III Jornadas "Peirce en Argentina"
11-12 de septiembre del 2008

Sobre el significado de las categorías en
el pensamiento de Charles S. Peirce.
Aporte al Trabajo Social


Elsa Samperio1

Este trabajo es más una propuesta de estudio. Tal vez muy ambiciosa pues se orienta hacia la complejidad de la relación teoría-práctica. Por aquello, que solo es posible conocer a partir de un conocimiento previo, de lo conocido, lo cual implica condiciones que hacen posible conocer, voy a sostener que mi acercamiento al pensamiento de Charles Peirce es a partir de algunos rasgos, respecto de ese conocido, cual forma abductiva de un primer acercamiento al tema de las categorías. Es decir, en el proceso de comprensión de algunas prácticas sociales se hacen evidentes núcleos interpretativos por así decir, juicios. De la forma "eso de ahí... es tal y cual". Esto podría pensarse como una categoría.... luego es ciertamente una categoría.

Dos motivos principales van enhebrando estos rasgos:

El trabajo en terreno y la cuestión metodológica vinculada a sus condiciones de posibilidad.

Primero, mi trabajo centrado en el desarrollo de proyectos de intervención y en el análisis de estas prácticas sociales. Un criterio de intervención, en este caso, desde la disciplina del Trabajo social, que se propone una posibilidad de transformación de una realidad, de una situación familiar, comunitaria, institucional, entre otras múltiples posibilidades. Es en este escenario donde la pregunta por el comprender, el interpretar, el describir, se encamina hacia las cuestiones propias de validación, de una validación compartida entre los participantes, del acuerdo intersubjetivo, en ese proceso de doble hermenéutica donde el acuerdo- desacuerdo entre los participantes respecto del objeto es central.


Es en esta búsqueda que hace tiempo, y a propósito de mi tesis de maestría en Servicio Social sobre el tema: Utilización de marcos conceptuales en Trabajo Social, contornos del habla en el espacio participativo2, lecturas acerca de la teoría de la verdad en Karl Otto Apel3 me acercaron por primera vez a Charles Peirce. Considero que este encuentro con Peirce a propósito de esas lecturas, pero en una mirada desde hoy, se enriquece. Y en esto anticipo como fundamental, detenerse en una reflexión cuidadosa respecto del tema de las categorías y su relación con las posibilidades de comprensión de la realidad. En particular desde la teoría consensual de la verdad que Apel desarrolla y donde la explicitación del pensamiento pragmático que Peirce sustenta, forma parte de su argumentación. Por otro lado y considerando que una categoría expresa una síntesis de la experiencia, la unidad de lo diverso, veo interesante desarrollar algunos aspectos de esta perspectiva.

Kart-Otto Apel, analiza de manera destacada, el aporte de Charles Peirce al debate sobre la teoría consensual de la verdad. Reconoce Apel que Peirce introdujo explícitamente el principio del falibilismo por primera vez en 1897 en un artículo titulado "Fallibilismo, Continuity and Evolution", aunque ya lo había defendido previamente en su "Logic of Inquiry". Solo citar aquí este tema en el sentido que Peirce hace valer que "un único experimento podría refutar absolutamente una hipótesis por importante que sea"... Y de aquí que nuestra estrategia investigadora debiera consistir en buscar conscientemente contraejemplos que falseen una teoría o hipótesis4. Peirce ha obtenido el principio del falibilismo no sólo desde el punto de vista de un examen de la validez de las hipótesis, sino, además, desde la perspectiva de una teoría normativa, cuasi-trascendental de la realización de las hipótesis, en cierto modo en el context of discovery.

Para Peirce el falsacionismo no es una alternativa al inductivismo o verificacionismo, sino que tiene su lugar en el contexto de una lógica de la investigación que comprende el proceso investigador como una estructura metódica de razonamientos abductivos, deductivos e inductivos. En este contexto el falibilismo deriva de la siguiente circunstancia: el conocimiento sintético, por ejemplo, los juicios perceptivos, se apoya para su realización en razonamientos abductivos y, respecto a su confirmación empírica, en razonamientos inductivos.

Como estos dos tipos sintéticos de razonamiento no proporcionan una conclusión obligatoria, según, Peirce, todo conocimiento sintético debe ser falible. Esto quiere decir que cuando hemos de sostener como prácticamente cierta una convicción, porque basándonos en los criterios de que disponemos no podemos dudar con sentido de ella, también en este caso, podemos y debemos sostener, en el plano de la lógica de la investigación una reserva falibilista, y no, ciertamente, en el sentido de que todos nuestros conocimientos, o la mayoría de ellos, pudieran ser falsos, sino en el sentido de que, considerados en su totalidad, algunos podrían ser falsos en tanto que resultan de razonamientos sintéticos5.

Dirá Peirce que solo podemos definir lo real, como lo conocible in the long run sobre la base de la convergencia de los razonamientos. Así ilustra esta posibilidad de convergencia con el ejemplo de la reconstrucción de un caso de asesinato partiendo de los razonamientos de un sordo y un ciego que pueden llegar, al mismo resultado desde evidencias sensibles muy diferentes.

Queda claro el realismo de la teoría de la verdad como trasfondo del falibilismo en Peirce. Entonces, la probable convergencia de los razonamientos sintéticos de diferentes personas y desde distintas evidencias perceptivas representa la posibilidad del conocimiento progresivo de lo real.

Un conocimiento teórico completo o suficientemente profundo de lo real presupone, en principio, la convergencia de los razonamientos sintéticos de todos los miembros de una comunidad ilimitada de investigadores. Según Apel solo es posible comprender este postulado si se considera que, según Peirce, los razonamientos sintéticos de cara a la obtención abductiva de conocimiento y a la confirmación inductiva de las hipótesis están vinculados, por principio, con procesos lingüísticos de interpretación6.

El contexto de la comprobación práctica para Peirce está constituido a priori solo por la idea reguladora de la formación ilimitada e intersubjetiva del consenso sobre los criterios de verdad disponibles. En Peirce esta idea reguladora corresponde a la categoría de terceridad.

Para Apel la superioridad de la semiótica de Peirce consiste en que puede hacer comprensible la conexión interna entre los procesos sintéticos de razonamiento y la interpretación lingüística del mundo. Dirá Apel que se puede enlazar el esfuerzo por el consenso progresivo acerca de la verdad, con el esfuerzo correspondiente por la explicación progresiva de los significados. Yo pienso que esta propuesta de la teoría peirceana respecto del conocimiento, fortalece su "máxima pragmática" en relación a un contexto de terceridad.

En realidad con esta alusión a Apel he querido aportar elementos que fundamentan las formas de validación del conocimiento. Apel considera al enunciar las distintas teorías de la verdad, a las Formas pragmático-trascendentales de la teoría del consenso de procedencia peirceana. Dejo aquí el contexto en que Apel desarrolla el pensamiento de Peirce, en el cual reconozco claramente una estrecha vinculación con el tema central de este trabajo, vinculado al estudio del tema de categorías y su relación con el contexto de la comprensión de prácticas sociales.

En el camino de mi acercamiento al autor, son de vital importancia los textos sobre epistemología y metodología de Juan Samaja. Me llevan a conocer el principio de abducción y a intuir la importancia de principios de la semiótica, en toda estrategia de investigación fundamentalmente cualitativa. Toda vez que el objeto empírico que vamos construyendo desde nuestra intención de conocer un aspecto de la realidad, nos anticipa la evidencia de una situación compleja, de un algo multidimensional como lo es un tiempo de una vida, un proceso social, un conflicto., una fiesta, nos encontramos con una realidad mediada por signos. En estos textos, leídos posteriormente a Apel, redescubro a Peirce, lo que me lleva a volver sobre el texto de Apel, a partir de una preocupación constante, cual es, profundizar en los procesos de validación del conocimiento relacionado a las prácticas sociales.

Si bien lo que a continuación describo sintéticamente, no corresponde específicamente al tema central sobre categorías, es de vital importancia para intentar hacer evidente una relación entre el Trabajo Social y el pensamiento pragmático. Y por este camino acercar argumentos hacia un nexo entre el pensamiento de Charles Peirce y la disciplina del Trabajo Social. A propósito de ir generando condiciones también para una argumentación que descubra errores de interpretación sobre el pensamiento pragmático, generalmente implicados en un pensamiento simplificador, tomando palabras de Edgar Morin al plantear su diferencia con el pensamiento complejo7. Me refiero en esta síntesis a una cuestión vinculada a la historia del Trabajo Social, una de cuyas vertientes esta relacionada a la Escuela de Chicago del primer cuarto del siglo XX.

Reconocemos en ese espacio el desarrollo por excelencia del pensamiento pragmático. Talvez cuando estudiamos estos aportes, lo hacemos desde Jhon Dewey, Williams James, pensando en la influencia alemana de pensadores como George Simmel. Es posible que, cuando esta historia se va construyendo y luego trasmitiendo, no eran conocidos los trabajos de Charles Pierce. Los caminos en que se va construyendo el pensamiento pragmático asumirá una fuerte crítica que fue generando al menos en Trabajo Social un sustento instrumentalista, técnico, claramente nutrido de las formas cosificadoras de la realidad.

Yo creo que hoy se confunde entonces el pensamiento pragmático, con estas orientaciones que van ocultando su riqueza, o talvez se torna difícil descubrir sus rasgos.

Es en el camino de desarrollar estrategias cualitativas para la comprensión de procesos sociales, por ejemplo la exploración de elementos para la construcción de indicadores de ciudadanía, en la necesidad de analizar discursos implicados en diversos testimonios y su relación con acciones, que, el pensamiento pragmático puede significar un valioso aporte. Analizando distintas estrategias como el estudio de casos, los aportes del método etnográfico, la historia oral, los procesos de sistematización de prácticas sociales, es donde por ejemplo, elementos de la teoría fundamentada emergen como posibilidad. Sus rasgos se orientan hacia posibilidades de comprensión de la realidad, y nada tienen que ver con la mirada cosificadota de la misma.

Un regreso a la historia de Barney Gleser y Anselm Strauss en su obra de inicios de los 60, nos muestra una obra, ella, la teoría fundamentada, que se opone al positivismo lógico, que se posiciona en el punto de vista del actor, en su experiencia, pero que debe hallar una fundamentación teórica como criterio de validez. Es así que el eje principal será el muestreo teórico y por tanto la búsqueda de categorías de análisis, la comparación constante. Tal vez en esa época, la perspectiva semiótica del concepto de categoría que desarrolla Peirce en el marco del pensamiento pragmático, no habría podido expresarse con una fuerza suficiente capaz de alejar la visión instrumentalista.

Cuando hacemos una mirada retrospectiva en la historia de estos pensadores, cientistas sociales, encontramos un claro vínculo con la Escuela de Chicago, en particular con el pensamiento pragmático. El desarrollo de la Teoría fundamentada como estrategia cualitativa, tiene modernamente, por decir en los veinte últimos años, un despliegue interesante con nuevas prácticas y traducciones al español. Al estudiar la última versión de Julliet Corbin y Anselm Strauss, Bases de la Investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada que edita la Universidad de Antioquia, encuentro central el concepto de categoría. Siendo como adelantara, el principal objetivo de esta metodología hacer evidente el fundamento teórico de la construcción conceptual que posibilitará comprender un fenómeno. Aquí estamos hablando de una vivencia, de un proceso en un escenario, es decir, en un tiempo y lugar.

Esta tarea de encontrar aquélla síntesis conceptual, capaz de captar la naturaleza del proceso, proponerla como hipótesis de trabajo y el posterior desarrollo de procedimientos que implican descripciones, clasificaciones, abstracciones, requieren de una mayor reflexión justamente de sus términos metodológicos. A veces el peligro del reduccionismo, lleva a aprender procedimientos y en todo caso definiciones: ¿cómo se define categoría? ¿cómo se define el concepto?... Y así continuar con la definición, conlleva el peligro de limitar la reflexión metodológica. El sentido de la reflexión como la clara idea hegeliana de volver sobre lo pensado como en un nuevo movimiento. Quizá aquí esta idea hegeliana que Juan Samaja ha desarrollado tan claramente en sus textos: me refiero al concepto de recaída en la inmediatez, aquello por lo cual se hace evidente como lo primero, como lo evidente a la mano, lo que aparece, pero que en realidad corresponde a un tiempo posterior en su historicidad.

Entonces, es posible, leer en este texto la definición de categoría como: "conceptos que representan fenómenos"8 Y es aquí nuevamente, que encuentro la necesidad clara de estudiar este tema que sobre las categorías nos brinda Charles Peirce.

En el texto de Juan Samaja sobre las categorías en el pensamiento de Charles Peirce9, Samaja plantea como tanto “Hegel como Peirce, fueron extremadamente sensibles al apreciar el valor de la función que cumplen las categorías en la vida humana, y, consecuentemente del aporte que la reflexión filosófica y la ciencia debían realizar al respecto.

Hegel escribió:

La tarea de la ciencia consiste en hacer que este mundo objetivo no nos sea extraño, o, como se dice, que nos volvamos a hallar en él, lo cual significa también que consiste en referir el mundo objetivo a la noción, es decir, a lo más íntimo que hay en nosotros (Hegel 1985: T. II,150).

Peirce, con igual espíritu escribió:

Saber lo que pensamos, dominar nuestra propia significación, es lo que constituye el fundamento sólido de todo pensamiento grande e importante (Peirce 1988: 203).

Ambos autores están convencidos, además, del enorme acierto que implicó la concepción triádica que inspira el sistema kantiano de las categorías"10. Peirce toma la base de Kant en su concepción sobre las categorías. Según Kant, el conocimiento (inmediato o mediato, intuitivo o discursivo) es siempre un proceso en el que lo diverso es conducido hacia una síntesis. La diversidad de experiencias que padece la conciencia como fruto de la reacción de la realidad a su propio protagonismo es sintetizada y, por ende, transformada en experiencias de una y la misma conciencia.

Las experiencias diversas son conectadas o relacionadas entre sí de tal manera que la conciencia pueda mantener su identidad originaria, lo que quiere decir que dos manifestaciones que parecían producir dos experiencias ajenas entre sí, o, incluso, opuestas la una a la otra, disolviendo la unidad de la conciencia, luego de la síntesis se descubren siendo lados o momentos de la experiencia de la misma conciencia, la que los reúne mediante una pauta o regla de conexión.

No se trata de la mera supresión o eliminación de la diversidad, sino de su síntesis mediante conexiones que permitan transitar de una experiencia a otra.... Esto implica supresión, conservación y superación de la diversidad de los momentos parciales en la unidad de las operaciones de la conciencia como UN TODO EN ACCIÓN11.

En su forma más inmediata el conocimiento se llama "intuición", es decir, la representación provista de manera inmediata o, lo que es lo mismo, que se obtiene cuando el objeto particular al cual se refiere está dado allí, inmediatamente, "en persona": 1. por la facultad sensible o la capacidad receptiva (pasiva) o 2. por alguna facultad trascendental o capacidad del sujeto cognoscente (activa).

Todo conocimiento empírico se produce mediante la sensación, la que constituye un efecto de los hechos particulares sobre nuestra facultad sensible. Pero esta facultad sensible está compuesta por una capacidad receptiva y una capacidad activa del sujeto. Esta última aporta la forma en la que toda afección sensible puede ser representada, de modo tal que la sensibilidad es ya una facultad receptivo-representativa, o receptivo-formativa. Esto último es importante, porque no es lo mismo decir que el fenómeno intuido está presente de manera directa, a decir que está representado: es decir, dado, , como contenido, pero constituido y conformado como representación. En este segundo caso, el fenómeno mismo es ofrecido al intelecto por un intermediario: la forma temporal y espacial de la representación.

Lo que se nos da a través de las intuiciones sensibles (receptivo-representativa) se llama "fenómeno", el fenómeno no es la cosa misma..... Una "representación" es algo que ponemos en el lugar de otra cosa, mediante una regla de imputación que vale para alguien. La relación de imputación implica un término mediador. Peirce llama a ese término "interpretante". Este otro término es el responsable que entre los dos primeros se establezca una relación12.

Podemos ver en el trabajo que desarrolla Samaja como una "representación" implica este término mediador, el interpretante, como formando una relación triádica, el objeto, el sujeto y el termino mediador (interpretante) implicado en la representación. Y aquí llegamos a un punto de radical importancia, dado que el término "representación" es la categoría por excelencia, como desarrollo, en el pensamiento de Charles Peirce. Como categoría implica un núcleo conceptual capaz de unificar nuestras experiencias posibles. Tal vez, y a la luz de algunas reflexiones sobre practicas concretas, podría resaltar esta concepción de categoría. Y así ampliar esa definición de categoría citada a propósito del texto sobre Teoría fundamentada "(...) un concepto que representa un fenómeno" —dirá Peirce— que las impresiones (o conceptos más inmediatos) no pueden ser concebidas ni objeto de atención sin el concurso de un concepto elemental que las reduzca a la unidad. En cambio, una vez que se ha logrado un concepto así, en general no hay ninguna razón para no dejar de lado las premisas que lo han ocasionado; pudiendo muchas veces abstraer el concepto explicativo de los conceptos más inmediatos y de las impresiones (p. 68).... es posible una deducción de las nuevas categorías a partir de las anteriores, en la medida en que se pueda demostrar que éstas no pueden sostenerse sin introducir nuevos elementos que se realizan, precisamente, en el tránsito a una categoría emergente.

Lo expresa así:

Ya hemos mostrado que la ocasión de la introducción de un concepto elemental universal es o bien la reducción de la multiplicidad de la sustancia a la unidad, o bien la vinculación a la sustancia de otro concepto. Y luego hemos mostrado que mientras que los elementos unidos no se pueden suponer sin el concepto, en general, éste sí puede suponerse sin aquéllos. Pues bien, es la psicología empírica la que descubre la ocasión con motivo de la cual se introduce un concepto y nosotros sólo tenemos que averiguar cuál es aquel concepto que ya está en los datos que es unido al de sustancia por el primer concepto pero que no puede suponerse sin él, para obtener el siguiente concepto con que nos encontramos en el paso del ser a sustancia (Peirce 1988:69)13.

En relación a este tema pienso en un ejemplo: cuando hablamos de participación, necesitamos de otros conceptos, categorías que sinteticen expresiones, como asociación, motivos, etc. En realidad Pierce aporta aquí la idea de totalidad y no la de linealidad de conceptos separados, sobre los que a veces se intenta justificar una relación posible.

Peirce expone, el progreso de las tres principales categorías de su nueva lista: de la cualidad, de la relación y de la representación. Desarrolla sus argumentos en el sentido de mostrar cómo la categoría de cualidad implica la comparación (y por ende, la noción de correlato) y ésta, a su turno, la idea de mediación representacional (y, por ende, la noción de interpretante).

La cualidad, entendida en su sentido más amplio, es, por tanto, el primer concepto con que nos encontramos en el paso del ser a la sustancia. La ocasión con motivo de la cual se introduce el concepto de referencia a un fundamento es la referencia a un correlato, siendo éste, por consiguiente, el siguiente concepto en la jerarquía. (...)

El modo como se produce la referencia a un correlato es obviamente, por comparación (...) ... Toda comparación requiere además de la cosa relatada, el fundamento y el correlato, una representación mediadora que representa al relato como una representación del mismo correlato representado a su vez por esta representación mediadora. A esta representación mediadora la podemos llamar interpretante... (Peirce 1988:70 y 71).

En síntesis, la noción de cualidad implica la referencia a un fundamento. Pero ésta noción implica la comparación y por ende el correlato. La relación entre el relato y el correlato implica la noción de representación mediadora, esto es, del "interpretante"... Y con esta categoría se cierra el ciclo ascencional, ya que con ella se unifica la multiplicidad de la sustancia misma:

De este modo, la referencia a un interpretante surge como consecuencia del hecho de considerar juntas las diversas impresiones y, por consiguiente, no adjunta un concepto a la sustancia, como hacen las otras dos referencias, sino que unifica directamente la multiplicidad de la sustancia misma. Es, pues, el último concepto pertinente al pasar del ser a la sustancia. (Peirce 1988:72).

Es decir, en la categoría de "representación" culmina el proceso de determinación de la sustancia. De toda sustancia. Constituye, en el conjunto de las categorías de máxima universalidad, la categoría más rica de todas. Ella no puede abstraerse de las dos anteriores (cualidad y relación). Y aunque éstas sí pueden abstraerse de la categoría de representación, no obstante, la implican y conducen ascensionalmente hacia ella14.

Luego Peirce desarrolla las categorías de sustancia y ser, para lo cual alude a la proposición como célula mínima del discurso científico, y de la cual debe partirse.

La unidad a la que el conocimiento reduce las impresiones no es otra que la unidad de la proposición. Esta unidad estriba en la conexión entre el predicado y el sujeto, y, en consecuencia, lo que se halla implícito en la cópula, que no es otra cosa que el concepto de ser, es lo que completa la tarea de los conceptos de reducir lo múltiple a la unidad (Peirce 1988:66).

La proposición es el producto de la actividad del entendimiento en la que se plasma objetivamente esa operación que llamamos "síntesis en la unidad de una conciencia".

El concepto de ser aparece con la formación de una proposición. Una proposición tiene siempre, además de un término para expresar la sustancia, otro para expresar la cualidad de ésta; y la función del concepto de ser no es sino conectar la cualidad a la sustancia. La cualidad, entendida en su sentido más amplio es, por tanto, el primer concepto con que nos encontramos en el paso del ser a la sustancia (Peirce 1988:69).

En el texto citado de Juan Samaja se desarrolla exhaustivamente la nueva lista de Categoría que desarrolla Charles Peirce. Al llegar aquí retorno a la idea fundamental de categoría pensando desde la práctica social, cuya necesidad de compresión ha orientado este estudio.

¿En qué consiste mi trabajo sobre este tema? Justamente en estudiar reflexivamente el significado de la idea de categoría a la luz, de trabajos en terreno. En este sentido y luego de analizar los textos citados puedo dar cuenta de la siguiente experiencia:

Al iniciar un trabajo de sistematización de una práctica de dos años en una comunidad, rural, con alto número de pobladores inmigrantes bolivianos, y fundamentalmente con un trabajo en el ámbito de educación inicial, nos damos cuenta de que la idea fuerza es Interculturalidad. En una primera mirada podemos decir que no es nada nuevo, es más, algún elemento de marco conceptual ya veníamos trabajando. Pero el reflexionar sobre el significado en términos de representación, de los signos atribuidos a distintos elementos, ya se trate de acciones, de formas discursivas, de las políticas, nos posicionamos en esa necesaria posibilidad de reconstrucción de procesos. Y esto no es entonces lineal. Es reconocer la complejidad y por tanto la imposibilidad de captar el todo exhaustivamente, pero sobre la tensión justamente de reconocer una totalidad en un proceso. Entonces la categoría de representación, como síntesis entre la realidad y aquellas otras síntesis conceptuales incorporadas al saber tanto teórico como cotidiano que me permite entender la realidad, la encuentro justamente en Peirce. Y es posible vivenciar este criterio ascensional de las categorías, por lo cual Peirce plantea la implicación de categorías previas.

Entiendo como central trabajar con la categoría de cualidad, relación y representación, y así de espacio y tiempo, de sustancia y ser. Considero que en los distintos ejemplos que podría dar esto estaría presente y su inestimable valor es el de orientar claramente la reflexión. Pues a veces la orientación de la actividad reflexiva no es clara y por tanto no aporta al enriquecimiento de significados, a sus posibilidades de validación, es decir, a la construcción de conocimientos. En un regreso al ejemplo de la practica, a la idea de interculturalidad: El juego con niños de cinco años, de familias bolivianas y argentinas, rurales, en general pobres por sus condiciones laborales, su limitaciones para relacionarse y nuestras limitaciones para relacionarnos. Aporta signos, una sonrisa del niño, una acción vivida como lúdica, en lo que reconocemos el placer o la angustia. Otro proceso es el taller de hilado de recuperación de saberes. Esta idea, concepto, de interculturalidad, no es el concepto leído, o concepto que ponemos en el plano operativo linealmente y por el cual miramos. No, es una representación de un proceso, rasgos de interacciones humanas, rasgos de la cultura, síntesis de vivencias.


Cuando en los espacios de la comunidad en la que trabajamos pensamos en términos de redes, ¿qué entendemos?, ¿qué representación de una red tenemos, además de su contenido metafórico? Y ¿cuándo trabajamos con la idea de comunidad? ¿El vinculo comunidad-sociedad? Y ¿cuando hablamos de inclusión? Diversas son las vías que orientan los significados, por cierto ilimitados. Recorremos así desarrollos teóricos, ideológicos, políticos.

En realidad, la posibilidad de trascender una primera descripción, hacia un sentido hermenéutico indudablemente se nutre a partir de un estudio reflexivo previo, desde la concepción peirceana de categoría.

 


Notas

1. Elsa Samperio. Lic. en Sociología. UNMDP. Mg. en Trabajo Social PUC, Brasil . Prof. Titular en Licenciatura en Trabajo Social, Investigación: dir. de proyecto. UNMDP

2. Elsa Samperio, tesis de maestría en Servicio Social. PUCRS, Porto Alegre, Brasil, 1999. inédita.

3. Karl-Otto Apel. Teoría de la verdad y ética del discurso. Paidos, Barcelona, 1991.

4. K. O. Apel: op.cit. p. 39.

5. Collected Papers, p. 5498 en Karl-Otto Apel: op.cit. p. 41.

6. Karl-Otto Apel, op.cit. p. 42.

7. Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo. Gedisa, Barcelona, 2000.

8. Anselm Strauss, Juliet Corbin. Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Universidad de Antioquia, Medellín, 2002.

9. Juan Samaja. "'De una nueva lista de categorías' (Introducción y comentarios)". II Jornadas del Grupo de Estudios Peirceanos "Peirce en Argentina", 2006.

10. Juan Samaja, op. cit. p. 3

11. Juan Samaja, op.cit. p. 4

12. Juan Samaja, op.cit., p. 7.

13. Juan Samaja, op.cit., p. 14

14. Juan Samaja, op. cit., p. 16.

 


Bibliografía

Karl-Otto Apel. Teoría de la verdad y ética del discurso. Paidos, Barcelona, 1991

Anselm Strauss, Juliet Corbin. Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Universidad de Antioquia, Medellín, 2002.

Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo. Gedisa, Barcelona, 2000.

César Cisneros Puebla, "Juliet Corbin: Aprender a pensar conceptualmente" en FQS, Forum: Cualitative Social Research 5/3 (2004).

Juan Samaja. "'De una nueva lista de categorías' (Introducción y comentarios)". II Jornadas del Grupo de Estudios Peirceanos "Peirce en Argentina", 2006.

 


 

Una de las ventajas de los textos en formato electrónico respecto de los textos impresos es que pueden corregirse con gran facilidad mediante la colaboración activa de los lectores que adviertan erratas, errores o simplemente mejores traducciones. En este sentido agradeceríamos que se enviaran todas las sugerencias y correcciones a webmastergep@unav.es


Fecha del documento: 10 de diciembre 2008
Ultima actualización: 10 de diciembre 2008

[Página Principal] [Sugerencias]


Universidad de Navarra