La lucha por la justicia: la primera legislación de Castilla para las Indias como precedente jurídico de los derechos humanos

Introducción

El 21 de diciembre de 1511, en la iglesia de Santo Domingo, fray Antonio de Montesinos pronunció una homilía que fue el primer grito en favor de la justicia y el humanismo hacia los habitantes de aquellas tierras y la primera denuncia contra los abusos cometidos por los conquistadores capaz de generar el gran debate ético, jurídico y político de la España del siglo XVI: el debate sobre la libertad del hombre y sobre la naturaleza y racionalidad de los pueblos indígenas que contribuyó a la fundamentación teológica y filosófica de lo que, más tarde, se llamarán derechos humanos. Al tratar del ser humano, de su dignidad y de sus derechos, es y será siempre de palpitante actualidad, muy fructífero y que, desgraciadamente, ninguna otra colonización a lo largo de la historia ha planteado.

Montesinos y los otros tres dominicos llegados a Santo Domingo en 1510, necesitaron muy poco tiempo para percatarse de la situación en la que se encontraban los indígenas: maltratados, reducidos a la esclavitud y en vías de extinción. Escuchemos a Montesinos:


Para daros a conocer estas verdades me he subido aquí yo, que soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla. Y, por tanto, conviene que con atención no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos , las oigáis; la cual voz os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír. Esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y conozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Éstos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? (Bartolomé de las CASAS, Historia de las Indias, vol. II, ed. Millares Carló, México-Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1951, pp. 441-442.


Ante tan dura homilía, estamos obligados a plantearnos algunas cuestiones: ¿cómo se llegó a tal situación?, ¿cuál fue el núcleo del problema?, ¿qué se hizo para remediarlo? y, por último, ¿qué podría haberse hecho?

El texto de esta exposición es extracto del trabajo "El influjo de la Universidad de Salamanca en la lucha por la justicia: la primera legislación de Castilla para las Indias" de P. Arregui, en Pasado y presente de los derechos humanos. Mirando al futuro, M. P. Pando, A. Muñoz y P. Garrido (dirs.) Salamanca: Catarata, 2016 pp. 572-586.

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