En
la introducción el santo expone: para
hallar mayor facilidad en la meditación se pone
una imagen que represente el misterio evangélico,
y así, antes de comenzar la meditación,
mirará la imagen y particularmente advertirá
lo que en ella hay que advertir, para considerarlo mejor
en la meditación y para sacar mayor provecho
de ella; porque el oficio que hace la imagen es como
dar guisado el manjar que se ha de comer, de manera
que no queda sino comerlo; y de otra manera andará
el entendimiento discurriendo y trabajando de representar
lo que se ha de meditar, muy a su costa y con trabajo.
Fracasado este proyecto se encargó de llevarlo
al fin Jerónimo Nadal.
Las anotaciones y meditaciones que iban a ir acompañadas
de las estampas fueron redactadas entre 1573-74, se escribieron
en razón de las imágenes que debían ilustrarlas
y se buscaban grabadores en Flandes que las objetivaran en estampas.
La obra del padre Nadal se ajusta a la realidad histórica,
escriturística, también a la de la Tradición
y Magisterio de la Iglesia, acompañando cada imagen de
la correspondiente lectura evangélica.
Pero al principio no se encontraron impresores y grabadores. Y
el padre Nadal falleció sin haber visto cumplido su propósito,
asumió entonces la tarea editorial el padre Diego Jiménez.
Los dibujos se hicieron en Roma por Bernardino Passeri y el jesuita
Giovanni Battista de Benedetto Fiammeri, hay también nueve
debidos a Martin de Vos y uno a Hieronymus Wiericx. En 1586 estaban
en Flandes y Cristóbal Plantino se encargó de buscar
grabadores. Los Wiericx asumieron la mayor parte del trabajo.
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