CARTA A WILLIAM JAMES


Charles S. Peirce (12.06.02)

Traducción castellana de Eduardo J. Prieto (1973)





Milford, PA
12 de junio de 1902

Mi querido William:

Debo expresarte mi gratitud por lo que has hecho al inducir a la Carnegie Institution a que me ayude a publicar mi Lógica. Trata de pensar en algo más que puedas hacer, pues las cosas no parecen halagüeñas...

Hay un punto de psicología que me ha estado interesando... La cuestión es qué ocurre en la conciencia... en el curso de la formación de una nueva creencia... Había llegado a este punto cuando vino el cartero a traerme el ejemplar de tu nuevo libro. Pasé cinco minutos dando vuelta a las páginas. Puedo ver cuál es el aspecto general de tu posición, en forma suficiente como para decir que estoy de todo corazón de acuerdo contigo. Digo a la gente —a interlocutores imaginarios, pues no tengo a nadie con quien hablar—, que tú piensas que la proposición de que la verdad y la justicia son las máximas potencias de este mundo es metafórica. Pues bien, yo, por mi parte, la considero verdadera. Sin duda, la verdad debe tener defensores que la sostengan. Pero la verdad crea sus defensores y les da fuerza. El modo en que la idea de verdad influye sobre el mundo es esencialmente el mismo que aquel en que mi deseo de avivar el fuego hace que me levante y lo atice. Hay una causación eficiente, y hay una causación final, o ideal. Si una de las dos debe considerarse como una metáfora, es más bien la primera. El pragmatismo sólo es una doctrina correcta en la medida en que se reconoce que la acción material es la mera cáscara de las ideas. El elemento en bruto existe, y no se lo debe eliminar con explicaciones... Pero el fin del pensamiento sólo es la acción en la medida en que el fin de la acción sea otro pensamiento... Con tus conceptos de influencia espiritual, ¿por qué no te adhieres a la iglesia? Seguramente no quieres permitir que fórmulas metafísicas, muertas como el polvo de las catacumbas, te priven de tu DERECHO a las influencias de la iglesia. He estado estudiando la obra de Royce [World and the Individual]. Las ideas son muy hermosas, pero su lógica es de lo más execrable. No creo que sea de muy buen gusto llenar de esa manera el libro del nombre de Dios. Lo Absoluto sólo es Dios, estrictamente hablando, en un sentido pickwickiano, es decir, en un sentido que no tiene ningún efecto. Perdóname la locuacidad que proviene de mi vida eremítica, y Dios te bendiga.


C. S. P.


Fin de: "Carta a William James" (12.06.02). Fuente textual en R. B. Perry, El pensamiento y la personalidad de William James, Paidós, Buenos Aires, 1973, p. 290.

Fecha del documento: 21 de agosto 2006
Última actualización: 11 de enero 2011


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