¿POR QUÉ LA IDEOLOGÍA DE MIGUEL GARCÍA DE LA MADRID?


Julia Fernández Tellechea

El 14 de noviembre de 2003 Shea Zellweger, profesor jubilado de psicología del Mount Union College de Ohio y creador de un sugerente alfabeto lógico, emprende a sus setenta y ocho años la escritura de una extensa carta dirigida al profesor Jaime Nubiola, en calidad de director del Grupo de Estudios Peirceanos. El objetivo de la carta es doble: primero, dar noticia de uno de sus hallazgos en su compulsiva búsqueda por las librerías de cualquier obra que pertenezca a la historia de la semiótica, y segundo, persuadir al profesor Nubiola del valor y oportunidad de este nuevo descubrimiento libresco.

El "sorprendente hallazgo", en palabras del propio Zellweger, que motiva la entusiasta misiva de diez páginas dirigida al profesor Jaime Nubiola, es un ejemplar de La Ideología o Tratado de las ideas y de sus signos; parte primera: de lo que se llama vulgarmente lógica, obra impresa en Barcelona en 1820 que tiene por autor al Dr. Don Miguel García de la Madrid, y en la que a lo largo de ciento treinta páginas se explica la manera en que el ser humano adquiere las ideas, las combina y compara, y las expresa.

La carta comienza por advertir cómo aun sin conocimientos de español, el profesor Zellweger descarta la lectura del texto de La Ideología, pero no su compresión. Y cómo tras un metódico y concienzudo análisis de la estructura y ordenación de la obra de García de la Madrid —tarea descrita con mimo en la carta, y que le lleva una década y un lustro—, Shea Zellweger acaba por convencerse del valor de su descubrimiento y de que García de la Madrid es una "neglected figure" de la semiótica, es decir, un filósofo injustamente olvidado.

Este convencimiento del jubilado profesor de Ohio acerca del valor de La Ideología, nace, tal y como relata él mismo, de una constatación. Constatación que según él se revela a partir del título de una de las ilustraciones con las que Miguel García de la Madrid intenta iluminar su texto, en concreto con la Ilustración X en la que se lee: "Progresos de nuestro entendimiento en la adquisición de las ideas y de sus signos, y en la formación de los universales", y que el propio García de la Madrid glosa con la reveladora pregunta de "¿Cómo procede nuestro entendimiento en la adquisición de las ideas y de sus signos, y en la formación de los universales?". Zellweger entiende que esta propuesta se adelanta a los conocidos y celebrados trabajos de Wilhelm Wundt —temprano psicólogo alemán de mediados y finales del siglo XIX—y C.K. Ogden e I.A. Richards —lingüista y crítico literario, respectivamente, ambos ingleses, que publicaron en 1923 (ciento tres años después del texto de García de la Madrid) un libro de enorme éxito entre los estudiosos de la semiótica, The meaning of meaning.

Con esta impresión suya, Shea Zellweger acabó por despertar nuestra curiosidad, y provocó que corriésemos a buscar información acerca de su descubrimiento.

La Ideología ha sufrido hasta ahora el mayor de los silencios. Si la búsqueda de datos acerca de su autor resultó difícil, el estudio de su texto es del todo original, pues a lo largo de los casi dos siglos que separan La Ideología de este Trabajo de Investigación sólo se hallan dos referencias bibliográficas. La primera referencia es la del Boletín bibliográfico español y estrangero de Don Dionisio Hidalgo de 18491, repertorio en el que se recogen entre otros "todas las obras publicadas desde el año 1700 a 1839, ambos inclusive" que "se venden en el puesto de libros de González", y en cuya entrada 513 se lee el texto de la portada del original de La Ideología, y una pequeña descripción material: "un tomo en 4.º, pergamino".

La segunda referencia es más jugosa, aunque algo desconcertante. La colección de índices de la revista El Europeo2, elaborada por Luis Guarner en 19533, recoge una pequeña alusión a La Ideología de Miguel García de la Madrid redactada por Buenaventura Carlos Aribau en la que se lee:

Esta obrita impresa en 1820 suscitó ciertos debates entre el autor y algunos jóvenes que se habían dedicado a este estudio. Nos parece que adolece verdaderamente de defectos, aunque no aprobamos en su totalidad la opinión de los que escribieron las impugnaciones.

Esta referencia resulta desconcertante por su elocuencia y sin embargo las pocas pistas que deja: La Ideología suscitó debates, luego tuvo público, e incluso hubo quien escribió refutándola, pero no se menciona ninguna de las razones que provocaron el debate, tan sólo que los propios responsables de la revista El Europeo la consideran una obra imperfecta, aunque tampoco explica Aribau porqué.

Así, fue aquella intuición del profesor Shea Zellweger y la comprobación de que tanto Miguel García de la Madrid como su obra se hallan olvidados e incluso perdidos, lo que nos persuadió de la oportunidad de esta Investigación. Y es que además, sea o no Miguel García de la Madrid una "neglected figure", esto es, sea cual sea la aportación real, el valor y originalidad de las reflexiones de García de la Madrid vertidas en La Ideología, resulta evidente que su estudio ayudará al entendimiento de una larga tradición de pensamiento filosófico preocupada por la manera en la que el ser humano conoce el mundo.

Efectivamente, aun cuando La Ideología acabe por no ser original en sus reflexiones, mantiene su valor histórico, y este valor histórico cotiza ahora en semiótica más que ningún otro.

Hoy por hoy la realidad semiótica en sus teorías y, más aun, en sus aplicaciones, se muestra algo caótica o cuando menos confusa. Como planteamiento científico, como método de conocimiento de la manera en que el hombre se relaciona con el mundo y lo conoce, la semiótica se encuentra en un momento de agitación, de extrema actividad; sin embargo, en cuanto que ciencia se halla perdida, empantanada en una compleja profusión de teorías e incluso de terminología. Por esto, son muchos los semióticos que reclaman una reconstrucción histórica de este interés humano por la mecánica de la significación: es preciso —reclaman muchos— escribir la historia de la semiótica para solventar los problemas que la cercan y evitan que se constituya en una disciplina científica independiente a partir de la que poder llegar a conclusiones verdaderamente generales.

Justamente, es este último el espíritu, la motivación con la que se ha elaborado este Trabajo de Investigación: contribuir a la reconstrucción histórica de la semiótica. Motivo inmenso e importantísimo para una contribución mínima: el estudio y edición de La Ideología o Tratado de las ideas y de los signos de Miguel García de la Madrid, una de las muchas obras que a lo largo de la historia se han escrito acerca de la manera como el hombre conoce y da a conocer el mundo. Obra que seguro, dada la situación intelectual de la España del siglo XIX, poco aporta a la historia internacional de la semiótica, pero que sin duda puede decir mucho de la asimilación de las reflexiones y adelantos que llegaban del extranjero en unos tiempos terriblemente convulsos y quizá por ello, tan estudiados y sin embargo, aún desconocidos.

Recuperar un texto olvidado, dar las circunstancias y pautas de su elaboración, e identificar sus reflexiones últimas y valederas. Este es el auténtico objetivo del presente Trabajo de Investigación.

Y para la consecución de este objetivo nada mejor que dividir el Trabajo en dos partes: una primera parte en la que estudiar y analizar La Ideología, su génesis y contenido, y una segunda parte en la que editar un texto de principios del siglo XIX, para la más plena comprensión de los lectores del siglo XXI.

Así, en la Parte Primera, Capítulo I, se exponen los resultados de una ímproba labor detectivesca por conocer la vida y personalidad del autor de La Ideología del que al inicio de este Trabajo no se sabía ni tan siquiera la fecha ni lugar de nacimiento. Se trata de una lenta reconstrucción de lo que debió de ser la vida de García de la Madrid pieza a pieza, a partir, las más veces, de la información que sobre sí mismo arroja el propio autor en sus textos y otras, de la fortuna que da una búsqueda terca. Las conclusiones biográficas a las que se llega se ven confirmadas con el estudio —también en el Capítulo I— de otras obras suyas, aparte de La Ideología: hombre preocupado política y socialmente, de formación jurista e intereses humanísticos, Miguel García de la Madrid fue, sobre todo, un intelectual de su tiempo, con todo lo bueno y todo lo malo que supone esta afirmación.

Paralelamente, La Ideología, es también una obra de la España de principios del siglo XIX. Así se descubre en el análisis de su estructura formal y funcional —ya en el Capítulo II de esta misma Parte Primera del presente Trabajo de Investigación—, y por supuesto en el análisis de los conceptos e ideas principales que maneja y expone, análisis que muestra lo fútil, o mejor, lo efímero de la originalidad en filosofía: disciplina poco dada a las grandes gestas, en la que las preguntas arrojan la misma luz que las respuestas y en la que el conocimiento no se acumula sino que se recicla.

Y ya al final, en la Parte Segunda, este Trabajo de Investigación ofrece una edición del texto de 1820 de La Ideología, edición que intenta mantener la manera de la época al tiempo que se esfuerza por acercarlo en la ortografía, estructura formal y citas, al lector actual, con el afán doble de subrayar su indiscutible valor histórico y de divulgar las ideas que contiene el texto.

En definitiva, esta investigación supone una contribución estrictamente filológica a una cuestión en todo de índole filosófica, en consideración, primera y por supuesta, de las limitaciones de quien la realiza dada su formación, pero segundo y fundamental, en el convencimiento de la urgencia de la investigación interdisciplinaria para el mejor progreso científico. Así, es obligado que a pesar de los esfuerzos por dirimir definitivamente la valía de la obra de Miguel García de la Madrid, esta investigación concluya con el deseo de que a partir del mismo quienes sepan hacerlo puedan ir más lejos en sus conclusiones.

 

 


Notas

1. Madrid, Imprenta de Reneses, Tomo X, pág. 138.

2. Revista de ciencias, literatura y artes publicada en Barcelona entre 1823 y 1824, y elaborada por Buenaventura Carlos Aribau, Ramón López Soler, Luis Monteggia, Florencio Galli y Carlos Ernesto Cook. Recuerdo que fue en el establecimiento de "lenguas extranjeras y bellas letras" de este último, donde Miguel García de la Madrid ejerció de profesor de retórica.

3. Guarner, L., El Europeo: (Barcelona, 1823-1824), Madrid, Instituto "Miguel de Cervantes", 1953.

 


Fecha del documento: 8 de septiembre 2008
Última actualización: 8 de septiembre 2008


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