VIRTUDES DEMOCRÁTICAS EN LA EDUCACIÓN DE HOY:
LA PROPUESTA PEDAGÓGICA DE JOHN DEWEY


Ana Paola Romo y Jaime Nubiola (2005)


Comúnmente la democracia se entiende como la forma de gobierno en donde domina la voluntad de la mayoría. Así entendida, la democracia se reduce simplemente al dominio de la masa y con ello cada persona de la sociedad es igualmente reducida a una más de entre las partículas cuya suma total da como resultado la sociedad. Sin duda alguna, esta democracia no puede ni debe ser propuesta como guía a seguir en el proceso educativo. El único resultado sería la inestabilidad y el caos. Sin embargo, existe otra posibilidad de entender lo que es la democracia, lo que equivale a entenderla más allá de una simple forma de gobierno, es decir, comprender que la democracia tiene sentido en cuanto que es una idea ética que promueve el desarrollo individual de cada uno de los seres humanos que conforma la sociedad. Esta es la concepción de democracia que John Dewey (1859-1952) defiende.




Objetivo

Presentar la teoría pedagógica de John Dewey (1859-1952) como una posibilidad real para repensar y perfeccionar la práctica educativa en el siglo XXI.

1. Educación, sociedad y democracia como pautas de reflexión

Actualmente, la democracia es uno de los temas más debatidos en materia educativa. Sin embargo, hablar de una educación democrática significa mucho más que fusionar ambos conceptos en una sola frase. Ciertamente existen varias formas de estudiar la relación que existe entre democracia y educación; no obstante, la propuesta pedagógica de John Dewey se muestra con un especial atractivo si lo que se pretende es llevar a la práctica una educación democrática que impulse una transformación social. Educación, sociedad y democracia convergen en la propuesta pedagógica de Dewey de manera natural e indivisible: se advierten como pautas de reflexión para configurar una posible formación en virtudes cívicas de acuerdo con las características de la sociedad actual.

Para Dewey, quien fuera filósofo y educador pragmatista, la educación no es un proceso que sirva de preparación para la vida futura, más bien, la educación es la vida en sí misma. El concepto de educación que Dewey defiende hace referencia a una reconstrucción continua de la experiencia, cuya finalidad es la capacidad de crecimiento permanente e implica un desarrollo y un crecimiento constante. La educación estudiada desde la propuesta de Dewey se concibe como un proceso necesariamente vinculado al perfeccionamiento individual y social de los seres humanos. En este sentido, la escuela –como Dewey propone– debe ser entendida como una sociedad en miniatura.

En cuanto a la concepción de sociedad, Dewey destaca dos posibles modelos; en el primero de ellos se considera a la sociedad como una cuestión aritmética, es decir, una masa que resulta de la suma de unidades independientes. Así las cosas, la sociedad es una aglomeración en la que confluyen personas aisladas que no sociabilizan entre ellas: una mera cuestión numérica. Por el contrario, en el segundo modelo la sociedad se entiende como un organismo en donde el ser humano es en esencia un ser sociable y la sociedad existe por y para cada uno de los individuos que la conforman. Esta última es la concepción de sociedad que Dewey defiende; a la luz de su propuesta, la sociedad se entiende como un organismo, una comunidad y una organización social en donde las personas que la conforman comparten una voluntad común. Para Dewey no es suficiente la mera coincidencia física, hace falta que los miembros de una sociedad tengan un sentido de pertenencia a ella, que la sientan como propia y compartan con los demás la responsabilidad de cuidarla y perfeccionarla. Sólo de esta manera es posible que cada una de las personas se esfuerce en conseguir un perfeccionamiento de su desempeño individual y en consecuencia mejorará su sociedad.

De acuerdo con la propuesta de Dewey, los alumnos deben de vivir dentro de la escuela tal como viven en la sociedad. Sin embargo, no se trata solamente de que la escuela reproduzca fielmente a la sociedad actual –sus vicios e injusticias incluidos– sin procurar encontrar alguna forma de mejorarla. Lo que Dewey propone es que la escuela sea el germen de transformación y perfeccionamiento de la comunidad. Para ello hace falta que la escuela se consolide como una sociedad democrática. En este sentido, para poder llevar la democracia al campo educativo, primero hay que conocer y comprender aquello a lo que llamamos "democracia". Para Dewey la democracia es una forma de vida, es un sistema de organización social y es un conjunto de hábitos en los que se busca el desarrollo de cada persona en cooperación con los demás. En palabras de Dewey, la democracia "es una concepción social, lo que equivale a decir, una concepción ética, y en base a este significado ético está conformado su significado como forma de gobierno. La democracia es una forma de gobierno sólo porque es una forma de asociación moral y espiritual" (Dewey, 1888, The Ethics of Democracy, EW: I, 240).

2. Individualidad, igualdad y libertad: claves de la democracia de Dewey

Durante su vida profesional, Dewey escribió una serie de artículos en donde describía las características que consideraba que debían existir en un sistema escolar democrático. La idea de Dewey no era construir un sistema estático basado en unas determinadas pautas de acción que condujeran al logro de la democracia. Lo que Dewey pretendía era exponer un conjunto de ideas directrices que guiaran el desarrollo profesional de los docentes de tal forma que el profesorado fuera el primero en vivir la democracia: luchaba porque el conjunto de maestros formara una "comunidad democrática de investigación". Un ejemplo de lo que Dewey pretendía es la creación de la Escuela Laboratorio de la Universidad de Chicago, institución de la que Dewey fue creador y director durante los 6 años que estuvo en funcionamiento. La democracia que Dewey defendía se comprende mejor si se destacan las siguientes claves que la caracterizan: el respeto por la iniciativa individual, la igualdad de condiciones y la libertad intelectual.

El respeto a la individualidad de cada ser humano es uno de los principales valores de la democracia en la propuesta de Dewey. Puede pensarse que en un sistema educativo democrático existe el riesgo de masificar los intereses de los alumnos puesto que cada uno representa un miembro más de la comunidad escolar y, por tanto, el conjunto de alumnos configura la mayoría dominante. Sin embargo, la democracia de Dewey no masifica a los alumnos en un conjunto homogéneo de individuos dispuestos a recibir información. Por el contrario, de acuerdo con Dewey cada persona es importante por aquello que la hace ser distinta a los demás, es decir, por sus características individuales y por la aportación que únicamente ella puede hacer al perfeccionamiento de la sociedad. En palabras de Dewey (1911, "Democracy and Education", MW: VI, 418): "La democracia inevitablemente, trae como consecuencia un mayor respeto del individuo como individuo, una mayor oportunidad de libertad, independencia e iniciativa en la conducta y en el pensamiento (…)".

Dewey sostiene que las personas consiguen su realización personal mediante la puesta en práctica de sus capacidades individuales –aquello que las hace ser únicas e irrepetibles– a favor del desarrollo de la sociedad. Por este motivo y siguiendo a Westbrook (2005,4), puede afirmarse que de acuerdo con la propuesta de Dewey: "en una sociedad democrática, la principal función de la educación es la formación del carácter de sus alumnos, es decir, desarrollar un conjunto de hábitos y valores que les permita realizarse plenamente (…)" y esa realización la conseguirán al participar activamente en el perfeccionamiento de la sociedad.

El respeto a la individualidad y la confianza en las capacidades intelectuales de cada persona es la base de la búsqueda de una igualdad de condiciones en una sociedad democrática. Es decir, partiendo de la base de que cada persona tiene distintas capacidades intelectuales o psicológicas se pone de manifiesto la necesidad de crear un entorno en el que se respete a cada persona sin importar cuál sea su participación en el perfeccionamiento de la sociedad. La igualdad que Dewey defiende responde a una igualdad de condiciones y de oportunidades para todos, que surge de la desigualdad que caracteriza a los seres humanos por naturaleza. En uno de sus primeros escritos, Dewey (1888, The Ethics of Democracy, EW: I, 246) define igualdad como: "el tipo de sociedad en el que cada hombre tiene la posibilidad, y sabe que la tiene – una posibilidad que no tiene límites, que es infinita– la posibilidad de convertirse en persona". En efecto, la posibilidad de desarrollarse como persona es infinita, es tan grande como el número de personas que conforman la sociedad porque justamente la experiencia de una persona se enriquece y se complementa en función de la cooperación e intercambio de experiencias con los demás.

Otra de las claves de la democracia de Dewey es la libertad. Libertad que no hace referencia a una falta de autoridad, sino, a la libertad entendida como la realidad humana que permite a las personas elegir en el momento de actuar. Para Dewey (1916, MW: IX, 314-315) la libertad designa una "actitud mental más que la falta de coacción externa", en su propuesta, la libertad se consigue al la superar –mediante la reflexión– los obstáculos que se presentan en una actividad. La democracia de Dewey tiene fe en las capacidades humanas y por ello, en su propuesta, libertad y democracia ocurren puesto que el ser humano goza de plena libertad y tiene la posibilidad de perfeccionarse y de modificar su propio desempeño. El ideal democrático de Dewey tiene como fundamento a un ser humano que elige y sigue libremente el camino de la democracia.

3. Actualidad de la propuesta de John Dewey

El debate sobre la democracia en la educación actual invita a reflexionar en un primer momento sobre aquello que cada sistema educativo entiende por "democracia". Nadie duda de lo común que es hablar de democracia hoy en día. Todo el mundo lo hace y sin embargo, muchas veces se limita la democracia a su concepción política. Como dice Virginia Guichot (2003, 316) "nadie nace demócrata, hay que aprender a ser demócrata". Efectivamente, si se entiende a la democracia únicamente como una forma de gobierno en la que domina la mayoría de los intereses frente a la minoría, seguramente tanto la institución educativa como la formación de los alumnos serán un fracaso. Ahora bien, desde la otra perspectiva, ¿qué sucede si la democracia se entiende a la luz de la propuesta de Dewey, es decir, como una idea ética de cooperación social? Entonces, de ninguna manera la democracia y la educación recorren caminos distintos, ni siquiera caminos paralelos: sin duda alguna, ambas confluyen en el camino que guía al perfeccionamiento humano. Educación y democracia son para Dewey las huellas que deben seguirse si en realidad se pretende alcanzar una sociedad en donde cada miembro consiga su desarrollo como ser humano y así mismo la sociedad consiga perfeccionarse en su conjunto.

La actualidad de la propuesta de John Dewey se pone de manifiesto en una sociedad dividida por las diferencias de sus miembros, una sociedad en donde la diversidad de opiniones es considerada una desventaja en lugar de una ventaja, en dónde hace falta solidaridad, tolerancia y respeto para poder reconciliar las diferencias individuales. Como bien afirma Dewey, en la sociedad de hoy "los individuos se utilizan unos a otros para obtener los resultados deseados, sin considerar las disposiciones emocionales e intelectuales y el consentimiento de los que son utilizados" (Dewey, 1916, MW: IX, 8).

Lo que hoy se necesita es que la escuela procure la formación de personas como miembros activos y responsables de una sociedad, seres humanos comprometidos con su perfeccionamiento personal y el de su comunidad. Como Dewey defiende, la educación no consiste simplemente en acumular información; más bien, gracias a la educación las personas aprenden con los otros y de los otros. Alcanzar una sociedad democrática es un reto para la educación. El sistema educativo debe enfrentarse a las condiciones de la sociedad actual y buscar la formación de personas que sean capaces de aprender a convivir como miembros de una comunidad.

La formación en virtudes democráticas supone mucho más que proponer una educación orientada a la cuestión política de la democracia. Un sistema educativo que busque la formación democrática de los educandos debe procurar en sus alumnos disposiciones mentales y emocionales que los impulsen a participar y cooperar en beneficio de su sociedad. Ciertamente ninguna propuesta pedagógica puede establecer un método o un sistema infalible que forme a los alumnos en virtudes cívicas. Esto sería ilógico puesto que cada sistema educativo debe considerar las circunstancias particulares del medio en que se desenvuelve. Pero lo que sí se puede hacer, es destacar las notas características de la educación democrática que Dewey defiende, y a partir de ahí proponer la mejor forma de aplicarlas de acuerdo a las condiciones particulares. De entre esas notas, destacan: el respeto a la iniciativa personal, el respeto a la individualidad, la responsabilidad, la cooperación, la libertad y la igualdad.

4. Conclusión

La propuesta pedagógica de Dewey no es una curiosidad que pueda ser relegada a los manuales de historia de la educación, sino que puede ser llevada a la práctica educativa para instaurar el marco de justicia y libertad que caracteriza a una sociedad democrática. Las virtudes democráticas de los alumnos son las disposiciones intelectuales y emocionales que necesitan para la formación de un criterio que les permita participar y cooperar exitosamente en beneficio de la sociedad.

Al proponer una formación en virtudes cívicas a la luz de la propuesta de Dewey, lo que se pretende es formar a los alumnos como seres individuales comprometidos con el desarrollo de la sociedad. La escuela es el primer lugar en el que los alumnos deben tener la oportunidad de desarrollar un criterio que les permita participar en el progreso de la sociedad. Sólo de esta manera los alumnos estarán preparados para afrontar los retos con los que seguramente se encontrarán en la vida fuera del ámbito escolar. Las siguientes palabras de Dewey pueden servir de conclusión de lo que se ha dicho: "Cuando la escuela forme e incluya a cada niño de la sociedad como miembro de una pequeña comunidad, saturándole con el espíritu de servicio y proporcionándole el instrumento para su autonomía efectiva, entonces tendremos la mejor y más profunda garantía de una sociedad más amplia, que será también más noble, más amable y más armoniosa" (Dewey, 1899, School and Society, MW: I, 19-20).


BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA

La obra completa de John Dewey ha sido publicada por Jo Ann Boydston: The Collected Works of John Dewey 1882-1953, Southern Illinois University Press, Carbondale, 1969-1991, en treinta y siete volúmenes.

Esta compilación consta de tres series: The Early Works of John Dewey, 1882-1898 (EW cinco volúmenes), The Middle works of John Dewey, 1899-1924 (MW quince volúmenes) y The later works of John Dewey, 1925-1953 (LW diecisete volúmenes). La referencia a las obras de Dewey en este trabajo se presenta de la siguiente manera: primero el título del libro o artículo, seguido del año de su publicación original, después la etapa a la que corresponde, el volumen y las páginas correspondientes.

BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA



Fecha del documento: 29 de septiembre 2005
Ultima actualización: 28 de febrero 2007

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