embargo, sería ir más lejos de lo que tenemos alguna ocasión de ir. Ahora preguntémonos si tenemos el derecho de aprobar o condenar cualquier cosa, excepto hasta donde tal aprobación o condena concierne a algo que podamos controlar. Ciertamente tenemos derecho de declarar que un paisaje es hermoso, y un dolor de muelas desagradable. Es decir, dando por supuesto que, de hecho, nosotros ....

(p. 35) ... en estar exento de toda revisión por otros juicios subsiguientes. No es por sí mismo el hecho definitivo; porque se representa él mismo a sí mismo como representando el percepto. No es acrítico; sino que es su único y solo crítico, y el único crítico de tal crítica; y así continuamente. Es un juicio que se juzga a sí mismo y su propio juicio es definitivo. Él sólo, por lo tanto, no se refiere a nada en el futuro. Él solo es una creencia que no es una expectativa. Si una revisión subsiguiente encuentra que hay una ilusión, debe ser el percepto mismo el que sea acusado de ilusorio, no el juicio que así lo parecía.

(p. 36) ... en estar exento de toda revisión. No es el hecho definitivo; representa. No es acrítico, sino que es su propio crítico y el crítico de esa crítica, y así indefinidamente. Su propio juicio es final.


Fin de: "Las leyes de la razón". Traducción castellana de Miguel Ángel Fernández (2006). Original en: MS 600.

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Fecha del documento: 28 de septiembre 2006
Ultima actualización: 27 de febrero 2011


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