LA IDEOLOGIA
O
TRATADO DE LAS IDEAS Y DE SUS SIGNOS


Estudio y edición de La Ideología o tratado de las ideas y de sus signos.
Julia Fernández Tellechea




ILUSTRACIÓN VI

¿En cuántas partes se divide la lógica?

Lo mismo que hemos dicho acerca de la división de la filosofía podemos decir acerca de la división de la lógica. Los antiguos filósofos Platón y Aristóteles llamaron dialéctica114 a lo que nosotros lógica, y no usaron del nombre lógica como sustantivo. Los Estoicos comprendieron en la dialéctica la lógica y la retórica, pero Aristóteles limitó la dialéctica a lo probable, y cuando trataba de los verdadero la llamó analítica, sin embargo, así este filósofo como aquellos dividían la lógica en abstraída o separada de las cosas115, y en unidas con ellas. Y de aquí sacaron los intérpretes griegos de Aristóteles, los árabes y los escolásticos su lógica docente y utente, o teórica y práctica, que era la división hecha por Pitágoras de toda la filosofía. Volviendo a la lógica, todo método exacto de discurrir tiene según Cicerón, cap. II, Topica, dos partes, una de inventar, otra de juzgar; pero definiendo después este mismo orador en el cap. XXV de sus Tusculanae disputationes, a la lógica, "facultad de discurrir, definir, dividir y juzgar”, debemos decir con Andrés Piquer en su introducción a su Lógica moderna o arte de hallar la verdad y perfeccionar la razón, pág. IV, "la autoridad de Cicerón para la elocuencia es muy grande, mas no así para la filosofía, porque en esta anduvo muy vago". Aunque Bacon no formó tratado alguno de lógica, sin embargo en el cap. I, lib V, De dignitate et augmentis scientarum, la divide en arte de inventar, de juzgar, de retener en la memoria y de enseñar. Pero la división más célebre es la que cuenta las partes de la lógica por el número de operaciones del entendimiento acerca de la verdad; y siendo según los peripatéticos116, a quienes siguieron los escolásticos, dichas operaciones mentales tres, a saber, aprensión, juicio y raciocinio, dividieron la lógica en tres partes, a las cuales han añadido los modernos otra que llaman método. Baldinoti divide su lógica también en cuatro partes de las cuales en la primera trata de las ideas y de sus signos, en la segunda de los conocimientos humanos, en la tercera de los instrumentos de dichos conocimientos; y en la cuarta de sus fuentes o modo de adquirirlos. Más si reflexionamos atentamente sobre las operaciones de nuestro espíritu advertiremos que estas según Piquer117 y un anónimo118 se reducen a adquirir ideas, a combinarlas o compararlas de diversos modos, y a expresar a los demás dichas combinaciones o comparaciones.



ILUSTRACIÓN VII

¿De dónde se deriva la palabra idea?

Si la palabra idea se deriva según algunos del nombre griego eidoo, equivale según Ciceron a lo que los latinos llamaron species y significa "forma, figura, apariencia de un objeto" (diccionario de Valbuena 1ª edición pág. 731), y no merecerá llamarse forma o figura si no le representa con tal exactitud que no pueda confundirse con otro alguno. Del mismo modo: si idea se deriva del vocablo latino idem (pues muchas veces suele ser tan arbitraria la etimología o derivación de las palabras, como lo fue su invención), significa el o lo mismo, y por consiguiente, tampoco deberá llamarse idea la que no represente a su objeto de tal modo que no pueda confundirse con otro alguno.

¿Qué otros nombres tiene?

La idea suele llamarse también concepto, percepción, aprensión, noción, según los objetos que se perciben o el modo de percibirlos, por ejemplo, llaman noción a la idea de cosas espirituales o metafísicas, y según algunos filósofos la aprensión de la idea consiste en tenerla presente en nuestro espíritu ya porque lo esté el objeto que la produce o ya porque nuestro espíritu se acuerde de dicha idea mientras que medita o reflexiona sobre ella. Pero si atendemos a la etimología de estos vocablos, concepto, percepción, aprensión, noción, o creemos saber mucho cuando pronunciamos palabras que de por sí solas nada significan, porque concepto si se toma como derivado del participio latino conceptus equivale a concebido, participio que para significar alguna cosa tiene que concordar con un sustantivo callado o expresado, y si se cree derivado del sustantivo latino conceptus, equivale a concepción, que según los filósofos es una idea abstracta que no existe fuera de nuestra mente; y según mi sistema es un signo ideal agregado que formamos de las cosas concebidas así como percepción de las percibidas, aprensión de las aprendidas y noción de las conocidas119.



ILUSTRACIÓN VIII

 

¿Qué entiende Vd. por imagen?

Ya se entienda por imagen "una pintura natural y semejante que se forma de los objetos opuestos a un espejo o superficie tersa", ya "la representación artificial que sacan los hombres en la escultura y pintura", según el tomo II del diccionario de Terreros fol. 324, es evidente que ninguna de estas cosas puede hacerse en nuestra alma porque siendo una sustancia espiritual no puede tener extensión ni superficie. Y una causa física, cuales son los objetos que nos hieren a los sentidos, ha de producir un efecto necesariamente físico, como lo son también los mismos sentidos, por donde pasa a nuestro espíritu la impresión que hacen en nuestro cuerpo dichos objetos. Sin embargo, de esto es indubitable que el cuerpo inanimado es insensible120. Y no lo es menos que toda idea es espiritual, porque según decía Cicerón, aunque estoico "¿Qué materia por sutilísima que fuese sería capaz de retener tantas ideas y de compararlas?" ("¿Quid enim obsecro terra ne tibi aut hoc nebuloso, aut caliginoso coealo sata, aut concreta esse videtur tanta vis memoriae?"). Y ya queda dicho que toda idea no es otra cosa que un diverso modo de existir de nuestra alma, según las impresiones que recibe o las reflexiones que en virtud de aquellas forma. Por consiguiente, toda idea es tan espiritual como el alma misma, porque todo modo ha de ser necesariamente de la misma naturaleza que la sustancia a que se adhiere, y sin la cual no puede existir. "Ideam esse spiritualem —dice el autor de las Institutiones philosophicae: ad usum seminariorum et collegiorum, párr. LVIII pág. 45, Louis-Alexandre Jambert— non difficilius tibi innoescet et constabit. Nam idea rei cuiuscumque materialis aut inmaterialis est evidenter intrinseca quaedam modificatio substantiae intelligentis, evidenter nulla potest inesse modificatio quae sit materialis, quae in se non sit spiritualis". Según esto nos parece más verosímil decir con el mismo autor párr. 66, pág. 50 y párr. 537, pág. 365, que el origen de las ideas proviene en parte de la acción de Dios por medio de la cual percibimos las ideas primordiales o adventicias, y en parte también de la acción de nuestra alma cuando de aquellas ideas forma otras, que por esto llamamos facticias. Respecto de las primeras nuestra alma es una sustancia pasiva, y respecto de las segundas activa. "Duplici virtue —dice el Felipe Puigserver párr. II, cap. I, lib. II, de Philosophia Sancti Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato A.R.P.Fr. Philippo Puigserver, tomo I: logicam complectensanima nostra a Deo donata est: altera quidem activa, quae ex phantasmatibus species intelligibiles eliciat: altera passica quae species huiusmodi recipiat ipsisque utatur".



ILUSTRACIÓN IX

 

¿Cuántas especies hay de ideas facticias?

Según lo dicho en la ilustración anterior podemos distinguir tres especies de ideas facticias, a saber, las abstractas o separadas mentalmente de otras con las cuales estaban unidas, así como sus objetos, por ejemplo, si visto cualquier hombre separamos o abstraemos la idea de su cuerpo de la de su alma. Las agregadas o formadas por agregación o reducción de dos o más ideas, ya sean simples, ya complejas a una sola, como si de las ideas de dos o más árboles o de dos o más hombres formamos las ideas agregadas de arboleda o de hombría. Y las reflexivas o adquiridas por la reflexión cuando atendiendo y examinando las ideas adquiridas o sus signos inferimos de ellas por medio de una comparación121 o juicio que podemos llamar reflexivo porque recae sobre otro u otros anteriormente hechos, la existencia de una idea o de un signo ideal, y por consiguiente, la del objeto, al cual representa o indica. Como los modos o atributos no pueden existir sin la sustancia, van siempre unidos con su idea; y así, pueden llamarse respecto de nuestra mente signos ideales, y respecto de la sustancia signos sustanciales u objetivos. Sin embargo, como no podemos distinguir una sustancia de otra, sino por sus respectivos atributos, nos vemos a cada instante por la imperfección de nuestro entendimiento obligados a abstraer o considerar como separados no solamente los atributos de la sustancia, sino también un atributo de otro, y aun a formar de ellos, ya abstraídos, ya según están unidos con sus ideas, varios juicios. De aquí proviene que tanto la abstracción como la agregación y la reflexión puedan recaer o formarse no solamente de las ideas sino también de los signos ideales u objetivos, llamados vulgarmente atributos. Según esto la reflexión122 puede recaer ya sobre nosotros mismos o por mejor decir sobre nuestras afecciones o sensaciones, que es lo que se llama sentido íntimo, ya sobre nuestras ideas o nuestros signos ideales. En el primer caso se propone nuestro espíritu adquirir una idea exacta de sí mismo o del cuerpo con quien está unido, considerando o meditando sobre dichas sensaciones o afecciones123, y comparándolas de varios modos, que es lo que llamamos juicio; por ejemplo, ¿quién podrá negar la espiritualidad de nuestra alma con sólo atender al infinito número de ideas que recibe, retiene y al uso que de ellas hace? ¿Puede verificarse todo esto, no digo yo en los cuerpos inanimados, pero ni aun en los animados brutos? Por eso dijo Cicerón, aunque pagano, para ignominia de los materialistas: "Sic ex memoria rerum, ex inventione, et celeritate motus, omnique pulchritudine virtutis vim divinam mentis cognoscito" (Tusculanae disputationem). En el segundo caso de la íntima relación, conexión o dependencia que tienen unas cosas con otras, proviene que una idea sea signo cierto o indubitable de otra, aunque sus objetos o sustancias sean de distinta naturaleza124, y un signo ideal de otro, aunque modifiquen a sustancias de diversa naturaleza, así como todo atributo es un signo de la sustancia, con la cual está unido y de su idea, según se presenta a nuestro entendimiento125, el cual aprovechándose de esta conexión que hay entre las ideas y sus signos, atiende a ellas, y las compara126de varios modos, hasta que por medio de un juicio o raciocinio, infiere la existencia de otra idea; y por consiguiente la del objeto al cual representa o indica127, por ejemplo, si adquiridas las ideas de cuantos cuerpos así celestes como terrestres se presentan a nuestros sentidos, advertimos por una parte la belleza y utilidad de dichos cuerpos, y por otra parte la continua alteración que sufren de suerte que todo viviente y vegetal perece, inferimos por medio de la reflexión que todo cuerpo ha sido creado por un ser espiritual y eterno pues "la existencia de todo ser contingente supone la de un ser necesario" según Lorenzo Altieri, párr. 38 de su metafísica (Elementa philosophiae in adolescentium usum: ex probatis auctoribus adornata, tomus primus:in quo traduntur philisophiae prolegomena, elementa logicae et elementa metaphysicae). El mismo argumento puede hacerse acerca de los ángeles y demás espíritus celestes y de nuestra alma, por ejemplo, si reflexionamos sobre su existencia, conoceremos que no han existido siempre, sino que han tenido principio, y por consiguiente, existen por particular beneficio de un ser increado, absoluto y eterno, y adquiriremos por cualquiera de estas dos reflexiones la idea de Dios, porque es imposible que haya acción sin agente, efecto sin causa, ni movimiento sin impulso128. Por eso dijo Cicerón en el lugar poco antes citado "Mentem hominis, quamvis eam non videas, ut Deum non vides, tamen Deum agnoscis ex operibus eius". Últimamente usa nuestro entendimiento de la reflexión cuando considera atentamente y compara los signos que acompañan a una idea o llámense atributos que modifican a una sustancia a fin de saber si la idea que de ella hemos adquirido es exacta o lograr que lo sea para que las distingamos fácilmente de la idea de otro cualquier objeto129. Cuando nuestra reflexión tiene por objeto, o recae sobre la moralidad de nuestros actos, así internos como externos, se llama conciencia, aunque esta palabra según su etimología expresa un signo ideal agregado o general, que formamos de todo lo que advertimos, sabemos o conocemos con o dentro de nosotros mismos.



ILUSTRACIÓN X

Progresos de nuestro entendimiento en la adquisición de las
ideas y de sus signos, y en la formación de los universales.


¿Cómo procede nuestro entendimiento en la adquisición de las ideas y de sus signos, y en la formación de los universales?

1ª Regla: Cuantas veces se presente a nosotros un mismo objeto producirá una idea enteramente semejante a la que causó la primera vez, a no ser que él o nosotros hayamos sufrido alguna alteración.

2ª Regla: Habiendo de representar cada idea a nuestro entendimiento un objeto o sustancia, así como no la podemos distinguir de otra sino por sus atributos o signos objetivos, del mismo modo tampoco es posible distinguir la idea de una sustancia de la otra sino por sus respectivos signos ideales llamados comúnmente atributos, y tenidos sin razón130 por ideas, siendo así que ninguno de ellos puede representar a dicha sustancia, sino sólo indicarla, ni existir sin ella o modificar a otra, a no ser por milagro.

3ª Regla: Para adquirir una idea exacta de cualquier objeto o saber si lo es la adquirida, debe, si fuere posible, analizarse dicho objeto o sustancia, y si no, abstraer131 de su idea los signos, y comparándolos examinar si bastan para distinguirla de cualquiera otra. Y como causas semejantes producen efectos semejantes, si comparada después dicha idea con la de otra sustancia que se asemeje en los atributos, resultaren ambas ideas conformes en el número y cualidad de sus signos, como por ejemplo, si dos rosas convinieren en la figura, color, olor, es prueba de que cada una de dichas ideas es exacta o conforme a su objeto.

4ª Regla: La idea de cualquier objeto será tanto más exacta cuanto mayor fuere el número de signos por medio de los cuales podemos distinguirla de las demás ideas.

5ª Regla: Si desde que adquirimos dos o más ideas exactas no hemos sufrido alteración alguna ni tampoco los objetos representados por ellas, el juzgarlas semejantes o desemejantes depende de los diversos signos ideales que abstraigamos y comparemos de cada una: por ejemplo, un reloj de agua, otro de arena, otro de sol, otro de pesas y otro de péndola real, aunque desemejantes en su forma o estructura, convienen en señalar las horas, o son semejantes en este signo las ideas de todos ellos; y hablando vulgarmente cada uno de estos relojes tiene además de la idea que representa, la del atributo de señalar, aunque de diversos modos la hora que es en lo que convienen.

6ª Regla: Según fueren los objetos o sustancias semejantes o desemejantes, diferentes, diversos o contrarios, lo serán sus ideas. La semejanza de estas depende de la de sus signos ideales, si como la de estos de la de los objetivos. Por consiguiente, la mayor o la menor semejanza de dos o más ideas depende del mayor o menor número de signos en que se asemejen, del mismo modo que las sustancias son más o menos semejantes según el número de atributos o signos objetivos en que convengan.

7ª Regla: Al contrario la mayor o la menor desemejanza de dos o más ideas depende del mayor o menor número de signos en que discrepen, así como las sustancias son más o menos desemejantes, según el mayor o menor número de signos objetivos en que discrepan unas de otras.

8ª Regla: Si dos ideas son semejantes a otra tercera lo son entre sí: del mismo modo si dos signos de diversas ideas son semejantes al de otra tercera, lo son entre sí.

9ª Regla: Si la primera de dos ideas se asemeja a otra tercera, mas no la segunda, ésta y la primera son desemejantes entre sí. Por semejante causa, si el primero de dos signos objetivos o ideales llamados comúnmente modos o atributos, perteneciendo cada uno de ellos a distinta idea, se asemeja al de otro tercero, mas no el segundo, este y el primero son desemejantes entre sí.

10ª Regla: Negado de un mismo objeto o sustancia, y por consiguiente, de su ideas, uno de los atributos o modos contrarios, se afirma el otro. Así, vale la pena la consecuencia: nuestra alma piensa, luego no es material o corpórea; todo cuerpo es extenso: luego no es espiritual.

11ª Regla: Para evitar la confusión que causaría en nuestro entendimiento la multitud de ideas singulares, nos vemos precisados a clasificarlas o dividirlas en ciertas clases según los diversos signos de semejanza o desemejanza que comparándolas advertimos en ellas, y a reducirlas después todas por medio de la agregación132 o reducción mental a una sola idea facticia agregada133 que llamamos universal.

12ª Regla: Siendo imposible que aunque dos o más sustancias pertenezcan a una misma especie, sean tan semejantes que no discrepen en algo de sus atributos o modos, a lo menos de los accidentales, ni tampoco que sean tan desemejantes que no convengan o puedan incluirse dichas sustancias a lo menos en la clase universalísima del ente, en la cual tiene lugar, no solamente todo cuanto existe sino también hasta lo meramente posible, se infiere que para clasificar dos o más sustancias, o por mejor decir sus ideas, es necesario compararlas, abstraer de ellas aquellos signos llamados comúnmente atributos en que discreparen, y reunir o reducir a una clase aquellas ideas que se asemejen, a lo menos en uno de los signos o atributos, bajo del cual las consideremos, porque según queda dicho en la regla 5ª, el juzgar semejantes o desemejantes dos o más ideas depende del atributo o signo que de ellas comparemos. Así, un perrillo faldero, otro perdiguero y otro lebrel pertenecen a una misma clase o especie respecto del gato, y sin embargo, creo que un cazador no preferirá el primero a los otros dos, mientras que una damisela preferirá a estos, el primero.

Advertencias acerca de esta 12ª regla.

1ª. Sin embargo se ha de advertir que los atributos o signos ideales son tan inseparables de sus ideas como los modos o signos objetivos lo son de las sustancias. 2ª. Que por inseparables que sean los signos ideales o atributos de sus ideas, nuestro entendimiento los puede separar por medio de la abstracción o considerarlos como si realmente estuviesen separados. 3ª. Que cuando se comparan signos de dos ideas, como lo extenso de un cuerpo con lo de otro para saber si son iguales, debe preceder a esta comparación la abstracción mental, porque tan inseparables son (advertencia 1ª) los atributos de sus ideas como los modos lo son de las sustancias. 4ª. Que se puede abstraer una idea de otra cuando están unidas así como sus objetos, que es lo que llamamos idea compleja, por ejemplo, si visto un hombre abstraemos la idea de espíritu de la de cuerpo. 5ª. Que de cada idea de sustancia pueden abstraerse uno, dos o más signos, por ejemplo, si de la idea de un cuerpo abstraigo lo extenso, lo divisible, lo colorado etcétera.

13ª Regla: Así como para evitar la confusión que produciría en nuestro espíritu la multitud de ideas singulares nos vemos precisados a clasificarlas134 según sus signos, y agregarlas, reunirlas o reducirlas mentalmente a una sola idea facticia que las indique o contenga, aunque en confuso, y por consiguiente, equivalga a ellas, del mismo modo para no confundirnos con la multitud de atributos o signos de diversas ideas, nos vemos precisados a clasificarlos según la semejanza o desemejanza que advertimos en ellos, y agregar, reunir o reducir, después de cada clase por medio de una agregación mental a un sólo signo ideal agregado que contenga o equivalga a todos ellos, por ejemplo, si de todos los cuerpos blancos formamos el signo ideal agregado o universal, blancura.

14ª Regla: Toda idea agregada y todo signo ideal agregado excepto el de ente, puede ser más o menos universal según el número de ideas o de signos ideales que contenga, y por consiguiente, género o especie, según la otra idea agregada o el otro signo ideal agregado con que la comparemos. Así, la idea general agregada arboleda es género respecto de las dos especies de árboles fructíferos o infructíferos, y especie respecto del reino mineral.

"El primer paso que da nuestro entendimiento hacia el raciocinio —dice el Sr. Viegas en sus Opúsculos— es el de clasificar o formar clases por medio de la abstracción135 que es el acto por el cual nuestro entendimiento reconoce razones comunes a especies o individuos diferentes [...] Las ideas se generalizan por la abstracción136 de un atributo en que convienen o se asemejan muchos sujetos singulares o distintos individuos, y se especifican por la observación de otro atributo en que se diferencian. Luego que por los sentidos137 adquirimos las ideas138de muchos seres semejantes, concibe139 nuestro espíritu en abstracto el fundamento de la semejanza las más veces con tal rapidez, que parece que lo hace sin designio y aun casi sin arbitrio [...] La esencia del raciocinio consiste en la explicación individual140de una idea general, o sea en afirmar o negar, de uno, dos o más individuos, lo que se afirma o niega de la clase a que pertenecen, y de aquí se deriva la regla de qué de proposiciones particulares no se deducen consecuencias". Así, las ideas agregadas o universales sirven de fundamento a los silogismos, pues suponemos: primero, que causas semejantes producen efectos semejantes, y por consiguiente, de la semejanza de ideas inferimos la de sus objetos, si le son exactas, así como de la semejanza de signos ideales inferimos las de las ideas particulares o individuales a quienes indican; segundo, que en cada idea agregada, o signo ideal agregado, se contienen todas las particulares o individuales, a las cuales representa o indica, y por eso una de las premisas ha de ser siempre universal.

ILUSTRACIÓN XI

¿Hay ideas innatas?

Cualquiera que sea el sentido en que se tome la palabra innatas, es indubitable que no hay ideas innatas; y aunque siendo esta conclusión negativa, incumbe la prueba a los que sostienen la afirmativa, sin embargo, la impugnaremos aquí a fin de que no se crea que nuestro silencio proviene de temor. Toda idea ha de ser necesariamente adventicia141 o facticia142. Lo adventicio o facticio, no es innato o nacido en143 Luego no hay ideas innatas. Si por innato se entiende no nacido contra el común sentir de los autores tanto latinos como castellanos, y por eso se dice S. Ramón no-nato, y no innato, convengo con los defensores de las ideas innatas en que las ideas no nacen, porque no son fetos; pero según esto, preciso es que me digan los referidos defensores en qué sentido usan de la palabras innatas, y yo creo que no pueda ser otro que el de infundidas o inspiradas por Dios, en cuyo caso querría yo me dijesen dichos defensores: primero, de dónde les consta esta infusión o inspiración de la cual no se hace mención en lugar alguno de la Biblia, ni en los Santos Padres144, al contrario la Sagrada Escritura dice expresamente145de qué modo puede el hombre sin necesidad de ser inspirado adquirir la idea de Dios y los principios de la moral; segundo, que me refiriesen cuándo infunde Dios dichas ideas, si es cuando crea el alma o cuando nace el infante, por ejemplo, tercero, Dios nada hace inútil, y por eso es un principio de la metafísica: nihil est in mundo materiali sine ratione sufficienti cur potius sit quam non sit, y no obstante esto, dichas ideas serían inútiles si según confiesan sus defensores están como adormecidas en embrión o sepultadas hasta que los objetos externos, la instrucción, la reflexión o el estudio las despiertan, hacen salir o resucitan146. Si se me dice que es imposible que los hombres a no ser inspirados por su autor concuerden en las verdades fundamentales o principios científicos, respondo que están los hombres tan distantes de convenir en dichos principios o estos de ser ideas innatas que Cicerón dijo: "no hay disparate que no le defienda algún filósofo". "Se había filosofado, dice un ilustre autor, por espacio de tres mil años sobre diversos principios, y se levanta en un rincón de la tierra un hombre (Mr. Descartes) que cambia toda la faz de la filosofía, y pretende demostrar que cuantos le precedieron nada entendieron de los principios de la naturaleza; y no se queda esto en vanas promesas, porque es preciso confesar que este moderno da él sólo más luz acerca del conocimiento de las cosas naturales que cuantos le precedieron". Hasta las ciencias llamadas por antonomasia "exactas" o sea las matemáticas, cuyos principios creyeron Leibnitz, Descartes y otros, ser innatos, han tenido sus contradictores: "Si por cantidad —decía Kant— entienden los matemáticos todo lo que es susceptible de aumento o disminución... la alegría, el dolor, la duda, la persuasión, todo lo que puede aumentar o disminuir, debe ser objeto de las matemáticas". Cuando las propiedades de la espiral se habían demostrado por sólo el método torcido y enredoso de Arquímenes, Bovilland uno de los mejores geómetras del siglo pasado, no pudo asegurarse jamás de su verdad; y Francisco Vieta, inventor de el álgebra espaciosa, acusó de paralogismo la demostración de Arquímedes. ¿Quién ignora que habiendo Galileo Galilei descubierto, siguiendo a Copérnico, las leyes de la aceleración de la vitalidad en la caída de los cuerpos graves, tuvo contra sí toda la universidad de Pisa, en donde no faltaban hábiles profesores? Y esto es prescindiendo de las pasiones porque en dominio de estas "si interesase negar que dos más dos son cuatro, se negaría". "Sería nunca acabar —decía Fontenelle elogiando a Malebranche— si hubiese de referir las muchas verdades que han sido mal recibidas de los hombres, y cuyos descubridores han sido perseguidos o recibido malos tratamientos". Finalmente los cortísimos y sucesivos progresos que en los 4777 años que van desde el diluvio universal hasta hoy, han hecho los hombres en todas las ciencias, manifiestan hasta la evidencia que sus principios no son innatos. Manifestemos aquí aunque en compendio, el orden con que el entendimiento humano ha ido formando las ciencias.

Reflexionando el hombre sobre su existencia y la de sus semejantes, y advirtiendo al mismo tiempo la multitud y variedad de objetos que presenta el estupendo espectáculo del universo, el movimiento universal de los cuerpos celestes, y el incansable círculo de composición, descomposición y reproducción, se asegura de que no hay acción sin agente, efecto sin causa, ni movimiento sin impulso; y conociendo que no pudo existir ab aeterno o siempre, lo que está expuesto a tantas variaciones, concibe la idea de un primer móvil y causa primaria, o sea de un ser necesario, absoluto, eterno y perfectísimo, autor y conservador de todo cuanto existe. Si atendemos después a los atributos de tal ser, como su poder, su justicia, simplicidad, impasibilidad, inmutabilidad, beatitud absoluta, etcétera...; tendremos formada la teología natural. Si consideramos su poder aplicado a la creación, conservación de todos los seres, y examinamos el orden que dio a la naturaleza, la serie de causas y sus varios modos con que influye en las inmediatas y subalternas, podemos arreglar un sistema de principios metafísicos, o tratar del ente, de la esencia, de la sustancia, de los accidentes, de lo posible, de lo imposible, etcétera. Si reflexionamos que Dios nos creo para nuestra felicidad, que esta no puede consistir en bien alguno o perecedero o contingente, supuesto que nuestra alma es inmortal, sino en la del sumo bien, y que habiendo sido creados por Dios a su imagen y semejanza debemos amar, obedecer y ser reconocidos con nuestros pensamientos, palabras y acciones a aquel por cuyo favor vivimos y existimos, resultará formado otro sistema de principios morales que llamamos ética. Lo que acabamos de decir de las ciencias metafísicas y morales, puede decirse también de las físicas porque toda ciencia es un raciocinio nacido de la observación, por ejemplo, reduciendo el hombre todos los vegetales, árboles, plantas, etcétera, a varias clases, y examinando su estructura interior, sus propiedades y usos a que pueden destinarse, resulta la botánica, y una parte de la historia natural que se completa extendiendo la misma operación a las demás producciones de la tierra, y aun a los vivientes mismos. La multitud de objetos semejantes de los seres de cada especie, sus relaciones y proporciones, obligó a poner nombre a cada número o agregación de muchos individuos, y a compararlos con otra u otras agregaciones, y de aquí se derivó la aritmética. Comparando después, unos números con otros observa sus resultados de aumentos iguales o desiguales, halla sus relaciones, y desdeñándose, por decirlo así, de las operaciones menores se vale de signos abreviados para significar las cantidades y las operaciones que conducen a la resolución de los problemas propuestos, hasta que en la aritmética sublime se descifran misterios que parecen inaccesibles al entendimiento humano. Considerando la extensión, compara nuestro espíritu unos espacios y distancias con otras, fija medidas comunes, con cuyo auxilio halla las relaciones recíprocas de unas a otras distancias, y las denomina por la geometría. La variedad en la división de los cuerpos extensos conduce a la consideración de los ángulos, de los círculos, etcétera, y en las distancias de las extremidades halla nuestra mente la medida de los centros, formándose la geometría plana y sólida, y la trigonometría, etcétera. Semejantes observaciones sobre el movimiento, la naturaleza de los cuerpos moventes y movidos, sus masas, la dirección del impulso, etcétera, producen la dinámica, la hidrodinámica y la hidrostática etcétera, etcétera. Si todas estas son ideas innatas ¿por qué razón hay que recordar no pocas veces en las operaciones y demostraciones los axiomas de las matemáticas a los que las estudian, aunque sean ya jóvenes, como lo confesaría cualquiera que las haya enseñado? ¿No debería bastar haber hecho estudiar al discípulo dichos axiomas, para que despertando del letargo supiese del mismo modo que el maestro discurrir según ellos, deducir todos sus corolarios, y resolver los problemas sin necesidad de estudiar más, ni de dar otras lecciones, supuesto que dichos axiomas son el fundamento de toda la matemática? La misma reflexión puede hacerse acerca de los principios de las demás ciencias físicas, metafísicas y morales.

ILUSTRACIÓN XII

¿Qué entiende Vd. por accidente?

Accidente es participio derivado de un verbo latino, que significa 'acaecer, ocurrir, suceder una cosa por casualidad respecto de nosotros147 o impensadamente'. Así, el vocablo accidente, atendida en su etimología, por sí sólo nada significa, como sucede a todo participio o adjetivo verbal; pero los escolásticos llaman accidente a todo aquello que puede estar o faltar del sujeto o sustancia, sin que ésta deje de existir, por ejemplo, el que un papel sea blanco, azul o negro, es indiferente para que exista. El signo agregado accidente puede considerarse como género si comprende o indica dos o más atributos diversos, en los cuales convengan sustancias semejantes; pero de diversa especie, por ejemplo, el ser blanco y el estar doblado son atributos o modos tan accidentales o indiferentes a las telas, como a los papeles; y al contrario, podrá el accidente considerarse como especie si indica sólo a los individuos de ella, por ejemplo, si blancura se limita a todas las telas148. El accidente es uno de los cinco universales inventados por Porfirio para explicar las categorías de Aristóteles. Se diferencia del universal que llamamos "propio" en que este, según Tomás Vicente Tosca, porpos. XXV, cap. VI, lib. I, conviene necesariamente al sujeto; pero no aquel. Digo que "llamamos" porque por propio, según su etimología, se entiende lo que pertenece a sujeto determinado, y en este sentido toda cualidad o atributo es propio, porque según queda dicho en el párr. 24, cap. I, lib. I, y en la nota 40, el atributo de una sustancia, ya sea espiritual, ya corpórea, es inseparable de ella, y no puede modificar o estar unido con otra alguna a no ser por milagro; pero los lógicos entienden por propio149 aquel atributo en que necesariamente convienen o se asemejan todos los individuos de una sola especie, por ejemplo, el admirarse y el ser capaz de la instrucción científica son atributos propios sólo del hombre. Y esto es lo que se llama propiedad física150 o real, a diferencia de la lógica o intencional que procede sólo de nuestro modo de concebir o juzgar. Tal es según Amat de Palou y Pont151 la infinidad de la divina esencia y según Puigserver152 la verdad, bondad y unidad del ente.

ILUSTRACIÓN XIII


¿Qué entiende Vd. por relación?

Entendiéndose por relación153 el orden, respecto o enlace154 entre dos o más cosas o lo que es una respecto de otra, y existiendo entre las ideas o sus signos, si son exactas, la misma conveniencia, dependencia, semejanza, etcétera155 , que la que exista entre los objetos o sustancias, a las cuales representan o indican, se infiere que necesariamente ha de haber tres especies de relaciones, a saber: reales o que existen en las cosas mismas que podemos llamar relativas156 , como entre le padre y el hijo; ideales o que subsisten entre las ideas o los signos de las cosas relativas, por ejemplo, dicha idea de padre respecto de la de hijo; y arbitrarias o facticias, llamadas por los escolásticos "de razón", que consisten solamente en los varios juicios o comparaciones que formamos de dichas ideas o signos ideales. Tales son las relaciones que nos figuramos entre el género y las especies, el pobre y el rico. La relación real se subdivide en increada, cual es la de las tres divinas personas de la Santísima Trinidad, y es de cuatro especies, a saber, paternidad, filiación, espiración activa y espiración pasiva. La relación creada que consiste en el orden o habitud de una cosa creada respecto de otra o del Creador mismo, se divide en trascendental o universal, llamada así porque trasciende o alcanza a todas las cosas creadas, pues no hay alguna que no tenga relación con otra, o que no haya sido creada con algún fin (léase el axioma IV de la Ilustración II). Llámase esta relación cometiendo un idiotismo, también secundum dici, porque según advierte el Felipe Puigserver en la página 150, col. II, cap. XIV, lib. II, de Philosophia Sancti Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato A.R.P.fr. Philippo Puigserver, tomo I: logicam continens, consiste en la misma esencia de las cosas o no les es accidental, a diferencia de la relación secundum esse o intrascendental, llamada también accidental, porque no es esencial o inherente siempre a las cosas o sustancias, sino que las sobreviene, como en el hombre la generación a la cual sigue la relación de paternidad. De aquí se infiere que las relaciones trascendentales no constituyen el predicamento de relación, sino las intrascendentales, las cuales se llaman por eso "predicamentales".

ILUSTRACIÓN XIV

¿Por qué llama Vd. principales a estas dos clases?

Decimos principales porque los escolásticos siguiendo a Porfirio, comentador de Aristóteles, distinguen cinco que llaman, género, especie, diferencia, propiedad y accidente. Y habiendo dicho ya lo que se entiende por género, especie, propiedad y accidente, resta definir la diferencia157. Por esta entienden los escolásticos aquello que se puede afirmar de muchos sujetos o sustancias, como atributo o parte principal que las determina o en que se distinguen de otras. Se llama diferencia genérica aquel atributo en que se distinguen o discrepan un género de otro. Tal es lo sensitivo que se puede afirmar del hombre, y del bruto, respecto de lo insensitivo. Diferencia específica, aquello en que discrepa o se distingue una especie de otra, por ejemplo, la racional respecto de la irracional. A la diferencia genérica y a la específica llaman los escolásticos "propísima"158, cuando es esencial o principal, como en los ejemplos citados. Propia cuando el atributo es necesario, como el reír en el hombre, o el ladrar en el perro, y común cuando es accidente o atributo contingente. Así, el que escribe o está sentado se diferencia del que no escribe o no lo está. Nos vemos frecuentemente precisados a usar de estas diferencias accidentales, porque como dice Santo Tomás, Iª parte, cuest. 29, art. Iº, ad tertium, nos son desconocidas las sustanciales o no tienen estas nombre propio, quia substantiales differentiae non sunt nobis notae, vel etiam nominatae non sunt, oportet interdum uti differentiis accidentalibus loco substancialium.

La diferencia puede referirse al género o a las especies o a los individuos, según el signo ideal o atributo a que atendamos o consideremos, y con el que le comparemos. La diferencia no constituye universal con respecto de la especie, sino con relación a sus individuos.

Reglas acerca de los cinco universales.


¿Qué reglas se han de observar acerca de los cinco universales?

1º Supuesto el género se suponen las especies, y supuesta una especie resultan supuestos sus individuos.

2º Todo lo que se afirma o niega del género o de la especie, ya absoluta, ya condicionalmente, se puede afirmar o negar del mismo modo de todas las especies contenidas en dicho género, o de todos los individuos contenidos en dicha especie.

3ª Así, probado el género resultan probadas las especies a lo menos en aquel atributo o atributos en que se asemejan o convengan todas. Por eso es legítima consecuencia de que un ser o sustancia tenga sentimiento y movimientos inferimos que es animal, aunque por la distancia o por otra causa no podamos determinar la especie a que pertenece. Del mismo modo, si un cuerpo tiene extensión terminada dentro de sus líneas, inferiremos legítimamente que es figura, aunque por la distancia o por otra causa no podamos determinar sin cometer error o formar un juicio temerario, si es cuadrada o redonda, como sucede cuando vemos de lejos una torre y un heptágono o un pentágono.

4º Probadas dos o más especies resulta probado el género a causa de ser esta una idea agregada de aquellas.

5ª Negado el género resultan negadas las especies. Así, de un estúpido, como que no compara ideas, no puede decirse que juzga ni que yerra. No es figura. Luego no es círculo, cuadrado, etcétera. Del mismo modo negadas todas las especies resulta negado el género, por ejemplo, lo que no es espíritu ni cuerpo, no es sustancia, porque de esta hay sólo dos especies, a saber, espirituales y corpóreas; pero negada una especie no resulta negado el género. Así es mala consecuencia "no es justicia". Luego no es virtud, porque lo es también la clemencia.

6ª Según Amat de Palou y Pont en la conclusión II art. II cuest. 3 disp. I lib. I pág. 83 y 84, párr. 172 y su nota, la diferencia, el propio y el accidente deben ser predicado o afirmarse en concreto de cuantas ideas o signos ideales comprendan.

7º Los concretos superiores ya sean sustancias, ya accidentales, comprenden o se afirman de los inferiores, por ejemplo, flor es la rosa, color es lo blanco.

8ª Los concretos predicables, ya sean sustanciales ya accidentales, no pueden afirmarse de los propios o ideas singulares de donde se abstrajeron para agregarlos o formarlos. Por eso son falsas estas proposiciones, "el hombre es la hombría o la humanidad", y "la hombría o la humanidad es el hombre". La razón es porque en la proposición verdadera el sujeto y el predicado se suponen ser una misma cosa o una sustancia modificada, pero abstraído de una sustancia un atributo o de una idea un signo, se consideran ya como cosas diversas. Exceptuase de esta regla el caso en que el sujeto y la forma del concreto son una misma cosa, como en lo divino y trascendente, pues entonces el concreto y el abstracto pueden afirmarse mutuamente porque suponen o pertenecen a un mismo sujeto. Por eso son verdaderas estas proposiciones: "Dios es la deidad o la deidad es Dios", "la entidad es el ente o el ente es la entidad". Lo mismo sostiene el Felipe Puigserver en el párr. I, cap. VII, lib. II, de Philosophia Sancti Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato a.R.P.Fr. Philippo Puigserver, tomo I: logicam complectens.

9º En los accidentales los abstractos (o agregados según mi sistema) superiores se afirman de los inferiores, pero no en las sustancias. Así, es verdadera esta proposición "la blancura es color" porque se afirma el género de la especie, mas no esta: "la hombría es animalidad", porque el predicado no es formal sino material: Amat de Palou y Pont, d. L.

10º Un abstracto (o agregado) no puede afirmarse de otro, a no ser que sea superior a él o le contenga; pero dos concretos, si significan formas existentes en un mismo sujeto, pueden afirmarse mutuamente, por ejemplo: "lo blanco es dulce" puede decirse con verdad respecto del azúcar, mas no de la cal, y por eso es falsa esta proposición: "la blancura es dulzura".

11ª Afirmada o negada de un ente la diferencia total o el atributo que le es propio, resulta afirmada o negada su especie, por ejemplo, "la extensión y la figura convienen al cuerpo, Luego es materia", "no convienen al espíritu, luego no es materia". Puigserver párr. II cap. VII lib. V.

ILUSTRACIÓN XV

¿Qué nombres han dado los escolásticos a los signos abstractos y agregados?

De aquí proviene que los escolásticos hayan dado diversos nombres a los signos abstractos y agregados, según el atributo o atributos de donde se formó cada uno, aunque todos modifiquen a una misma sustancia. Por ejemplo, siendo nuestra alma una sustancia que piensa, a este atributo llaman especie, porque es también sustancia la extensa. Y siendo el pensamiento espiritual y todo lo espiritual inmortal, al signo agregado espiritualidad llaman diferencia, y al signo objetivo agregado inmortalidad, propio. El abuso que hicieron muchos sofistas159 de los términos de cada proposición para seducir a sus contrarios, obligó a estos a formar un árbol predicamental, o sea, a distribuir en ciertas clases cuantas sustancias o seres presenta la naturaleza empezando desde el género supremo hasta el individuo de la especie ínfima, y por eso llamaron a dichas clases predicamentos160 o categorías, a las cuales según el Jacquier anticipó Aristóteles ciertas definiciones o divisiones de términos que se llamaron por eso antepredicamentos161; y propuso otras llamadas postpredicamentos162 por razón contraria. No todos los filósofos establecieron unas mismas categorías, ni igual número de ellas, pero habiendo prevalecido en las escuelas las categorías de Aristóteles, bastará describir estas, y prescindiremos de las de los demás, porque si hemos de hablar con propiedad, no hay como dice Amat de Palou y Pont en el num. 232, párr. II, art. 3, cuest. 2, dispo. II, lib. I de sus Institutiones philosophiae: ad usum seminarii Episcopalis Barcinonensis, más que dos categorías o predicamentos, a saber: sustancia completa o accidente completo.

Las diez categorías de Aristóteles son: la sustancia, la cantidad, la cualidad, la relación, la acción, la pasión, el lugar, esto es lo que se responde a las cuestiones que miran al lugar; el cuando o lo que se responde a las cuestiones acerca del tiempo; la situación, y el hábito, esto es estar vestido, armado. Porfirio en su introducción a estas categorías dividió la sustancia en corpórea e incorpórea. La corpórea la dividió en animada o viviente, y en inanimada; lo viviente en sensible o sensitivo, que constituye lo que llamamos animal, y en insensible o insensitivo. De animales distingue dos especies a saber, racional o hombre, e irracional o bruto. Finalmente en la especie ínfima del hombre se contienen Pedro, Juan, Diego, etcétera.

¿Qué entiende Vd. por tópicos?

Con el mismo fin de destruir los sofismas, o de encontrar fácilmente las pruebas o diferentes modos de probar cualquier proposición de que se dispute, y según la ciencia a que pertenezca, se formaron los lugares o bases de los argumentos, llamados en griego "tópicos". De estos unos son comunes a todas las ciencias, otros particulares a alguna de ellas, como los teológicos de Melchor Cano (De locis theologicis). De los lugares dialécticos los más principales son según el P. Puigserver cap. VI, lib. V, pág. 247, la definición, la división y la autoridad, de las cuales hablaremos en otras ilustraciones; las causas y los afectos, los opuestos, los semejantes y los desemejantes, de todos los cuales hemos tratado ya en las Ilustraciones II, XIV y XV.

ILUSTRACIÓN XVI

¿Qué entiende Vd. por idea perfecta?

En ninguna cosa han variado los filósofos tanto como cuando hablan de la idea perfecta, ya atendamos a las definiciones que de ella dan, ya a los ejemplos de que usan. En cuanto a las definiciones por idea perfecta entienden algunos (Puigserver, párr. 2, cap. III, lib. II, Jacquier, Institutionum philosophicarum P. Francisci Jacquier: Synopsis, cap. II) lo mismo que yo por competa o exacta, a saber, aquella que es tan conforme al objeto representado por ella que no pueda confundirse con otra alguna, aunque pertenezca a la misma especie. A la idea exacta llaman impropiamente unos (Altieri, Elementos de lógica, cap. I, párr. 14, pág. 138, Sauri, Elementos de lógica, cap. IV, pág. 100) "clara" como si la claridad no fuese un atributo propio de sólo los cuerpos según los diversos rayos de luz, o por mejor decir un signo ideal agregado que formamos de los cuerpos claros; otros, distinta, idiotismo o participio latino que significa distinguida, y ninguna idea puede ser distinguida de otra sin haber comparado antes nuestro entendimiento las dos; otros cometiendo un error y un idiotismo llaman a la idea exacta adecuada, participio tomado de un verbo latino que significa ‘igualar’, y siendo las ideas espirituales, pues cada una es un diverso modo de existir de nuestra alma, no pueden ser iguales o desiguales, como los cuerpos, ni por consiguiente igualadas o desigualadas, sino semejantes o desemejantes. Otros como Borrelly en la pág. 60, sec. II, parte I, de su Elementos del arte de pensar o la lógica reducida a lo que es meramente útil, y Jambert en las Institutiones philosophicae: ad usum seminariorum et collegiorum, artículo I, cuest. II, párr. 62, pág. 47, entienden por idea perfecta la que representa perfectamente todo lo que constituye la esencia de un objeto, y todas sus propiedades, y cualidades. Pero como dice muy bien Santo Tomás en el art. II, cuet. 84, fol 2888 vuelto, col. II, edición de Roma de 1570, tomo en folio, ningún entendimiento o criatura inteligente puede tener ideas perfectas o esenciales porque esta es una prerrogativa propia del ser supremo: "Ex his ergo patet, quod, si aliquis intellectus est, qui per essentiam suma cognoscit, oportet quood essentia eius habeat in se materialiter omnia sicut antiqui posuerunt essentia animae actu componi ex principiis rerum omnium materialium ut cognosceret omnia: hoc autem est proprium Dei, ut sua essentia sit inmaterialiter comprensiva ominum, prout est effectus virtute praexistunt in cuasa. Solus igitur Deus oer essentiam suma omnia intelligit: non autem anima humana, neque ángelus". Por eso dijo Storm Van St. Gravesande en el pár. 338, cap. II,I lib. II, de su Introductio ad philosophiam: metaphysicam et logicam continens: "son obscuras (debió decir imperfectas) todas las ideas de las sustancias de las cuales conocemos algunos atributos, y por poco que reflexionemos, nos convenceremos de que no puede hombre alguno llegar a conocer todos los atributos de cada sustancia". Y si no dígame el más sabio naturalista o el filósofo que más se precie de conocer la esencia de las cosas, en qué consiste que el pólipo gusanillo acuático pueda dividirse en innumerables partes tanto según su longitud como según su latitud, de modo que cada una de ellas no sólo conserva la vida, sino que en poco tiempo se convierte en un animal tan perfecto como lo era aquel que se dividió en partes. Si se le corta en dos mitades por medio del vientre, la parte que corresponde al vientre, se transforma al punto en cabeza. Si se le parte a lo largo dividiendo por la mitad la cabeza, el vientre y la cola, cada una de estas mitades se convierte prontamente en un todo. Últimamente, si fuese posible adquirir de cada objeto o sustancia, una idea perfecta que representase todos los atributos o la esencia de dicha sustancia, no necesitaríamos comparar las ideas ni sus signos, y por consiguiente serían inútiles todos nuestros juicios y raciocinios163. He dicho y repito que si atendemos a las definiciones y ejemplos, veremos cuánto han discrepado los autores acerca de lo que llaman idea perfecta. De hecho según Heinecio en su nota al párr. 26, sec. II, cap. II, de su lógica, pág. 67, y Altieri, párr. XV, cap. I, parte I, de su lógica, pág. 138, la idea del triángulo es distinta; y según Storm Van St. Gravesande párr. 336, cap. III, lib. II, pág. 143, de su Introductio ad philosophiam: metaphysicam et logicam continens, es clara, según el Dr. D. Miguel Carrera en su Synopsis de Jacquier pág. 15, cap. II, part. I, clara y distinta; según Santo Tomás citado por el Puigserver en el párr. II, cap. III, lib. II, de su lógica, pág. 98, la idea del triángulo adquirida por demostración es perfecta, y a continuación el mismo P. la llama "clara". Del mismo modo la idea del fuego según Heinecio en la nota al párr. 27, d.l., Wolff y Leibnitz citados por Altieri en el párr. 16, d.l., puede ser adecuada o inadecuada según los signos ideales que la acompañan. De aquí va prevenido que Sauri en el cap. IV de su lógica, pág. 98 y 100, se haya atrevido a defender estas dos proposiciones: "Toda idea es clara", "toda idea es distinta", de suerte que podemos decir con el Puigserver en el párr. 3 d.l., pág. 99, col. I que sería más tolerable la división que han hecho algunos modernos de las ideas si hubiesen sabido definirlas: "Tolerabilior autem esset haec idearum dissectio si eius auctores in uninscuiusque notione tradenda convenirent".

ILUSTRACIÓN XVII

¿Qué partes de la oración o términos deben incluirse en la clase de adjetivos?

En la clase de adjetivos o signos objetivos deben incluirse además de los que llamamos propiamente tales, los que los escolásticos llaman término negativo164, privativo, exclusivo, como ciego, oscuro, racional, los cuales deberían llamarse signos abstractos, pues indican el modo o modos de existir otras sustancias distintas de la que se nombra, o de aquella a que se aplican, y por consiguiente, no existen fuera de nuestra mente. A dicha clase de adjetivos pertenecen también los artículos, los pronombres, los participios, los verbos excepto ser o existir, que es sustantivo, y finalmente, todo nombre sustantivo, común, siempre que no se aplique a sujeto determinado, o que no le precede un signo de cualidad o determinante, ya sea artículo, ya pronombre. Por ejemplo, siendo flor término común o que se aplica a sustancias o individuos de diversas especies como a la azucena, a la rosa, etcétera, no debería llamarse sustantivo, sino cuando se determinase el sujeto, así, esta o aquella flor; pero cuando se dice "la rosa es flor" ambos nombres expresan signos objetivos agregados formados de los abstractos y comprenden indistintamente a los individuos de cada especie. Los que se llaman sustantivos de cosa, como rey, poeta, filósofo, orador, autor, no deben tenerse tampoco por tales, a no ser que preceda un signo determinativo, como el, o, este,; y si se habla indefinidamente o sin determinar el sujeto, como "Un rey debe ser justo", "un poeta debe ser completo", entonces la proposición indefinida equivale a universal. Lo mismo debería decirse de los sobrenombres y apellidos de familia, que los gramáticos llaman patronímicos, pues siendo comunes a todos los individuos de ella, como en la de Cicerón los Julios, y entre estos Marco, debería tenerse por sustantivo sólo aquel nombre que sirve para distinguir el sujeto. Los términos negativos, los privativos y los exclusivos pudieran llamarse también signos indirectos respecto de las ideas que indican; así como los positivos directos. Véase el plan de la siguiente Ilustración.

ILUSTRACIÓN XVIII

Guillermo de Ockham compara los adjetivos o signos objetivos al cero, que solo significa nada. Los adjetivos se llaman también concretos165, que quiere decir compuestos o combinados, porque todo adjetivo ha de estar combinado o concordar con un sustantivo a causa de que no es otra cosa que un signo del objetivo o sustancia con la cual está unido necesariamente, supuesto que sin ella no puede existir. Así, cuando pronunciamos un adjetivo sin concordar con sustantivo determinado, por ejemplo, si decimos "lo bueno es amable" usamos de un término abstracto o que expresa un signo ideal abstracto o separado de su idea por nuestra mente, fuera de la cual no puede existir así. Lo mismo que sucede al modo o atributo, el cual no puede existir sin la sustancia, a no ser por milagro. Dicho modo o atributo, llamado también accidente, bajo de diverso respecto es lo que expresamos por medio de dicho adjetivo, cuando le concordamos con el sustantivo diciendo "Pedro es amable porque es bueno"; pero el ejemplo anterior "lo bueno es amable" equivale a si dijéramos "la bondad es amable", proposición que por sí sola nada166 significa, mientras que no determinemos el sujeto o sujetos de quienes hablamos, o sea la sustancia o sustancias, objeto u objetos, de cuyo signo sustancial u objetivo llamado comúnmente atributo o modo, se formó dicho signo ideal agregado llamado bondad; por ejemplo, si determinamos el sujeto u objeto diciendo "la bondad de Dios es amable" entonces dice un filósofo, aplicamos un signo subjetivo a otro objetivo, y comparándolos en nuestra mente expresamos este juicio a los demás por medio de dicha proposición equivalente a estas dos: "Dios es amable porque es bueno". De aquí se infiere que deberían tenerse por una misma parte de la oración, o sea por adjetivos los términos con que expresamos los signos ideales agregados formados de los abstractos y estos de los objetivos. Y que es un error de los gramáticos llamar a los primeros nombres sustantivos y a los segundos adjetivos, cuando ni uno ni otros significan por sí solos sujeto o sustancia determinada. "Procediendo con vigor dialéctico —dice Berní, párr. 3, cap. X, pág. 102 de su Filosofía racional, natural, metafísica y moral— las partes de la oración son dos: variable e invariable".

Clasificación conforme a esta Ilustración XVIII de las
nueve partes que distinguen los gramáticos de la
oración, aunque pueden hallarse todas en una sola
proposición, por ejemplo: "¡Oh, cuán discreta y
admirable rige Dios con su providencia el mundo
compuesto por tanta variedad de creaturas!”"

Partes principales de la oración, llamadas así porque sin ellas expresadas o calladas no hay proposición, y cada una expresa una idea. Nombres, o si se ha de sacudir de una vez en materias indiferentes el yugo de las preocupaciones vulgares: vocablos sustantivos, o según Berní167, invariables, mientras que subsista la sustancia u objeto, cuya idea significan o expresan. Los nombres sustantivos propios y los comunes cuando se aplican a los propios o se determina el sujeto o sujetos, con otra palabra o signo. En esta especie de vocablos sustantivos deben incluirse los verbos ser y existir.

Partes subalternas, llamadas así porque dependen siempre de las principales, y por sí solas nada significan. Vocablos adjetivos o variables según la idea o el signo ideal168 que se quiere indicar, y el modo con que intentamos indicar dicha idea o signo ideal, ya determinada, ya indeterminadamente169. Los nombres adjetivos llamados propiamente tales, los artículos, los pronombres, los participios, todos los verbos excepto ser y existir, los adverbios, las preposiciones, las conjunciones y las interjecciones. De estas nueve partes de la oración y de que según lo arriba dicho deberían llamarse de la proposición, las cuatro últimas pueden suplirse muchas veces con adjetivos o circunloquios, por ejemplo, en lugar de cerca puede decirse cercano, y en vez de dijo e hizo, lo dijo, él mismo lo hizo, repentina y felizmente equivale a de repente y con buen éxito.

ILUSTRACIÓN XIX

¿Qué reglas se han de observar acerca de la suposición?

1ª En toda proposición la suposición del sujeto es según la relación u oposición, conexión o incoherencia que tenga con el predicado, o según este lo exija170, por ejemplo: "los planetas son siete", "los planetas padecen eclipse".

2ª En cualquier proposición el término que contenga o esté afecto a un signo de universalidad, como todos, ninguno, supone ya distributiva, ya colectivamente (párr. 122), según lo exija el otro término de las proposiciones, como en estas dos: "todos los apóstoles fueron elegidos por J.C.", "todos los apóstoles son doce".

3ª El término que contenga algún signo de particularidad, como alguno, alguno no, supone ya disyuntiva, ya confusa, ya determinadamente según lo exija el otro término de la proposición, como "algunos hombres son negros", "algún ojo es necesario para ver", "algunos hombres entraron en el arca de Noé".

4ª Cuando el sujeto de la proposición no tiene signo alguno en materia natural171 o cuasi natural, la suposición es universal, pero en materia contingente172 como "los ángeles pecaron" supone disyuntivamente o habla de sólo algunos, no de todos173.

5ª En toda proposición afirmativa el atributo a no ser que sea término unívoco174o de especie ínfima, supone disyuntivamente, o nunca se toma en toda su extensión en virtud de la afirmación175. De otra manera se daría a entender lo mismo por esta proposición: "Todo hombre es todo animal" que por esta "todo hombre es animal", pero es evidente que la primera proposición es falsa, y la segunda verdadera. Amat de Palou y Pont, párr. 51, art. II, cuest. 2, Logica rudimenta, Puigserver párr. I, cap. VI, lib I, de su Philosophia Sanct Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato A.R.P.Fr. Philippo Puigserver, tomo I: logicam complectens.

6ª En la proposición negativa el atributo o predicado supone o se toma siempre universal o distributivamente, o se excluye del sujeto según toda la extensión que tiene este mismo, por ejemplo: cuando decimos "ningún cuadrado es redondo" se excluye la redondez generalmente de todo lo que es cuadrado, pero si decimos "algún hombre no es justo", no se excluye la justicia de todos los hombres, sino solamente de alguno.

¿Y las reglas acerca de la apelación?

1ª Cuando el sujeto de la apelación es un sustantivo, con el cual concuerda el adjetivo, si este precede al verbo la apelación es material. Así, con esta proposición "Alejandro el grande fue discípulo de Aristóteles", discípulo no tiene relación alguna con grande, ni recae sobre Alejandro, como tal, y es como si dijera: "Alejandro, por otra parte grande, fue discípulo de Aristóteles". Pero si dijéramos "fue gran discípulo" la apelación sería formal por estar unidos los dos adjetivos de tal suerte que equivale a esta proposición: "Alejandro fue grande o célebre entre los discípulos de Aristóteles". Goudin párr. III, art. III, cuest. I, parte I, de su Logica minor. Léase el párr. 128.

2ª Cuando el sujeto es término concreto, la apelación es material, por ejemplo, en esta proposición "los ciegos ven" la apelación no recae sobre lo formal del sujeto o la ceguera, pues entonces la proposición sería falsa, sino sobre la materialidad o identidad de los sujetos que padecían ceguera, y después sanaron milagrosamente de ella. Por eso es un sofisma tomar como unidos los atributos que deben tomarse como separados. Párr. 56, art. II, cuest. II, Amat de Palou y Pont, Logicae rudimenta.

3ª Los numerales primitivos, como dos, tres, etcétera, aplicados a sustantivos, hacen que la apelación sea formal y material, porque multiplican la forma y el sujeto; pero si se aplican a otros adjetivos, la apelación es sólo material. Así, es falsa esta proposición "hay tres dioses", pero no esta: "hay tres personas divinas". Goudin, d. Loc, Amat de Palou y Pont, párr. 57 d. loc.

ILUSTRACIÓN XX

Ya queda dicho en la Ilustración V qué se entiende176 por definición, y que esta suele dividirse en ideal llamada vulgarmente real, y en nominal o verbal. Ahora conviene advertir: primero, que según Berní en el párr. IV, cap V, pág. 138, de su Filosofía racional, natural, metafísica y moral, sólo la definición ideal es propia de los dialécticos, pues la nominal toca a los gramáticos, "y es más bien una descripción" según Puigserver177 ; segundo, que ya se trate de expresar en qué conviene la idea de que se duda, con las demás del género a que pertenece, y en qué se diferencia de ellas según la especie en que esté incluida, o ya de determinar el sentido en que se usa de una palabra o término, pues todas respecto de su invención o primitiva significación, convienen en haber sido signos arbitrarios, toda definición habrá de constar de género próximo y de diferencia última178 . Tercero, que esta definición se llama metafísica, pero si se define una cosa por la materia y forma o por su fin, se llama física. Cuarto, que si según Santo Tomás179 a quien sigue Felipe Puigserver: "la definición debe ser esencial, o recaer sobre la esencia de la cosa"180 , o no ha de haber definición alguna, o no deben tenerse por tales la definición que determina las propiedades o los accidentes de una sustancia, supuesto que según el mismo S. Tomás181 "nos son desconocidas las diferencias sustanciales". Y toda definición debe constar de género y diferencia, Puigserver párr. I cap. IV lib. I pág. 22 col. I; ni la que manifiesta la causa de un efecto, porque bien podemos conocer aquella, sin que conozcamos su esencia como sucede cuando vemos derretirse el plomo puesto al fuego, cuya esencia nos es desconocida.

¿Qué reglas se han de observar acerca de la definición?

1ª Ni los cuerpos o sustancias corpóreas, ni los espíritus o sustancias espirituales, pueden ser objeto o materia de la definición, así como tampoco lo son del juicio ni del raciocinio, sino las ideas de dichas sustancias o sus signos ideales llamados comúnmente modos o atributos.

2ª Tampoco pueden serlo los atributos de cada sustancia, según están en ella, sino según que se representan a nuestro entendimiento unidos con la idea de dicha sustancia, y por eso los llamo signos ideales, aunque sea frecuentísimo separarlos por abstracción o considerarlos como separados de dichas sustancia, y expresarlos con otros signos vocales que llamamos adjetivos.

3ª Las sustancias deben definirse por sus atributos inseparables o principales, llamados vulgarmente esenciales; y si una idea compleja, como la de hombre, comprendiere las de dos o más sustancias, por ejemplo, la de espíritu y la de cuerpo, debe cada una definirse por sus atributos o modos principales o inseparables. Por eso se dice que no conocemos (debería decir no distinguimos) las sustancias, sino por sus atributos.

4ª Cuando no se atiende a los atributos principales o inseparables sino a los accidentales, o que pueden faltar de la sustancia, sino que esta deje de existir, no hay definición, sino descripción.

5ª Toda definición ha de constar de género próximo y diferencia propia, o convenir de tal modo con lo definido que no pueda aplicarse a otra idea o signo ideal de diverso género o de diversa especie, aunque esta pertenezca al mismo género que lo definido.

6º Lo definido no debe entrar en la definición porque entonces permanecería la duda.

7º La definición debe ser más clara o inteligible que lo definido, pues de otra manera no lo explicaría, o sería necesaria otra definición para cada palabra o término impropio.

8ª La definición debe ser afirmativa o constar de términos afirmativos, porque determinar lo que una cosa no es, por ejemplo, "el bruto no es animal racional", "el triángulo no es círculo", "el nombre no es verbo", no es definir lo que es, o el sentido particular en que se usa de una palabra o término. Sin embargo, puede usarse de términos negativos, cuando por medio de ellos se ilustren o comprendan mejor los positivos a que se refieren, como en esta definición: "por bruto se entiende todo animal irracional".

9ª El ser una definición inteligible consiste en usar de palabras tan propias que ninguno duda de la significación o sentido en que se usan, ya sea propio, ya metafórico, porque si se llega a dudar de él, ya entonces será necesario además de la definición ideal determinar el sentido de dicha palabra dudosa o definirla. Además de la propiedad debe observarse la precisión.

10ª Así como fue arbitraria la invención de las palabras, del mismo modo lo son sus definiciones respecto de sus significación. Pero determinada ya la significación de una palabra por la sociedad, a quien pertenecemos o por nosotros mismos, dejó de ser arbitraria la significación y por consiguiente la definición de aquella palabra (léase la regla XIII). Así, calidad no el lo mismo que cualidad ni próximo lo mismo que prójimo, aunque atendida la etimología, estas cuatro palabras no hayan sido en lo antiguo más que dos.

11ª No es necesario definir las palabras o términos unívocos, ni tampoco los equívocos, cuando de las demás palabras de cada proposición o de las demás proposiciones de un periodo se puede estar cierto de que el lector u oyente no dudará acerca de la idea o del signo ideal que se quiso expresar por dicho término equívoco.

12ª Aunque en el acaso de la regla anterior no sea necesario definir las palabras, puede serlo el definir alguna de las ideas significadas por dichas palabras, o algún atributo si no lo distinguimos de los demás.

13ª. Las definiciones de palabras no pueden servir para definir sus ideas. Así, aunque pueda tolerarse la definición que da Justiniano del testamento llamándole "declaración de la mente", estaría mal definido o inferido, luego nutrimento es lo que nutre a la mente; pues nuestra mente o espíritu no necesita nutrirse o alimentarse sino nuestro cuerpo. Por consiguiente, según lo dicho en la regla X, no siempre es seguro definir una palabra por su etimología u origen, supuesto que todas respecto de su invención fueron arbitrarias182.

14º Son necesarias las definiciones de palabras siempre que usemos de ellas en diverso sentido del común, ya sea propio, ya metafórico; sin embargo, no debemos usar de palabra alguna en diverso sentido del común a no ser que sea impropia para expresar la idea exacta que se haya adquirido del objeto a que se aplica.

15ª Aunque no deben usarse en proposición alguna términos ambiguos ni equívocos; con todo cuando por la pobreza de la lengua hubiere que usar de alguno de ellos, no debe quedar sin definir, a no ser que su sentido o significación, se infiera inmediatamente de los demás términos.

16ª Tampoco deben quedar sin definir los términos que se han admitido en las ciencias llamados por eso técnicos, pues son desconocidos a los principiantes, especialmente si se han tomado de otra lengua, como por ejemplo, la griega.

17ª La definición de una palabra debe recaer sobre el sentido en que se usa actualmente, o sea, en la proposición a que pertenece, ya sea propio, ya metafórico, y no sobre los demás. Así, sería un absurdo definir la palabra dolor cuando se aplica metafóricamente a las pasiones del ánimo del mismo modo que cuando significa una sensación desagradable del cuerpo.

18º La definición debe ser recíproca con el definido183 o equivaler a él. Así, la palabra hombre y su definición animal racional significan una misma idea compleja.

19ª Si es imposible adquirir de los objetos o sustancias ideas perfectas, o que nos representen su esencia, lo es también el formar definición alguna perfecta o esencial. Por consiguiente, la definición podrá ser exacta o conforme al objeto definido, así como la idea, pero no perfecta.

ILUSTRACIÓN XXI

¿Qué entiende Vd. por división?

Por división según la etimología se entiende un signo ideal agregado que formamos de las cosas divididas. Considerada la división como operación mental, es la distribución de un todo en sus partes, y consiste en descomponer o separar por abstracción las ideas parciales que contiene una idea compleja o los atributos o signos que comprende una idea, ya sea compleja, ya simple, o los signos objetivos, o modos que indica un signo ideal agregado, por ejemplo, la blancura. En cualquiera de estos tres casos la división puede llamarse ideal, pero si es verbal o recae sobre los diversos sentidos en que puede tomarse una palabra, se llama distinción. La división considerada según que se da a entender a los demás, es una expresión o enumeración de las partes en que nuestro entendimiento ha dividido un todo184, ya sea físico185, pero que se componga de partes realmente distintas, como en el hombre el cuerpo y el alma, y entonces la división suele llamarse física en vez de real; ya metafísico o un agregado de partes o propiedades de un mismo sujeto186, de modo que no se dividan sino mentalmente, como en el hombre la facultad de sentir y la de discurrir, y en este caso la división es metafísica, o ya lógica o potencial187, según que el todo es facticio o una idea agregada o signo ideal agregado que se puede afirmar de muchas sustancias. Tal es cualquier género respecto de sus especies, o animal respecto de racional e irracional o un todo potencial singular, tales son las tres potencias de nuestra alma. Lo que se llama división actual, como cuando un madero de dos palmos se divide o por mejor decir se parte por mitad, o en tres o cuatro partes, etcétera, debe llamarse más bien partición que división porque sus partes son integrantes a diferencia del todo lógico cuyas partes son subyectivas, o diversos sujetos incluidos en un género o en una especie. "Además quitado el todo potencial, por ejemplo, 'el género animal' se quitaron las partes o especies que comprende, a saber, racional o irracional; pero quitado el todo actual o mudado el estado actual, por ejemplo, de una sustancia corpórea, si se ha corrompido, queda todavía la materia aunque corrupta" (Puigserver, párr. III, cap. V, lib I, pág. 28, col. I).

¿Qué reglas se han de observar acerca de la división?

1º Toda idea compleja, ya sea adventicia, ya facticia, es divisible en las particulares que comprende, así como la simple en sus atributos o signos ideales; pero si según Borrelly, sec. II, parte Iª, pág. 62, "se ha de entender por idea compleja la que representa una sustancia modificada", no hay idea alguna que no sea divisible en sus atributos o signos ideales, por medio de la abstracción.

2º Ya sea la idea que se hubiere de dividir, simple o compleja, adventicia o facticia reflexiva, cuídese de que sea exacta antes de pasar a hacer la división.

3ª Así como el todo es menor que cualquiera de sus partes, del mismo modo lo ha de ser la división que cualquiera de sus miembros. Sería pues un absurdo dividir los animales en racionales y sensitivos, supuesto que sensitivo todo animal lo es.

4ª Los miembros de la división han de igualar o equivaler al todo que se divida, y éste a aquellos pues de otra suerte la división no sería completa. Así, seria un absurdo dividir la tierra en Asia, África y Europa omitiendo las Américas.

5ª Los miembros o partes del todo que se divida, han de ser diversas de suerte que la uno no contenga o incluya a la otra, como si se dividiese el número en par, impar y cuadrado, pues este último está incluido necesariamente en uno de los otros.

6ª La división no debe hacerse en partes o miembros demasiado grandes o pequeños, muy desiguales, porque produciría confusión (Miguel Carrera, Sinopsis, del Jacquier, cap. III, pág. 28).

7ª Los miembros de la división han de ser pocos, porque si son muchos, el entendimiento no puede comprenderlos, ni la memoria retenerlos, y como dice Séneca, Epístola 98: "simili confuso est, quidquid usque in pukverem sectum est".

8ª La división debe ir por grados o pasar de cada clase a la inmediata, cuando hubiere que formar además de la división dos o más subdivisiones, porque son muchos o muy grandes los miembros. Sería pues una confusión dividir el Orbe en la China, Turquía, etcétera, antes de haberle dividido en sus cuatro partes; y la Europa en Castilla, Aragón, etcétera, antes de haberla subdividido por naciones o por imperios.

9ª La división debe ser breve o constar de las palabras más propias o expresivas y menos posibles.

10ª Últimamente se advierte: primero, que no es división sino distinción manifestar en cuántos sentidos se puede tomar una palabra o un término, por ejemplo, "espíritu", "malograr la ocasión", etcétera, segundo, que toda división ya sea de ideas complejas, ya de las simples en sus signos ideales o atributos, como todo cuerpo está en movimiento o en reposo, es mental y se hace por abstracción; pero si el todo fuere corpóreo, por ejemplo, un palo, y se partiese, esto no debe llamarse como se acostumbra, aunque impropiamente, división, sino partición; y separación cuando después de partidos se separaran unas partes de otras. Léase la Ilustración IV.

ILUSTRACIÓN XXII

¿Qué términos han sido anteriores, los afirmativos o los negativos?

En todas las lenguas la invención de los términos negativos y de los privativos ha sido posterior a la de los positivos, así como las ideas facticias y los signos facticios fueron posteriores a los adventicios, porque no se habría podido conocer si una sustancia era incapaz de tener un atributo, o si debería haberle tenido o tenerle, si dicho atributo no se hubiera observado antes en otras sustancias de diversa especie o de la misma, a que pertenece el objeto o sujeto de quien se habla. Así, no se habría inventado el término negativo irracional si el hombre no hubiese conocido por reflexión y por una experiencia continuada que era el único animal dotado de razón, y que los demás carecían de ella. Lo mismo podemos decir de insensible, impenetrable, etcétera. La formación de las palabras, y especialmente la de los términos negativos y de los privativos, ha sido tan arbitraria que hay palabras, las cuales atendida su etimología parecen términos negativos increado, inocente, inmortal, y sin embargo, cada uno de estos adjetivos significa una cualidad positiva, perfección o atributo unido realmente con el sujeto de quien se habla; y al contrario, mortal, corruptible, malo, vicioso, que parecen términos positivos, son negativos o privativos porque indican carecer, haber perdido o sido privado el sujeto a quien se aplican de una perfección o cualidad positiva. De aquí proviene que un mismo signo añadido en la composición haga a unas palabras ser términos negativos como incierto, incorregible, indómito, y a otras afirmativas como innato, intento, intención188. Así como no llamamos a las ideas ni a los atributos afirmativos negativos o privativos, porque la afirmación o la negación pertenece al juicio; del mismo modo la división de los términos en afirmativos, negativos y privativos, pertenece al uso que hacemos en cada proposición de los dos términos de que consta, o sea a la relación u oposición, conexión o incoherencia que tiene en dicha proposición un término con otro, los cuales si son propios, tendrán la misma relación u oposición que la idea o ideas, el signo o signos ideales expresados por dichos términos; del mismo modo que si dichas ideas son exactas o dichos signos ideales exactos, tendrán entre sí la misma relación u oposición, por ejemplo, que los objetos o sustancias a quienes representan o indican; pero como la significación de las palabras ha sido arbitraria, de aquí proviene que todo término positivo pase a ser negativo si le precede el adverbio no u otro signo de negación por ejemplo, "Pedro no es189 bueno" quiere decir que es malo o que carece de una cualidad que debería tener y "no está bueno" equivale a que no disfruta de salud. Al contrario, si el adverbio no u otro signo de negación se añade a un término negativo pasa este a ser positivo, por ejemplo, "Juan no es malo" o "Juan no está malo" equivale a "es bueno o está bueno", porque dos negaciones afirman. De aquí proviene el que "de premisas negativas no se deduzca consecuencia, cuando entre la afirmación y la negación no hay medio"; en el álgebra de "que menos por menos de más"; y en la jurisprudencia de que "el que niega nada prueba", y que "no negar un hecho sea afirmarlo, o a lo menos confesarle".

 

 


Notas

114. Dialéctica según su etimología es una conversación o disputa entre dos o más personas para averiguar una verdad.

115. "Nuestra alma —dice Storm Van St. Gravesande— no considera las cosas mismas, sino sus ideas. Sobre éstas recaen nuestras reflexiones, juicio y raciocinios, y sobre ellas gira toda la lógica".

116. Se llaman así los discípulos de Aristóteles porque los enseñaba paseándose.

117. Andrés Piquer, pág. 4 y 5, cap. II, lib. I, de su Lógica moderna o arte de hallar la verdad y perfeccionar la razón..

118. Elementos de lógica impresos en Mallorca año de 1813, pág. I.

119. El literato D. Pedro Pichó y Ruiz, en el párrafo I del artic. IV, pág 12 y 13, tomo I de sus Lecciones de bellas letras y educación, dice que "estos y otros sustantivos representan sustancias que podemos llamar figuradas porque nos figuramos que existen por sí".

120. San Augustín, cap. XIX, lib VII, ad. Gen., y en el cap. XV, lib. XIV, De civitate Dei, "dolores, qui dicuntur carnis, animae sunt in carne et ex carne".

121. La comparación, dice Condillac en su lec. VII, pág. 41, puede considerarse como una duplicada atención.

122. ¿Qué es reflexión? Reflexión según su etimología es un signo ideal agregado que formamos de los cuerpos reflejos o que se han vuelto a doblar, torcer o inclinar, como una pelota tirada contra la pared; pero tomada la palabra reflexión en sentido metafórico expresa un signo ideal agregado que formamos de los espíritus que consideran o meditan sobre sí mismos o sobre las ideas o signos ideales que han adquirido. También la misma acción de considerar o de meditar suele llamarse reflexión.

123. Adviértase que toda idea de sustancia corpórea puede llamarse sensación, mediante a que es efecto de la acción que ejercen los cuerpos externos sobre nuestros sentidos ya afección respecto a la impresión o alteración que causa en nuestra alma de la cual es, según queda dicho, cada idea un diverso modo de existir.

124. La misma relación o conexión que hay entre dos objetos o sustancias ha de haber entre sus ideas si son exactas.

125. Bajo de estos dos respectos o relaciones he resuelto llamar a todo atributo signo sustancial u objetivo e ideal.

126. Si cada atributo se ha de tener por una idea de la sustancia, con la cual está unida, entonces siempre que se perciba la idea de una sola sustancia resultará formado un juicio porque nosotros no distinguimos las sustancias sino por sus atributos.

127. Condillac dice que "en este segundo caso la reflexión es una serie de juicios", Lógica, traducción de Foronda, segunda edición, fol. 42, lec. VII; y según Dumarsais, "raciocinamos por reflexión cuando inferimos que 4 son a 8 como dos son a 4" , art. VI de su Logique ou reflexions sur les operations de l’esprit.

128. "Causa, quae agit, evidenter existit, unde ab effectu visibili ad causam invisibilem recte assurgitur", dice Jambert en Institutiones philosophicae: ad usum seminariorum et collegiorum, párr. 352, pág. 238.

129. O si hemos de hablar según el vulgo, "considerando atentamente las ideas simples o parciales que distinguimos en la idea total de un individuo, por ejemplo, si viendo una bola de marfil reflexiono sobre su magnitud, sobre su gravedad, su color etc..., a fin de distinguir dicha bola de cualquier otra que se me presente".

130. Si según el FelipePuigserver, párr. I, cap. I, lib. II de su Philosophia Sancti Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato A.R.P.Fr. Ohilippo Puigserver, tomo I: logicam complectens: "idea es la imagen genuina que existe en nuestro entendimiento de algún objeto", luego lo que no representa fielmente a nuestro entendimiento dicho objeto, no será idea, y ningún atributo puede representarle.

131. ¿Qué es abstraer? Abstraer es verbo derivado de otro latino que significa separar, apartar. Por consiguiente, abstracción según su etimología es un signo ideal agregado que formamos de las cosas abstraídas o separadas de otras. Pero los lógicos usan del verbo abstraer y de sus derivados para expresar aquel acto con que deseando nuestro espíritu conocer una sustancia o distinguirla de ora cualquiera, considera como separado de ella cada atributo, cualidad o modo, aunque este no pueda existir así. Y advirtiendo que toda sustancia tiene sus atributos, así como la idea de ella sus signos, los abstrae y los compara, y si advierte que son semejantes, los agrega, reúne o reduce todos a uno sólo. Por ejemplo, al ver que todos los cuerpos son extensos forma el signo ideal agregado extensión. Del mismo modo que abstraemos de las ideas y de los cuerpos o sustancias corpóreas sus signos o atributos, podemos abstraer de las incorpóreas o espirituales los suyos, compararlos y los que sean semejantes, considerarlos como si fuese uno sólo, o formar de ellos un signo ideal agregado o universal. Y de estas dos fuentes se derivan las ciencias físicas, las metafísicas y las morales. Por eso dijo Aristóteles en su tratado de la interpretación que "los objetos de los sentidos son las cosas singulares, y los del entendimiento las consideraciones universales".

132. Para que no se crea que yo soy el inventor de este sistema o modo de formar las ideas o los signos ideales universales, llamados comúnmente modos o atributos y tenidos por ideas, debo advertir: primero, que por universal según la etimología de esta voz se entiende lo que es una cosa respecto de otra, y según los lógicos es una segunda idea o signo ideal que formamos de todos los singulares considerando sus ideas o signos ideales, sólo según aquello en que convienen o son semejante. Segundo, que no existiendo en la naturaleza sino seres singulares o individuos cuantas ideas y signos ideales adquiramos, ya por medio de los sentidos, ya usando de la reflexión, han de ser singulares. Por esto dijo el P. Saguens en la disputa III, art. II, de su lógica: "repugnat omnio dari universale formaliter á parte rei, id est independenter ab intellectu". Tercero, que los más acérrimos escolásticos confiesan la necesidad, cuando menos de dos operaciones mentales, a saber: la abstracción y la comparación para la formación de los universales. Por eso la segunda conclusión del art. II, cuest. I, disp. I, de la Logica Maior de Goudin es "ut natura fiat universalis logice non sifficit abstractio; sed requiritur eius ad inferiora per mentem facta comparatio" (lo mismo sienten Amat de Palou y Pont en los párr. 89, 90, 91, art. II, cuest. I, lib. I de Logicae institutiones, Fr. Salvatoris Mariae Roselli art V, cuet V, párrf. 3444, pág. 210 y 211, Saguens d. I. Art. III, Palanco conclusión I, cuest. XI, trat. III, de univers.). Resta pues, saber si abstraídos de las ideas los signos desemejantes, bastará compararlas para que dejen de ser singulares así como sus respectivos objetos, y queden todas reducidas a una sola que represente a todos ellos o equivalga a sus ideas, o si abstraídos de diversas ideas los signos semejantes bastará compararlos, para que queden reducidos a uno sólo que indique o equivalga a todos ellos. Ahora bien, la idea de una sustancia no puede ser la de otra, ni el atributo de una el de otra, por muy semejante que sea, porque entonces dejarían de ser dos. Si la comparación bastase para formar ideas o signos ideales universales, hasta de los opuestos o contrarios podría formarse una sola idea y con sólo comparar el veneno con la triaca, o la virtud con el vicio, se podría decir que era una misma cosa, porque como dice Santo Tomás, Metaph. Lec. VI: "formae oppositorum in anima non sunt oposita". Que esta comparación sea simple, como dicen los mismos autores o compuesta que es lo que llamamos juicio, nunca pasará de una comparación; y el más idiota conoce que aunque se comparen infinitas veces dos, tres o más cantidades y estas sean homogéneas, nunca dejarán de ser dos o tres o más, como no se incluyan o reduzcan a una sola por medio de la suma. Del mismo modo para que de muchas ideas o signos ideales (que comparándolos, y abstrayendo de ellos aquello en que discrepaban, conocimos ser semejantes), resulte una sola idea o signo que represente, equivalga o indique a todos ellos, es necesario agregar mentalmente, o reducir dichas ideas o signos ideales a uno sólo.

133. Doy a esta operación mental el nombre de agregación y a la idea que de ella resulta, agregada, aunque mejor llamaría a la primera reducción, así como los matemáticos llaman a la operación de sumar reducir dos o más cantidades a una que las contenga todas; y a la segunda idea virtual o equivalente siguiendo al P. Tosca, porp. XIII, cap. V, trat. I, de su lógica. Gassendi creo que fue el primero que llamó a este modo de formar las ideas o los signos ideales universales agregados, aunque según él pueden formarse también por la abstracción "Quum vero mens habet —dice este filósofo en el canto IV, parte I, de sus Institutio logica, pág. 83, col. I— multas similes (ideas) tum unam ex illis generalem facit, et modo quidem duplici, uno agregando, alio abstrahendo. Priore enim modo mens similes ideas, veluti seponens in unam cogit aggeriem, quae omnes proinde continens universarumn idea fit, ac universalis proinde et communis, generalisque dicitur, imo et sub uno nomine communi appellatur genus (acaso debería decir species): Talis est v. gr. Aggeris ex ideis Socratis, Platonis, Aristótelis, caeterorumque ominum somolium, quae et communis hominis accommodatum dici solet hominum genus. Sic etiam dicitur genus equorum, genus leonum etcétera... —y en el can. V.—constant enim priore modo, sive agregando ex aggeriebus (seu ideis generalibus) hominum, equorum, leonum, fieri UNAM aggeriem, seu ideam generaliorum animalium; ex aggeriebus animalium et plantarum (ut herbarum et plantarum) fieri aggeriem generaliorum viventium etc". Sigue describiendo el modo de formar las demás ideas generales hasta llegar a la generalísima del ente. Las dificultades que oponen algunos escolásticos contra este sistema son sacadas de Santo Tomás, cuando en la 1ª parte, cuest. 85, art. IV dice: "Sicut impossibile quod idem coprus secundum idem simul coloretur diversis coloribus, vel figuretur diversis figuris, ita impossibile est quo idem intellectus simul perficiatur diversis speciebus intelligibilibus and cuest. 6 del art. III pág. 276: Amat de Palou y Pont párr. 92, art. II, cuest. I, de sus Institutionis philosophiae: ad usum Semarii Episcopalis Barcinonensis; el P. Puigserver, párr. IV, cap. IV, lib II.; no es a mi corto entender de momento alguno, si reflexionamos: que es absolutamente imposible que sin tener nuestro espíritu presentes o en la memoria a lo menos imperfectamente dos o más ideas o signos ideales forme de ellas clase alguna o las reduzca a una sola idea que represente i equivalga a todas, y por la cual se llama universal, así como es imposible reducir dos o más cantidades a una sola, si no están escritas o se acuerda uno de ellas. Por la misma causa es imposible abstraer una idea de otra, por ejemplo, la de espíritu de la de cuerpo en la compleja de hombre o un signo ideal de otro como dos de cuatro, sin tener a un tiempo presentes o en la memora ambos signos o ambas ideas (Storm Van St. Gravesande dice en el párr. 201, cap. XV, de su Introductio ad philosophiam: metaphysicam et logicam continens: "que la memoria consiste en residir en el alma ciertas ideas sin estarla continuamente presentes", y en el párr. 104, cap. IX ,"que no se podrían comparar muchas ideas sin memoria, sin la cual tampoco habría raciocinio. Figurémonos una inteligencia que no pudiese conservar presentes cuantas ideas quiera ni recordar las que hubiera adquirido, y tendremos la idea de la más rematada locura"... y en el párr. 191, cap. XIV: "la consideración de la memoria prueba que el alma tiene un gran número de ideas, las cuales no le están presentes; y sin embargo, puede recordarlas. Estas ideas están en el alma de muy diferente modo que aquellas que nunca ha adquirido", traducción fiel del original francés Introduction a la philosophie). Confieso que la debilidad de nuestro entendimiento es tal, que no puede atender sino a un sólo objeto y a una verdad sola, el resto permanece sepultado en nuestra memoria, como si no estuviera, y por eso se dice "pluribus intentus minor est ad singula sensus". Aún hay más: si el objeto o sustancia contiene diversas cualidades o atributos no atendemos sino a una sola cada vez. Dividimos cada idea compleja en las simples, y cada una de estas en sus signos, porque nuestro entendimiento no puede comprenderlo todo de una vez. Si Santo Tomás habla en este sentido, estamos enteramente conformes, aunque advierto que la necesidad que tiene nuestro espíritu de abstraer una idea de otra en las complejas, o de cada idea sus signos, y la de agregar o reducir dos o más ideas a un sola, y dos o más signos ideales a uno sólo, no prueba menos la debilidad de nuestro entendimiento; pero si dicho Santo Dr. habló en diferente sentido, entonces debo advertir: primero, que Santo Tomás funda su argumento en una comparación, y no en un silogismo, como debiera, segundo, que dicha comparación es defectuosa, a causa de que sus dos extremos son de diversa naturaleza, pues el que un cuerpo no pueda tener a un mismo tiempo diversas figuras o diversos colores, a lo menos en un mismo punto, proviene de que siendo superficie o extensión terminada al espacio que ocupa una figura o un color, no puede tener al mismo tiempo otro: pero ¿qué semejanza tiene esto con nuestra alma?, ¿es acaso material para que no pueda a un mismo tiempo adquirir o retener, a lo menos imperfectamente, dos o más ideas o signos ideales, compararlos y agregarlos después, o reducirlos según su semejanza a una sola idea o signo ideal que represente, o a lo menos indique como signo facticio a todas las de su clase?, ¿es extensa o tiene alguna superficie determinada, en la cual quepa sólo cierto número de ideas o signos ideales? Prescindo de que siendo estos y aquellas también espirituales, nunca se puede decir que cada una de ellas ocupe el punto más mínimo. Es cierto que cada idea o signo ideal es un diverso modo de existir de nuestra alma, así como la figura o el color lo es del cuerpo, pero también es muy diferente una sustancia espiritual de una corpórea, y por consiguiente, lo han de ser a proporción los respectivos modos o atributos de cada una. Bien sé que el P. Tosca en la proposición XIII cap. V lib I y la Real Academia española en la col. II de la pág. 27 de su diccionario última edición, dicen que agregar es añadir uniendo o juntando unas personas o cosas con otras, así como muchos soldados componen un ejército, y aún podría haber añadido el ejemplo de un rebaño tomándolo de la misma etimología del verbo aggregare latino, que equivale ad gregem addere; mas prescindiendo de que la primitiva significación de las palabras siempre fue arbitraria, así como no es lo mismo abstracción, aunque abstraho signifique separar, tampoco debe ser lo mismo agregación mental que agregación corporal. Así uso de la licencia que da Horacio en Arte Poética, cuando dice "licuit semperque licebit signatum praesenti nota producere nomen"; y si esto no basta, advierto con Simón Abril en el cap. XVII lib. II fol. 33 col. II "que en este género de cosas acontece el un término tener nombre y faltalle al otro, o los dos tenelle y fatalle a la correspondencia que resulta de ellos, no solamente en la lengua castellana que agora nuevamente comienza a recibir en sí las ciencias; pero en la griega que ha tantos siglos que las trilla"... "Por tanto, el lógico no se ofenderá si viere de cabeza, encabezando y encabezamiento; de ala, alado, y alacion, de remo, remado y remacio", porque estos términos servirán sólo para declarar estas correspondencias, y no saldrán fuera del uso de la lógica. Últimamente al principio de esta nota dije que yo llamaría a dicha operación mental más bien reducción que agregación porque no encuentro otro nombre propio que darla, y lo mismo sucede a algunos escolásticos. Ferraris, en su Philosophia Peripatética adv. Veteres et recent. Praesertim philos. firmioribus propug. ration, cap. IV, sec. I, tit. I, pág. 49, dice: "Inter. Logicae munera hoc unum est ex praecipuis similia nimirum in unum colligere, ut plura per unam ideam secundum aliquam rationem complectamur". El ilustrísimo Palanco en el párr. III, de la cuest. XI, pág. 255, dice: "Secunda conditio naturae universalis est ut sit apta ad essendum in multis eiusdem denominationis, sve ut aliie explicant, pero multiplicationem in illos". Pedro Daniel Huet en el párr. IX cap. III de su Censura philosophae Cartesianae, se explica así: "Animus in rebus multis quidpiam animadvertens excerpit illud e multis, in quibus fuerat dispersum, et in unum colligit, atque ideam universalem conflat, velut in Petro e Joanne, aliisque hominibus singulis deprehendens eos esse animalia ratione praedita, iam neque Petrm, neque joannem, neque ullum singularem hominem spectansa, educit illud et componit in unum, quod multiplex fuerat, ac generalem illam et universalem conflat et confingit". Tosca en la proposición XII cap. V lib I define el universal lógico y metafísico así: "unum multiplex, seu unum multiplicatum in multis, quodque de multis dicitur, seu praedicatur"; y en la proposición XX cap. IV lib. IV pág. 208 defiende la siguiente proposición: "Lógica est ciencia et una úntate aggregationis". Jambert en Institutiones philosophicae: ad usum seminariorum et collegiorum, párr. 444, pág. 233, dice: "Similitudo naturae Petrum Inter. Et Paulum facit ut unico et communi mentis intuitu possit apprehendi totalis ipsorum natura. Hinc Petrus et Paulus sunt unica species in intellectum".

134. ¿Es necesaria la clasificación de las ideas y de sus signos? La clasificación de ideas, así como la de signos ideales, o sea la formación de los géneros y de las especies, es tanto más necesaria, cuanto mayor número de ideas singulares o de signos ideales adquiramos, y cada clasificación no puede hacerse sino por medio de una multitud de juicios o comparaciones, ya de una idea con otra, ya del signo de una idea con el de otra, o hablando vulgarmente del atributo de una sustancia con el de otra, o ya de un signo de una idea con otro de la misma, por ejemplo, lo extenso con lo divisible respecto de la idea de cuerpo.

135. Debió decir: "por medio de comparaciones y abstrayendo de cada idea los signos en que se diferencia de otros, o de una idea compleja alguna de las simples que comprende".

136. Debió decir: "por la agregación o reducción mental de muchas ideas a una sola, según la semejanza de atributos o signos ideales que en ellas advertimos".

137. Debió añadir: "o por la reflexión".

138. Debió añadir: "o los signos ideales".

139. Debió decir: "las compara según sus signos nuestro espíritu, y en virtud de esta comparación concibe en abstracto etc.".

140. Debió decir: "en aplicar una idea general o agregada, o un signo ideal agregado a ideas o signos ideales individuales".

141. ¿Qué es adventicia? Adventicia es palabra derivada de adventum participio del verbo latino advenio, que significa 'llegar', porque en efecto, según llegan o hieren a nuestros sentidos los objetos corpóreos, así percibimos sus ideas.

142. ¿Y facticia? Facticia es palabra derivada de factum participio del verbo facio, que significa hacer, formar, porque de las ideas adventicias deducimos por la reflexión, o formamos por la abstracción o por la agregación otras. Las ideas adventicias pudieran llamarse también primitivas, porque además de ser las primeras que adquirimos, se derivan de ellas las facticias, las cuales se pueden llamar derivadas; sin embargo, una idea adventicia puede considerarse como facticia, si buscamos medios de que se repita. Pertenece más bien al uso que podemos hacer de las ideas que no a sus especies, la idea que Borrelly, sec. II, parte I, de su Lógica, llama "ejemplar", porque nos servimos de ella, como ejemplo o modelo para buscar o formar un objeto que nos cause otra idea semejante a la que hemos recibido anteriormente o si el modelo es una idea facticia, ya sea reflexiva, abstracta, ya agregada, formar nosotros mismos otra semejante a esta. Por consiguiente, la idea ejemplar puede ser ya adventicia, si lo es la del modelo elegido, ya facticia, si lo es la de dicho modelo.

143. Innatus es participio derivado de un verbo latino compuesto de nascor y de la preposición in. Por consiguiente significa 'nacido en'. Nascor se deriva del verbo latino nonas, que significa nadar, a causa de estar nadando los fetos en el útero, hasta que salen a luz. Es pues un absurdo llamar innatas a las ideas aun cuando fuesen infundidas o inspiradas por Dios, como se dice de la filosofía de nuestro primer padre, porque lo espiritual no puede nacer.

144. En cuanto a los Santos padres basta decir que Santo Tomás que manifestó en sus obras haberlos leído con mucho pulso, no cita alguno que haya defendido las ideas innatas, siendo así que las impugna con su acostumbrada solidez en la Iª parte, cuest. 84, art. 3.

145. Sapientaiae, cap. XIII, v.5: "A magnitudine enim speciei et creaturae cognoscibiliter poterir creator horum videri". V. 20, cap. I, Epístola de San Pablo a los romanos: "Invisibilia enim Dei per ea, que facta sunt, intellecta conspiciuntur, sempiterna quoque eius virtus et divinitas ita, ut sint inexcusabiles".

146. Léase el cap. Ii del lib. II de Philosophia Santis Thomae Aquintais auribus hujus temporis accomodato A.R.P.Fr. Philippo Puigserver, tomo i: logicam complectens.

147. Porque respecto de Dios no puede darse acaso, supuesto que todo lo ha previsto ab aeterno, y lo gobierna con suma sabiduría.

148. Sin embargo debemos advertir con Amat de Palou y Pont en el párr. 161, art. V, cuest. II, lib. I, de sus Institutiones philosophiae: ad usum seminarii Episcopalis Barcinonensis: primero, que sólo el primer modo se considera el accidente, como uno de los cinco universales o predicables, y no con relación a los accidentes particulares, como el color respecto de la blancura y de la negrura, ni menos con respecto a los individuos propios, como la blancura respecto de este o de aquel papel, porque respecto de estos se considera la blancura como género o como especie, según lo dicho en las reglas Vª, XIIª y XIVª de la Ilustración X. Así, el considerarse el accidente como universal, es con relación a los sujetos que le reciben, como lo blanco respecto del papel, de las telas y de la pared. Y segundo, que el accidente puede ser extrínseco al sujeto, como la alabanza respecto del alabado, o intrínseco, como la blancura respecto de las telas.

149. ¿Cuántas especies hay de atributos propios? Los escolásticos suelen distinguir cuatro especies de atributos propios: primera, la de aquellos que convienen a sola una especie, aunque no a todos sus individuos, como el ser cristiano o filósofo; segunda, la de aquellos que conviene a toda una especie, pero no sólo a esta, como el tener los pues respecto del hombre y de las aves; tercera, la de aquellos que convienen a toda la especie y a ella sola aunque no siempre, como el tener canas respecto del hombre; y cuarta, la de aquellos que convienen siempre sólo a cierta especie y a todos sus individuos, como el admirarse o ser apto para aprender las ciencias que convienen sólo al hombre, y sólo en este sentido es el IV predicable.

150. Amat, en el párr, 158, art. IV, cuest. II, lib. I, subdivide el propio en específico, o que conviene a una sola especie, como el ser visible respecto del hombre, y en genérico o que conviene a diversas especies, como el ver respecto de los animales; pero admitida esta subdivisión es inútil, o por mejor decir es una confusión la división hecha por los escolásticos siguiendo al apóstata Porfirio en cinco universales, supuesto que según lo dicho acerca del accidente pueden todos ellos reducirse a tres, a saber, género, especie y diferencia, de la cual hablaremos en la Ilustración XIV.

151. Párr. 158, art. 4, cuest. 2, lib. I de sus Institutiones philosophiae: ad usum seminarii Episcopalis Barcinonensis.

152. Párr. 6, cap. 6, lib. II, de su lógica (Philosophia Sancti Thomae Aquinatis auribus hujus temporis accomodato A.R.P.Fr. Philippo Puigserver, tomo I: logicam continens).

153. ¿Qué es relación? Relación según su etimología es un signo ideal agregado que formamos de las cosas o de sus ideas referidas o relativas, y de sus atributos o signos ideales u objetivos referidos o relativos. No se ha de confundir la relación con la conexión o unión pues esta subsiste siempre entre las ideas que comprende toda idea compleja y entre los signos de cualquier idea aunque sea simple, llamados comúnmente atributoso la idea misma; así como subsiste entre los modos de cada sustancia y esta. En toda relación se han de atender cuatro cosas: primero, el sujeto o lo que recibe la relación, llamado por eso relativo, por ejemplo, el padre; segundo, el fundamento de la relación o la causa por la que dicho sujeto se refiere, por ejemplo, la generación; tercero, el término correlativo, o sea, aquello a que se refiere dicho sujeto como el hijo; cuarto, y finalmente, la misma relación que la forma significado por el nombre concreto padre. Para que una cosa sea relativa a otra se requiere: primero, que sean opuestas pero no contrarias; segundo, que sean recíprocas o se puedan convertir mutuamente: así, si Pedro es semejante a Juan, o Alejandro hijo de Filipo, este será padre de Alejandro, y también Juan será semejante a Pedro; tercero, que existan a un tiempo para que pueda el sujeto inferirse del correlativo o este de aquel; cuarto, que por sí no tomen más o menos; y según Amat, números 307 y 311, párr. 3, art. IV, cuest. 4, lib. II, se ha de advertir: primero, que una relación no puede ser fundamento de otra; segundo que las relaciones que se fundan en cualidad, como la semejanza, pueden tomar mayor incremento o dejar de existir.

154. Baldinoti, párr. 43, cap. IV, lib. I, de su Lógica, pág. 131, de la traducción castellana.

155. ¿Cuál es el fundamento de las relaciones? Según Goudin, párr. 232, art. 3, cuet. Iv, y Amat, núm. 299, párr. 2, art. 4, cuest. 4, dispo. II, lib. I, el fundamento de las relaciones puede ser la unidad y el número, la acción y la pasión, la medida y lo medido; a las cuales añadió el P. Puigserver, col. I, pág. 13, cap. XIV, del lib. II, la sustancia o esencia. Por unidad y número se entienden según Amat d. L. La conveniencia o la disconveniencia que entre las sustancias se llaman identidad y diversidad, entre las cantidades igualdad y desigualdad; y entre las cualidades semejanza y desemejanza. Por medida no se entiende aquí la cuantitativa, sino la específica. Así el objeto se dice medida de la potencia. Según Puigserver en la proposición 32, cap. VII, lib. I, pág. 70, hay tantos géneros de relaciones, como de categorías; por consiguiente, serán nueve, a saber, sustancia, cantidad, cualidad, acción, pasión, lugar, situación, tiempo y hábito. Borrelly en la nota 1ª a la parte 3ª de su Elementos del arte de pensar o la lógica reducida a lo que es meramente útil, pág. 244, dice: "las diversas especies de relaciones se fundan en la existencia de los seres y de los individuos, en la extensión de sus fuerzas, en su situación respectiva, en la naturaleza de sus acciones y en los efectos que estas producen". A vista de estas opiniones podemos concluir con el Baldinoti, párr. XLIV, cap. IV, lib. I, pág. 131: "El enlace o relación entre las cosas y también entre las ideas no procede de un sólo principio, sino en primer lugar de la naturaleza de las cosas como entre el Creador y la creatura; lo segundo, de la institución de los hombres, como entre una acción y un ciudadano; lo tercero, de las cualidades accidentales, como entre las cuantidades".

156. Relativas es un idiotismo o voz tomada sin necesidad del participio anómalo latino relatum aplicado a refero que carece de él, lo que no sucede entre nosotros respecto de verbo referir; y así no es extraño que signifique lo mismo que referidas, palabra que por ser propia, inteligible y no un idiotismo, debería preferirse a la latina.

157. ¿Qué es diferencia? Diferencia es según su etimología un signo ideal agregado (o según el vulgo una idea abstracta) que formamos de las cosas diferentes.

158. ¿De cuántas especies es? La diferencia "propísima", llamada también específica, porque constituye especies, suele dividirse en suprema, subalterna y en diversa y opuesta. Diferencia suprema es aquella que no reconoce sobre sí otra superior. Tal es lo espiritual y lo corpóreo respecto de las sustancias. Diferencia ínfima es la que no reconoce otra inferior, como la racionalidad respecto de animal. Diferencia subalterna es la que media entre la suprema y la ínfima. Tales son lo sensible y lo insensible respecto de las sustancias. Diferencias diversas son aquellas que aunque distintas, no se oponen. Tales son lo plano y la redondez respecto de la figura: y opuestas las que se oponen, como racional e irracional.

159. "En tiempos antiguos —dice Borrelly, nota 5, pág. 203— el nombre de sofista se daba indistintamente a los filósofos y a los retóricos, como derivado de sophos sabio; pero habiendo los sofistas posteriores abusado de su talento para seducir a los demás, se envilecieron hasta tal punto que ya no se daba dicho nombre, sino a aquellos que argüían artificiosamente, y en este sentido suele usarse hoy del vocablo sofista".

160. "Los griegos —dice el P. Puigserver cap. X, lib. II— llamaron categorías a lo que nosotros pedricamentos... Por categorías se entienden unas clases o series de los géneros superiores que se afirman de las especies y de los individuos. Se diferencias de los predicables, en que por estos se entienden los modos de afirmar una cosa".

161. ¿Cuántas eran las definiciones antepredicamentales? Las definiciones antepredicamentales eran: primero, de los términos que llamaban unívocos o sinónimos, y que los gramáticos llaman comunes, porque se aplican a todos los individuos de una especie o de un género como hombre, rosa, animal; segundo, de los equívocos u homónimos que se aplican a individuos de diferente especie, como pez que se entiende ya de un animal, ya de una cosa inanimada; tercero, de los denominativos o vocablos derivados de alguna forma con diversa determinación, como filosofía de filósofo; cuarto, de los análogos o nombres comunes a diversas cosas por razón de cierta semejanza, relación o proporción aunque sea remota. Así se dice sano respecto del hombre que sanó y de la medicina a la cual se atribuye la sanidad porque la causa; y esa se llama "analogía de atribución", porque lo sano existe propiamente en el hombre. Analogía de proporción se dice de aquellos nombres que se aplican a dos o más cosas realmente diversas por razón de cierta proporción que supone hay entre ambas, aunque sea remota. Así se dice cabeza y pie del monte, igualmente que del hombre, bien que esto debería llamarse metáfora o traslación de la significación propia o impropia.

Reglas para conocer los límites de los predicamentos sacados del párr. III cap. VIII lib. II de Puigserver: primera cuando alguna cosa se afirma de otra, como de sujeto, lo que se diga de la primera puede aplicarse también a la segunda, así todo lo que se diga del hombre, puede afirmarse de Sócrates y al contrario; segunda, cuando un género está incluido en otro o ambos en un tercero, necesariamente ha de haber entre ellos ciertas diferencias comunes. Así, la planta y el animal se diferencias en lo corpóreo, aunque cada uno de ellos forme o constituya un género.

162. ¿Qué entiende Vd. por postpredicamentos? Por postpredicamentos se entienden ciertas propiedades o modos que inferimos de los predicamentos comparados entre sí, o sea de la comparación de los géneros y de las especies. Según Aristóteles son cinco, a saber: la oposición, la precedencia o anterioridad, la simultaneidad o existencia, el movimiento y el modo de tener un atributo. Por oposición se entiende la repugnancia de dos o más ideas, o de dos o más atributos o signos ideales entre sí, o la imposibilidad de que estén juntos en un mismo sujeto, o a lo menos en una misma parte de él, como el calor y el frío, y esta se llama oposición de contrariedad. De los contrarios unos carecen de medio, como igual, desigual; otros le tienen, pues entre lo cálido y lo frío puede darse templado.

Reglas acerca de los contrarios sacados del párr. I, cap. XVI, lib. II, de Puigserver pág. 154: primera,o contrario a lo bueno es siempre malo, pero lo contrario a lo malo puede ser ya bueno, ya malo: por ejemplo, a la justicia se opone la injusticia, pero a la avaricia se opone no solamente la prodigalidad que es mala, sino también la liberalidad que es buena. Segunda,los contrarios que carecen de medio, no pueden estar juntos en un mismo sujeto. Así un número no puede ser par e impar, pero pueden estarlo bajo de diverso respecto, y de ahí provino el que padeciendo N.S.J.C., sin embargo la parte superior de su alma disfrutase perfectamente de Dios, según lo explica Santo Tomás part. 3 cuest. 46 art. VIII.

¿Qué otra oposición hay? Hay también oposición de identidad, porque es imposible que una cosa sea otra, de carencia o privación de algún atributo en un sujeto que debería tenerle conforme a los demás de sus especie, como entre la vista y la ceguera respecto del hombre. Se diferencia de la negación en que esta recae sobre atributo, de que es incapaz el sujeto de quien se habla, como la ciencia en el bruto. Y finalmente de contradicción o contradictoria, que es la repugnancia entre una cosa y su negación, o entre el ente y no-ente, prescindiendo del sujeto, como hombre y no-hombre. Léase la nota 102.

¿De cuántas maneras puede ser la anterioridad? La anterioridad puede ser de cinco maneras, a saber: de tiempo, como Adán respecto de Abel, de naturaleza y existencia, como el género respecto de las especies, o la causa respecto de su efecto; de orden como el punto respecto de la línea, o el exordio respecto de las demás partes de un discurso; de dignidad, como el párroco respecto de sus feligreses; y de dependencia o consecuencia, como es hombre, luego es animal, mas no al contrario. Cuantas son las especies e anterioridad, porque de atributos o efectos contrarios, la razón o causa necesariamente ha de ser contraria: del mismo modos la coexistencia o existencia coetánea de dos o más cosas, es de tantas especies, como la anterioridad o precedencia.

¿Qué se entiende aquí por movimiento? Por movimiento se entiende aquí no precisamente la dirección a un término, que es lo que se llama movimiento local, sino el tránsito o pasar de un estado a otro, como se verifica en los cuerpos por la generación, la corrupción, el aumento, la disminución y la alteración. Últimamente se dice que una cosa tiene a otra, primero por adhesión, coherencia o cualidad, como el hombre a la ciencia o la sustancia sus accidentes, segundo por contingencia o porque las contiene, como el tonel al vino, tercero por posesión, como un labrador tiene su campo, cuarto, por relación, como un padre a un hijo, y un número o cantidad, respecto de otra, quinto, por aplicación o por juntarse una sustancia con otra, como el vestido con el hombre, en cuyo caso la sustancia menos principal puede llamarse modo sustancial respecto de la otra.

163. "Intellectus humanus —dice Santo Tomás I part., cuest. 85, art. V— non statim in prima apprehensione capit perfectam rei cognitionem: sed primo apprehendit quidditatem ipsius".

164. Adviértase que hay palabras las cuales atendida su etimología o composición parecen términos negativos y son positivos según lo que significan, como inocencia, inmortalidad; otros al contrario, parecen positivos según su etimología y son negativos según su significación, como mortal, corruptible, maldad; y otros finalmente son afirmativos o negativos, tanto respecto de su etimología como de su significación, por ejemplo, los afirmativos pío y justo, y los negativos impío, injusto, que equivalen a no pío, no justo.

165. Por concreto se entiende según el Dr. D. Miguel Carrera en su Synopsis del Jacquier pág. 16, art. II, lo que representa el modo como inherente o unido a la cosa o sustancia. Concreto según su etimología es participio derivado del verbo latino concresco, que significa crecer con: "quasi ens, quod concrevit, et coonflatum est ex subiecto et forma", Institutiones philosophicae: ad usum seminariorum et collegiorum, nota a la pág. 21, Du Hamel cap. I, sect. I, p. 3 de Philosophia vetus et nova ad usum scholae accommodata in regia Burgundia olim pertnatata: tomus primus quii logicam completitur.

166. ¿Quién ignora que lo bueno puede ser ya moral, ya físico, y que el bien moral debe siempre preferirse al físico?

167. Xenócrates, según Berní en la pág. 54, cap. III, lib. II, de su Filosofía racional, natural, metafísica y moral, redujo cuanto existe a dos especies, a saber:sustancia y accidente. Los Estoicos a cuatro: sustancia, accidente, cualidad y relación. Platón a cinco: movimiento, quietud, identidad, diversidad y relación. Arquitas Tarentino a quien siguió Aristóteles, a diez.

168. El signo ideal se llama comúnmente atributo.

169. Cuando la idea que expresamos o indicamos es determinada a cierto o ciertos sujetos, como "mi más venerado padre y Sr.", "todo animal racional", las palabras de que usamos para dicha expresión o indicación se pueden llamar signos determinativos; y si no le determinan como "un hombre mató a N.", o "dicen que N. ha muerto", indeterminados. Los escolásticos llaman término a cuantas palabras usamos para expresar o indicar una idea sin otra diferencia que la de que cuando es una sola palabra como hombre o extenso, lo llaman término simple. Y si se dice "animal racional" o "sustancia extensa", complejo, porque comprende dos o más palabras. Sin embargo, el ser un término complejo no prueba que lo sea la idea expresada o indicada por dicho término, por ejemplo, si decimos sustancia espiritual en lugar de espíritu, cuya idea reflexiva es tan simple o espiritual como el objeto a quien representa. El término complejo se puede llamar también compuesto con relación a las palabras de que se compone. La causa de que los escolásticos llamen término a cuantas palabras usamos para expresar o indicar una idea es porque siendo toda proposición un juicio expresado con palabras, así como dos ideas o signos ideales o una idea y un signo ideal son los dos objetos de la comparación en el juicio, del mismo modo lo son de la expresión en la proposición. Lo mismo sucede en el raciocinio, por el cual se entiende la comparación de tres ideas o signos ideales, o de una idea y dos signos ideales o de dos ideas y un signo idea (léase la nota I); y en el silogismo, que es un raciocinio expresado con las palabras, pues así como en el raciocinio dichas tres ideas o signos ideales, son los tres objetos de la comparación, del mismo modo lo son de la expresión en el silogismo. Por semejante causa las matemáticos llaman también términos a las cantidades que se comparan en las proposiciones, ya sean aritméticas, ya geométricas.

170. Amat de Palou y Pont, párr. 49, art. II, cuest. 2, pág. 32, de sus Logicae Rudimenta; Puigserver párr. I, cap. VI, lib. I, col. II, pág. 31.

171. ¿Qué entiende Vd. por materia natural? Por materia natural se entiende cuando el predicado conviene naturalmente al sujeto como en esta proposición: "el hombre es racional". "Cuasi natural” según Goudin párr. II, art. II, cuest. I, es cuando siendo el predicado contingente se anuncia el sujeto, como si fuera natural, por ejemplo: "los ángeles guardan a los hombres". De lo dicho en la regla 4ª se infiere que las proposiciones indefinidas en materia dogmática equivalen a las universales, porque según Goudin se suponen naturales en cuanto a la cosa o en cuanto al modo pero en materia histórica equivalen a las particulares porque llevan consigo la nota de contingencia.

172. ¿Qué por contingente? "Por contingente se entiende lo que puede suceder o dejar de suceder; y por necesario aquello cuyo contrario es imposible", Sto Van St. Gravesande, párr. 45 y 51, cap. V, lib. I, de su Introductio ad philosophiam: metaphysicam et logicam continens.

173. O de otra manera: "la proposición indefinida en materia natural equivale a la universal; y en la contingente a la particular".

174. Por ejemplo: increado que a sólo Dios conviene, y racional sólo al hombre.

175. O para que lo entiendan los principiantes: "No puede aplicarse dicho atributo (o predicado llamado también cualidad, modo y a veces accidente) a más sujetos o sustancias que las determinadas en dicha proposición afirmativa; así como un adjetivo, aunque esté en plural, no puede concordar con más sustantivos que aquel o aquellos que estén expresado o callados en la proposición donde se use, aunque haya otras sustancias que tengan un atributo semejante al de aquellas de que se habla en dicha proposición. Por ejemplo, agradable es la armonía de un fortepiano, así como el olor de una rosa, agradable es una composición poética y una representación teatral; y aunque todas estas cosas son agradables o agradan, sin embargo sólo un fanático se atreverá a decir que el fortepiano, la rosa, el verso y el cómico son, porque producen efectos semejantes, cuales son agradar cada una de estas cosas al que las disfruta, son todas una sola o una misma, y los efectos uno sólo o uno mismo, pues es tan imposible que el efecto de una causa sea el de otra, aunque sean semejantes, como que el atributo o modo de una sustancia sea el de otra, aunque se asemejen o sean de la misma especie".

176. Decimos "se entiende" porque definición según su etimología es un signo ideal agregado que formamos de las cosas definidas.

177. Puigserver, párr. II, cap. IV, lib. I, pág. 22, col. II: "definitio nominis non est vera et propria definitio: sed descritio quaedam".

178. "Es necesario —dice Borrelly en su nota V, parte IV, de su Elementos del arte de pensar o la Lógica reducida a lo que es meramente útil, pág. 253, I1— que el género que entre en la definición, sea el próximo o más cercano de la cosa definida, y no precisamente el remoto. Si yo defino al hombre un ser racional, no es buena mi definición porque el género expresado por el término ser es muy vago o confunde al hombre con muchísimas cosas. El término animal es menos genérico o común y por consiguiente, más propio para definir al hombre. 2º La diferencia que entre en la definición, debe ser propia o particular al definido. Si yo digo "el hombre es un animal mortal", mi definición es viciosa, a causa de que el término mortal no expresa una cualidad que caracterice o pertenezca sólo al hombre, supuesto que en esto se asemejan a él las demás especies de animales. El término racional le conviene particularmente, y es el que debe usarse".

179. ¿Qué es esencia? D. Tomás I P., cuest. 29 a 2, ad. 3: "Essentia proprie est id, quod significatur per defintionem"; Puigserver párr. 3, cap. IV, lib. I, pág. 245, col. II, y según la etimología, "essentia est id quod intrinsecus jacit esse entia, vel sine quo entia esse non possunt".

180. ¿Qué entiende Vd. por definición esencial? "Definición esencial —dice Goudin en el párr. III, art. II, cuest. II, parte I, de su Logica minor— es aquella que explica la cosa por los principios que constituyen su naturaleza, pero estos regularmente nos están ocultos pues nos es imposible conocer las cosas sino por medio de ciertas propiedades o causas externas, por lo cual tenemos que contentarnos con la descripción" ("Definitio essentialis est, quae rem explicat per principia eius naturam constituentia; at plerumque nos latent, res enim magna ex parte nobis solum innotescunt ex quibusdam externis dotibus, aut causis, unde in subsidium vocatur definitio descriptiva"). El autor de las Institutiones philosophicus: ad usum seminariorum et colegiorum, Louis-Alexandre Jambert, dice en el párr. 650, pág. 450 "ignota remanet essentia materiae", y en el 660: "ut rem unam ab alia discernamus, non est necesse ut utriusque essentiam cognoscamus, sufficit si in una proprietatem aliquam ipsi essentialem, aut ab ipsa inseparabilem apprendamus, qua evidenter caret altera". Según Piquer párr. 23, cap. IX, lib. I, de su Lógica, pág. 35, edición de 1771: "El entendimiento humano no alcanza las esencias de los entes en sí mismos y siendo el origen de todos los conocimientos humanos lo que entra por los sentidos, como estos no nos descubren el íntimo ser de las cosas son sólo la forma de ellas, que consiste en un conjunto de caracteres inseparables de la esencia por eso nuestros alcances no llegan íntimamente a penetrarle". El abad de Duclos en su Biblia defendida nota XIII, sobre el Éxodo, pág. 417, tom. II: "Los físicos más sabios no han hecho más que comparar unos hechos con otros sin adquirir la menor idea de sus primeras causas... Newton ha advertido expresamente que usaba de los términos atracción y pesantez para expresar un efecto sin detenerse en la causa que le era desconocida. En el índice de los conocimientos humanos no se encuentra otra cosa que hechos y definiciones que no producen conocimiento alguno real". Baldinoti, nota I, pág. 33 de la traducción castellana, párr. LXVIII: "No podemos llegar a conocer la esencia primaria de los entes ni tenemos camino alguno para ello". Don Simón de Viegas en sus Opúsculos, cap. IV: "El que dice fuerza de atracción, nada dice, dice (sólo) que una cosa en presencia de otra se mueve hacia ella; pero ¿y el modo que es de lo que tratamos? Ve aquí uno de nuestros grandes errores lógicos inventar voces que nos dejan muy satisfechos, de que ya hemos entendido lo que no podemos entender; aplicamos la voz al misterio y lo tenemos ya por descifrado", concluyamos pues con el mismo autor: "Un filósofo enseña más cuando señala más, cuando señala el término de los conocimientos humanos, que cuando afecta ciencia y ejercita magisterio sobre lo que no puede ser conocido. Esto más que para conocer la naturaleza debe servir para conocerle a él".

181. "Substantiales differentiae non sunt nobis notae" dice en la I parte, cuest. 2,9 art. I de su sumario.

182. "Definitiones ex actimologia duchate —dice el P. Puigserver párr. II, cap. IV, lib. I, pág. 23— potius ad grammaticos quam ad logicos spectant, quia saepius significationem nominis non declarant".

183. Yo no sé como podrá la definición ser recíproca con lo definido, que es la 2ª regla prescrita por Puigserver en el párr. IV, cap. IV, lib. I, pág. 2,6 col. I, si según dice él mismo en el párr. III, pág. 2,4 col. II, siguiendo a Santo Tomás (1ª parte, cuest. 29 a 2, ad 3): La definición comprende los principios de una especie, más no los individuales de que se compone ("Definitio autem complectitur speciei principia: non autem principia individualia").

184. ¿De cuántos modos puede ser un todo? Primero, un todo puede componerse de diversos sujetos o individuos, o de los atributos semejantes de diversos sujetos; en ambos casos el todo es facticio, y la división que de él hacemos se llama potencial, la cual puede ser principal (llamada esencial) o accidental, según las ideas o los atributos que se dividan. Un todo también comprende a un sólo sujeto o a sus atributos. Según esto puede un todo dividirse en partes, ya sea físico o corpóreo, como el templo en Jerusalén, si se divide en atrio y en el santa santorum; ya espiritual, como cuando se dividen en tres las potencias del alma. Segundo, puede el género dividirse en sus especies, como el animal en racional e irracional. Tercero, los sujetos por sus accidentes o modos, como los hombres son doctos o idiotas. Cuarto, el accidente por sus sujetos, por ejemplo, el bien o es del cuerpo o es del espíritu. Quinto, puede un accidente dividirse en otros, como lo blanco o es dulce o amargo. Sexto, el efecto pos sus causas por ejemplo, la sagrada escritura es o profética o apostólica. Séptimo, la causa por sus efectos, por ejemplo, la palabra de Dios, o redarguye los pecados como ley, o da, como el evangelio, esperanza a los pecadores si se arrepintieron. Octavo, la cualidad por sus objetos, como los deberes del hombre tienen por objeto a Dios, a sí mismo y al prójimo, aunque esta última división, pudiera reducirse a la IVª (Heinecio, párr. 45, sec. III, cap. II, de su lógica, Amat de Palou y Pont art. V, cuest. I, Logicae rudimenta, Tomás Vicente Tosca prp. 36, cap. VIII, lib. I.)

185. Véase la nota 59. Físico es palabra griega que equivale a corpóreo.

186. Hay, dice Borrelly en la nota 5, pág. 235, cuatro especies de sujetos: 1ª sujeto simple así en singular como en plural, por ejemplo, "salió el sol", "los astros brillan"; 2º sujeto múltiple como si para abreviar damos un atributo a muchos objetos diferentes, así la fe, la esperanza y la caridad son tres virtudes teologales. 3ª Sujeto complejo, cuando está acompañado de algún adjetivo, por ejemplo, "Alejandro hijo de Filipo venció a Dario", en esta proposición el sujeto es simple, aunque complejo, y las palabras "hijo" e "Filipo" son las que le constituyen tal. 4º sujeto anunciado por varias palabras que forman un sentido total, y equivalen a un nombre. Como las lenguas no son suficientes para expresar por medio de un nombre particular cada idea o pensamiento hay que valerse de circunloquio, por ejemplo, "malograr la ocasión regularmente es perderla para siempre", en cuya proposición "malograr la ocasión" es el sujeto, y las demás palabras excepto el verbo son predicado.

187. Según Amat de Palou y Pont, art. V, cuest. I, de Logicae Rudimenta, y Puigserver, párr. IV, cap. IV, lib. III, la división es muy semejante a la análisis así como la definición a la síntesis, de una y de otra trataremos más adelante.

188. Lo mismo sucede en el álgebra pues se llaman términos semejantes los que tienen unas mismas letras y exponentes aunque los signos sean contrarios. Léanse las Ilustraciones XVII y XVIII.

189. Sigo el genio o uso corriente de la lengua castellana en la colocación de las palabras aunque sé muy bien que según la exactitud lógica debería decir "no es bueno", "está no bueno", "es no malo", etcétera.


Fecha del documento: 7 de septiembre 2008
Última actualización: 7 de septiembre 2008


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