II Jornadas "Peirce en Argentina"
7-8 de septiembre del 2006

Una propuesta de interpretación científica*


Lucía Velasco
lvelasco2002@gmail.com
Luis Eugenio Andrade
luiseugenio@cable.net.co

1. Introducción

Este texto forma parte de un proyecto más amplio: indagar por la pertinencia de la propuesta semiótica peirceana para una interpretación de la biología, considerada ésta como una ciencia que no cumple con el parámetro que estandarizó el paradigma de la física. Desde hace ya algún tiempo en la biología se viene dando una discusión entre los que buscan un lenguaje físico-químico que permita explicar sus fenómenos, y los que consideran que no es necesario recurrir a un lenguaje reduccionista, mecanicista y cerrado como el que ofrece la física y la química, sino buscar otras alternativas. Edwina Taborsky es representante de la segunda corriente y, junto con otros, propone recurrir a la semiótica peirceana como marco de referencia alternativo en la biología (Andrade, 2005). Para comprender esta idea, se mostrarán los hilos con que Peirce teje su red, definiendo cada una de las categorías importantes de su semiótica. Luego se examinarán sucintamente la serie de cinco artículos de la serie The Monist, con el propósito de aclarar algunos aspectos de la semiótica peirceana. Y finalmente se retomará un artículo de Andrade para mostrar una aplicación de la semiótica peircena en la biología.

2. Semiótica peirceana

De la red conceptual de Peirce se retomarán las definiciones más generalizadas de semiótica, de la tríada fundamental y de las que relacionan el signo consigo mismo, con su objeto y con su interpretante. Una definición muy difundida de semiótica es: un signo o representamen es un primero que está en tal relación triádica genuina con un segundo, llamado objeto, como para ser capaz de determinar un tercero, llamado su interpretante, a asumir con su objeto la misma relación triádica en la que él está con el mismo objeto (CP 2.274). Pero ¿cómo entender la relación mutua de primero, segundo y tercero? Esta definición se complementa con la de la tríada fundamental: "Primero es lo que es simple en sí mismo y no se refiere a nada (...) Segundo es aquello que es forzado por algo por lo cual es segundo. Tercero es aquello que es debido a las cosas, entre las que es mediación y trae en una relación la una a la otra"1. La primeridad es la categoría de la posibilidad, es aplicable a los sentimientos, a las cualidades, a la espontaneidad, a lo inmediato. La segundidad es la categoría de los hechos reales, un ejemplo sería la experiencia del esfuerzo, que implica resistencia. Esta categoría se aplica a todo aquello que implica polaridad: acción-reacción, causa-efecto, cambio-resistencia, etc. La tercera es la categoría del hábito, de la necesidad, de la ley. La ley explica los hechos y además introduce la inteligibilidad tanto, por ejemplo, en el hecho concreto de la caída de un objeto x, como el de otros hechos de la misma naturaleza.

La primeridad se refiere a las posibilidades existentes en el momento presente y a lo atemporal, la segundidad al aquí y al ahora, en cuanto que lo dado aquí y ahora corresponde a una realización que tuvo lugar en el pasado, en este sentido, se relaciona con las experiencias pasadas; la terceridad se refiere a una acción continuada en el presente y por tanto abierta hacia el futuro. La segundidad y la terceridad suponen las categorías anteriores, pero no se reducen a ellas. Por ejemplo, si se considera el color púrpura, éste propiamente hablando independientemente del objeto que lo posea es una cualidad, por lo tanto se puede hablar de él como una primeridad. Es un hecho que los obispos usan indumentaria color púrpura, entonces se puede hablar de este color en términos de segundidad. La identificación del color púrpura con la cúpula jerárquica del clero es un símbolo, por lo que visto así se puede considerar el color púrpura con la terceridad.

Peirce sostiene que no hay objeto sin signo, y que un signo por sí solo no puede dar conocimiento de un objeto: "Ya que si existiera algo que transmitiera información y que no tuviera ninguna relación ni referencia respecto de alguna otra cosa acerca de la cual la persona a quien llega esa información carecería del menor conocimiento directo o indirecto no sería llamado en este trabajo, un signo" (CP 2.231). La semiótica es un proceso inacabado ya que el interpretante es capaz de producir otro interpretante y a su vez adquiere la categoría de signo. Si el interpretante se puede concebir como una representación, el hecho de estar incluido en una relación triádica hace de él una representación mediadora entre el signo y el objeto (CP 1.553).

Entre las tricotomías más importantes que derivan de la tríada fundamental tenemos la que se refiere al signo como tal: cualisigno-sinsigno-legisigno. Cualisigno (1-1): Tiene la posibilidad de actuar como signo independientemente de que ocurra así. El sinsigno (1-2): es algo real que tiene diversas cualidades que pueden ser usadas como signos, depende de las circunstancias espaciotemporales. Legisigno (1-3): es una ley, por ello ha de ser convencional y general, que a su vez necesita de signos concretos e individuales.

En la tricotomía que relaciona signo y objeto está: El icono (2-1) que es signo que mantiene con su objeto una relación de semejanza, por eso cualquier cosa se puede considerar como un signo de cualquier cosa con la que tenga algún parecido. Puede ser un diagrama, una imagen o una metáfora. El carácter fundamental del índice (2-2) es su individualidad y el hecho de remitirnos a un objeto con el que está en conexión dinámica; por supuesto ese es el objeto por el que está afectado. A diferencia del icono, el índice no tiene un parecido significativo con el objeto. Por ejemplo, el agujero de una bala en la pared, o un dedo apuntando a un objeto. El símbolo (2-3) representa a su objeto en virtud de una ley o convención. Caso contrario al índice, el símbolo no denota objetos particulares sino una clase. El símbolo presupone los iconos y los índices, pues necesita de signos concretos e individuales para poder significar.

Ahora se tiene la tricotomía que relaciona al signo con un interpretante. Rema o término (3-1) es el signo que se interpreta como referido al objeto de forma posible; podría proporcionar alguna información, pero no se interpreta de manera tal que la proporcione. Un signo dicente o proposición (3-2) es un signo de existencia real que se apoya en un rema para referirse al hecho que se interpreta como indicado por este signo. Un argumento es un signo que para su interpretante es un signo de ley. El argumento (3-3) también tiene las características del símbolo y del legisigno. Cada una de estas tricotomías no se refieren sino a un aspecto del signo.

A continuación se examinará brevemente la serie de cinco artículos y luego se mostrará cómo se aplicaría a la biología la semiótica peirceana.

2. La serie The Monist como soporte de la semiótica peirceana

En The Architecture of Theories Peirce tiene como propósito general hacer un estudio del entendimiento humano, a través del concepto de ley en diversas disciplinas. En The Doctrine of Necessity Examined y The Law of Mind se concentra en el concepto de ley, considerando las leyes de la materia y las leyes de la mente respectivamente. En Man's Glassy Essence abre una ruta que comunica ambos tipos de leyes. Y en Evoluctionary Love recoge todas estas ideas de una manera novedosa involucrando una finalidad al desarrollo conceptual. En The Law of Mind su compromiso no es con la psicología sino que es un estudio faneroscópico, porque es en la mente donde se presentan los fenómenos, es decir los signos y sus diversas relaciones. Pero Peirce mismo no matizó la diferencia; se refería a las leyes de la mente como las leyes de la psicología. Aquí se quiere retomar, por un lado, el intento fallido pero fructífero de Man's Glassy Essence, porque desde allí se puede sustentar la apertura de dualidades fuertes y tradicionales, y por otro lado, las tres fases de Evolutionary Love para ubicar ciertos trabajos científicos, y poder comprender mejor los últimos derroteros de la ciencia.

En Man's Glassy Essence se puede observar que desde una perspectiva cartesiana se consideran dos substancias: la cosa extensa y la cosa pensante, las cuales se describen desde ciencias diferentes como la física y la psicología respectivamente; por lo mismo sus leyes son independientes. Peirce muestra que la diferencia entre mente y materia se manifiesta por el grado de estabilidad de éstas. Para ello busca la manera de describir la materia en términos no mecánicos, y la química de su época habla de una substancia llamada "protoplasma", que no sólo constituye plantas y animales, sino que es capaz de sentir y de tomar hábitos: "Esto [el protoplasma] no sólo siente sino que ejerce funciones de la mente"2. Lo cual pone en evidencia la tendencia de la materia de tomar hábitos y la posibilidad de establecer semejanzas entre el protoplasma y la mente, de acuerdo al análisis de The Law of Mind.

En este orden de ideas Peirce divide el argumento en dos partes; en la primera señala la relación entre elementos fundamentales de la conciencia y su equivalente físico, y en la segunda considera las relaciones físicas de las ideas generales. Entonces, desde esta perspectiva se consideran dos substancias; una extensa que se describe a través de leyes físicas, y una substancia pensante que se debería explicar por las leyes de la mente. Con una lectura peirceana, se reconocen como punto de partida cuatro categorías en donde se ubican: a) la cosa extensa (dominio externo local), b) las leyes físicas (dominio global externo), c) la cosa pensante (dominio interno local y global) y d) las leyes de la mente (dominio global interno y externo). Uno de los elementos de la categoría a) se explica no a partir de b), sino a partir de d), reacomodación que borra algo de las líneas divisorias de cada categoría, dando paso a una comunicación entre ellas. En la otra parte del argumento se busca una explicación de c) en términos de b), encontrando así una conexión de extremos irreconciliables: "Estas dos visiones se combinan cuando recordamos que las leyes mecánicas son hábitos adquiridos, como todas las regularidades de la mente (...); y esta acción del hábito no es otra cosa sino generalización, y la generalización no es otra cosa que el desarrollo de la sensación". "De aquí, sería un error concebir que el aspecto psicológico y el aspecto físico de la materia son dos aspectos absolutamente distintos"3.

En Evolutionary Love Peirce pretendía, entre otras cosas, ampliar la teoría de la evolución darwinista, indicando que ésta está inmersa en un mecanicismo, que debería ampliarse y flexibilizarse. En este sentido él muestra una relación entre las fases de la evolución desde el punto de vista biológico y el desarrollo histórico del pensamiento humano, considerando tres fases que dan cuenta del proceso evolutivo: "Tres modos de evolución por tanto están ante nosotros: evolución por variación fortuita, evolución por necesidad mecánica, y evolución por amor creativo". (CP 6.301-6.302).

El examen del conocimiento humano llevó a Peirce a considerar una concepción de ley mucho más amplia y flexible de la que se venía trabajando. Esta amplitud implica cambios radicales en los cimientos del concepto de ciencia y de conceptos afines a ella. Las leyes ahora se pueden considerar como representaciones de hábitos adquiridos, susceptibles de ser alterados por la acción del azar. Hay sistemas más susceptibles que otros, lo cual se puede entender como la manera en que está activa la conexión entre sistema observado y observador. Si está activa la conexión, es decir que la observación altera el sistema y al observador, éste sería interno, y si no se altera el sistema, el observador se considera externo. Un observador interno lleva implícita la consideración de un cambio de hábitos, o la mejor capacidad para adoptar nuevos hábitos y para abandonar hábitos adquiridos previamente (sistemas alejados del equilibrio). Lo contrario sería mantener la descripción del sistema en los mismos términos en los que se venía presentando. El tipo de observación externa corresponde a una medición hecha al sistema que no altera los hábitos del mismo (sistemas en equilibrio) ni del observador. Peirce insiste en que la cuestión no es optar por uno de ellos, sino de abrir canales de comunicación entre un extremo y otro, y considerarlos en su justa medida.

La riqueza y también la fuente de algunos inconvenientes del pensamiento peirceano es el encuentro de varios hilos de un solo tejido. El objetivo de este escrito, como se mencionó al comienzo, es indagar por la pertinencia de la semiótica de Peirce para interpretar la biología. La semiótica es el estudio que pregunta por el sentido, por el significado de ciertos conceptos, por la posibilidad de hacer comprensibles ciertos signos en principio desconocidos. Pero la definición de semiótica peirceana se relaciona inmediatamente con la ontología; existen tres categorías fundamentales que sirven de soporte para comprender cualquier ciencia. Finalmente el problema epistemológico surge en la medida en que la relación signo-objeto-interpretante se toma como un sistema de conocimiento. En este ensayo se han presentado dos propuestas peirceanas, por un lado está su semiótica, y por otro lado una concepción novedosa de epistemología. ¿Cómo conectar estas dos? A través de un concepto recurrente en ambos casos, el concepto de ley. Desde el punto de vista semiótico la ley es una terceridad, es aquello que sirve de mediación entre unas cualidades y unos hechos, por ello se puede asociar con el legisigno, la terceridad referida al signo en cuanto tal; con el símbolo, referida a la relación signo-objeto; y con el término, proposición y argumento, referida a la relación signo-interpretante. En la serie The Monist no sólo se dice que la ley es el producto de un hábito, sino que se explica cómo eso hace ello, y muestra qué otros conceptos se asocian a éste. Al contrario que a Descartes, Peirce no le van a importar las dos sustancias o una de ellas, a él le importan las relaciones. Hasta las leyes mismas parecen evolucionar.

3. Aplicación de la semiótica a la biología

Para poder justificar la noción de los organismos como agentes semióticos la manera como se pude definir la semiótica en biología es como un sistema de "medición" o interacción de materia dentro de parámetros informacionales, puesto que se considera que la naturaleza se basa en interacciones o transformaciones de energía en materia y viceversa que son informativos (en cuanto generan formas). Es decir la semiótica se refiere a procesos que pueden ser caracterizados por parámetros de espacio, tiempo y modo. Estos tres parámetros caracterizan a "entidades morfológicas" o "formas de vida" que dirigen las interacciones con el entorno de un modo constructivo. Los organismos al construir su entorno y definir relaciones entre ellos están "midiendo" y dando forma al mundo material. Las mediciones se caracterizan por valores de 1) espacio (que puede ser interno, externo, local, global, y que por tanto no es el espacio cartesiano, ni galileano, ni newtoniano); 2) de tiempo (que puede ser presente, pasado, gerundio abierto al futuro, el cual no es el tiempo newtoniano); y modo (posible, necesario, probable). Para cada valor de espacio/tiempo /modo la materia se comporta de un modo diferente.

A pesar de que en la física la influencia mecanicista se redujo bastante, después de la propuesta relativista y cuántica, y de las propuestas novedosas en biología como la de Lamark y Darwin en el periodo comprendido entre 1836-1844, la biología sigue envuelta en un mecanicismo reduccionista. Por ejemplo sus discusiones se han centrado en la distinción entre las dualidades evolución/desarrollo, estructura/función, genes/medio ambiente, variación azarosa/dirigida, características innatas/adquiridas, autoorganización/selección natural, entre otras. Cada par de extremos no tienen por qué contraponerse, se podrían complementar. Si el biólogo alimenta la discusión de las dualidades percibidas éstas como antagónicas con el propósito de buscar cuál es la causa de cuál, y para señalar diferencias irreconciliables, limita su campo de acción.

Uno de los problemas que ha marcado los derroteros de la biología es: ¿Cómo las interacciones entre organismo y medio ambiente pueden influir en los cambios evolutivos? Lamarck destacó la influencia del medio ambiente sobre los hábitos y costumbres de los organismos. Esta propuesta se sustenta en la distinción interno/externo, que a su vez se convierte en la condición necesaria del discurso biológico. Por lo mismo, los organismos se consideran como seres dotados de sentimientos e impulsos derivados de la organización interna que los capacita para reaccionar a las influencias del medio externo. Para Lamarck los factores internos se definen como el sentimiento interno que por medio de la fuerza vital de los fluidos (calor, electricidad) hacen que la organización tienda a ser cada vez más compleja de acuerdo al plan de la naturaleza. Y los factores externos corresponden a las condiciones de vida o a las circunstancias que ejercen una acción directa sobre la estructura y la herencia de los seres vivos, desviándolos accidentalmente de los planes de la naturaleza. Lamarck distingue entre los impulsos internos de los organismos, que en una serie de transformaciones confieren la forma primaria a los seres vivos, y el medio ambiente, que moldea las características secundarias. Varios autores, entre ellos Darwin estuvieron de acuerdo con la teoría de la recapitulación, la cual expresa una interdependencia entre la ontogenia y la filogenia, derivada de la visión lamarckiana. Darwin fue un lamarckiano recapitulacionista (1836-44) hasta que consideró la noción de selección natural como factor principal de la evolución. Pero a pesar que la ontogenia y la filogenia pueden compartir algunas propiedades es importante diferenciarlas para no confundir los niveles individuales y poblacionales, ni perder de vista la perspectiva macroevolutiva.

La distinción individual-local/poblacional-global ya la había indicado Darwin, pero con Fisher (1912) se incorporó formalmente a la teoría de la evolución introduciendo a la genética el método estadístico que usó Bolzman en la termodinámica. De esta manera, las características individuales se convierten en promedios estadísticos y se definen por su relación e interacción con otros individuos en un medio dado. La teoría de la evolución por selección natural no tiene un carácter predictivo, sino que al reconstruir un escenario pasado infiere unas ventajas adaptativas para los caracteres seleccionados. La evolución se percibe como una serie de etapas en la que se presentan diferentes opciones posibles, y sólo una es favorecida. La idea de un proceso en el que las etapas se dan por la elección de opciones reales está dotada de una carga cognitiva muy fuerte que en el siglo XIX era difícil de aceptar. Por eso Darwin trata de asimilarla a una ley mecánica. Él mismo dice que, en un sentido literal, las expresiones que se basan en la selección natural son falsas, por eso la considera como una expresión metafórica.

En esta vuelta al mecanicismo por parte de Darwin y sus seguidores, Weissman también hace su aporte, diciendo que el fenotipo (F) está determinado por prescripciones codificadas en el genotipo (G), de modo tal que las modificaciones de F por la acción del medio ambiente (E) no pueden afectar a G. Esto inspiró la formulación del dogma central (1953) donde la dualidad G/F se convirtió en la dualidad DNA/proteinas. La aceptación del gen como entidad fundamental, discreta y cerrada, llevó a que el estudio de la evolución girara en torno a la investigación de los cambios en la composición genética por efecto de la selección natural. Esto dotó a la evolución de un formalismo matemático y también llevó a que los organismos individuales se concibieran como seres no autónomos determinados por dos causas opuestas, una que actúa desde G y otra que opera desde E (Andrade, 2003).

La eliminación de las interpretaciones finalistas condujo a la erradicación de todo tipo de intencionalidad en la naturaleza y arrasó con el reconocimiento de la autonomía a nivel del organismo individual. Los neodarwinistas sostienen que los embriones se desarrollan de acuerdo a un programa genético controlado por los genes Hox, de modo que el papel atribuible a otros factores es despreciable. El auge del determinismo genético hizo que la perspectiva embriológica pasara a un segundo plano, ya que se concebía como un proceso preprogramado genéticamente orientado hacia una meta específica. La ontogenia como un proceso cerrado ya no contribuye a la producción de innovaciones evolutivas.

Andrade y Taborsky son de una corriente diferente a la neodarwiniana: proponen un análisis desde la perspectiva semiótica de Peirce. En particular, Andrade propone concebir la relación ontogenia/filogenia desde una perspectiva no determinista. La teoría de la evolución por selección natural asume la preexistencia de variaciones individuales aleatorias sin preocuparse por indagar la influencia de los procesos de desarrollo en la producción de estas variaciones. Andrade sugiere indagar en qué medida la ontogenia es un proceso determinista guiado por la información genética, en qué medida la ontogenia está influenciada por factores diferentes a los genéticos, y en qué medida la ontogenia ayuda a entender el problema del origen de las variaciones evolutivas.

El desarrollo entendido como una sucesión de etapas desde estados de menor a mayor diferenciación reaviva el espectro de la recapitulación por causa del temor justificado a que la evolución se conciba como un proceso teleológicamente dirigido, pero la visión del desarrollo como un proceso no programado y abierto impide recaer en las ya superadas concepciones finalistas. El debate evolución/desarrollo es una reedición de la polémica preformismo/ epigénesis, que es la discusión que se le debe asignar a la información genética por un lado y a la autoorganización por otro, en la generación de la forma. La nueva versión del preformismo es la genética; el desarrollo está programado en los genes de manera codificada o encriptada. Los epigenetistas sostienen que el desarrollo se autoconstruye en las interacciones entre el organismo y su medio, así como las interacciones al interior de sí mismo. Waddington imaginó la canalización del desarrollo epigenético como una bola que desciende por los valles de un paisaje epigenético cuyas características se moldean tanto por una red de genes interactuantes como por el medio ambiente. A medida que transcurre el proceso el paisaje se va reconfigurando generando nuevas rutas y profundizando trayectorias recorridas previamente. El paisaje epigenético es una interfase dinámica entre la dotación genética del huevo y las interacciones medio ambientales modulables por el organismo en desarrollo. En este modelo ni E ni G determina causalmente a F sino que participan en la conformación del lenguaje, y por tanto en el patrón de canalización a que el proceso ontogenético da lugar. Los determinantes físicos externos actúan como factores causales del desarrollo que pueden ser reforzados por genes que suministran las proteínas y enzimas pero que no ejercen una influencia directa sobre la arquitectura resultante.

Las proteínas modulan sus paisajes de energía libre a medida que interactúan con otras moléculas que se encuentran en un medio intracelular. Los RNA y las proteínas mas evolucionadas obtienen mayores grados de estabilidad, es decir con rangos de variabilidad estructural mas estrechos (paisajes de energía libre con valles profundos), mientras que el potencial evolutivo es una función de la plasticidad estructural (paisajes con valles pandos). Las variantes genéticas que tienen mayor probabilidad de fijarse son las que hacen más eficiente el plegamiento por medio de la reducción del número de pasos intermedios (Balbín, Andrade, 2004). En condiciones estables se esperaría que los factores que refuerzan la pérdida de plasticidad tiendan a fijarse. La asimilación genética explica por qué los genes que tienen mayor probabilidad de fijarse en la población son los que refuerzan o producen el mismo efecto que ejercían los estímulos externos sobre el organismo individual.

4. Conclusiones

Si nos quedamos con una visión mecánica de la ciencia, ésta se cierra y se convierte en un sistema determinista. Pero estamos viendo que la ciencia no es sólo esto, esto es una fase que da paso a una tercera cuyo cierre parece imposible.

La ciencia muestra un trabajo aséptico, pero a pesar del producto parcial, la ciencia es más bien un proceso de ensayo y error que necesita tiempo para decantar sus ideas. La ciencia no se construye a partir de enunciados falsos, sino que involucra tres modos inferenciales que se preocupan por diferentes aspectos que no se excluyen, sino que se complementan.

Recordemos, que en Man's Glassy Essence lo que ayudó a conectar las leyes de la materia y las leyes de la mente fue el protoplasma. En biología lo que ayudará a conectar las leyes de la materia y las leyes de la mente para abrir la dualidad interno/externo es la noción de organismo como un agente semiótico: "Un agente semiótico es un individuo único que une y transforma los flujos internos y externos de energía a medida que se desarrolla, y sus acciones están siempre en conexión con lo global a través de la Terceridad"4.



BIBLIOGRAFÍA




Notas

*Doy mi más sincero agradecimiento al Departamento de Filosofía y a la Decanatura de Ciencias Humanas de la Universidad del Valle, y a la Vicerrectoría de Investigaciones por su apoyo.

1. "A Guess at the Riddle" (c 1888) en Charles S. Peirce, The Essential Peirce, Selected Philosophical Writings (eds. Houser, Kloesel), Bloomington: Indiana University Press, 1992, pp. 188-189.

2. C. S. Peirce, Man's Glassy Essence, 1892, p. 222.

3. Ibid., p. 229.

4. Citado por Andrade de Taborki: The Natural Dynamics of Semiotic Realism, 2002.


Una de las ventajas de los textos en formato electrónico respecto de los textos impresos es que pueden corregirse con gran facilidad mediante la colaboración activa de los lectores que adviertan erratas, errores. En este sentido agradeceríamos que se enviaran todas las sugerencias y correcciones a webmastergep@unav.es


Fecha del documento: 14 de octubre 2006
Ultima actualización: 31 de agosto 2009

[Página Principal] [Sugerencias]


Universidad de Navarra