EL CONTEXTO HISTÓTICO >> Cronología | La Península hacia 1212
El 16 de julio de 1212 las tropas cristianas de los reinos de Castilla,
Aragón y Navarra, con la ayuda de milicias provenientes de Francia,
se enfrentaron al ejército almohade en el paraje jienense de las
Navas de Tolosa. La huida del califa Miramamolín y el desbaratamiento
de los musulmanes esa misma tarde dio la victoria a los hispanos y puso
punto final a la hegemonía del poder sarraceno en la Península
Ibérica.
El apoyo papal fue fundamental en esta empresa, dentro de un contexto
en el que en el otro extremo del Mediterráneo, los Estados Latinos
de Tierra Santa perdían terreno ante la fuerza ofensiva de la media
luna. Así, Inocencio III no dudó en intervenir directamente
para apaciguar las disputas internas cristianas y convertir el proyecto
de frenar a los almohades en una empresa cruzada.
La victoria, dirigida por Alfonso VIII y relatada al detalle por una de
las figuras más paradigmáticas de su tiempo, el metropolitano
de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, traería como consecuencia
a corto plazo el desmoronamiento político andalusí y la
conquista castellana del valle del Guadalquivir.
Destaca este acontecimiento, asimismo, en los anales de la historia de
Navarra por la participación relevante de las huestes navarras,
unos doscientos caballeros, que al parecer tomaron el palenque del campamento
musulmán, trayendo de vuelta al reino las cadenas que lo rodeaban.
De esta forma, el príncipe de Viana y el padre José Moret
elaborarían la teoría del origen del escudo navarro, una
cuestión a día de hoy arraigada dentro de la memoria y tradiciones
populares.