Seminario del Grupo de Estudios Peirceanos
Universidad de Navarra, 14 de octubre de 2004



MIGUEL DE UNAMUNO, LECTOR DE WILLIAM JAMES


Izaskun Martínez
(imartin2@alumni.unav.es)






Durante largo tiempo se ha considerado totalmente original el pensamiento de los autores españoles más relevantes del siglo XIX y XX, como Miguel de Unamuno o Eugenio d’Ors1 . No obstante, mediante un estudio atento de la obra de Unamuno —concretamente de sus ensayos— se puede ver que el pensamiento de Don Miguel y de William James no están tan lejos de lo que en un primera impresión pudiera parecer, a pesar de la diferente tradición y generación a la que pertenecían, o la diferente procedencia de ambos.

Con el objetivo de mostrar esta afinidad de Unamuno y James y la efectiva influencia del filósofo norteamericano en Don Miguel, se divide esta presentación en dos secciones. En primer lugar, se presentan las acotaciones manuscritas más importantes que hace Unamuno en los márgenes de cada uno de los cuatro libros de William James que posee. A continuación se presentan las referencias explícitas más importantes a James y a su obra que Unamuno lleva a cabo en sus ensayos. En segundo lugar, se muestra el camino que deberá ser tomado en el futuro en esta investigación, teniendo como punto de partida la tesis de que el corte pragmatista de algunas de las ideas de Unamuno no son originales sino que, a pesar de su peculiar modo de asimilar y mostrar sus fuentes2 , el pragmatismo de Unamuno debe más a James de lo que hasta la fecha se ha mostrado. Asimismo esta tesis pretende tener como meta una nueva evaluación de la recepción del pensamiento pragmatista en España.


1. Don Miguel de Unamuno, lector de William James

Miguel de Unamuno poseía cuatro de las obras más importantes de James: Principios de psicología (1890) [Principles of Psychology], La voluntad de creer (1897) [The Will to Believe], Las variedades de la experiencia religiosa (1902) [The Varieties of Religious Experience] y Pragmatismo (1907) [Pragmatism]. De estos cuatro libros de James sólo Principios de Psicología no se conserva en su biblioteca personal de la Casa-Museo de Unamuno en Salamanca. Sin embargo, esta obra de James es mencionada por Don Miguel en algunos de sus ensayos como "Contra el purismo" —referencia que será incluida más adelante— o "Cientificismo" en el que se puede comprobar cómo Unamuno conocía también a James en su faceta de psicólogo y al que califica como "el más sutil psicólogo contemporáneo"3 . En cambio, pueden encontrarse numerosas acotaciones en los otros tres libros: Unamuno hizo treinta y tres acotaciones en La voluntad de creer, treinta y dos en Las variedades de la experiencia religiosa y dos en Pragmatismo.

Quisiera primero explicar que me voy a referir, por una parte, a las acotaciones manuscritas que Unamuno hace al leer los libros que posee de James, y por otra parte me referiré a las referencias explícitas a las ideas, a las obras o la persona del mismo William James que aparecen en los ensayos de Don Miguel. Muchas de las acotaciones que hace Unamuno en los ejemplares que lee de James, después no se corresponden con las referencias en sus ensayos. Sin embargo, varias de las ideas acotadas por Unamuno al margen de estas tres obras pueden encontrarse si no de modo explícito, por lo menos, implícitamente en algunos de sus textos, como en sus novelas.

Otro hecho relevante a propósito de los ejemplares que posee Unamuno es que la edición de dos de ellos, Las variedades de la experiencia religiosa y Pragmatismo, corresponden al año y a la editorial original de la primera publicación. No ocurre lo mismo con La voluntad de creer que fue originalmente publicado en 1897 y Unamuno tiene una edición de 1902. Además de las obras de James en la biblioteca personal de Don Miguel se pueden encontrar un gran número de libros, poseía una nutrida biblioteca de literatura, filosofía y humanidades en diferentes lenguas. Esta biblioteca contiene alrededor de cien volúmenes de prosa, poesía y ficción de autores americanos, incluyendo autores clásicos del siglo XIX como R. W. Emerson (1803-1882) y H. D. Thoreau (1817-1862) y autores contemporáneos como R. Pound (1870-1964) o E. Wharton (1862-1937)4 . Esta biblioteca personal muestra la actualidad de las lecturas de Unamuno, cómo Don Miguel estaba al tanto de las publicaciones más recientes de su época. Unamuno hace una lectura temprana de James, pues en los mismos años en los que publica James sus obras Unamuno ya se ha leído parte de la obra de James o, al menos, lo estaba haciendo. De hecho Unamuno en algunos de sus textos afirma expresamente que está leyendo a James, o si no, en algunas ocasiones, se puede deducir este hecho de sus referencias a la obra jamesiana. Unamuno conoce el idioma materno de James y en él lee sus obras.

La primera traducción de James al español corresponde a 1900, año en el que aparece la edición española de Principios de psicología5 . Esta temprana recepción de James al español no deja de restar importancia al carácter pionero de la recepción de William James por parte de Unamuno que con su lectura y referencias a la obra y el pensamiento de James se convierte en uno de los más notables receptores del pragmatismo americano en España.

El recorrido por los fragmentos subrayados por Unamuno y por las acotaciones manuscritas en los márgenes de las obras de James permite ver en perspectiva y hacerse cargo de los temas afines que compartían ambos pensadores, en especial, de los problemas que preocupaban a Don Miguel y que pudo encontrar claramente en la temática jamesiana. En la línea de Unamuno el problema de la inmortalidad humana será recurrente en su relación temática con James, pues éste es uno de los autores —además de Pascal y Kierkegaard, entre otros— en los que Unamuno pretendió encontrar un "alma gemela" para alimentar aún más si cabe su afán —su "hambre" en términos unamunianos— de inmortalidad. James forma parte de ese grupo de pensadores que Unamuno sintió muy cerca de él, "algunos autores con los que Don Miguel mantuvo un cierto paralelismo vivencial. Son personas que han sentido las mismas inquietudes, las mismas dudas, la misma angustia existencial"6. Unamuno toma de James algunas ideas que le sirven para aquietar su espíritu, para sufrir lo menos posible acosado por la incertidumbre de no saber si morirá para siempre, de no saber si morir es morir eternamente. Así describe Luis Farré ese apoyo que Unamuno buscó en James: "[Unamuno] aplica un principio pragmático que se encuentra en James, pero del que se ha hecho y hace gran uso, especialmente en teología moral, cuando se aconseja a las almas, atormentadas por terribles dudas, que se aquieten y descansen, entregándose a la bondad. Equivale a un olvido en la acción, con la esperanza de que surgirá la fe de entre los rayos de una conducta recta"7.

1.2. Las acotaciones manuscritas

Como ya se ha dicho, Principios de psicología es el único libro de los que leyó Unamuno que no se conserva en su biblioteca personal. No obstante, Don Miguel leyó la obra de psicología más importante de James, como muestra la primera referencia que Unamuno hizo en uno de sus ensayos. Esta importante y rigurosa obra de James fue publicada en 1890, pues bien, la primera referencia a ella que hace Unamuno corresponde al año 1896 en un ensayo titulado "La regeneración del teatro español". Esta referencia se produce solamente seis años después de la publicación de Principios de psicología. Es decir, cuatro años antes de la traducción de esta extensa obra al español Unamuno ya la conoce. En este ensayo en una nota a pie de página Unamuno dice: "Y cómo a algunos artistas se les ha subido el cerebro a la mollera y no aciertan a dar un paso sin agarrarse del nombre de Wundt, de Robot, de James o de Münsterberg, venga o no a pelo, conviene indicar hasta qué punto es hoy aprovechable por el arte la psicología"8 .

Por todo ello, este breve recorrido por las principales acotaciones manuscritas de Unamuno debe comenzarse por la obra La voluntad de creer, no solo por el orden cronológico de publicación sino también porque puede decirse que ésta es, de las cuatro obras estudiadas, la que más huella dejó en Unamuno. De hecho es la obra que mayor número de ocasiones cita —diecinueve ocasiones— y es la que más anota, con un total de treinta y tres anotaciones en los márgenes. Antes es importante aclarar también el sistema personal que Don Miguel usaba para señalar las ideas que llamaban su atención según su importancia. Don Miguel marcaba el fragmento que le interesaba con una línea horizontal y colgada de ella dibujaba líneas verticales: a mayor importancia del fragmento, dibujaba mayor número de líneas verticales.

Las acotaciones en La voluntad de creer

La acotación en La voluntad de creer, a mi parecer, más significativa corresponde a un fragmento que señala Unamuno en el que James afirma que "en general no creemos en aquellos hechos y teorías de las que no podemos hacer uso"9. Esta acotación me parece de las más significativas porque pone de manifiesto el interés que más tarde mostrará Unamuno por la teoría pragmatista de la verdad que adoptará parcialmente en detrimento de su originaria creencia en la "verdad por la verdad misma".

Con respecto a la creencia y la fe, en La voluntad de creer James ensaya una definición de fe, o por lo menos, la aproximación al concepto de fe que él maneja en su obra y que es señalada por Unamuno. James afirma que "la fe significa creer en algo sobre lo cual todavía existe una duda teóricamente posible; y como la prueba de la creencia es la voluntad para actuar, puede decirse que la fe es la disposición para actuar a favor de una causa cuyo éxito no nos es certificado de antemano. De hecho es la misma cualidad moral que denominamos valor en la vida ordinaria"10 . Estas líneas llamaron la atención de Don Miguel probablemente porque intentaba considerar la fe de duda como la fe verdadera y de definirla en Del sentimiento trágico de la vida como "el poder creador del hombre"11. Así señaló estas líneas de James que corroboraban de algún modo implícitamente las ideas unamunianas sobre la naturaleza de la fe.

En lo que se refiere al pragmatismo propiamente dicho de James, a Unamuno le sigue llamando la atención el carácter práctico que atribuye James a nuestro conocimiento, es decir, cómo nuestro acto de conocer debe terminar en una acción para ser un acto de conocimiento propia y pragmáticamente hablando. En este sentido, Unamuno señala el siguiente fragmento en el ensayo de James titulado "The Sentiment of Rationality" incluido en La voluntad de creer: "Es muy poco reconocido hasta qué punto el intelecto está construido de intereses prácticos. La teoría de la evolución está comenzando a hacer un muy buen servicio con su reducción de toda mentalidad al tipo de acción refleja (...) En todas nuestras discusiones sobre la inteligencia de los animales inferiores, la única prueba que utilizamos es que cuando actúan lo hacen con algún fin determinado. El acto de conocer, en resumen, es incompleto hasta que no se resuelve en acción"12.

Por último, se puede destacar, dentro de la temática sobre Dios y la religión, un fragmento de James que Unamuno acota en su ejemplar de La voluntad de creer en el que ya puede comenzar a distinguirse la revolución que aquél introducirá en la filosofía de la religión13, en la consideración de todas las experiencias —incluso las "paranormales"— como, si no religiosas, sí al menos dentro del ámbito de la religión. James se separa, por lo menos parcialmente, de la encorsetada concepción religiosa de su época y de su país en su obra Las variedades de la experiencia religiosa estudiando en ella todas las experiencias que le parecen tienen que ver con un mundo invisible sobre el que considera que el ser humano tiene derecho a creer. Don Miguel, en una línea similar, se alejaba cada día más de la ortodoxia católica y “pretendía salvar a España de la religión racionalizada"14, que también fue criticada en Las variedades de la experiencia religiosa por William James. De este modo, ya en La voluntad de creer, y más tarde en Las variedades de la experiencia religiosa Unamuno encontrará argumentos para afianzar aún más su postura ante la religión y la fe. Unamuno "obsesionado con la inmortalidad (...) consigue la madurez filosófica con una mezcla de teología protestante liberal y las filosofías de James y Kierkegaard en su concepción de ‘el sentimiento trágico de la vida’"15. El fragmento que señala Unamuno en este contexto es el siguiente:

La idea de que este mundo físico de viento y agua, donde el sol sale y la luna se pone, es absoluta y definitivamente la pretendida y establecida por la divinidad, la encontramos solo en las religiones primitivas, como en la de los primeros judíos. En esta religión natural (...) la que, como dije anteriormente, ha sufrido una definitiva quiebra en la opinión de un círculo de personas, entre las que debo incluirme, y cuyo número aumenta cada día 16.

Las acotaciones en Las variedades de la experiencia religiosa

Las variedades de la experiencia religiosa es la segunda obra leída por Unamuno que más acotaciones contiene —con un total de treinta y dos—, pero de ella solamente Don Miguel hace cuatro referencias directas en sus ensayos 17. La importancia de la lectura y de las referencias de Unamuno a esta obra reside en el recurrente tema unamuniano de la inmortalidad humana, porque en esta obra es donde claramente encuentra Don Miguel a Dios como productor de la inmortalidad humana. El siguiente fragmento anotado por Unamuno perteneciente a Las variedades de la experiencia religiosa será considerado por Don Miguel como uno de los más importantes. Esto queda patente si se atiende al particular sistema de anotación que usaba Unamuno y que ha sido descrito antes. La cita a la que me refiero y que se transcribe a continuación, tiene a su lado una línea horizontal —que aparece siempre en cada acotación— y debajo de ella seis líneas verticales que es el máximo número de líneas verticales que aparecen en sus acotaciones. Esto muestra que estas palabras de James llamaron poderosamente la atención de Don Miguel. El fragmento afirma que "la religión, de hecho, significa inmortalidad y nada más para la gran mayoría de las personas. Dios es el productor de la inmortalidad y cualquiera que dude de ella es reputado de ateo sin ninguna otra prueba"18. Esta última es la cita más importante respecto a la temática que preocupaba más a Unamuno: la inmortalidad humana. El resto de las acotaciones no tienen tanto que ver con el gran problema unamuniano de la inmortalidad, pero algunas de ellas se relacionan directamente con diferentes ideas filosóficas y teológicas que Unamuno presenta en sus escritos, especialmente en su obra Del sentimiento trágico de la vida.

Las acotaciones en Pragmatismo

En Pragmatismo coincide el número de acotaciones que Unamuno hace en los márgenes con el número de ocasiones en las que cita esta obra en sus ensayos. Unamuno hace dos acotaciones y cita dos veces Pragmatismo. No obstante, los fragmentos que señala Unamuno no tienen nada que ver con las posteriores referencias que hará a la obra, que tratarán sobre la verdad y sobre el pragmatismo aplicado a la idea de sustancia 19. La primera de las acotaciones se encuentra en un fragmento dedicado a la filosofía de la religión que es dividida por James en dos tipos "uno de ellos más radical y agresivo; el otro tiene un aire de batirse en retirada"20. El primero, según, James, es el idealismo trascendental anglohegeliano que ha influido decisivamente en los sacerdotes protestantes.

El segundo fragmento de Pragmatismo que Unamuno acota trata sobre Spencer (1820-1903) y se reduce básicamente a un elenco de críticas dedicadas a Spencer que probablemente fuera señalado por Unamuno a causa del alejamiento de las teorías spencerianas que protagonizó Don Miguel y el mismo James. Ambos se desencantaron de las teorías de Spencer después de una primera etapa de tinte positivista. James incluye en esa lista de críticas a Spencer “un seco temperamento como profesor, su monótono soniquete, su predilección por los recursos fáciles en sus argumentos, su falta de preparación hasta en los principios de la mecánica y, en general, la vaguedad de todas sus ideas fundamentales” 21.

1.3. Las referencias de Unamuno a James

Las referencias a Principios de psicología

Con respecto a las referencias a James que hace Unamuno hay que comenzar con Principios de psicología, obra a la que Unamuno se refiere en siete ocasiones. Cronológicamente se trata de la primera referencia a James y a su obra que podemos encontrar en 1896 en los ensayos de Don Miguel 22. Probablemente las referencias a la psicología de James que más importancia tengan sean, en primer lugar, las que se refieren a la teoría jamesiana de la "Corriente de la conciencia" ("The Stream of Thought") —o, en términos unamunianos, "fondo de continuidad"—. Y, en segundo lugar, las referidas a la teoría de las emociones conocida popularmente con el nombre de James-Lange 23.

Con esta teoría de la "Corriente de la conciencia", James quiere dejar sentado que en el pensamiento no se dan jamás sensaciones aisladas sino que "la conciencia, desde el día de nuestro nacimiento, es una multiplicidad palpitante de objetos y relaciones"24. A pesar de no mencionar expresamente la psicología de James, Unamuno ya en 1895 introduce esta idea de su psicología en la obra En torno al casticismo en la que hablando del espíritu castellano afirma que "es el espíritu también cortante y seco, pobre en nimbos de ideas: pruebas de cómo generaliza sobre los hechos vistos en bruto, en serie discreta, en caleidoscopio, no sobre síntesis de un análisis de ellos, viéndolos en serie continua, en flujo vivo25.

En 1902, Unamuno cita a James y su teoría de las emociones que menciona expresamente, y a la que califica de verdadera. La enunciación de la teoría de las emociones en palabras de James es la siguiente: "Un estado mental no es inmediatamente inducido por el otro, las manifestaciones corporales deben interponerse primero, la enunciación más racional es que sentimos tristeza porque lloramos, furia porque golpeamos, miedo porque temblamos, y no que lloramos, golpeamos o temblamos porque estamos tristes, irritados o temerosos, según el caso” 26. Unamuno recoge esta teoría y la enuncia con sus propias palabras en el ensayo titulado "Ciudad y campo": "Y por lo que hace a la vida de las emociones, sabido es el juego que en ellas representa las vísceras y el sistema vasomotor, hasta tal punto que algunos psicólogos, como Guillermo James y Carlos Lange, han llegado a sostener que la emoción no es otra cosa que el sentimiento que tenemos de las alteraciones fisiológicas de nuestras entrañas, y del sistema vasomotor sobre todo" 27.

Don Miguel continúa en este mismo ensayo citando a James en Principios de psicología, traduciendo las últimas líneas mencionadas anteriormente para acabar concluyendo sobre la teoría James-Lange que, en último término, aunque sea paradójica, contiene una verdad que pocas veces se ha tenido en consideración. Unamuno escribe que "claro está que la doctrina de James, Lange y co-opinantes es, por lo menos, en opinión de los más sesudos psicólogos, paradójica, pero tiene la grandísima ventaja de todas las paradojas, y es que pone de relieve una verdad de ordinario inadvertida" 28. Estas son las dos referencias a la psicología de James más relevantes que hace Unamuno si tenemos en cuenta la importancia de ambas teorías jamesianas —la teoría de la "Corriente de la conciencia" y la teoría de las emociones—dentro de las aportaciones que hizo James a la psicología moderna

Las referencias a La voluntad de creer

La segunda obra a la que se refiere Unamuno es La voluntad de creer, y lo hace en diecinueve ocasiones. Algunas citas relevantes ilustran, de algún modo, que este libro de James fue al que Unamuno prestó mayor atención y otorgó mayor importancia. Respecto a las referencias a La voluntad de creer hay que tener presente que no todas tienen la misma importancia en lo que se refiere a la relación temática de James y Unamuno. Este es, por ejemplo, el caso de la siguiente referencia que aparece en un ensayo titulado "Glosas al Quijote" de 1903 en el que Unamuno afirma simplemente que está leyendo La voluntad de creer, y utiliza una idea de esta obra para hablar sobre la melancolía. Este tema también aparece en Las variedades de la experiencia religiosa, así que parece probable que estuviera leyendo estas dos obras el mismo tiempo pues, como se ha dicho antes, la edición de Las variedades de la experiencia religiosa que tiene Unamuno también corresponde a 1902 —año original de su publicación—. En este ensayo Unamuno habla con estas elogiosas palabras sobre La voluntad de creer:

Estoy leyendo los admirables ensayos que constituyen el libro titulado The will to believe and other essays in popular philosophy del vigoroso pensador norteamericano William James, y hay entre ellos uno: “¿Merece vivirse la vida?” ("Is life worth living?") en que el autor desarrolla con gran maestría el principio de que la fuente de la melancolía es el hartazgo, que las necesidades y la lucha son las que nos inspiran y nuestra hora de triunfo la que nos trae el vacío. "No de los judíos en cautividad —dice—, sino de los judíos de los días de gloria de Salomón nos provienen las expresiones pesimistas de nuestra Biblia" 29.

Si vamos de menor a mayor importancia de las referencias de Unamuno a La voluntad de creer puede decirse que una de las más importantes es en la que Unamuno reconoce públicamente que ha aprendido de esta obra jamesiana qué significa la creencia, qué decimos cuando decimos que creemos algo. Un dato significativo también atañe a esta cita y es que el mismo argumento que aparece en 1902 —año de la cita que se incluye a continuación— Unamuno lo repitió reescribiéndolo parcialmente en 1908 en el ensayo titulado "Verdad y vida" dentro de Mi religión y otro ensayos (esta cita será incluida más adelante para resaltar el contraste entre la creencia y la verdad que lleva a cabo Unamuno). El fragmento en el que Unamuno reconoce su deuda ideológica con James es el siguiente:

Si uno me dice que cree que hay habitantes en Saturno, le preguntaré al punto qué cosas de las que hace o pueda hacer dejaría de hacer en el caso de que no hubiese en Saturno habitantes, o qué cosas de las que no hace haría en tal caso, y si me contesta que para él todo continuaría lo mismo, le replicaré que ni eso es creer que hay habitantes en Saturno ni cosa parecida. Este criterio, que lo he aprendido del ya citado William James, me parece acertadísimo30.

Las referencias a Las variedades de la experiencia religiosa

Las variedades de la experiencia religiosa al contrario que La voluntad de creer es el libro que a pesar de aparecer anotado en treinta y dos de sus pasajes, Unamuno solo lo cita en cuatro ocasiones en sus ensayos. No obstante, como ya ha sido dicho, la afirmación que aparece en esta obra de James y que califica a Dios como productor de la inmortalidad humana es una de las más importantes que Unamuno toma de James. En Del sentimiento trágico de la vida dice Don Miguel: "Ya dijo no sé dónde otro profesor, el profesor y hombre Guillermo James, que Dios para la generalidad de los hombres es el productor de inmortalidad. Sí, para la generalidad de los hombres, incluyendo al hombre Kant, al hombre James y al hombre que traza estas líneas que estás, lector, leyendo" 31.

El resto de las referencias a Las variedades de la experiencia religiosa tienen que ver con temas más o menos colaterales que trata James en esta obra. Sin embargo, en contra de una primera impresión que podría llevar a pensar que el libro no dejó mucha huella en Unamuno por esta escasez de referencias a Las variedades de la experiencia religiosa, debe decirse que esta obra sí llegó a impresionarle, pues en un par de ocasiones le dedica palabras de admiración, como cuando se refiere a esta obra como "su tan conocido libro" 32, o calificándolo como "otra de sus tan doctrinales obras"33. Las referencias expresas a esta obra son pocas, pero en algunas obras de Unamuno pueden encontrarse implícitamente varias de las ideas que James incluyó en Las variedades de la experiencia religiosa en relación con temas como la fe, la inmortalidad, el heroísmo, la melancolía, la santidad, entre otros.

Las referencias a Pragmatismo

Por último, se pueden encontrar dos referencias explícitas a la obra Pragmatismo. Ambas conllevan algo de confusión por varios motivos. Uno de ellos ha sido mencionado antes, y es que Unamuno pone el mismo ejemplo que en 1902 (creer que haya habitantes en Saturno) que puso cuando hablaba de la creencia en La voluntad de creer. En este caso, Unamuno no se refiere a la creencia, sino más bien a la verdad y expone el argumento pragmatista interpretado por él mismo para criticarlo después. No obstante, esta crítica probablemente se deba a que en 1908 Unamuno aún consideraba que hay que buscar la verdad por la verdad misma. Posteriormente, este criterio cambiará para adoptar una idea de la verdad con carácter práctico. Fernández se refiere a este cambio en la postura de Unamuno con estas palabras: “Esta actitud de Unamuno, cuya verdad se convertirá luego definitivamente en práctica, me sugiere que tal vez estemos presenciando por estos años el desarrollo de la etapa final de su pensamiento. Si ello es cierto, James ha sido, a mi entender, uno de los reactivos que provocan la catálisis” 34.

La referencia comienza con una explicación de Unamuno sobre el criterio de verdad de los pragmatistas —en el que aparece el mismo ejemplo que en 1902— y continúa con una crítica a este mismo criterio:

Kierkegaard dividía las verdades en esenciales y accidentales, y los pragmatistas modernos, a cuya cabeza va Guillermo James, juzgan de una verdad o principio científico, según sus consecuencias prácticas. Y así a uno que dice creer haya habitantes en Saturno le preguntan cuál de las cosas que ahora hace no haría o cuál de las que no hace haría en caso de no creer que haya habitantes en tal planeta, o en qué se modificaría su conducta si cambiase de opinión a tal respecto. Y si contesta que en nada, le replican que ni eso es creer cosa alguna ni nada que se le parezca. Pero este criterio así tomado —y debo confesar que no lo toman así, tan hoscamente, los sumos de la escuela— es de una estrechez inaceptable. El culto a la verdad misma es uno de los ejercicios que más eleva el espíritu y lo fortifica 35.

Nótese que cuando Unamuno escribe en 1902 este mismo ejemplo lo hace en primera persona y no como en esta última cita en la que otorga esta actitud únicamente a los pragmatistas. Cuando habla de la creencia lo hace con estas palabras: "Si uno me dice que cree que hay habitantes en Saturno le preguntaré (...) le replicaré que ni eso es creer que haya habitantes en Saturno, ni cosa parecida”36. Lo que quiere decir que ya había adoptado en aquella fecha el mismo criterio pragmatista para la creencia, es decir, que creemos que algo es verdadero si tiene alguna consecuencia práctica para nuestra vida. En cambio, Unamuno sigue afirmando que hay que buscar la verdad por la verdad misma. Aún no se ve claramente que Don Miguel haya adoptado un criterio de tinte pragmatista para la verdad, tomando como criterio la verificación y la verificabilidad. Más adelante lo adoptará a su modo37, y afirmará que "verdad es lo que moviéndonos a obrar de un modo o de otro haría que cubriese nuestro resultado a nuestro propósito" 38. En cualquier caso, puede observarse un matiz que diferencia la postura de William James y la de Unamuno en torno a la verdad, y es que para Unamuno una idea es verificada o no por la vida, es decir, la idea que se realiza en la vida es verdadera, la que no se realiza en la realidad, tanto teórica como práctica, es falsa 39 .

La siguiente referencia a Pragmatismo tiene que ver con la aplicación que Unamuno y James hacen del pragmatismo a la idea de sustancia y, más concretamente, a la doctrina de la transustanciación eucarística. Esta cita es bastante larga y contiene varios elementos. El primero de ellos es que Don Miguel califica de "débil" la tercera conferencia incluida en la obra de James, Pragmatismo, titulada "Algunos problemas metafísicos considerados pragmáticamente" en la que William James incluye este tema. Con el calificativo de "débil" puede unirse la crítica que dirige Unamuno a James a propósito de la interpretación pragmatista de la transustanciación eucarística que se incluirá en el siguiente párrafo como siguiente elemento de esta cita. En primer lugar, respecto a la debilidad de las palabras de James, Unamuno comienza diciendo que "W. James, en la tercera de las conferencias que dedicó al pragmatismo en el Lowell Institute, de Boston, en diciembre de 1906 y enero de 1907, y que es lo más débil de toda la obra del insigne pensador norteamericano —algo excesivamente débil—" 40.

El segundo elemento es la explicación que hace Unamuno de su crítica a este pasaje del Pragmatismo de James. La crítica unamuniana reside en lo siguiente: James afirma que la única aplicación pragmática que conoce de la idea de sustancia es el sentido que otorga el escolasticismo a la transustanciación eucarística que considera que en la consagración la sustancia del pan es sustituida por la sustancia divina, y aquí, según James, es cuando se da la aplicación pragmática de la transustanciación, porque “nosotros, los que recibimos el sacramento, nos alimentamos ahora de la sustancia misma de la divinidad. La noción de sustancia irrumpe, pues, en la vida con terrible efecto si admitís que las sustancias pueden separarse de sus accidentes y cambiar estos últimos” 41. A partir de estas palabras de James nace la crítica de Unamuno en este punto, pues cree Unamuno que el sacramento de la eucaristía procede de la creencia en la inmortalidad humana. Por eso, como Don Miguel considera a James un pensador que orienta su filosofía a la demostración de la inmortalidad humana 42, expresa su sorpresa ante los argumentos de James: “Parece imposible que un tan ardiente anhelador de la inmortalidad del alma, un hombre como W. James, cuya filosofía toda no tiende sino a establecer racionalmente esa esencia, no hubiera echado de ver que la aplicación pragmática del concepto de sustancia a la doctrina de la transustanciación eucarística no es sino una consecuencia de su aplicación anterior a la doctrina de la inmortalidad del alma” 43.

Por último, el tercer elemento de esta referencia a James es la explicación que Unamuno da para justificar su crítica a James en el tema de la transustanciación eucarística. Don Miguel, en un intento de superación de las palabras de James, considera que la relevancia pragmática de la transustanciación eucarística no es simplemente tan mundana como el hecho de que al comulgar nos alimentemos de la sustancia divina, sino que la transustanciación tiene que ver con la propia inmortalidad humana. En esta dirección aplica Unamuno el pragmatismo a la transustanciación eucarística pues el hecho de que la sustancia del pan sea sustituida por la sustancia divina es la mejor prueba que tenemos los seres humanos de que nuestro alma es inmortal y de que gozaremos de la eternidad en Dios:

El sacramento de la eucaristía no es sino el reflejo de la creencia en la inmortalidad; es, para el creyente, la prueba experimental mística de que es inmortal el alma y gozará eternamente de Dios. Y el concepto de sustancia nació, ante todo y sobre todo, del concepto de sustancialidad del alma, y se afirmó éste para apoyar la fe en sus persistencia después de separada del cuerpo. Tal es su primera aplicación pragmática y con ella su origen 44.

Todas estas referencias mencionadas hasta ahora son las más importantes —si tenemos en cuenta la relación temática entre Unamuno y James— que pueden recogerse a lo largo de los ensayos de Unamuno. En este texto se han limitado según su orden de importancia, aunque en mi investigación serán recogidas todas para salvaguardar así el rigor de la investigación en la que se pretende demostrar que Unamuno, no sólo es un ávido lector de James, sino que además es uno de los autores que goza de una gran relevancia en la recepción del pensamiento jamesiano en España, tema que será abordado en el siguiente apartado.

2. Hacia una evaluación de la recepción del pragmatismo en España

El principal objetivo del estudio de la recepción de las teorías de James por Miguel de Unamuno es señalar el punto de partida para una nueva evaluación de la acogida del pensamiento pragmatista en España e Hispanoamérica. El resurgimiento del pragmatismo que se ha producido en las últimas décadas permite hacerse cargo de la afinidad temática entre las filosofía pragmatista clásica norteamericana y la filosofía europea, salvando las diferentes interpretaciones erróneas a las que ha estado sujeto el pragmatismo clásico que lo han reducido, en ocasiones, a un mero utilitarismo. Del mismo modo, pues decirse que existe esa afinidad entre la temática de la filosofía pragmatista y la temática de los pensadores españoles más relevantes del siglo XIX y XX.

"El pragmatismo americano ha sido tratado a menudo como una peculiar tradición local, muy alejada de las corrientes de pensamiento que constituyen el centro de la reflexión filosófica occidental" 45. Aunque el método de hacer filosofía sea distinto los problemas vitales siguen siendo los mismos para toda la humanidad. Salvando de algún modo las diferentes épocas, los diferentes lugares, las diferentes circunstancias hay algo que une a los seres humanos: su afán por buscar la verdad. En una atenta lectura de la obra jamesiana pueden encontrarse una y otra vez los temas que ocupan y preocupan a todos los filósofos: Dios, el mundo, los seres humanos, la verdad, entre otros. Temas que también preocuparon a los pensadores españoles más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX. Temas y problemas cuya universalidad les despertó el interés por nuevas formas de tratarlos. Este sincero afán por la verdad hizo que también el pragmatismo se recibiera en España, no simplemente como una forma americana de hacer filosofía, sino como un método digno de ser conocido para ser comprendido.

De otro modo, no hubiera sido posible que ya la obra de James fuera traducida al español diez años antes de su muerte —a este hecho probablemente contribuiría también la fama del propio James en el continente europeo—, o que intelectuales, como el propio Don Miguel de Unamuno, leyeran sus obras en épocas tan tempranas, a pesar también de todas las diferencias culturales y políticas que separaban a España y a los Estados Unidos. Aquí reside el interés de estudiar la recepción del pragmatismo en España con el objeto de defender que el pragmatismo no es algo tan ajeno al desarrollo del pensamiento de los autores de habla hispana.

Probablemente por esa misma universalidad de los problemas genuinamente filosóficos, los distintos pensamientos y las distintas filosofías no difieran tanto unas de las otras. El mismo James en Pragmatismo afirma que "esa filosofía que es tan importante para cada uno de nosotros no es una cuestión técnica, sino nuestro sentimiento, más o menos inarticulado, de lo que auténtica y profundamente significa la vida. Sólo se obtiene parcialmente de los libros; es nuestro modo individual de percibir y sentir todo el empuje y la energía del cosmos"46. En sintonía con James, en la obra Del sentimiento trágico de la vida Unamuno afirma algo en este sentido que podría recordar el principal objetivo de la filosofía pragmatista, porque para Unamuno el "hombre de carne y hueso" es, al mismo tiempo, el principal objeto y el sujeto de la filosofía. Asimismo, "los pragmatistas piensan que una filosofía que se aparte de los genuinos problemas humanos (...) es un lujo que no podemos permitirnos" 47. En efecto, también cree Unamuno que la filosofía debe estar al servicio del hombre concreto porque es éste mismo el que filosofa. La filosofía no es algo abstracto alejado del filósofo porque afirma rotundamente Don Miguel que “así como un conocimiento científico tiene su finalidad en los demás conocimientos, la filosofía que uno haya de abrazar tiene otra finalidad extrínseca, se refiere a nuestro destino todo, a nuestra actitud frente a la vida y al universo. Y el más trágico problema de la filosofía es el de conciliar las necesidades intelectuales con las necesidades afectivas y con las volitivas"48.

William James y Miguel de Unamuno son los máximos ejemplos de su propia actitud: de su afán por articular el pensamiento y la vida. Para William James una idea es verdadera si es verificada por la experiencia —vida—, para Unamuno el criterio de la verdad es la vida: "me escribe rogándome aclare o amplíe aquella fórmula que allí empleé de que debe buscarse la verdad en la vida y la vida en la verdad" 49. En este sentido, hay una afinidad clara en ambos pues las circunstancias de su vida condicionan su pensamiento y su obra. Es importante estudiar la vida de ambos en paralelo porque de ella se derivan motivos que orientan o conducen su pensamiento.

Temáticamente, pueden encontrarse afinidades verdaderamente reveladoras entre ambos autores que dan una de las mejores pistas para rastrear la definitiva influencia de James en la temática unamuniana. La religión, el heroísmo —ambos siguiendo a Carlyle—, la fe, su lucha contra la racionalización de la fe y contra las pruebas metafísicas de la existencia de Dios, defendiendo el carácter experiencial y personal de la religión contra toda clase de dogmatismo racional; son algunos de los puntos en común que unen el pensamiento de dos autores que perseguían el mismo fin: vivir sin morir, morir y vivir en la verdad.

Esta afinidad además, conduce a dos puntos esenciales dentro de esta investigación. En primer lugar, mostrar que la recepción en español del pragmatismo no es asunto reciente, sino que tiene una tradición de más de un siglo. Y, en segundo lugar, poner de manifiesto, mediante un estudio atento de la obra de Unamuno, que el pensamiento de Don Miguel y de William James no están tan lejos de lo que en una primera impresión pudiera parecer. Otro punto de interés que mueve esta investigación reside en el afán de enriquecer el estudio del pensamiento de Unamuno que, con demasiada frecuencia, ha estado sujeto a críticas y análisis tendentes al radicalismo que, o bien califican el pensamiento unamuniano de existencialista, o bien de puramente original. El estudio del pragmatismo de Unamuno tiene un objetivo bien definido: mostrar que las ideas pragmatistas de Unamuno tienen su fuente en la lectura que hizo de algunas de las obras de James.

En esta línea de investigación tiene mucha relevancia e interés la relación de Unamuno y también de William James con los pragmatistas italianos, G. Papini (1881-1956), G. Vailati (1863-1909) y G. Prezzolini (1882-1982), fundadores de la revista Leonardo. Los pragmatistas italianos estaban al tanto de cada una de las publicaciones de James y publicaban artículos, recensiones, y notas de las ediciones de los libros del filósofo norteamericano. Al mismo tiempo, mantenían una cordial relación con Don Miguel de Unamuno e, incluso, el mismo Papini y Unamuno intercambiaron algunas cartas 50. William James y Miguel de Unamuno publicaron en la revista Leonardo. A su vez, Papini publicó también en Leonardo un texto sobre Unamuno, su pensamiento y su obra 51. Unamuno agradece a Papini esta nota sobre él en una carta: "Mi estimado amigo: gracias por el artículo que en el número octubre-diciembre de su Leonardo me dedica, y gracias por la noble y simpática comprensión que en él se refleja"52. Estas palabras revelan que Unamuno leyó la revista Leonardo y probablemente las traducciones de los artículos de James que en ella se publicaron. Si se aventura la posibilidad de que los pragmatistas italianos enviaban ejemplares de su revista a los autores que en ella publicaban: ¿pudo James leer, o al menos, ver53 el artículo que Unamuno publicó en Leonardo titulado "Sobre el quijotismo" 54? Curiosamente en ese mismo número de febrero de 1907 se publicó una traducción de un artículo de James titulado "Le energie degli uomini"55, ¿Se leerían el uno al otro? O, más aún, el texto a modo de retrato que escribe Papini sobre Unamuno está publicado en italiano, y James sabía italiano, ¿llegaría William James a leer el texto que Papini dedicó a Don Miguel?

Esta relación con el pragmatismo italiano constituye un punto de encuentro de Unamuno y James en el continente europeo. Don Miguel no es ajeno al trabajo que desarrollaron los pragmatistas italianos. Unamuno conoce la revista Leonardo y tiene correspondencia con Giovanni Papini. Unamuno no solo conoce a James por la lectura directa de sus obras, sino también por las traducciones que se publicaron de James en la revista italiana. Uno de los objetivos claros de los pragmatistas italianos, con Papini a la cabeza, fue la recepción y difusión del pragmatismo americano en Italia y en Europa. El conocimiento que tenía Unamuno del pragmatismo va más allá de su lectura directa de la obra jamesiana: Unamuno está personalmente implicado en el proyecto de difusión del pensamiento pragmatista.


Notas

1. La relación de Eugenio d’ Ors con el pragmatismo americano ha sido estudiada por Marta Torregrosa en Filosofía y vida de Eugenio d’ Ors: etapa catalana, 1881-1921. Pamplona, Eunsa, 2003.

2. En una carta a Clarín en la que responde Unamuno a una crítica de aquél por no citar sus fuentes cuando escribe, Unamuno le replica: "¿Para qué he de hablarle de la originalidad, que jamás puede ser creación de la nada? Unamuno lee algo, medita más, reflexiona, y deja luego que le brote lo que ha hecho carne propia. ¿De dónde ha salido? El hombre es un producto social, y cada día más (...) Y su originalidad está en el modo de decirlo". Carta de Miguel de Unamuno a Leopoldo Alas "Clarín" del 9 de mayo de 1900 desde Salamanca. M. Menéndez y Pelayo, M. de Unamuno y A. Palacio Valdés, Epistolario a Clarín, Madrid, Escorial, 1941, p. 92.

3. M. de Unamuno, "Cientificismo" en Ensayos, Madrid, Aguilar, 1951, II, p. 511.

4. Cf. M. Thomas Inge, "Unanumo's Correspondence with North Americans: A Checklist", Hispania 53 (1970), p. 277.

5. W. James, Principios de psicología. Traducción de Domingo Barnés. Madrid, Jorro, 1900, 2 vols.; 2ª ed. 1909

6. M. Padilla, Unamuno, filósofo de encrucijada, Madrid, Cincel, 1985, p. 38.

7. L. Farré, "Unamuno, William James y Kierkegaard", Cuadernos Hispanoamericanos, 21 (1954), p. 75

8. M. de Unamuno, "La regeneración del teatro español" (1896) en Obras Completas, Madrid, Escelicer, 1966, I, pp. 902-903. De aquí en adelante se usará la abreviatura OC para la edición de la editorial Escelicer de las obras completas de Miguel de Unamuno.

9. F. Burkhardt, F. Bowers e I. Skrupskelis (eds.), W. James, "The Will to Believe" (1897), The Works of William James, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1979, VI, p. 19. Todas las referencias textuales a esta obra de James son tomadas de sus obras completas. La traducción de los fragmentos seleccionados de The Will to Believe es mía. De aquí en adelante se usará la abreviatura WWJ para las obras completas de William James.

10. Ibid., p. 76.

11. Cf. P. H. Fernández, Miguel de Unamuno y William James. Un paralelo pragmático. Salamanca, CIADA, 1961, p. 66.

12. W. James, The Will to Believe (1897), WWJ, VI, p. 72.

13. Las conferencias pronunciadas en Edimburgo sobre Las variedades de la experiencia religiosa fueron un éxito porque "fue un punto de inflexión en la historia de la psicología, y, por ende, de la psicología religiosa y de la consideración de la religión por los hombres cultos". J. L. Aranguren, "Prólogo” en W. James, Las variedades de la experiencia religiosa. Traducción de Juan Francisco Yvars. Barcelona, Península, 1986, p. 5. De aquí en adelante se usará siempre esta traducción al español de The Varieties of Religious Experience.

14. N. A. Orringer, "Unamuno y Jugo, Miguel de (1864-1936)" en E. Craig (ed.), Routledge Encyclopedia of Philosophy, Londres, Routledge, 1998, IX, p. 519.

15. Ibid., p. 519.

16. W. James, "The Will to Believe" (1897), WWJ, VI, pp. 48-49

17. Cf. P. H. Fernández, Miguel de Unamuno y William James. Un paralelo pragmático, p. 45.

18. W. James, Las variedades de la experiencia religiosa, p. 390 (WWJ, XIII, p. 412). Cuando se usen traducciones de las obras de James se indicará también entre paréntesis la ubicación de la cita en sus obras completas.

19. Cf. P. H. Fernández, Miguel de Unamuno y William James. Un paralelo pragmático, p. 52.

20. W. James, Pragmatismo. Traducción de Ramón del Castillo. Madrid, Alianza, 2000, p. 63 (WWJ, I, p. 15). De aquí en adelante se usará siempre esta traducción de Pragmatism.

21. Ibid., p. 76 (WWJ, I, pp. 25-26).

22. En general, no todas las referencias que hace Unamuno a James tienen la misma importancia —sobre las referencias a su psicología puede decirse lo mismo—.

23. Carl Lange (1834-1900). Anatomista, fisiólogo y psicólogo danés. Enunció la teoría de las emociones un año después de que James la publicara en Mind en 1884 —según el testimonio del propio James en el capítulo sobre las emociones de Principles of Psychology—. Lange, como James, señaló que el origen de las emociones está en las manifestaciones corporales, contra la idea de que un estado mental es inducido por otro. Cf. W. James, Principios de psicología. Traducción de Agustín Bárcena. México, FCE, 1898, pp. 914-915 (WWJ, VIII, pp. 1064). De aquí en adelante se usará siempre esta traducción de Principles of Psychology.

24. Ibid., p. 181 (WWJ, VIII, p. 219).

25. M. de Unamuno, "El espíritu castellano" (1895) en En torno al casticismo, OC, I, pp. 815-816 (La cursiva es mía).

26. W. James, Principios de psicología, p. 915 (WWJ, VIII, pp. 1065-1066).

27. M. de Unamuno, "Ciudad y campo (de mis impresiones en Madrid)" (1902), OC, I, p. 1038.

28. Ibid., p. 1039.

29. M. de Unamuno, "Glosas al Quijote" (1903) en Quijotismo y cervantismo (1895-1932), OC, VII, p. 1208.

30. M. de Unamuno, "Viejos y jóvenes" (1902), OC, I, p. 1079.

31. M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, OC, VII, p. 111.

32. M. de Unamuno, "Malhumorismo" (1910) en Soliloquios y conversaciones, OC, VII, p. 421.

33. M. de Unamuno, "Almas de jóvenes" (1904), OC, I, p. 1158.

34. P. H. Fernández, Miguel de Unamuno y William James. Un paralelo pragmático, p. 51.

35. M. de Unamuno, "Verdad y vida" (1908) en Mi religión y otro ensayos, OC, III, p. 265.

36. M. de Unamuno, "Viejos y jóvenes", OC, I, p. 1079 (La cursiva es mía).

37. Puede decirse, con Pelayo H. Fernández, que uno de los usos que hace Unamuno de las ideas de los autores que lee es un tanto personal pues Don Miguel "unamuniza" algunas de las ideas que recoge de sus lecturas. Es decir, toma la idea que ha leído y la hace suya moldeándola de tal modo que tenga cabida en su universo temático, de modo que encaje en la sucesión de ideas dialécticamente dispuestas que forman el pensamiento de Don Miguel.

38. Cf. P. H. Fernández, Miguel de Unamuno y William James. Un paralelo pragmático, p. 85

39. Cf. Ibid., p. 84.

40. M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, OC, VII, p. 157.

41. W. James, Pragmatismo, p.104 (WWJ, I, pp. 46-47).

42. Esta consideración de Unamuno podría calificarse, en algún sentido, de "unamunización" pues el mismo James en su obra The Human Immortality dice de sí mismo que no es "un mensajero entusiasta de la vida futura". W. James, La inmortalidad humana. Traducción de Angel Cagigas. Jaén, Del Lunar, 1998, p. 24 (WWJ, IX, p. 78).

43. M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida (1913), OC, I, pp. 157-158.

44. Ibid., p. 158.

45. J. Nubiola, "Pragmatismo y relativismo: una defensa del pluralismo", Themata, 27 (2001), pp. 49-50.

46. W. James, Pragmatismo, pp. 55-56.

47. J. Nubiola, "Pragmatismo y relativismo", p. 52.

48. M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida (1913), OC, VII, p. 118.

49. M. de Unamuno, "Verdad y vida" (1908) en Mi religión y otros ensayos, OC, III, p. 264.

50. Estas cartas están publicadas en M. de Unamuno, Epistolario inédito (1894-1914). Madrid, Espasa-Calpe, 1991, I, pp. 220-221, p. 240, p. 275 y pp. 307-308.

51. G. Papini, "Miguel de Unamuno". Leonardo, IV/3 (1906), pp. 364-366.

52. Carta de Miguel de Unamuno a Giovanni Papini del 5 de diciembre de 1906 desde Salamanca. Miguel de Unamuno, Epistolario inédito (1894-1914), I, p. 220.

53. El texto que publicó Unamuno está publicado en español y James no sabía español.

54. M. de Unamuno, "Sobre el quijotismo". Leonardo, V/3 (1907), pp. 38-45.

55. W. James, "Le energie degli uomini", Leonardo, V/3 (1907), pp. 1-25. El texto original en inglés se titula "The Energies of Men" y es fruto de una conferencia pronunciada por James en la Universidad de Columbia el 28 de diciembre de 1906. Esta conferencia se publicó originalmente en la revista Philosophical Review, 16 (1907), pp. 1-20.



Fecha del documento: 19 de octubre 2004
Ultima actualización: 2 de junio 2005

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