LECCIÓN SOBRE LÓGICA PRÁCTICA


Charles S. Peirce (1872)

Traducción castellana de Juan Pablo Serra (2007)



Este texto corresponde al MS 191. El título fue añadido en la edición cronológica de la obra de Peirce, de donde se toma el original (W 3, pp. 8-9). Este breve texto fue redactado entre el verano y otoño de 1872, mientras Peirce preparaba su gran Logic Book, que nunca concluyó. El tema que aborda aquí es la relación entre la realidad y el pensamiento. Comienza afirmando que “lo real” es aquello que determina a la opinión pero que no depende de ella y, a continuación, distingue dos formas de considerar “lo real”. Según el primer punto de vista, el pensamiento sobre cualquier asunto tiende a una conclusión u opinión final que no depende de él. Esta postura parece idealista porque identifica “lo real” con algo de naturaleza intelectual, a saber, con la opinión final, pues esta determina las opiniones pero es independiente de ellas. Según el segundo punto de vista, “lo real” no es la conclusión a la que llega el pensamiento, sino su causa. Ambas posturas asumen que lo real es algo ideal porque, en un caso, “lo real” sólo está en la opinión final y, en el otro caso, “lo real” que causa el pensamiento es algo no singular sino general. La conclusión a la que llega Peirce es que “lo real” es la ley misma del pensamiento, que determina al pensamiento pero no es determinada por él.

Supongo que la proposición fundamental de la que nace toda metafísica es que las opiniones tienden a establecerse de forma final y predestinada. Al menos sobre la mayoría de los asuntos, la suficiente experiencia, discusión y razonamiento llevarán a los hombres a un acuerdo; y otro grupo de hombres, por medio de una investigación independiente con la suficiente experiencia, discusión y razonamiento, será llevado al mismo acuerdo que el primer grupo.

Por lo tanto inferimos que hay algo que determina las opiniones y que no depende de ellas. A esto le damos el nombre de lo real. Ahora bien, lo real puede ser considerado desde dos puntos de vista opuestos.

En primer lugar, decir que el pensamiento tiende a llegar a una conclusión determinada, es decir que tiende a un fin o que está influido por una causa final. Esta causa final, la opinión última, es independiente de cómo pensemos tú, yo, o cualquier número de hombres. Deja que generaciones enteras piensen tan perversamente como quieran; sólo pueden aplazar la opinión última pero no pueden cambiar su naturaleza. Así, la conclusión última es aquella que determina las opiniones y que no depende de ellas, y eso es el objeto real de la cognición. Esto es idealismo, dado que supone que lo real es de la naturaleza del pensamiento.

Pero, en segundo lugar, una causa precede a su efecto. Y, más aún, la conclusión última, si bien independiente de esta o aquella mente, no es independiente de la mente en general. Lo real, por lo tanto, que determina el pensamiento pero no depende de él, no es la última conclusión sino la primera premisa o aquello que produce la primera premisa –algo fuera de la mente e inconmensurable con el pensamiento.

Puesto que la experiencia va de lo menos general a lo más general, la conclusión última es general, y por ello la primera perspectiva es realista, mientras que la segunda es por una razón parecida individualista. Desde el primer punto de vista, lo real en cierto sentido nunca se actualiza ya que, aunque de hecho haya llegado a establecerse una opinión sobre alguna cuestión, siempre cabe la posibilidad de que más experiencia, discusión y razonamiento modificaran cualquier opinión dada. Desde el segundo punto de vista lo real también es una especie de ficción porque aquello que es lógicamente singular –o determinado en referencia a toda cualidad– no puede, por el cambio continuo que siempre tiene lugar, permanecer así durante un tiempo, por corto que sea (Daniel Webster, por ejemplo, es una clase que abarca al Daniel Webster menor de 50 años y al Daniel Webster mayor de 50) y consecuentemente no existe como absolutamente determinado.

Por lo tanto, desde ambos puntos de vista lo real es algo ideal y nunca existe de hecho. Pero es verdad, por una parte, que el pensamiento tiende a una conclusión determinada y, por otra, que si algo es verdad, hay innumerables determinaciones verdaderas de ello que son verdaderas. Deberíamos por tanto descartar la concepción de lo real como algo fáctico y decir simplemente que sólo el pensamiento existe actualmente y que tiene una ley que no le determina más de lo que el pensamiento constituye la ley por el modo en que actúa. Sólo que esta ley es tal que con el tiempo suficiente determinará el pensamiento hasta algún punto.



Fin de "Lección sobre lógica práctica" (1872). Fuente textual en MS 191.


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Fecha del documento: 25 de enero 2007
Ultima actualización: 24 de febrero 2011

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