III Jornadas "Peirce en Argentina"
11-12 de septiembre del 2008

Dinamismo y actualización del interpretante en
La Creación de Miguel Ángel Buonarroti1


Ana Coviello, Susan Sarem y Jorgelina Chaya

La obra de Peirce es tan vasta y compleja que aun hoy resulta difícil, inclusive para los estudiosos de su obra, su abordaje y su análisis. Por esto es interesante volver a sus conceptos y contrastarlos con otros diferentes, dado que las nuevas lecturas pueden enriquecer la comprensión de su teoría. Por otra parte, si bien las corrientes de la semiótica actual siguieron caminos paralelos y durante mucho tiempo sin punto de encuentro, en la actualidad una parte de la investigación semiótica intenta aprovechar conceptos de distintas teorías y ponerlos a funcionar conjuntamente en una especie de actividad teórica ecléctica. Contra lo que muchos opinan, consideramos que esta práctica integradora e interdisciplinaria es necesaria y, bien fundamentada, contribuye a crear un orden posible y estimulante.

Es por eso que en nuestro trabajo pondremos en mutua cooperación y en constante diálogo conceptos claramente peirceanos tales como el de interpretante, semiosis, inferencia, pragmatismo y otros que provienen de la Lingüística y de la Teoría de la Comunicación como actualización, contexto y pragmática. Para ello, analizaremos el texto "La Creación de Chávez"2, del ilustrador e infografista peruano Marco Antonio Ruiz, desde dos perspectivas semióticas: la de la lógica y la de la comunicación. Con la primera perspectiva explicaremos el proceso inferencial de este interpretante de La Creación de Miguel Ángel Buonarroti; con la segunda, abordaremos el tema del contexto, de la intencionalidad, de los efectos y de los procesos de transmisión del sentido.

Al respecto, debemos hacer previamente unas consideraciones. La primera tiene que ver con la definición de semiosis. Para Peirce, la semiosis es un proceso triádico de inferencia. Si bien este concepto hace referencia al dinamismo y al anclaje histórico social que supone todo proceso interpretativo, a la necesidad indispensable de concebir el conocimiento a partir de una relación de a tres y a los métodos de conocimiento del mundo que se hacen inferencialmente (por lo tanto, desde la lógica), es preciso tener en cuenta el aspecto comunicacional que ha estado siempre presente en la teoría peirceana, aunque no haya sido leído desde ese punto de vista, hasta que se desarrolló la Teoría de la Comunicación. Siguiendo a W. Castañares, hoy podemos concebir la semiosis no sólo como una forma de conocer el mundo o la realidad, como lo planteaba Peirce, sino también, a partir de lo ya conocido, como una forma de construir nuevas realidades que no es independiente de los procesos de comunicación, en los que el sentido se construye de manera interpersonal y comunitaria. Por lo tanto, la semiosis también debe ser entendida como "una forma de concebir la comunicación" y como "circulación social del sentido", tal como lo explica Castañares.

La segunda consideración está relacionada con el Pragmatismo y la Pragmática3.

Cuando hablamos de Pragmática hablamos de Teoría de la Enunciación, de Teoría de los Actos de Habla, de Teoría de la Narratividad y de las Pasiones, entre otras, que se fundan en una noción medular del Pragmatismo filosófico, que es la de acción. Aquí se puede encontrar uno de los puntos de contacto más claros entre la Pragmática Lingüística y la Filosofía Pragmática. Si la Pragmática Lingüística es el campo de estudio del lenguaje en uso y el Pragmatismo puede ser también denominado filosofía de la acción, entonces, un punto en común entre ambas disciplinas es precisamente que la noción de uso implica una práctica o una acción.

El otro punto de contacto entre el Pragmatismo y la Pragmática se establece por medio de la noción de verdad, ya que para el Pragmatismo esta se encuentra condicionada por su contexto histórico4. La concepción de verdad contextualizada se cristaliza en la Pragmática Lingüística a partir del estudio de la lengua en uso y por lo tanto en relación con los distintos componentes del acto comunicativo: emisor, receptor, contexto, y con los factores que inciden en la comunicación, tales como la intersubjetividad, el contexto de uso, los elementos socioculturales presupuestos por el uso y los objetivos, efectos, pasiones y consecuencias de esos usos.

En su desarrollo lingüístico por lo tanto, la Pragmática ha elaborado distintas teorías que dan cuenta de los diversos factores y componentes de la comunicación que deben considerarse en la construcción del sentido. De ahí que resulten útiles ciertas nociones de esta disciplina para la descripción, explicación y análisis de los procesos comunicativos en relación con las nociones peirceanas de interpretante, inferencia y semiosis.

El Pragmatismo de Peirce puede verse tanto en su concepción de signo como en la de verdad, dado que esta última es una construcción social. El signo es pragmático porque es parte de un determinado flujo interpretativo, en el que el interpretante no da cuenta de la totalidad del objeto dinámico sino de algún aspecto o carácter. Si la semiosis es un proceso triádico de inferencia en que cada uno de los componentes del signo es, a su vez, un signo, el proceso implica un desenvolvimiento en el tiempo y por lo tanto es histórico y social, y las inferencias que se hagan estarán determinadas por la situación de uso. Es lo que a continuación llamaremos actualización. De este modo, el interpretante es un resultado de este proceso y es parte activa en la construcción de la realidad; dicho de otro modo, la realidad determina al interpretante y el interpretante actúa sobre la realidad.

De estas consideraciones se desprende la importancia que tienen, como decíamos, los conceptos de actualización y de contexto.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, actualizar es "hacer actual algo, darle actualidad; poner en acto, realizar; en Lingüística, hacer que los signos asociados sistemáticamente en la lengua se conviertan en habla, constituyendo mensajes concretos e inteligibles". Si comparamos el término con el adverbio inglés actually ("en realidad, realmente"), el significado se especifica: es lo real, lo que marca el anclaje con la realidad, su conexión con ella.

Desde la Teoría de la Enunciación, podríamos decir que actualizar significa otorgar a un determinado enunciado coordenadas espaciales, temporales y actanciales, esto es, hacer que determinado enunciado se realice, dar realidad a ese enunciado. El enunciado es el producto de la enunciación, y esta la puesta en funcionamiento de la lengua. Se trata de un concepto distinto al de oración. Desde la Lengua, lo que interesa es el análisis de las relaciones lógicas que establecen las partes de una oración entre sí. Desde la Teoría de la Enunciación, lo relevante es el análisis de las condiciones de producción de esa oración: quién habla, a quién se dirige, dónde y cuándo; esto es, el estudio de la oración en contexto.

Así, y más allá de los múltiples abordajes que de él se han realizado desde las teorías lingüísticas, es conveniente no restringir el concepto de contexto solamente a la situación espacio temporal de la interacción, sino expandirlo hacia el ámbito histórico social, entendiendo por ello, a su vez, los aspectos políticos, culturales, ideológicos, es decir, todos los aspectos coyunturales y empíricos, explícitos o no, que determinan cierto enunciado5. Llamaremos a todos estos aspectos información pragmática.

Como vemos, ambos conceptos - actualización y contexto - están fundados en la noción de acción.

Ahora bien, estas explicaciones, diseñadas y producidas desde la Lingüística, reflejan uno de los grandes problemas de la Semiótica pre-peirceana: el de la referencialidad. Si decimos que actualizar es "marcar el anclaje del lenguaje con la realidad” u “otorgar a un enunciado las coordenadas de sujeto, espacio y tiempo”, estamos presuponiendo que el contexto es algo externo al sistema de signos que conforman la lengua, o, si trasladamos la teoría a ámbitos semióticos generales, externo a los sistemas de signos no lingüísticos. Precisamente la Semiótica peirceana ha permitido vislumbrar la disolución del problema de la referencialidad, de ese traumático divorcio entre los sistemas de signos y sus referentes, a partir de la consideración del contexto como parte de los procesos inferenciales, mediante la noción de objeto inmediato. Visto así, el objeto o referente ya no es más algo que está fuera de la semiosis, porque la realidad, el hombre, los fenómenos, las ‘cosas’ a las que nos referimos cuando producimos sentido, son también signos, y, en consecuencia, triádicos, inferenciales, e internos al proceso semiósico.

Por lo tanto, si decidimos poner en contacto las teorías emanadas de un desarrollo lingüístico de la Pragmática, es importante salvar estos inconvenientes epistemológicos.

De la misma manera como la noción de objeto inmediato abre las puertas del callejón sin salida que planteaba el problema de la referencialidad, el concepto de acción puede ofrecer vías que permitan percibir la actualización como un proceso interior a la semiosis, en especial si la relacionamos con el concepto de intencionalidad. La intencionalidad se funda en la relación entre el emisor o sujeto de la enunciación y su contexto de producción o información pragmática de un lado, y el destinatario y su entorno, del otro, relación que se establece dinámicamente. De este modo, podemos observar que la intención es un tercero resultante o producto de la relación de un primero y de un segundo es decir, de un sujeto y su contexto. Todo queda en el ámbito de la semiosis. La actualización, por tanto, puede explicarse ahora como el proceso de inferencia por el cual un representamen es conocido en algún aspecto o carácter por un sujeto que interpreta.

Efectivamente, el sujeto no es un productor inocente de enunciados sino que actúa en el mundo a través de sus discursos. Esta posición está fundamentada en una visión pragmática, en el sentido de que es una relación de a tres cuyo interpretante –o efecto- es la intención que puede explicarse en términos de causa/efecto: todo discurso es un tipo de acción6.

Así volvemos a la noción de signo de Peirce y con ella al proceso triádico de inferencia para preguntarnos de qué manera un signo puede desenvolverse en un tiempo determinado, es decir, cómo la realidad determina al interpretante y este actúa sobre ella. Para poder responder a estos interrogantes, previamente describiremos nuestro signo de análisis.

LA CREACIÓN DE ADÁN

El texto a analizar La creación de Chávez de Marco Antonio Ruiz, corresponde a una recreación del fragmento La creación de Adán que se encuentra en la Capilla Sixtina del Vaticano, obra del artista Miguel Angel Buonarroti.

El fresco se divide en dos partes: a la izquierda está Adán, desnudo e inmóvil; parece no tener fuerzas y sólo puede apenas estirar un poco el brazo y levantar el dedo para hacer contacto con su Creador. A la derecha del fragmento se encuentra Dios, vestido igual que en las otras escenas del cielorraso de la capilla. Es un hombre anciano, su cabello es brillante y plateado y viste sólo una túnica color lavanda, casi transparente. Lo acompañan algunos ángeles y querubines cubiertos por lo que parece ser un manto que simula una concha. Dios está estirando su brazo y juntando su fuerza en su dedo para transmitirle vida al ser que acaba de crear.

Miguel Ángel contrapone dos aspectos en este texto. Por un lado está lo humano, lo débil y lo suave. Por el otro, lo divino, lo fuerte y lo rígido, que es el brazo de Dios. Detrás de Adán parece haber un pequeño campo y una montaña azul y púrpura. Miguel Ángel no se concentraba en los fondos naturales ni en los colores vivos. Por eso, esta escena es simple en fondo y color.

LA CREACIÓN DE CHÁVEZ

En cuanto a La Creación de Chávez, se trata de un interpretante de La Creación de Adán, de Miguel Ángel, cuyo objeto es la situación política de Cuba, Venezuela y Bolivia, plasmados en el nuevo signo a través de las figuras de Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales.

Esta imagen, al igual que la de Miguel Ángel, se divide en dos partes, en las que la figura de Dios ha sido reemplazada por la de Castro, la de Adán reconvertida en la de Chávez, y la de uno de los querubines, en la de Morales, cada uno con la bandera de sus respectivos países. La idea inmediata que suscita en su analogía con el representamen es la de que Chávez es una creación (¿divina?) del padre Fidel, mientras que Evo sostiene a Fidel y representa, al igual que los querubines, uno de los guardianes de la luz y de las estrellas cuya luz divina se filtra y toca las vidas humanas.

El representamen sugiere que Fidel acaba de crear a Chávez. El hecho de que Castro se encuentre ubicado a la derecha y en la parte superior de la imagen da una idea de jerarquía del cubano respecto del venezolano. La actitud de los personajes recreados es idéntica a la de los de la obra original; lo que cambia son los rostros y los colores, y se agregan las banderas, que en el caso de Chávez está materializada en la ropa interior masculina.

Como decíamos, en la pintura de Miguel Ángel los colores son simples y débiles. En cambio, en la obra de Ruiz los colores son brillantes, estridentes y vivos, y esto se debe precisamente a la inclusión de las banderas.

Ahora sí podemos preguntarnos cómo se da la acción del signo (representamen) en este proceso semiósico.

Para analizar el proceso inferencial de este signo, debemos recordar que en el concepto de Peirce los tres elementos están en recíproca dependencia y colaboración. Además, estamos frente a un signo icónico complejo, resultado de prácticas sociales. Esto implica tomar ciertas decisiones metodológicas que faciliten la identificación de los componentes que intervienen en el proceso inferencial y que expliquen el dinamismo de la semiosis. Se trata de un proceso de ida y de vuelta, ya que es la semiosis la que mejor puede dar cuenta de este tipo de prácticas. Dado que los signos forman redes semióticas y que el sentido se produce dinámicamente en el flujo interpretativo, es necesario recortar el proceso y definir en qué punto de él nos situamos para analizar el producto.

En este sentido, pues, diremos que un eslabón de la cadena de semiosis está constituido por el proceso que realiza el sujeto que crea esta actualización del fragmento de Miguel Ángel, esto es, el periodista Marco Antonio Ruiz, y otro eslabón distinto es el proceso que realizamos quienes analizamos el interpretante de Ruiz. Para el productor del discurso que hemos elegido como objeto de análisis, el representamen es La creación de Adán de Miguel Ángel, u objeto, el contexto político de los países latinoamericanos cuyos gobiernos están ideológicamente situados en la izquierda política, y el interpretante es el efecto que ese signo crea en la mente de quien lo produce, esto es, La creación de Chávez. Para nosotros los analistas, sin embargo, el interpretante de Chávez ya se ha convertido en el representamen de un nuevo interpretante, que es, precisamente, este trabajo. Por lo tanto, nuestro análisis operará sobre un signo que para nosotros es ya un representamen, pero que tomaremos como interpretante, puesto que lo que nos interesa es explicar el proceso inferencial del productor del discurso, proceso necesariamente cristalizado para su análisis, y, por lo tanto, concebido como producto.

Desde el punto de vista de la Lógica peirceana, interesa analizar el tema de la verdad, de esa verdad provisional que está siempre condicionada por el contexto de producción.

Se pueden hacer varios tipos de inferencias. Un primer proceso inferencial es el que podría generar una comunidad de receptores religiosamente conservadores para quienes este signo produciría un efecto negativo porque trivializa o ironiza con una imagen divina. Para una tradición judeo-cristiana menos flexible, la equiparación de Dios Padre con Fidel puede resultar provocadora y hasta ofensiva.

Una segunda posibilidad es la que surge de una interpretación paródica del fresco de Miguel Ángel, para una comunidad de intérpretes familiarizados con los juegos intertextuales con las imágenes de la cultura de masas. 'Parodia' etimológicamente está compuesta por dos términos provenientes del griego: la preposición pará ('junto a' y 'contra') y el sustantivo odé ('canto'). La clave interpretativa está en la acepción ambivalente de la preposición, que significa, al mismo tiempo, 'junto a, al lado de' y 'contra'. La parodia por lo tanto, se burla de un determinado objeto y al mismo tiempo, al elegirlo, le rinde homenaje. Desde el primer sentido, el de la burla, podría inferirse que Castro está creando un gobierno 'nuevo' en relación al modelo más 'viejo' de Cuba, y que Fidel está transmitiendo la fuerza de su experiencia y de su ideología al joven Chávez. La burla estaría en la oposición que surge de poner en contacto la imagen religiosa con la política de izquierda, y de la banalización de una imagen institucionalizada, que se encuentra en el mismo Vaticano, y que representa los valores del catolicismo. El otro valor etimológico, el de homenaje, surge, precisamente, del reconocimiento del valor cultural de esa imagen del catolicismo. Esta sería la inferencia, entonces, para una comunidad que rescataría del representamen su aspecto artístico y su aspecto lúdico.

La tercera posibilidad es la que resulta de una recepción política de este signo o representamen de la que se derivan dos perspectivas, una positiva y una negativa. Si hacemos la analogía que propone la imagen entre Castro y Dios, se puede inferir, desde la perspectiva positiva, que Castro está ubicado simbólicamente en un lugar de poder, de privilegio y de superioridad, creando a un ser a su imagen y semejanza. La figura de Chávez, en este sentido, reflejaría la relación filial que los une, y el brazo del Padre, en tensión, extendido hacia el hombre, estaría transmitiendo una fuerza que en este marco sería del orden de lo ideológico. Evo Morales, por su parte, ayuda a sostener esa ideología y, al igual que los querubines, ilumina con su luz el camino a seguir por los hombres.

La perspectiva negativa podría surgir a partir del dato contextual de que Ruiz trabaja en el diario estadounidense Miami Herald, información fundamental puesto que condiciona ideológicamente su producción: se trata de un medio masivo de comunicación que se dirige no sólo a una población estadounidense, lo que ya constituye un factor que influye en el producto, sino también a las comunidades que conviven en lo que se ha llamado 'el reducto de la resistencia cubana', 'la cuna del anticastrismo'.

Hasta el momento, nos hemos centrado en el tema de la verdad. Ahora analizaremos desde el punto de vista comunicacional los componentes y condicionantes del acto comunicativo concreto.

La interpretación de ese preciso contexto político al que se refiere Ruiz no es una lectura aislada realizada por un sujeto, sino el emergente de toda una verdad construida socialmente en Miami, y en los Estados Unidos, sobre la política de izquierda del gobierno cubano. El hecho de que se sitúe a Chávez en una posición jerárquicamente inferior a la de Castro, cuya analogía con el Creador puede realizarse sin problemas a partir del conocimiento cultural de esa imagen universalizada de Miguel Ángel, otorga matices negativos al nuevo signo si se la observa desde la perspectiva ideológica de lo que representa Cuba para Estados Unidos: la resistencia al capitalismo, la oposición a las libertades individuales y al derecho de propiedad propios de la mayor parte de los gobiernos occidentales, la negación del sistema democrático como forma de gobierno. El pragmatismo del signo, en este caso, estaría, pues, en el efecto pasional plasmado en el producto a través de la ubicación espacial relativa de las figuras políticas, y en el efecto ideológico que produce si se lo mira desde una perspectiva cercana a los procesos inferenciales que una parte de esa sociedad norteamericana realiza respecto de lo que representa Cuba para ella. En el mismo sentido, el hecho de que se muestre a Chávez con los genitales cubiertos -que en Adán no lo están- con una prenda masculina confeccionada con la bandera venezolana constituye también una acción que es, a su vez, producto de un efecto pasional e ideológico que tiende a causar otro efecto, el cómico o burlesco, esta vez en el siguiente eslabón de la cadena semiósica.

A través de este análisis podemos constatar algunas de las observaciones teóricas que hacíamos al comienzo: por un lado, que la verdad que construye el signo es social, por otro, que el proceso inferencial está determinado por los factores históricos y se desenvuelve en el tiempo. La realidad que construye el interpretante de Ruiz es compartida por toda una comunidad de intérpretes que ven al gobierno de Chávez como una copia –venezolana- de la política autoritaria de Castro en Cuba; en este sentido, la realidad determina al interpretante. Pero también el interpretante actúa sobre esa realidad, a través una lectura ridiculizante de esa relación de afinidades políticas.

Como vemos, la información pragmática dará la clave del tipo de inferencia válida de esa verdad condicionada por el contexto y por la intencionalidad del sujeto de la enunciación. Es evidente que si la verdad que construyen los procesos inferenciales es histórica y social, el análisis lógico de la semiosis será un análisis contextual, algunas de cuyas posibles actualizaciones son las que acabamos de hacer.

CONCLUSIONES

De los tres componentes del signo triádico de Peirce, el de interpretante es el que más estímulos a la reflexión ha dado (no olvidemos que para Peirce la Semiótica es la ciencia de las terceridades), porque se vincula con las infinitas posibilidades de actualización de un signo, en las que el contexto es uno de los disparadores fundamentales para construir 'esa parte' del universo de sentido que constituye el fundamento del representamen.

Desde nuestra perspectiva, es importante manifestar la vinculación entre el Pragmatismo y la Pragmática que ha permitido establecer la relación entre el contexto, la noción de interpretante, la de actualización y la de intencionalidad. El interpretante actualiza al representamen; por ende, podemos concluir que el interpretante es la actualización, y que esa actualización está condicionada o determinada por el contexto de producción y mediada por la intencionalidad del productor del discurso. La clave de la relación entre Pragmatismo y Pragmática es la idea de acción: la intencionalidad, punto de partida de la acción, se manifiesta como una relación de voluntad de cambio. La idea misma de acción ya sugiere el devenir temporal por el cual la semiosis es un proceso dinámico que permite su extensión hacia el infinito. El efecto o pasionalidad es la consecuencia de la acción, lo que esa acción genera en los intérpretes o comunidades de intérpretes.

Con el análisis de La creación de Chávez hemos podido ver que el dinamismo propio de la actualización del signo implica una reversibilidad de las funciones del signo. Lo que en una semiosis es el representamen, en otra puede ser el objeto, o el interpretante. Todo depende de cuál sea el ángulo desde el cual el proceso inferencial se realice.

De la misma manera como la noción de objeto inmediato abre las puertas del callejón sin salida que planteaba el problema de la referencialidad, el concepto de acción puede ofrecer vías que permitan percibir la actualización como un proceso interior a la semiosis, en especial si la relacionamos con el concepto de intencionalidad.

La actualización, por tanto, puede explicarse ahora como el proceso de inferencia por el cual un representamen es conocido en algún aspecto o carácter por un sujeto que interpreta.

 



Notas

1. Agradecemos las observaciones de la Lic. Catalina Hynes, quien nos estimuló a participar de las Jornadas Peirce en Argentina 2008, y las realizadas por la Dra. Rosa María Mayorga y el Dr. Jaime Nubiola tras la exposición del trabajo. Sus aportes nos abren nuevas puertas de indagación en el desarrollo de nuestra investigación.

2. Esta infografía circuló en Internet a partir de una cadena de correo electrónico iniciada por su mismo autor. Su intención fue entretener a amigos venezolanos y cubanos. La obra comenzó a difundirse por Internet y fue mostrada en el programa de Jaime Bayly en la cadena televisiva en español de Miami y en un blog del diario El País, de España.

3. La máxima pragmática, que asocia el significado de un concepto con sus consecuencias experienciales, ha tenido diferentes desarrollos por parte de los mismos pragmatistas a lo largo del tiempo. Este trabajo es el inicio de lo que pretende ser una investigación más amplia, y por ello los conceptos que aquí manejamos estarán sujetos a posibles reformulaciones, según los requerimientos de la investigación en curso. Lo que hacemos aquí es encontrar puntos iniciales de contacto entre el Pragmatismo y la Pragmática.

4. En palabras de D. Marcondes, "su Pragmatismo [el de Peirce] se caracteriza por la concepción de signo que desarrolla en su semiótica, valorizando las diferentes funciones del signo y las varias formas de constitución del significado, pero también por la definición de verdad que defiende en su concepción de ciencia, según la cual las teorías científicas son conjuntos de hipótesis cuya validez sólo puede ser determinada teniendo en cuenta su eficacia, su éxito o sea sus resultados, efectos y consecuencias, es decir, en la práctica científica propiamente dicha. (…) En lingüística la pragmática se caracteriza por el estudio de la lengua en uso (…) o el estudio de la 'relación de los signos con sus intérpretes' [en célebre definición de Morris] o el estudio de la lengua en relación con sus hablantes, los usuarios [Carnap]". En: Marcondes, Danilo (2000): "Desfazendo mitos sobre pragmatica", en Revista ALCEU, vol.1, nº 1, pp. 38-46.

5. Véanse Escandell Vidal, 1993, p. 35-40; y Kerbrat Orecchioni, 1997, p. 17-44.

6. Véase Parret, 1980, pp. 7-198 y Escandell Vidal, 1993, p. 41.


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Fecha del documento: 10 de diciembre 2008
Ultima actualización: 10 de diciembre 2008

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