EL DESAFÍO DE LA INTERDISCIPLINARIDAD: DIFICULTADES Y LOGROS1


Evandro Agazzi




Lo que la interdisciplinaridad no es

Desde hace unos treinta años la interdisciplinaridad se ha puesto muy de moda sobre todo en el mundo de la enseñanza, ya que muchos vieron en ella el remedio para superar la crisis de motivación que afectaba a los estudiantes. El diagnóstico fue que los jóvenes no tomaban interés en las disciplinas debido a dos razones fundamentales: que los contenidos de éstas eran "viejos" y obsoletos, y que ellos no encontraban un interés intelectual en el horizonte delimitado y cerrado de las diversas disciplinas. Por tanto, se buscó el remedio en dos direcciones: privilegiando a la actualidad como contenido temático de la enseñanza y haciendo propaganda de la interdisciplinaridad como método que debía sustituir la costumbre tradicional de enseñar de modo separado las disciplinas. Ambas soluciones fracasaron. La actualidad puede a veces despertar un verdadero interés, a condición de que afecte a algún problema genuinamente serio y estimulante, sino es así la actualidad sólo alcanza a despertar una "curiosidad" superficial y efímera. Más grave fue la equivocación a propósito de la interdisciplinaridad, ya que ésta fue concebida como un rechazo del estudio disciplinar, como su opuesto, y por esta razón se entendió a menudo el estudio interdisciplinar como un discurso genérico (más que general), en el que se evitaba el profundizar en nociones que habrían requerido un conocimiento serio y a veces laborioso de contenidos "disciplinares" específicos. A fin de cuentas, aunque esta práctica pedagógica resultara cómoda a algunos profesores y alumnos perezosos, se reveló incapaz no sólo de producir logros en el crecimiento del saber de los alumnos, sino también de ganar su interés: ellos se aburrían tanto como antes.

Estos resultados frustrantes eran debidos a una manera radicalmente equivocada de considerar la interdisciplinaridad y también a la ignorancia de las motivaciones y condiciones que la caracterizan. En primer lugar hay que decir que sí es correcto reaccionar contra una visión cerrada de las diferentes disciplinas, puesto que el sentido de cada una de ellas no se capta sin relacionarlas con un horizonte más amplio de conocimientos y de experiencia existencial, pero es también verdad que cada disciplina ofrece conocimientos objetivos que tienen una validez intrínseca y entran en la construcción de un saber personal y colectivo. Por consiguiente hay que rechazar la concepción de que la interdisciplinaridad está en antítesis o en contraposición con el saber disciplinar: no hay verdadera interdisciplinaridad sin disciplinas. Sin embargo, no quiere decir esto que para realizar la interdisciplinaridad sea suficiente con "poner en contacto" los discursos de diferentes disciplinas, sino que se trata de alcanzar algo como un discurso "común", y esto es muy difícil. Cuantas veces consultando las actas de congresos que pretenden ser interdisciplinares nos damos cuenta de que cada ponencia desarrolla su discurso privado, utilizando su lenguaje técnico y sus criterios de validez, sin ser capaz de dialogar con las demás. Frente a estas secuencias de cuadros disciplinares puramente puestos uno al lado del otro nos ocurre a menudo que no entendemos casi nada de muchos de ellos y, de todos modos, que nos sentimos desorientados más que enriquecidos.


Las motivaciones de la interdisciplinaridad

La importancia de la interdisciplinaridad es un descubrimiento relativamente reciente que se ha producido dentro de contextos práctico-operativos, cuando la gestión eficaz de una empresa requiere la coordinación finalizada y organizada de un amplio conjunto de competencias, conocimientos e informaciones con el fin de tomar decisiones correctas. Por esto algunos autores colocan las raíces de la interdisciplinaridad en las necesidades de la guerra moderna que (sobre todo después de la segunda guerra mundial) ha mostrado inequívocamente que no es suficiente contar con la fuerza de los ejércitos, sino también coordinar un conjunto muy complejo de planeamientos en la industria, las comunicaciones, la búsqueda de informaciones, la propaganda, el desarrollo de nuevas tecnologías, todo esto con el fin de llevar a cabo la guerra del mejor modo. Fuera de este contexto particular, la misma necesidad se ha impuesto en todas las actividades en las que un proyecto de gran tamaño exige que se tome en cuenta un abanico muy amplio de elementos de juicio proporcionados por competencias a veces muy especializadas, pero que deben ser evaluados y comparados por alguien (persona o grupo) que no es más experto que los demás en un determinado sector, pero que sí tiene que ser capaz de realizar la síntesis de los diferentes elementos y llegar a la decisión correcta. Con esto hemos visto que la motivación de la interdisciplinaridad reside en la presencia de un problema complejo que exige la utilización de muchas informaciones que necesariamente son ofrecidas por fuentes especializadas, pero tienen también que resultar comunicables gracias a una forma intersectorial de codificación que permita hacer confluir el todo en un programa de solución para dicho problema. Resulta entonces muy claro por un lado que la interdisciplinaridad no puede pensarse como contraposición a la especialización, sino como una armonización de varias especializaciones en vista de la comprensión y solución de un problema. En los ejemplos mencionados los problemas eran de tipo práctico, pero el mismo discurso se aplica sin dificultad a los problemas eminentemente cognoscitivos. Podemos hasta decir que en el campo del conocimiento la interdisciplinaridad ofrece un camino para superar aquella fragmentación del saber que la especialización parece hacer inevitable, permitiéndonos realizar una cierta unidad del saber, no como una "reducción a la identidad" sino como toma de conciencia de la complejidad de las realidades que nos rodean, la cual requiere que el verdadero entender esta complejidad consista en tomar en cuenta las diferencias y al mismo tiempo comprender las razones y el sentido de su estar juntas y relacionadas. Aquí encontramos una segunda motivación de la interdisciplinaridad y podemos ver que ella no se confunde con la multidisciplinaridad y la transdisciplinaridad, que tienen su validez y sus campos de aplicación, pero son cosas diferentes.


Las condiciones de la interdisciplinaridad

La especialización no es un mal necesario dependiente de los avances del conocimiento (como si ella nos fuera impuesta por el hecho de que la enorme cantidad de nociones que constituyen el patrimonio del saber no pueden "caber dentro de una sola cabeza"). Esta razón "cuantitativa" es bastante superficial y no puede ocultar el hecho mucho más profundo de que la especialización es una condición necesaria para el constituirse del conocimiento científico entendido en su sentido más amplio y moderno, es decir como conocimiento objetivo y riguroso. En efecto cada disciplina científica (sea una ciencia natural o una humana) se caracteriza por considerar el mundo de las "cosas" desde un único punto de vista particular, concentrando su enfoque sobre unos pocos "atributos" de las cosas y dejando fuera de su campo de investigación todos los demás atributos (propiedades y relaciones) de cada cosa. Por consiguiente los conceptos que expresan dichos atributos y los predicados que traducen estos conceptos en el lenguaje son también especializados, así como los procedimientos operativos que permiten controlar directamente la validez de las proposiciones de una determinada disciplina. Estos constituyen una parte muy importante de la metodología de cada ciencia; la otra consiste en la determinación de los procedimientos lógicos que se utilizan para organizar el conocimiento, para establecer indirectamente la validez de proposiciones que no se pueden averiguar directamente, para ofrecer explicaciones y construir teorías. En pocas palabras, cada disciplina se caracteriza por una especificidad de conceptos, lenguaje, métodos y lógicas. Si la interdisciplinaridad se presentara como una propuesta de eliminar estas condiciones y, por ejemplo, de obligar a cada disciplina a servirse únicamente de conceptos, métodos y tipos de argumentos utilizados en el lenguaje común, ello nos obligaría a renunciar a los aportes cognoscitivos de las diferentes ciencias y todo sería reducido a aquel discurso vago, genérico y superficial del qué he hablado más arriba. El verdadero desafío de un estudio interdisciplinar consiste, por un lado, en el tomar como punto de partida las diferentes disciplinas, respetando su especificidad de conceptos, métodos y lógicas y, por otro lado, trabajar para que todo ello no resulte una "barrera" para la comunicación. Se puede ver entonces que la dificultad más seria para el estudio interdisciplinar no consiste en el hecho de tener que "albergar en una sola cabeza" muchos conocimientos diferentes, sino en el esfuerzo de comprender el sentido especial de ciertos conceptos, de acostumbrarse a ciertos tipos de "racionalidad" particulares. Se trata de una tarea difícil, pero no imposible (se parece al esfuerzo de aprender un nuevo idioma) y que puede aportar logros muy importantes. No sólo porque nos permite conocer más sino también porque nos lleva a conocer mejor ya que, acerca de una cierta realidad, nos volvemos capaces de captar más aspectos, de explorar en profundidad su riqueza, de apreciar adecuadamente su complejidad.

Este discurso resultaría más persuasivo a través de una referencia a una perspectiva sistémica sobre la cual no podemos detenernos en este momento. Sin embargo es suficiente destacar que la unidad del saber tiene sentido porque el saber mismo es un "sistema" cuyas diferentes partes se intercomunican y se relacionan mutuamente ya que cada sector del saber concierne a unos aspectos particulares de una realidad que es en sí misma compleja. Dicha unidad es exigida en primer lugar por la unidad misma de la "cosa" que estamos investigando y queremos comprender: para comprenderla empezamos considerándola bajo un cierto punto de vista, luego nos damos cuenta de que éste no es exhaustivo y abrimos un nuevo punto de vista; a veces vemos que un determinado punto de vista es fecundo, pero merece ser profundizado y pasamos a otro punto de vista que está incluido en él, pero es más delimitado. Así nace la pluralidad de las disciplinas y de sus ramas sectoriales a partir de una exigencia unitaria de comprensión y ésta es precisamente la dinámica correcta de la interdisciplinaridad.


El conocimiento como síntesis

Es claro que la unidad de la cosa no garantiza de por sí la unidad de su conocimiento: ésta debe realizarse en el sujeto en el sentido de que él tiene que ser capaz de realizar la síntesis de lo que ha logrado aprender mediante el análisis especializado. Ahora bien, es precisamente porque un sujeto individual casi nunca se encuentra en condiciones de realizar con sus solas fuerzas esta síntesis (por lo menos en el caso de realidades complejas) que se presenta la oportunidad de llamar a coloquio a diferentes disciplinas, es decir, de intentar un estudio interdisciplinar. No se requiere, para que este esfuerzo tenga un sentido, que él nos lleve a una comprensión total de la "cosa" investigada (es inevitable que muchos aspectos de ésta queden inexplorados y parcialmente "oscuros"): la búsqueda de la verdad siempre es una empresa inacabada, lo que no impide reconocer que ciertos resultados estén bien establecidos en su parcialidad. Hay que destacar, de todas maneras, que el espíritu de síntesis del qué estamos hablando no debe confundirse con aquella actitud "globalizante" y espontánea que imagina captar la "cosa" en sí misma sin detenerse en el aburrido esfuerzo de análisis. Al contrario, la síntesis que se necesita es el resultado de una reconstrucción en la cual los elementos analíticos encuentran su lugar y su sentido.

Hay que añadir también que un trabajo interdisciplinar serio no puede llevarse a cabo sin la disponibilidad de conocimientos suficientemente ricos en sectores diferentes ya que la condición indispensable para un coloquio es que los interlocutores se entiendan recíprocamente, lo que significa que cada interlocutor pueda entender con suficiente claridad el sentido de las perspectivas de los demás, aunque no siempre pueda conocer los detalles de los resultados alcanzados en cada disciplina llamada al coloquio. En esto consiste la dificultad quizá más seria del trabajo interdisciplinar, en cuanto que requiere que se alcance una cierta familiaridad con campos de conocimiento diferentes del propio. No con todos, pero sí con aquellos que están concretamente implicados en la investigación interdisciplinar en la cual nos comprometimos. Una vez más, no se trata de huir de la especialización, sino de volverse un poco competentes, sin ser especialistas, en diversos sectores del saber. Lo que no es tan fácil dentro de la mentalidad y de las condiciones "ambientales" de nuestro tiempo: los investigadores tienen que trabajar duro sobre problemas muy detallados, si quieren alcanzar los "resultados" nuevos que la comunidad científica exige para reconocer su dignidad profesional y abrirle sus carreras. Es una situación cultural que debemos tomar en cuenta pero que empieza paulatinamente a cambiar, dado que en el mundo científico el tema de la complejidad se vuelve cada día más actual y interesante, y esto ya está produciendo programas de investigación efectivamente interdisciplinares.


La metodología de la interdisciplinaridad

No tendría mucho sentido tratar de proponer algo así como un "método de la interdisciplinaridad", tal como se acostumbra a proponer los métodos de investigación en las diferentes disciplinas científicas. Lo que vamos a proponer son algunas sugerencias generales para un desarrollo eficaz del estudio interdisciplinar, es decir de un proyecto de investigación interdisciplinar. Estas sugerencias serán en realidad consecuencias prácticas de los planteamientos discutidos más arriba.

Un proyecto concreto de investigación interdisciplinar tiene que nacer acerca de un problema de comprensión de una realidad compleja (tomando el concepto de realidad en su sentido más amplio). Por tanto se presupone la individuación exacta del problema y también de aquellos diferentes aspectos de ello que requieren la cooperación de ciertas bien individuadas disciplinas para poder analizar y entender el mismo problema. Esto significa que es muy estéril cualquier propósito de hacer un trabajo interdisciplinar "en frío", es decir principalmente como deseo de utilizar esta metodología de trabajo porque es muy recomendada y "moderna", y luego ponerse en búsqueda de un "tema" que permita "trabajar juntas" a todas las personas de buena voluntad que quieren participar en este trabajo. Desgraciadamente así ha sido concebida y practicada a menudo la interdisciplinaridad en la enseñanza, con frutos muy pobres. Al contrario, si un proyecto interdisciplinar surge porque se ha individuado un problema interesante, es casi inevitable que este problema sea interesante porque es complejo y su examen indicará de manera natural cuáles son las (pocas) disciplinas que pueden verdaderamente contribuir a iluminarlo.

Una vez que haya sido individuado el problema y el conjunto de disciplinas llamadas a cooperar, será necesario explicitar las diferencias que caracterizan la perspectiva que cada una adopta. En un primer momento se tendrá la impresión de que los diferentes discursos disciplinares "hablan de cosas diferentes", pero un poco de perseverancia y, sobre todo, de disponibilidad para "escuchar" y tratar de entender el discurso de los demás nos llevará a darnos cuenta que se está "hablando de diferentes aspectos de la misma cosa" y con esto se habrá comprendido por qué el problema es complejo y en qué consiste su complejidad. Para realizar concretamente esta tarea algunas condiciones fundamentales son:

Una vez que estas condiciones preliminares sean satisfechas puede empezar el "diálogo" interdisciplinar, en el cual cada disciplina ve el problema "desde su punto de vista" o "dentro de su propia óptica". Se trata entonces de una etapa pluridisciplinar, aunque ya suficientemente avanzada porque se han puesto ciertas condiciones para comparar los diferentes discursos y, al mismo tiempo, se ha alcanzado la toma de conciencia de que cada discurso disciplinar es válido, pero parcial.

La transición a una verdadera visión interdisciplinar ocurre cuando dentro de cada disciplina se despierta una reflexión filosófica que le lleva a percibir una exigencia de unidad, es decir a considerar su propio discurso no como un discurso cerrado y autónomo, sino como una voz específica dentro de un concierto. Hemos dicho que se trata de una reflexión filosófica y esto se justifica considerando que es filosófico ( y más precisamente epistemológico) el trabajo mediante el cual se aseguran las "condiciones preliminares" discutidas arriba, así como la toma de conciencia de la parcialidad de las diferentes ópticas disciplinares con respecto al "punto de vista de la totalidad". Es también de índole filosófica la capacidad hermenéutica que se necesita para "interpretar" dentro del propio lenguaje, sin traicionar su sentido, los discursos de las otras disciplinas. El uso sabio de esta actitud hermenéutica permite un intercambio continuo de un discurso a otro que elimina poco a poco las "equivocaciones". La verdadera equivocación se encontraba al inicio, cuando todos creían que "hablaban el mismo discurso", mientras que en realidad usaban las mismas expresiones con sentidos diferentes. Las equivocaciones desaparecen cuando cada uno trata de entender, "reformulándolo" dentro del propio discurso, el discurso de los otros, sin pretender que esta reformulación sea equivalente a una traducción perfecta.

Una ayuda importante puede derivar de un cierto esfuerzo de formalización de los puntos más importantes de cada discurso disciplinar, ya que ésta permite poner en evidencia ciertas homologías estructurales entre los resultados de algunas disciplinas, que pueden revelarse como analogías cuando la identidad formal (parcial) se enriquezca con detalles relacionados con los contenidos específicos de los diversos saberes. Es éste el camino que conecta la interdisciplinaridad con la transdisciplinaridad, de la cual sin embargo no queremos ocuparnos aquí.

Todo este camino nos lleva a la síntesis en que culmina el trabajo interdisciplinar. Esta no puede ser concebida como la propuesta de una especie de imagen global definitiva, sino como la superación de la unilateralidad de las ópticas particulares, la consciencia de su carácter limitado y al mismo tiempo de la posibilidad de ponerlas en armonía gracias a ciertas posibilidades de intertraducción, a la existencia de interconexiones, de homologías y analogías. Todo esto aumenta nuestra capacidad de comprender la "cosa" que estudiamos, sin la pretensión de acabarla: el trabajo interdisciplinar entonces nunca es completamente cumplido; puede considerarse razonablemente terminado cuando se hayan alcanzado los objetivos deseados (y por esto el estudio interdisciplinar incluye un elemento "pragmático", como cualquier trabajo, aunque se trate de un trabajo cuyo fin es un conocimiento).


Otros logros del trabajo interdisciplinar

Queremos terminar indicando algunos logros que la interdisciplinaridad asegura desde el punto de vista de la formación intelectual y cultural. Muchos están convencidos de que el trabajo del especialista es serio, duro y difícil, lo que es verdad, pero es también verdad que éste trabajo es "cómodo", en el sentido de que consiste en utilizar métodos bien conocidos y garantizados, obrando en sectores respetados, siguiendo reglas y prácticas que no necesitan ser discutidas críticamente. Al contrario el trabajo interdisciplinar requiere una actitud mucho más desarrollada de comparación y diálogo, no sólo al inicio, sino también al término del trabajo ya que, como hemos visto, la síntesis interdisciplinar queda siempre abierta y problematizable. Además, acostumbrarse a considerar y valorar puntos de vista diferentes constituye una verdadera experiencia intelectual muy positiva en sí misma y fructuosa en diversas circunstancias. Al mismo tiempo, la conciencia del carácter limitado de cada saber y de la imposibilidad de atribuirle un sentido sin traspasar sus fronteras alimenta al mismo tiempo el espíritu crítico y la búsqueda de la sabiduría. Esto ocurre porque, como hemos visto, la metodología interdisciplinar impone la toma de conciencia de los límites y condiciones de validez de cada saber, lo que implica por un lado el trascender hacia horizontes más ricos y complejos y por otro lado un profundizar en el análisis de hechos y situaciones en vista de aspectos también prácticos y existenciales que en un primer momento no se habían presentado como dignos de nuestro interés. Por estas razones la interdisciplinaridad puede revelarse una importante experiencia existencial en la cual el hombre se acostumbra a buscar una comprensión de la realidad y de sí mismo que le sirva en un sentido auténtico, es decir, para dar a su vida un significado más lleno y "verdadero".






1. Texto oral del seminario de profesores impartido en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Navarra el 14 marzo 2002 en el marco del proyecto de investigación "Interdisciplinaridad desde la filosofía de la ciencia".