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Portaminas y portalápices

Conviene que el Arquitecto sea Dibujante, para trazar con elegancia las obras que se le ofrecieren dice Vitruvio. Con el propósito de representar el producto de su creación, –el arquitecto o el diseñador- se vale del dibujo y de distintos utensilios e instrumentos que constituyen una extensión de su mano –así como de su inteligencia creadora.

El grafito ha sido uno de los materiales más útiles y de rápido provecho para este objetivo. Este mineral fue descubierto por unos pastores en unos grandes depósitos en Barrowdale (Cumbria) al noroeste de Inglaterra. Pronto se descubrieron sus posibilidades: a comienzos del siglo XVII, el grafito se comercializaba en Londres enfundado en distintos materiales denominándose dry pencil  o “pincel seco”, aludiendo a la palabra inglesa pencil que antiguamente significaba pincel fino.

Los artistas y tratadistas señalaron su idoneidad: Giovanni Lomazzo en su Tratatto dell’arte de la pittura (1584) cita como novedad este material blando para dibujar; Henry Peacham en su “The Art of Drawing with the Pen” (1606) recomendaba usar el grafito para ejecutar los primeros trazos; y John Robertson en su “Treatise of such Mathematical Instruments as are usually put into a Portable case” (1747), aconsejaba esbozar o delinear primero con grafito que se podía borrar fácilmente con un trapo o con un trozo de pan y después repasar los trazos con tinta.

Los fabricantes de minas de lápices alemanes figuran entre los más antiguos: Hans Baumann en Núremberg consta como uno de los primeros, hacia 1659; y el carpintero Friedrich Staedtler obtuvo una licencia en la misma ciudad en 1662 para fabricar lápices presentando una práctica innovación: había cubierto una barra de grafito con dos mitades cuadradas de madera engomadas. A partir de allí, se experimentaría con muchas formas distintas de cubierta: triangular, cuadrada, rectangular, circular, hexagonal, siendo esta última la más difundida. Las secciones triangulares fueron las preferidas por los arquitectos durante mucho tiempo porque no rodaban sobre los tableros inclinados. También la firma de lápices Faber-Castell, fundada en 1761 cerca de Núremberg por el ebanista Kaspar Faber, produjo varillas de grafito en fundas de madera y perfeccionó sus técnicas en sucesivas generaciones introduciendo al mercado sus lápices hexagonales de distintas densidades de grafito que posteriormente se identificarían con las letras: H, HH, HB, B, BB, etc. Ciertamente, el dibujo de una sencilla línea requería destreza además de unos instrumentos especiales. Si se trataba de un dibujo técnico, por ejemplo, -para conseguir una línea regular perfecta- un dibujante experto tenía que ir girando el lápiz de grafito a lo largo de su trazo sobre el papel; y la intensidad de la línea, independientemente de la densidad de la mina, también se conseguía gracias a presión de la mano del dibujante.   

La madera de cedro fue la más usada para envolver el grafito porque su veta apretada facilitaba su corte al sacar punta al lápiz. Las puntas de lápices y minas se afinaban con cuchillas y esmeriles, y los sacapuntas mecánicos aparecerían en el siglo XX. Las líneas de grafito se borraban con migas de pan. El caucho que llegaría desde América en el siglo XVI, se usaría como borrador a partir de 1788 al ser introducido por el fabricante Edward Nairne.

De manera simultanea a la fabricación de minas y lápices, aparecieron portalápices y portaminas en distintos materiales como el latón o la plata dorada, algunas veces en elaborados diseños. Los portaminas de doble extremidad fueron frecuentes hacia 1700, especialmente en cajas de instrumentos franceses. Hacia 1867 la firma Faber-Castell lanzó al mercado portalápices con sus minas de recambio estándar; y los portaminas con tornillo para diseñadores y arquitectos se comercializaron entre 1870 y 1900.



Imagen vitrina de exposición
Vitrinas de exposición
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Imagen de portalápiz
Portalápiz. Siglo XIX
Imagen de portalápiz
Imagen de portalápiz y portaminas
Utensilios de escritura y dibujo

Imagen de portaminas
Imagen de portaminas
Imagen de portaminas
Portaminas. Siglos XVIII y XIX

Biblioteca Universidad de Navarra

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